28 febrero, 2008

Apuntes personales: la película que cambió mi vida

Terminado mi periplo madrileño, volví a Canarias un poco desilusionado con el mundo del cine. Como digo en el perfil de este blog: "el cine, mucho mejor como espectador".

Comencé a trabajar en una empresa de publicidad y un buen día leí en el periódico que Gerardo Herrero, productor y director, estaba en la isla de Gran Canaria para seleccionar el equipo de Mararía, una película basada en un clásico de la literatura canaria.

Con Gerardo Herrero había trabajado en Malena es un nombre de tango, que fue una buena experiencia, por lo que me lo pensé unos minutos y acudí a la entrevista para ofrecerme como regidor. Tras la sorpresa de verme en Canarias y unas risas, me ofrecieron el puesto.

Pero al final, por esas cosas que pasan en el cine, Gerardo Herrero se retiró del proyecto y se lo dieron a otra productora. En ese momento, por pereza o por miedo a volver a sufrir un Airbag, no me presenté a la selección.

Pasaron los meses y un día me acerqué al Teatro Pérez Galdós a ver la ópera Adriana Lecouver
. Por circunstancias familiares (mi padre estaba muy relacionado con ese mundo), un directivo de la ópera se me acercó y me preguntó si podía sentarme con el cantante Pedro Guerra para darle conversación en los entreactos, ya que lo habían invitado a ver la ópera pero había venido solo.

Me presenté, hablamos un rato y Pedro Guerra, de repente, me suelta que está en Canarias porque al día siguiente van a grabar la banda sonora de Mararía en el Auditorio Alfredo Kraus. Él ha compuesto una canción y, por supuesto, la banda sonora orquestal. Es la primera vez que lo hace (y desafortunadamente, la última) y estaba bastante nervioso. Decirle esto a un amante de las bandas sonoras como yo es tentar a la suerte.

Me cuenta que cuando le dieron el proyecto se compró 100 bandas sonoras para ponerse a estudiar. Me dijo algunos nombres, pero sólo recuerdo el Drácula de Kylar. Por supuesto, empiezo a soltar mi rollo patatero sobre bandas sonoras y al notar que mi emoción va en aumento, me hace la invitación pertinente: "si quieres, vente mañana a la grabación".

Permiso en el trabajo. No hay problema. Me dan un pase y me siento en el Auditorio, completamente sólo, en el patio de butacas. El equipo de grabación estaba en otra habitación y Pedro y su orquestador (el magnífico Joan Valent, que entre otras cosas, ha formado parte del equipo de orquestadores de John Barry) entran y salen para hablar con el director de orquesta.

De vez en cuando, Pedro se acercaba y me preguntaba: "¿Qué te parece?". En esos momentos, está claro que uno no saca su espíritu crítico, pero realmente me estaba gustando lo que oía. Y así, el cantante iba y volvía y me decía: "Lo estás oyendo sin las chácaras (un instrumento canario) que las vamos a grabar en Madrid", "aquí van unas cosas de percusión que grabamos más tarde"... bueno, cosas así. El caso es que disfruté como un enano.

Hoy día, la banda sonora me sigue pareciendo excelente. Pero sobre todo, en ese día de grabación, comenzó una relación muy intensa con una violinista de la orquesta. Y aunque en realidad, a esa violinista ya le había echado el ojo en el teatro y nos habíamos intercambiado miraditas de veinteañeros, ser testigo de excepción de la grabación de Mararía fue el punto de partida de nuestra relación.

Diez años, una hipoteca infinita y dos hijos más tarde, la violinista y yo seguimos juntos. Estos días celebramos nuestro aniversario: no sé ella, pero yo, egoístamente, cumplo los mejores diez años de mi vida.

Y esta es la historia. Todavía no tengo claro si me gusta o no me gusta Mararía, pero definitivamente, cambió mi vida (a muchísimo mejor).

PD: La grabación de la banda sonora se hizo con una buena pantalla de vídeo de forma consecutiva. La primera pieza que oí fue el tema principal, una delicia. Eso sí, yo no miraba la sincronía de la música con las imágenes, sino que miraba a la violinista que me gustaba. Y es que aunque el cine sea muy importante en mi vida, sigo teniendo prioridades.




27 febrero, 2008

Experiencias Vitales

Me gustan las películas que se convierten en experiencias vitales. Películas que cambian tu vida, tu perspectiva sobre las cosas, te dejan pensando durante días y para mas inri, te dejan buscando en librerías, en tiendas de DVDs y en Internet algo de material para completar o complementar la información.

Supongo que a medida que uno crece y va sabiendo más cosas es más difícil encontrar estas películas. Es la gran paradoja del cinéfilo: mientras más películas ves y más cosas sabes sobre cine, más complicado es ver algo que realmente te remueva el alma y te de una bofetada con sus imágenes.

Estos pensamientos me vienen a la cabeza ahora porque acabo de terminar de ver por tercera vez en mi vida Salvar al Soldado Ryan. Las dos primeras veces la vi en pantalla grande y ahora en un DVD magnífico. Y las tres me han dejado completamente destrozado. Nunca he ido a la guerra y tal como están las cosas, creo que nunca iré (además, sólo sería un estorbo "¿para que sirve esta anilla que, de repente, ha aparecido en mi bolsillo?").

Viendo los extras del Soldado Ryan, me he encontrado con un trailer sencillamente fabuloso. No se trata del original, con el que venden el producto, sino un trailer de relanzamiento: la película ya había conseguido bastantes premios y con las nominaciones a los Oscar decidieron volver a lanzarla a las salas de cine (práctica que, por cierto, está desapareciendo).

La gran diferencia entre el primer trailer y el segundo es que este último apela a la grandiosidad de las imágenes y a la fastuosa música de Williams para atraer a los espectadores. Sin palabras, sin narrador. Cine en estado puro.

Sin duda, una de las grandes experiencias cinematográficas de los últimos años y una nueva obra maestra de Spielberg... y ya van...




26 febrero, 2008

Ray Harryhausen y sus películas coloreadas

He visto que están vendiendo un pack de 3 DVD de Ray Harryhausen. Lo curioso del caso es que este pack... ¡está en color!. El coloreado lo ha supervisado el mismo Harryhausen, que para el que no haya ido al link, es el mago del stop-motion (los muñequitos que se movían fotograma a fotograma en las películas de antaño).

Vamos a ver si nos entendemos, Harry. Para defenderte de tamaña agresión, estás vendiendo la idea de que las películas se iban a rodar en color y que por falta de presupuesto, se hicieron en blanco y negro. A mí me gustaría decirte dos cositas:

1.- Tú eres un genio. Todos hemos visto tu medusa, tus esqueletos con espadas, tu centauro, tus dinosaurios... Casi siempre vemos las películas por tu aportación. Seguramente no me sé ni la mitad de los nombres de los directores que han realizado esas pelis... pero eso no te convierte ni en productor ni en director. Y no es justo que pases por encima de los cadáveres de los directores con los que has trabajado para aportar algo que no estaba en el guión.

2.- Las películas son el resultado final de un largo viaje, desde el papel hasta el día del estreno. Las películas imaginadas no existen y los directores están hartos de decir que "esa película mía me gusta porque se acerca bastante a lo que pretendía hacer". Por eso, aunque el proyecto, en principio, estaba previsto que fuera en colorines, la auténtica verdad es que son pelis en blanco y negro.

3.- Tenía previsto decirte solo dos cositas, pero me he calentado escribiendo estas líneas y he decidido lanzarte mi ira: ahora que el Sr. Turner no colorea las películas, algo que costó en su momento la firma de cientos de directores (encabezados por Spielberg y Scorsese) y miles de críticas, tienes que venir tú, amigo Harryhausen, amado por cientos de cinéfilos, a jodernos la vida a tus seguidores.

Eso no se hace, Harry, no se hace. Por lo menos, espero que te hayan pagado bien, pesetero.


25 febrero, 2008

¡Ya voy, ya voy! Los Oscars...

Me encantan los Oscars, pero este año estoy un poco saturado. Asumo que tengo que escribir este pequeño post, pero me da la sensación de que viene cargado de tópicos.

Nunca me han gustado esas personas que aborrecen los Oscars, que les parece que la gala es un coñazo y año tras año, vuelven a verla para decir lo poco que les gusta. Pero este año, lo reconozco apenado, ha sido un poco coñazo. Dicen que la culpa la tiene la huelga de guionistas, pero es que ni los números musicales (absolutamente descafeinados), ni los montajes de imágenes, ni los chistes... en realidad, nada ha sido rompedor.

Por otra parte, ha sido el año en el que los Oscars han estado mejor entregados. Ni en el mejor de mis sueños me habría imaginado a los hermanos Coen recogiendo un par de premios. Por supuesto, Javier Bardem, que es uno de los mejores actores que ha dado el cine (no español, el cine en general). No recuerdo si he hablado por estos lares de que Bardem no es el típico actor intuitivo (aunque lo parezca), sino que curra como un canalla y le da mil vueltas a las cosas. Vamos, que cuando hablan de talento natural en la tele siempre pienso lo atontaos que son los comentaristas.

Y lo lamento por Alberto Iglesias, pero creo que el premio a la mejor banda sonora ha sido absolutamente merecido. Sería triste que el músico español ganara por una de sus obras menores y Marianelli se quedara sin premio con una de las músicas más hermosas que he escuchado este año (sabiamente combinada con una máquina de escribir) para Expiación.

¿Ha merecido la pena quedarme despierto toda la noche? ¿Ha merecido la pena trabajar como un zombie todo el día? Por supuesto que sí. Los Oscars tienen la magia de la nocturnidad. Pueden no estar a la altura de otros años sensacionales pero eso no significa que no tengan magia. A ver si me explico: estoy cansado, pero tengo la sensación de que ayer estuve de fiesta.

Y siempre hay pequeños tesoros escondidos en la gala: Kristin Chenoweth salió cantando (mala canción, mala coreografía y ella nerviosa,,, pero estaba tan guaaapa y yo estoy tan enamorado). Y el premio a toda una vida a Robert Boyle (todavía hay gente que puede darle las gracias a Hitchcock y no ser un acto friki, sino que de verdad, le debe su carrera). Y el Jack Nicholson más diabólico. Y ver a Scorsese. Y que la salvaje guionista de Juno saliera al escenario. Y...

PD: También ha sido el primer año que los he visto vía Internet. A toda pantalla, sin problemas de conexión en toda la emisión. Versión original. Sin comentaristas españoles pensando que tienen cosas más interesantes que decir que las personas que salen en la gala. Una delicia. No quiero verlos por el Plus nunca más. Y además, en los descansos de publi visitaba algunos foros y comentábamos los premios.

O sea, estaba solo viendo la gala pero la comenté con todo Dios. Uy... la tecnología...

PD 2: Y aquí la música de Marianelli en un montaje un poco raro de Youtube. Si no te apetece demasiado verlo, por lo menos no te pierdas los primeros 45 segundos....

22 febrero, 2008

20 febrero, 2008

Sobre Sweeney Todd

Antes de entrar en la sala de cine sabía unas cuantas cosas sobre esta adaptación. Por ejemplo, la cantidad de números musicales que han desaparecido en la versión cinematográfica. Pero tengo claro que un musical sobre un escenario es una cosa y una película musical, otra. Tim Burton tiene razón cuando dice que "no tiene sentido hacer un número musical sobre la obsesión de un juez por una bella dama cuando podemos solucionarlo de forma visual con un primer plano del juez". Y es que los primeros planos no existen sobre un escenario teatral.

Me lanzo: creo que Sweeney Todd es una obra maestra y es, sin lugar a dudas, la mejor película de Tim Burton hasta hoy, aunque de estas cosas uno se da cuenta con el tiempo, con la distancia y con el paso de los años. Es una adaptación absolutamente rica en matices y con la lectura del director adquiere una dimensión completamente diferente a la lectura que yo hacía del musical escénico.

Me gusta porque los tres actores principales, Deep, Helena y Alan Rickman, están luciéndose continuamente, y los secundarios, absolutamente todos, están brillantes, desde Baron Cohen hasta el que hace de Beadle (con mención especial al niño, que tiene momentos que hace que el espectador se desencaje...).

Pero donde Sweeney Todd verdaderamente gana la partida es en su narrativa. Ya sabemos que al ser de Burton, el tema relacionado con la fotografía, la ambientación y el decorado va a ser de primera línea, pero no contaba con su expresiva narrativa. Los paseos de la cámara por Londres, con esas grandes elipsis temporales, la magnífica planificación y el riesgo que ha corrido el director con los asesinatos (que ahuyentará a parte de su público), convierten este musical en una aventura elegante en donde la sordidez aparece como una bomba de relojería (momento sublime, por cierto, cuando cantan el reprise de Johanna).

Y supongo que habrá público que piense que se ha pasado con el gore, tal y como sucedió con Sondheim cuando estrenó su musical en Broadway y salía sangre a borbotones por todas partes. Pero es que aquí, amigos míos, está justificado. Estamos hablando de un señor que mata por venganza y por la naturaleza de la historia, el espectador debe estar presente.

Después de tantos años esperando ver Sweeney Todd en pantalla, lo raro es que no me haya defraudado lo más mínimo. Es más, creo que es muy superior a mis expectativas. Y consiguió que me riera, que me tapara los ojos con miedo y que disfrutara de la magnífica nueva orquestación. Siempre digo que Sondheim es difícil en su primera escucha, pero estoy convencido que con esta orquestación, mucha gente saldrá de la película deseando comprarse el disco.

Los cambios que ha realizado Burton en el musical, lejos de ser una falta de respeto al original, han demostrado una vez más que el cine es muy diferente al escenario. Ha cogido el material y lo ha hecho suyo. Y gracias a eso, tenemos dos obras maestras: la del escenario y la del cine. y estoy convencido que Sondheim, lejos de enfadarse porque le han quitado parte de la música, debe estar muy orgulloso y contento del enfoque de Burton.

Esas cosas sólo las puede hacer un buen director de cine. Sólo hay que recordar que tanto El fantasma... como Rent son fieles adaptaciones al cine de lo que ocurre sobre un escenario teatral y Sweeney Todd se come a bocados a las dos...

PD: ¡Debo volver a verla ya!. Y rezo por un DVD con muchos extras...

Escenita sin spoilers, la genial Pretty Woman:


16 febrero, 2008

¿Qué le pasa al Fotogramas?

Es una de las tres o cuatro revistas que compro mensualmente. Hace pocos meses hizo un cambio en la dirección (al ser familiar, primero dirigió el abuelo, después la madre "la directrice" y ahora, el nieto.

Ya lo he comentado muchas veces: últimamente está mejor la blogosfera (tanto para opiniones como para novedades) que las revistas especializadas.

Pero jamás había visto tantos errores en un número concreto de una revista, cuando en realidad, lo realmente bueno de Fotogramas es el grado de actualidad que tiene. Con esto quiero decir que si las nominaciones a los Oscar se hacían el 26 de febrero, en el número de marzo estaban incluidas. Hasta hoy.

Una revista de esta magnitud (o "que ha sido lo que fue") no debería permitirse un reportaje de películas con sabor a Oscar escrito antes de ser públicas la nominaciones (y lo intentan arreglar con un pequeño cartel actualizado en una esquinita), pero lo que es peor, no tiene ninguna gracia que en proyectos salga "Heath Ledger está rodando la película del Dr. Parnassus" y una foto del fallecido actor en pleno rodaje. Amigos de Fotogramas: el actor falleció el 22 de enero y estoy hablando del número de febrero: el que no se ha escondido, tiempo ha tenido.

PD: Me voy a Barcelona y voy a estar cuatro días desaparecido. Pero tranquilos, no pasaré por la redacción de Fotogramas a quejarme. Más que nada porque en las peleas siempre pierdo.

11 febrero, 2008

Los Crímenes de Oxford y el cine español

Hace pocos días, en el blog Historias de un Marvelita, el gran Ternin adjuntaba una carta que había publicado Alex de la Iglesia en su blog defendiendo el cine español. No me extiendo en ese tema porque la carta es clarita y concisa. Vale la pena echarle un vistazo.

Mi humilde (humildísima) opinión es que de las pocas películas que he podido ver en los últimos años en la sala grande, unas cuantas son españolas. No las he ido a ver porque crea que “hay que defender el cine patrio”, sino simplemente porque me apetecía ver en buenas condiciones El laberinto del fauno, El Orfanato, 13 rosas y Los crímenes de Oxford.

Recuerdo que hace muy poquitos años, la crítica especializada decía que el cine español estaba muriendo rápidamente. Las cifras en aquel momento no eran del todo malas, pero la mala fe del crítico recalcaba que eran un espejismo: al fin y al cabo, prácticamente todo el dinero que había recaudado el cine español en esa temporada era debido a una película de Alejandro Amenábar.

Este año hay unas cuantas películas españolas que han arrasado en taquilla. Por ejemplo, las cuatro que yo he visto. Y eso que no me apetece demasiado ir a ver Mortadelo y Filemón, que esta disfrutando de auténticas colas en las salas. ¿Y saben qué? Que Almodóvar no ha estrenado, ni Amenábar, ni Santiago Segura...

Nuestros tres grandes taquilleros no han estrenado peli y el cine español está funcionando francamente bien. No soy tonto, no confundo calidad con éxito de taquilla... pero la realidad es que sin espectadores, amigos míos, nos quedamos sin cine.

Y sí, he visto Los Crímenes de Oxford. No es ni de lejos lo mejor de Alex de la Iglesia. Ni siquiera la de mejor factura. Pero es una buena película, entretenida, con algún diálogo realmente bueno y les voy a decir con el corazón en la mano: vale, de sobra, el precio de la entrada.

Estoy convencido (por intuición) de que John Hurt está brillante, pero para eso hay que esperar al DVD y oírle en versión original. Epa!!! Jamás pensé que diría esto de una película española.

PD: El director de orquesta que sale en la peli, por cierto, es el compositor Roque Baños.

PD2: El año de cine español habría sido redondo si hubieran estrenado Los Cronocrímenes, la primera película de Nacho Vigalondo: sí, esa de crímenes con viajes temporales que está ganando premios y premios. Los que la han visto han alucinado. Los americanos ya la han comprado para hacer su remake, aunque antes la van a estrenar por esos lares... ¿Por qué todavía no la hemos visto? Porque en España no ha encontrado distribuidor.

PD3: Ergo, ¿a qué va a ser que el problema no es que el cine español sea malo?

El raro, el grande, el genuino Roy Scheider


De él sólo se sabía que era un poco raro. Excéntrico. Su carrera, de haber sido un poco más normal, habría sido meteórica. Lo que tengo claro es que su presencia engrandecía cualquier película. A este, personalmente, yo lo voy a echar de menos (y no he nombrado Tiburón en ningún momento... oh, espera...)

10 febrero, 2008

Piruetas Laborales

Estoy haciendo equilibrios sobre una cuerda (con red de seguridad) e intentando cambiar mi vida laboral. Parece que todo va bien pero estoy físicamente cansado. Mañana cuento un rollazo que tengo en la cabeza después de ver Los Crímenes de Oxford.

Pero no quería dejar de enlazar este maravilloso reportaje de Vanity Fair con fotos de actores actuales en decorados y escenas hitchconianas. Maravillosas fotos con, entre muchos actores y actrices más, Javier Bardem y la Johanson en La Ventana Indiscreta...

06 febrero, 2008

Pino Donaggio y Doble Cuerpo

Pino Donaggio fue un cantante pop italiano de los 60 (parece un insulto muy trabajado, pero es la realidad), una especie de Camilo Sexto que tuvo bastante éxito. A principios de los 70, en el coche de mi padre había un “cartucho” de grandes éxitos del año y Donaggio cantaba una canción. Para seguir con el símil: imagínate que Camilo Sexto, de repente, se pusiera a componer bandas sonoras de cine.

Donaggio cuando era cantante (con que veas unos segundos, te sobra):



Teniendo en cuenta estos antecedentes tenía todas las papeletas para ser un chapucero. Pero Pino Donaggio se desenvolvió en su nuevo medio como pez en el agua. Sus colaboraciones con Brian de Palma siguen siendo un referente. Películas como Impacto, Carrie, Doble Cuerpo, En nombre de Caín, Vestida para matar o Home Movies sostienen parte de sus secuencias gracias a la íntima colaboración de Donaggio.

Hace años que no hace cosas interesantes. Esta desaparecido del cine americano, aunque su discografía sigue creciendo en el mercado italiano, donde sigue trabajando en muchas series y películas para televisión. Vive en Venecia, en una casa que, por lo que cuentan, es la envidia de la ciudad.

Durante muchos años, Doble Cuerpo (1.984), de Brian de Palma, fue una de mis películas favoritas. Sentía verdadera pasión por ella (y curiosamente, está muy relacionada con Vértigo). Pero la volví a ver hace relativamente poco y el tiempo la ha tratado bastante mal, aunque sigue siendo bastante obscena, directa, divertida y, sobre todo, tiene la tensión que requiere un buen thriller. Los decorados son absolutamente bestiales, sobre todo la casa del protagonista, Jake Scully, una especie de edifico en forma de plataforma (o de seta) con el que puede tener acceso visual a gran parte de Los Ángeles.

La banda sonora de Doble Cuerpo no es lo mejor que compuso Donaggio en sus años americanos (la melodía de Vestida para matar es insuperable y los acordes de Impacto son una bestialidad y siguen estando de actualidad ya que los ha utilizado Tarantino para Death Proof) pero es mi favorita.

Doble Cuerpo es la banda sonora perfecta para coleccionistas. Ha sido uno de esos discos imposibles de conseguir y, aunque yo tenia el LP que se llamaba “Love Menace: De Palma & Donaggio” en donde aparecían algunos cortes de la peli, es en la era de la tecnología e Internet en donde he podido conseguir una copia del disco completo de la película.

Por tanto, hoy soy feliz.

Atención a los créditos, son tan simples, tan cortos y tan efectivos... Estas notas corresponden al protagonista yendo en su coche (una trasparencia muy “a lo Hitchcock” con el protagonista moviendo el volante de lado a lado mientras va recto por una calle llena de árboles) y es el único momento de la peli en la que el protagonista es plenamente feliz. Estas notas me ponen la piel de gallina.



PD: Hace unos días vi Disturbia, una peli muy similar a La Ventana Indiscreta, con protagonista que espía a la persona inadecuada desde su ventana. Es magnífica. El protagonista es Shia LaBeouf. Tuve que hacer una pausa en mitad de la película para fumarme un cigarro y relajarme... mucha, mucha tensión. Hay esperanzas: se sigue haciendo buen cine en la industria.

01 febrero, 2008

En la muerte de Howard Hawks

El pasado 26 de diciembre se han cumplido 30 años sin Howard Hawks. Una efemérides que ha pasado desapercibida en todas las revistas de cine y que no acabo de comprender.

Howard (así, familiarmente) era el director de cine de la conversación rápida, de los diálogos solapados, de los hombres que eran enemigos y amigos al mismo tiempo (tras pelearse se tomaban una copa y se reían) y de las mujeres fuertes que vestían, ¡oh Dios mío!, pantalones.

Era uno de esos profesionales que le quitaba importancia a su trabajo. Casi en los años 70, el director se fue a París a un homenaje y en una rueda de prensa le preguntaron el porqué de muchas cosas de La fiera de mi niña y el gran Howard contestaba a cada cosa: "lo hice así porque pensé que era divertido".

De hecho, opinaba que La fiera de mi niña no era demasiado buena porque todos los personajes estaban chiflados. Cuando se dio cuenta era muy tarde para cambiar las cosas, pero siempre pensó que el público no se iba a identificar con ninguno de los locos que pueblan la pantalla.

Yo creo que más que ninguna otra película, La fiera de mi niña capta a la perfección las "escenas hawksianas", si me permiten la expresión.

Es muy fácil colar en un pequeño blog una expresión como "escena hawksiana" y no explicarla, pero es que realmente no sé lo que es. Bueno, más o menos se identificar estas escenas. Es como el toque Lubitch, lo veo, lo identifico y me río, pero no me pidan que lo explique porque no tengo ni idea de lo que es.

Sin embargo, hay tres pequeñas secuencias reales de la vida de Hawks que son dignos ejemplos de escenas hawksianas. Se ha dicho que los personajes del director eran una extensión de su carisma y su simpatía...

La primera historia: Howard Hawks se dio cuenta muy pronto de que si vendía un guión listo para rodar le pagaban 3.000 dólares, pero si el guión era de otro escritor y se lo daban a Howard para que lo dirigiera, los cambios que hacía en la escritura y su toque personal sobre el papel estaba valorado en 125.000 dólares. Por eso, para poder rodar el material que le interesaba, escribía los guiones, pagaba a otro guionista para que pusiera su nombre y después mostraba interés por ese material para que se lo adjudicaran a él. De esta forma rodaba sus propios guiones (aunque firmados por otro) y cobraba 125.000 dólares independientemente de su sueldo como director.

Por eso, en las películas de los grandes estudios, no hay que fiarse de los créditos. Los directores de fotografía rodaban una secuencia en un plató y por la tarde se pasaban por otro. Los músicos se cubrían entre ellos con secuencias musicales completas... y los guionistas firmaban material de otros a cambio de un buen fajito de billetes.

La segunda historia: Jack Warner era el típico director de estudio que se pasaba el día reunido. Hablar con él era una tarea absolutamente imposible, pero adoraba a Howard Hawks (¿hay alguien que no lo adorara?). Aprovechándose de esta situación, Howard abría un poquito la puerta del despacho del Sr. Warner y deslizaba una pelota de golf para que rodara por el suelo hasta golpear los pies de Warner. Este se levantaba de la mesa y decía: "Hemos terminado" y se iba a jugar al golf con Hawks. Allí, el director de cine podía contarle al productor cualquier problema o cualquier proyecto que tuviera en mente sin que nadie interrumpiera.

Y un final infeliz: Como sacada de una de sus películas, la muerte de Hawks fue digna de una gran comedia negra. Tenía problemas vasculares y estuvo varios meses con problemas desencadenados por... tropezar en casa con su perro. Su caída le llevó al hospital en donde la cosa se fue complicando (con poco más de ochenta años) hasta morir...