17 marzo, 2007

La trilogía del Padrino

No puedo decir demasiadas cosas del Padrino. Todo el mundo lo sabe. Las tres películas son puro cine, clases magistrales de como contar una historia (y no solo de crear imágenes impactantes, cosa muy habitual hoy en día).

La primera es una obra maestra, la segunda es todavía mejor, y la tercera tiene el encanto de ver a los mismos personajes veinte años más tarde. Tres clásicos magistrales.

Una cosa que siempre me ha llamado la atención de Coppola es su extraordinaria utilización de la banda de sonido. Por ejemplo, en Apocalipsis Now, los soldados ponen, para motivarse, a Wagner en los altavoces de los helicópteros a la hora de realizar un ataque. La música en ese momento forma parte del relato, está dentro de la historia, pero cuando el ataque está en pleno apogeo, de repente, la música ya no se oye en los planos de los helicópteros, sino que ha pasado a formar parte de la banda sonora de la escena. Resumiendo: la música pasa en pocos segundos de estar dentro de la historia a ser un componente de la narración cinematográfica. Los teóricos llaman a esto música diegética y extradiegética.

Pero hay muchos más ejemplos del espléndido uso del sonido de Coppola (tan importante como la imagen). En La Ley de la Calle, me parece recordar que es Mickey Rourke antes de ser un atontao, saca una navaja. Para que este acto sea amenazante, Coppola puso el sonido de como se desenvaina una espada. Nadie se da cuenta del hecho, pero todo el mundo se queda acojonado del impacto del momento.

En los Padrinos hay mil detalles con el sonido (es que de verdad, es una clase magistral de cine se mire por donde se mire). Uno de los detalles más desvergonzados es cuando el hijo de Al Pacino, que quiere se cantante, le dedica una antigua canción siciliana. Lo que canta es la famosa melodía de la película:



Pero sin duda, donde mejor se emplea el sonido es en una de las secuencias más logradas de la trilogía: el final de la tercera parte, a la salida de ver la ópera Caballería Rusticana (su música se emplea también en este momento), un asesino quiere matar a Michael Corleone/Al Pacino y a quien dispara es a su hija (Soffia Coppola, la directora de cine). El sonido viene y va como a Coppola le conviene, desde los gritos del momento hasta el silencio en el que la hija dice "¿Father?". Nunca sabremos si el absolutamente desgarrador grito silencioso de Al Pacino es cosa de Coppola o de la garganta del actor. Son algo más de cuatro minutos de una de las mejores secuencias de la historia del cine.



PD: Hoy en día sería imposible hacer una película con Diane Keaton, Al Pacino, Rober deNiro, Robert Duvall, James Caan, Marlon Brando, Andy García, ElliWallach, Joe Mategna, Lee Strasberg...

2 comentarios:

  1. ¿Qué te parecería la idea de una cuarta parte entre el espacio de tiempo que hay entre la escena de las escaleras de la ópera y la última en la que muere visiblemente más viejo Michael Corleone (supuestamente, o eso me parece) en Italia?

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  2. Yo creo que muerto Mario Puzo, muerta la saga...
    Y de verdad que lo siento, no me imagino una vida mejor que viendo Padrinos todo el día...

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