29 noviembre, 2007

Haciendo pelis

¡Olvídate de mi! es una película muy interesante. Por eso, vale la pena seguir la carrera de su director Michel Gondry. Lo que no me esperaba al ver el trailer de su nueva película, Be kind Rewind, es que se tratara de una comedia con una historia tan... MAGNÍFICA.

Un tipo que trabaja en un videoclub magnetiza todos los VHS y los borra. Para no perder su trabajo, rehace todas las películas de un modo casero (en la foto, está haciendo Robocop). Y a sus clientes, les gusta.

No te pierdas el trailer. No tiene desperdicio.


28 noviembre, 2007

Risas en Wicked (actualizado para desafiar a la gravedad y RE-ACTUALIZADO)

Hace ya algún tiempo hablé de Wicked, un musical magnífico. También puse unas imágenes en donde se veía que las dos protagonistas, Idina Menzel y mi amada Kristin Chenoweth, respiraban buen rollo y armonía. Tras ver este vídeo de 30 segundos, debo decir que no andaba desencaminado: el buen rollo existe, aunque sea en directo y actúes como una bruja verde.



ACTUALIZACIÓN: Y la bruja, en el escenario, desafía a la gravedad... ¿Y cómo hacen esto sobre un escenario? Lo explica Stephanie J. Block, mi nuevo amor platónico desde que me llegó The Pirate Queen (y que antes cantaba en la gira de Wicked)




ACTUALIZACIÓN 2: Me mandan en un comentario un ataque de risa de Wicked mucho más divertido. Muchas gracias. Es este:

27 noviembre, 2007

Fotos de Indiana Jones y nosequé Skull

No. Sigue sin gustarme el título... pero estas fotos que han aparecido hace unos minutillos en Ain´t cool news me gustan... MUCHO.

Creo que el de detrás debe ser el malo.

Indiana Jones, por fin, tiene una linterna a pilas.

Indiana Jones tiene un látigo y una pistola, pero la chaqueta le queda pequeña.

Atrapar un rayo en una botella

Atrapar un rayo con una botella no está necesariamente relacionado con la botella de Leyden, aunque es evidente que algo tienen que ver. Me refiero a una frase legendaria, muy popular en Hollywood, que ahora se acuña a Blake Edwards (más que nada porque su biografía se titula de esta manera).

El concepto es sencillo. Cuando la cámara de cine está rodando, a lo mejor tienes suerte y capturas un rayo (léase, un momento mágico, una casualidad, un tempo, una actuación...). Un plano mágico que no sólo forma parte del ensayo y del trabajo, sino que las hadas se han puesto de tu parte y han cumplido a la perfección con su cometido.

Es un concepto romántico que me ha tenido pensando unos días. Recuerdo momentos memorables de pelis en los que siempre he pensado que hay un componente mágico, como Gloria Swanson bajando por la escalera en Sunset Boulevard, rodeada de periodistas y policías parados como estatuas (en concreto, localizo tres fotógrafos que son incapaces de sacar la foto cuando la actriz pasa por su lado).

Son muchos los momentos sublimes en la historia del cine, pero es difícil saber cuando, gracias a un factor indefinido, el destino ha puesto una cámara en el momento adecuado, en el sitio adecuado y con la persona adecuada delante.

Bueno, vale. Conozco un momento en donde se captó ese rayo. Lo he puesto dos o tres veces en este blog, pero como cada día hay gente nueva por estos lares, lo pongo otra vez. No es de una película. Alguien con visión de futuro decidió hacer un documental sobre el enorme trabajo que supone montar un musical de teatro: Miss Saigon. Lo grabó todo, de principio a fin. Cuando llegó el momento de hacer un casting, los productores y el compositor se fueron por todo el mundo y encontraron a Lea Salonga en Manila, que ahora es una cantante muy conocida por su impresionante voz (después fue Yasmine en Aladdin).

Se captó el rayo por muchos motivos: en primer lugar, ella se ha hecho muy popular, pero en el momento de grabar estas imágenes era una (casi) desconocida de Manila. En segundo lugar, su aparición en escena es pidiendo un autógrafo al compositor (para mi, es como ver a Spielberg pidiendo un autógrafo a alguien, algo casi sin sentido). En tercer lugar, la canción que comienzan a trabajar es una de las más famosas del musical (pero ahora podemos ver como se equivoca en algunas notas) y por último, el cámara captura la cara del director del show, el productor y el letrista. Son caras de "por fin hemos encontrado a la protagonista" y de "volvemos a casa, tenemos a nuestra cantante". El momento es tan bueno, que a mi me parece ver como al productor (la persona que está en el medio, apoyado al piano) le salen signos de dólar de los ojos.

Y todo esto regado con la voz de Lea Salonga. Datos que me hacen pensar que, efectivamente, alguien capturó un rayo en una botella.




PD: Después se convirtió en estrella, se hizo más guapa y podemos disfrutar de sus conciertos y sus musicales. A lo mejor es que con ella es fácil capturar rayos.

24 noviembre, 2007

El director es la estrella

Lo he encontrado hoy en mi librería favorita. Cuando sale un libro de Peter Bogdanovich al mercado, las personas a las que nos gusta el cine (evítese la palabra cinéfilo) deberíamos hacer una fiesta con canapés y Rioja.

Se trata de un I volumen (de II) con conversaciones con Allan Dwan, Raoul Walsh, Fritz Lang, Von Sterberg, Howard Howks y Hitchcock. En la contraportada dice: "Cuando le preguntaron cuáles eran sus directores preferidos, Howard Hawks contestó: "Me gusta cualquiera que te haga darte cuenta quien diablos ha dirigido la película". Y precisamente esa frase es la que da título al libro en su versión original: Who the devil made it. Pero no nos engañemos con este juego de títulos, por lo que he leído del libro, la traducción es francamente buena.

He leído unas 50 páginas, y ya hay datos muy interesantes. La gracia de Bogdanovich es que todo el mundo cree que es un famoso crítico de cine, un teórico que se pasó a la realización de películas. Pero la realidad es bien diferente: es un actor, regidor, director, escritor y tramoyista que desde muy joven ha estado sobre un escenario, actuando y dirigiendo (y recibiendo clases de la mítica Stella Adler). Lo que pasa es que al principio, Bogdanovich, hombre de gran cultura artística y cinematográfica, sólo se podía ganar bien la vida escribiendo sobre cine (según sus palabras, no sólo cobraba por sus artículos sino que podía ir gratis a un montón de películas y, además, le regalaban libros).

Su cultura, su personalidad y, sobre todo, su curiosidad le ha hecho hablar con todos los directores clásicos. Es más, según lo que cuenta en el prólogo, era algo muy fácil de hacer. En los 60, la mayoría de ellos estaban olvidados por el negocio y el gran público. Como Orson Welles recordaba: "Es triste ver como los grandes directores de orquesta tienen más valor y caché cuando cumplen 80 años, y los directores de cine, a esa edad, estamos condenados al olvido". De cualquier manera, Bogdanovich cuenta con pelos y señales (ante todo Bogdanovich es un mitómano) como fueron los encuentros con estos directores y riega las conversaciones con anédotas y muchos, muchos detalles.

Lo curioso es que, como en su anterior libro Las estrellas de Hollywood, es capaz de hacer un capítulo sobre un íntimo amigo, Jerry Lewis o Warren Beatty, y contar hasta como es el salón de su casa, hasta hacer otro capitulo sobre un actor con el que sólo se ha cruzado una vez por la calle y han hablado un minuto (memorable, porque te cuenta como olía, como iba vestido, como miraba, como se detuvo...)

En palabras más coloquiales: Bogdanovich no sólo sabe un huevo sino que, además, es un escritor magnífico.

PD: Para los más despistados, Peter Bogdanovich ha dirigido películas como La última película, ¿Qué me pasa, doctor?, Luna de Papel, Nickelodeon, Qué ruina de función... aunque hay dos datos que me gustan mucho sobre él: durante bastante tiempo fue pareja de Cybill Shepherd y ha dirigido un episodio, porque le gustaba la serie, de Los Soprano.

PD2: Buscando un vídeo que me gustara en Youtube de Peter Bogdanovich, he pensado en poner el trailer de La última película, que es, para mi, la obra por la que será recordado. En realidad, es fácil llegar a esa conclusión: es una obra maestra. Pero me he encontrado una serie de vídeos de la AFI conmemorando sus cien años que se llaman "¿Cuál es tu película favorita?" en donde personalidades del cine divagan sobre su película favorita de la historia del cine. Están francamente bien...


21 noviembre, 2007

El viaje a ninguna parte

Hace algún tiempo que, de forma casi inconsciente, decidí que en este blog no iba a hacer ningún obituario (y algunos he escrito porque en ese momento he sentido la necesidad de contar algo, como en el caso de Jane Wyman), igual que no suelo hablar de películas que se vayan a estrenar o estén en rodaje. No lo hago porque, sinceramente, hay muchos blogs de cine que lo hacen muy bien y yo escribo por impulsos, por las cosas que me apetece contar en un momento determinado.

No hablé de la reciente muerte de Deborah Kerr, aunque me quedé muy impactado cuando pocos días después murió su marido, el gran Peter Viertel, guionista magnífico que podemos ver retratado en Cazador Blanco, Corazón Negro (que narra su aventura personal rodando con John Huston La Reina de África), demostrando que las historias de amor y pasión también suceden en la vida real.

Ni siquiera he hablado del Goya de Honor que le van a dar a Alfredo Landa, un Goya tan bien entregado y merecido que poco hay que decir. Ante las evidencias es mejor callar...

Pero hoy me salto todas las reglas porque Fernando Fernán Gómez se ha muerto. Y me da pena. Estoy triste y creo que la vida es injusta. Es injusta porque la gente joven no ha visto sus películas, porque creen que era un viejo cascarrabias más famoso por decir "a la mierda" (que ya he leído como parte de su obituario en algunos periódicos) que por toda su carrera en el cine.

Estoy triste porque se ha muerto El malvado Carabel.
Estoy triste porque se ha muerto el escritor de Las bicicletas son para el verano.
Estoy triste porque se ha muerto el director de El extraño viaje.
Estoy triste porque se ha muerto el actor de El espíritu de la colmena.
Estoy triste porque se ha muerto el tipo de la palabra afilada y el verbo certero.
Estoy triste porque se ha muerto el creador de dos tomos de memorias que son imprescindibles.
Estoy triste porque se ha muerto el último de una generación mágica (todavía recuerdo a Fernando Rey, a Paco Rabal, José Isbert...)

Fernando Fernán Gómez es el cine español. Que me perdone el resto, que me perdone Berlanga, que me perdone Buñuel, que me perdone Edgar Neville... pero con la muerte de D. Fernando se ha ido el cine español a mejor vida. Nadie volverá a tener la gracia y el talento de sacar comedias tan absolutamente magistrales como La vida por delante y La vida alrededor (cuando ni siquiera Hollywood sabía que podía ser rentable una segunda parte, Fernando Fernán Gómez ya había cogido los mismos personajes para diferentes pelis).

No sigo, he leído dos veces sus memorias y podría hacer el post más largo del mundo. Pero debo decir algo. Con los dedos de las manos podría decir mis diez películas favoritas de la historia del cine (no, español no, del cine en general) y os aseguro que una de ellas es El viaje a ninguna parte. En ella actuaba un absolutamente magnífico (de hecho, creo que fue su momento más creativo) Fernando Fernán Gómez, al que dirigía de forma magistral Fernando Fernán Gómez, basándose en una novela absolutamente deliciosa escrita por Fernando Fernán Gómez.

Hoy, con el corazón en la mano, es un día triste para todos. Nos hemos quedado sin uno de los genios más grandes del cine. Y no recuerdo una muerte de alguien relacionado con el séptimo arte que me haya dolido tanto como esta.

VÍDEO: El abogado de La vida por delante en acción.


20 noviembre, 2007

El mágico mundo de Stephen Schwartz

Es difícil pronunciar su nombre y bastante más difícil escribirlo. Pero el talento de Stephen Schwartz como compositor lo sitúa a la altura de Lloyd Webber o Alan Menken. Stephen Sondheim juega en otra liga. Como ya saben y si me lo permite Fernando Trueba, Sondheim es Dios.

He hablado del trabajo de Schwartz en algunas ocasiones, como cuando se me caía la baba con Wicked (aquí) o como cuando me di cuenta del talento que rebosaban las canciones de El príncipe de Egipto (aquí).

El primer número musical de El príncipe de Egipto es uno de esos momentos cinematográficos que nunca se olvidan. En la tradición de los grandes musicales, comienza con un gran coro de esclavos. Construyen una gran esfinge bajo la atenta mirada (y algunos violentos latigazos) de sus capataces. No sólo la música es magnífica, la planificación y el montaje formalista es espeluznante.

La canción sigue (otra vez: tradición de gran musical) en el hogar de Moisés, con la madre cantando. Los guardias están matando a los niños y la madre se lo lleva al río para que Moisés bebé pueda salvarse. En un cambio magistral, el número musical continúa en forma de nana (una melodía que en mi casa se canta a todas horas, sobre todo en la ducha). La canastilla del bebé se aleja por el río y nos da el primer plano de la mujer llorando (plano que se ha convertido en la imagen de la peli). Comienza un interludio musical bastante espectacular con la cesta y el bebé sorteando toda clase de peligros, hasta que llega a la casa del faraón, en donde se retoma el tema de la nana, primero cantado por la hermana de Moisés y luego, por un coro extradiegético (palabreja rara que, básicamente, nos dice que es un coro que no se justifica con la imagen. Hasta ahora, todas las voces de la canción procedían de personajes que cantaban).

Y atención, planazo de la mujer del Faraón con Moisés en brazos y su verdadero hijo en segundo plano intentando no quedar en segundo plano. Un número musical bastante completito.



Stephen Schwartz, además de compositor, suele hacer las letras, lo que no es habitual (también Dios Sondheim lo hace). Y en muchas ocasiones, ha sido el letrista de otros músicos, como su colaboración con Alan Menken en la letra de Pocahontas y El Jorobado de Notre Dame.

Todo esto que estoy contando sobre Schwartz, es porque creo que su mejor obra es Godspell (un musical que siempre se ha dicho que seguía la estela de Jesucristo SuperStar porque se estrenó un año más tarde y, bueno, va más o menos de lo mismo).

Pero no me entiendan mal. Como musical, Godspell me parece abominable (y casi peor es la película que hicieron). Como entramado de guión, los personajes, las parábolas... me parece que... si en su tiempo era malita, verla con ojos actuales es un acto de masoquismo que no procede. Es una obra perfecta para universitarios, para colegios mayores, para institutos. Las reglas del musical están bien claras para que se pueda representar por todo el mundo (algo en plan "si pones esta canción aquí, esta otra la puedes cambiar para el final", y además, tiene canciones como Beautiful City, que puedes ponerlas o quitarlas). No tiene decorados (con un sofá lo tienes todo) y su vestuario son unos vaqueros y pintura de atontao en la cara.

Pero sus melodías son fáciles de retener, sus armonías claritas, sus coros tienen gancho y en todo eso, radica su gracia. En realidad, gracias a eso, existen muchos vídeos en Youtube con representaciones de institutos que son bastante dignas y suenan bien (independientemente, de que los actores jóvenes cantan bien pero mueven las manos incansablemente, cerrando el puño en los momentos de pasión).

Pero es en Godspell en donde Schwartz marca la diferencia. La obra de teatro estaba hecha y aquí, él solo puso la música. Cada canción de Godspell es una obra maestra en sí misma (y por eso, es una pena que los personajes se pongan a hablar después de cada canción).

Tengo tres versiones en CD de este musical, pero la que suena mejor es la de la película. Deben oír entero el Day by Day, su canción más conocida, porque al minuto y quince segundos, aproximadamente, tendrán las mismas ganas que yo de saltar por la habitación con una pandereta (desgraciadamente, lo digo en serio: oigo esta música, se me pone la piel de gallina y busco una pandereta desesperadamente). Es el poder de la música.

Lo que si lamento es que tengan que oír esta obra maestra de canción con las desagradables imágenes de la peli.


18 noviembre, 2007

Mortadelo y Filemón... ¿Cuál es tu historia favorita?

Mortadelo y Filemón han sido mis compañeros de infancia, mis compañeros de carrera y mis compañeros de buenos y malos ratos. Siempre han estado ahí y, desde luego, siempre me han hecho gracia.

Leo con verdadero entusiasmo que cumplen 50 años. No lo parece. Están más jóvenes que nunca. Los adoro desde el primer día, aunque sus aventuras no me llegaron al corazón hasta el día en el que ingresaron en la T.I.A.. Es allí, con Ofelia, con el SUPER, con el Dr. Bacterio... cuando la extraña pareja adquiere su verdadera dimensión.

Hay algunas historias de Mortadelo y Filemón que llevo en el corazón: La máquina del cambiazo, El racista (seguramente la más graciosa), Maastrich... jesús, Barcelona 92... pero la historia de la que siempre me acuerdo y la que más veces he leído es Mortadelo y Filemón en Alemania.

Dos ladrones de poca monta roban unas joyas importantísimas y las esconden en unos enanos de jardín. Mortadelo y Filemón se desplazan hasta Alemania para localizar a todos los enanos.

Uno de los enanos está escondido en el decorado de un teatro en el que se representa Blancanieves y los siete enanitos. En la representación, la madrastra de Blancanieves pregunta al espejito mágico: "Dime espejito, ¿quién es la más bella?. Mortadelo irrumpe en el escenario, coge el enano corriendo y sale de escena gritando: "¡Raquel Welch!".

Desde luego, cincuenta años y en plena actividad no se cumplen todos los días. Felicidades al tremendo Ibañez, un genio de los pies a la cabeza.

Ya sabes la mía. ¿Cuál es tu historia favorita?


13 noviembre, 2007

¿Plagio o casualidad?

Desde que empecé con la historia del blog he querido hablar sobre este tema, pero la pereza y las maravillas que encuentro por Internet siempre se han impuesto, entre otras cosas, porque cortar trocitos de música y subirlos a la red es, todavía, bastante coñazo.

El caso es que siempre hablo de los plagios de James Horner (para quien todavía no lo sepa, es un compositor de Hollywood muy conocido y que tiene mas cara que espalda), pero nunca hablo de mi plagio favorito que, en realidad, no creo que lo sea.

Me explico: es muy poco probable, sobre todo por fechas de estreno, que un compositor de la talla de Jean-Claude Petit copie a Danny Elfman. Cuando se estrenó Cyrano de Bergerac (con música de Petit) en el año 1.990, se acababa de estrenar pocos meses antes el Batman de Tim Burton (con música de Danny Elfman), fechada en 1.989. Pero por esas cosas del cine de Hollywood, que corren como bestias para estrenar, y la lentitud y búsqueda de distribución de las europeas, en realidad, las películas se rodaron prácticamente al mismo tiempo.

Es muy poco probable (aunque no imposible) que Petit viera Batman, se fuera a su estudio y copiara literalmente unos segundos del score de Elfman. Para mas inri, la banda sonora de Cyrano es absolutamente prodigiosa y no creo que alguien en su sano juicio, y menos Petit, cogiera un trocito de la película más exitosa del 89 para redondear una banda sonora que es casi perfecta.

Y aunque realmente creo que es casual, las notas están ahí, que cada uno piense lo que quiera:

BATMAN (1.989)




CYRANO DE BERGERAC (1.990)




PD: Otro tema que me fascina es el autoplagio, y como siempre me meto con Horner, hoy, con dos huevillos, os enseño una buena muestra de autoplagio con uno de mis compositores favoritos: Danny Elfman

Serie de Televisión: Cuentos de la Cripta (1.989)



Scrooged (1.990)



George Lucas canta bajo la lluvia

Acabo de encontrar un vídeo de esos que a mí me gustan y con los que me río a gusto. En la corriente actual tan habitual en la que directores de cine conocidos ponen dinero para restaurar clásicos del cine, ha salido este pequeño vídeo en donde se cuenta como George Lucas ha restaurado Singing in the rain.

Pensé que iba en serio, por eso el ataque de risa...



PD: Ya he pagado un pequeño porcentaje para ir al Congreso de Úbeda de este año. No puedo esperar (recuerdos aquí, aquí y aquí)


08 noviembre, 2007

El mago Splendini: 16 caballos azules, 21 reactores y 12 enanos girando

De todas las películas a las que no he podido hincar el diente en la sala grande, pero que ahora recupero con toda la magia del DVD, la que más me apetecía era Scoop.

Cuando iba al cine un par de veces por semana, la película anual de Woody Allen era cita obligada. Sin embargo, las últimas cintas del director de cine, aunque siempre buenas, no acababan de ser tan redondas como las de su magnífica etapa de los 80: La rosa púrpura del Cairo, Hannah y sus hermanas y, sobre todo, Delitos y Faltas (a mi parecer, junto a Manhattan, su gran obra maestra).

A Woody Allen me siento ligado por muchos motivos, su obra es de mi generación y ha crecido al ritmo de los espectadores. He podido presenciar su evolución de primera mano. Además, la única conferencia que he dado en mi vida fue sobre la obra de este señor (en ICADE, en Madrid, un lugar en el que estaban muy interesados en que relacionara la religión con Allen y a mí no me apetecía hablar del tema, sobre todo porque un cuadro de Juan XXIII presidía el auditorio). Por gustarme, me gustan hasta sus comedias del principio (sobre todo Toma el dinero y corre y La última noche de Boris Grushenko).

Pero creo que estos últimos años, Allen había perdido algo de garra. Y ahora veo Scoop y me he quedado embelesado y he recordado, de repente, todo lo que me gusta este señor.

En la película salen muchos actores buenos, pero como Allen se reserva uno de los papeles protagonistas, se come a sus compañeros de plano con papas. Si sale en escena, es imposible no centrarse en él. Además, en esta peli hace uno de los grandes papeles de su vida: el mago Splendini.

El mago Splendini es pesado, teatrero, inseguro, miedica... pero inteligente (aunque para recordar una combinación de caja fuerte tan sencilla como 16-21-12, haga la siguiente regla mnemotécnica: "16 caballos azules, 21 reactores y 12 enanos girando"). Splendini aparece en escena cuando llama a Scarlett Johansson, que está viendo su espectáculo de magia en directo, para que suba al escenario y hacer unos trucos con ella. Desde ese momento, están ligados en una trama de intriga que les lleva a investigar a la multimillonaria familia de Hugh Jackman (ese gran actor de musicales, ahora popular por ser Wolverine en los X-Men).

Hay muchos clips de Scoop en la web, pero este pequeño trozo de un minuto es genial: Johansson y Allen, que se hacen pasar por padre e hija de la alta sociedad, van a la fiesta de Jackman. Por supuesto, Allen está nervioso por esta farsa e intenta disimular (y aunque no se vea en este clip, a todos los invitados les hace trucos de cartas, porque al fin y al cabo, eso es lo que sabe hacer).

De verdad, adoro al mago Splendini.


06 noviembre, 2007

Sobre El Orfanato

Por fin la he visto. Entre Galáctica, hijos y obras en casa, estoy muy retrasado con las pelis. Primer dilema al que me enfrento: no poner una fantástica foto de Belén Rueda y poner al chico encapuchado. Da miedo. Me gusta.

No me enrollo. La película está muy bien (no voy a decir eso de "para ser española" porque en España hace muchos años que estamos haciendo buen cine). Tiene unos cuantos defectos importantes (de los que hablo al final), pero que a la hora de valorar el producto final, queda compensado por las actuaciones de todos los actores, la densidad de su atmósfera y por que, Dios mío, la peli da miedo y me parece que, fundamentalmente, se trata de eso.

Belén Rueda es un caso aparte. Prácticamente sin experiencia en el cine, podría haber pasado que su papel en Mar Adentro fuera una de esas cosas que, bien dirigida por Amenábar, se quedara en eso, un papel para toda la vida. Y en esta película está inconmensurable. Grande. Y muy atrevida. Me gustaría ver a algunas de esas que llamamos grandes actrices dejando a un director hacer esos primerísimos primeros planos que muestran las arrugas de la vida. Y en eso, la peli sale ganando. Y mucho.

La película es elegante y tiene un final magnífico. Eso sí, a riesgo de parecer un snob criticón, sus defectos se centran en calcar escenas del cine de Spielberg. Veo Poltergeist por todas partes e incluso, en algunos momentos, veo Hook. En alguna revista he leído que son copias abiertas y reconocidas por su director, y me parece bien que lo diga, pero... frases completas, diálogos completos, planos... En concreto, hay una secuencia bien larguita, la de Geraldine Chaplin, que pertenece por completo al cineasta americano (o a Tobe Hooper, depende que quien creas que ha dirigido Poltergeist).

Pero repito, vale la pena verla. Es una buena película. Ahora me surge una duda: van a hacer un remake americano de El Orfanato. Es raro. Si la película está basada en el cine de Spielberg y sus trazos son muy identificables, por qué rehacer en Estados Unidos una película que procede, claramente, de su cine patrio...

PD: No puedo contar mucho más, pero en la película, lo mejor es Benigna. Su secuencia en la calle me ha dejado sin dormir esta noche.

Es una forma de hablar: he dormido como un angelito.


02 noviembre, 2007

No es tan fácil ser verde

Estaba en Youtube, oyendo algunas cosas de mi amado Paul Williams, un compositor y cantante que desde hace años me tiene cautivado y del que ya he escrito en alguna ocasión.

El caso es que desde los 70, Paul Williams se ha dedicado a componer canciones para Los Teleñecos (antes lo hacía para los Carpenters, pero esa es otra historia).

Uno de los grandes éxitos de Paul se llama Rainbow Connection y aunque lo han cantado grandes personalidades del mundo de la canción (como este), está claro que la mejor versión es la original, la de la rana Gustavo.

Y por esas cosas de Internet y de Youtube, he llegado de lleno a una canción llamada Its not easy being green, que no es de Paul Williams, pero la canta la rana Gustavo (Kermit en su versión original).

Un clásico que tenía olvidado y que a principios de los 90, mi buena amiga Raquel Muñoz, máxima encargada de que la revista Ragazza salga bien diseñada (la verdad, ni siquiera se si esta revista se sigue publicando y hace demasiados años que no veo a Raquel, ¡DEMASIADOS!) me lo puso en un tocadiscos.

Se me pusieron los pelos como escarpias y los ojos como albóndigas de IKEA. No alcanzo a comprender como alguien puede tener el talento de componer una canción tan dulce y, al mismo tiempo, tan dura. La rana Gustavo jamás ha despertado tantas emociones (y en tan solo dos minutos) en mi.

Os dejo por debajo la magnífica traducción que se hizo en España de la canción (que es ligeramente diferente a lo que canta Gustavo en inglés, pero que básicamente no altera el significado final), para que no se pierdan detalle.
De todas las versiones y vídeos que existen, esta es la que más me gusta:




No es tan fácil ser verde,

te confunden con las cosas mas vulgares y corrientes,
mucho mejor sería si fuera dorado, naranja,
o rojo, o de otro color mas brillante.


No es tan fácil ser verde.
Te confunden con la hierba y te pisan.
Y la gente pasa a tu lado sin verte,
porque no reluces como la luz en un lago o la luna en el cielo.

Pero es color de primavera,
también verde es una preciosa piedra,
y puedes ser muy grande: una montaña muy importante,
como un río o las aguas del mar

El verde es capaz de ser así
y tú preguntándote y por qué y por qué y por qué soy verde
y es grandioso, maravilloso,

y es del color que siempre quiero ser.

Soy verde.