21 agosto, 2008

Hacer cine no tiene glamour

Estoy desaparecido. Entre que lo único que hago es ver películas infantiles (hoy han caído Las Crónicas de Spiderwick, con todo el equipo Amblin pero sin Spielberg: léase Marshall y Kennedy, Michael Kahn, Phil Tippett y la ILM, Simon Wells y un largo etcétera, y La niñera mágica) y que los ánimos no están demasiado serenos después de la tragedia aérea de ayer... pues eso. Tiempo al tiempo.

Sólo quería transmitir una historia que me ha venido a la cabeza por un vídeo que he localizado en Menéame. Este vídeo se junta a una serie de acontecimientos sobre los que he leído hace poco y que me llaman la atención: hacer cine no tiene glamour. Lo he defendido desde el primer día de este blog y lo seguiré defendiendo hasta el final. Que nadie se lleve a engaño: un estreno de cine tiene glamour; ir al cine tiene glamour; entrevistar a estrellas tiene glamour y comprar el Fotogramas a principio de mes tiene glamour. Pero hacer cine no.

No es que me preocupe especialmente vender esta idea, pero lo digo con el corazón en la mano. Hay personas que piensan que ser actor de cine es lo máximo: vives en grandes hoteles, viajas mucho y la gente aprecia lo que haces... pero el día a día de un actor de cine es levantarse a las cinco de la mañana, pasear todo el día rodeado de cables, maderas y gente dando martillazos, y finalmente, un coche de producción te deja a las tantas de la noche en tu casa. A lo mejor puedes salir a tomar algo (si no tienes familia), pero teniendo en cuenta que a las cinco de la mañana del día siguiente, el coche de producción va a estar en la puerta... como que no...

Una breve explicación: El coche de producción, normalmente conducido por un auxiliar, va recogiendo a los actores de uno en uno por toda la ciudad: un rodaje no puede arriesgarse a que un bohemio llegue unos minutos tarde. La puntualidad en el cine es la norma básica y nadie, nadie, nadie, puede llegar tarde. Lo primero que aprendes de un rodaje es que todas las personas que están sirven para algo, no sobra ni falta gente, pero si uno llega tarde, es probable que haya hecho esperar a otros para comenzar a hacer su trabajo y se retrase el comienzo de la grabación. Y como controlar a tantas personas es muy complicado, los coches de producción, impepinablemente, recogen al equipo principal y a toda la gente que pueden. Fin explicación.

La primera historia que he oído estos días la cuenta Nolan. Para el primer Batman le dieron libertad para poner en marcha la historia que él quisiese. Por eso, mucho antes de comenzar la pre-producción oficial, se escondió durante semanas en el garaje de su casa, junto a la lavadora y la secadora, junto a su guionista, un dibujante de story-boards y el diseñador de producción. Y durante semanas, se gestó la película que hoy conocemos. En el making de la película, se puede ver que el garaje es muy convencional, blanco, algo cutre y poco espacioso. Lo que más les costó a todos, confiesan entre risas, fue acostumbrarse a la humedad de la lavadora y a su ruido infernal.

Batman Begins se gestó en un lugar delicioso, pero desde luego, muy lejano al concepto de glamour.

Ayer vi por enésima vez Misión Imposible III, pero esta vez con los comentarios del inteligente J.J.Abrams y del totorota Tom Cruise. Ya lo he dicho alguna vez, pero esta tercera parte de esta saga es la mejor (y eso que adoro a De Palma). Abrams conduce una historia riquísima en detalles memorables y con escenas de acción impagables (la muerte de Keri Russell alías Felicity es de un impacto visual como pocos he visto en pantalla). Y lo que más me llamó la atención es el rompecabezas que hizo en el montaje: "este plano en realidad pertenece a esta otra secuencia" "esto no debía venir aquí" "esto me gustaba más por detrás de esta secuencia" "aquí lo que dice es una frase que sacamos de otro plano" "cuando mira por el espejo retrovisor, su cara es de otra secuencia"... vamos, que aunque la producción sea millonaria, si le das una película a un verdadero director de cine, como es el caso, el tipo resuelve la película como antiguamente, en la sala de montaje.

Me llama la atención porque hoy día, prácticamente todas las películas de gran producción tienen su acabado final en las secuencias animadas de pre-producción (esos storys que se mueven como una peli de dibujos) y encontrarse a alguien que trabaja tan artesanalmente, viendo lo que funciona y lo que funciona y haciendo miles de modificaciones de última hora en el orden de las secuencias y de los planos no es tan habitual. Otra vez, fuera el glamour: Abrams decidió el acabado final solo en su casa, en su ordenador, ordenando el puzzle.

Otra breve explicación: La tecnología digital hace posible el sueño de cualquier director: llevarse la película a casa y realizar cambios continuos a golpe de ratón. Esto desespera a algunos compositores de cine porque les cambian de golpe y porrazo el ritmo de las secuencias que ellos han elaborado musicalmente. Como ejemplo: el tremendo enfado de Danny Elfman con Sam Raimi en Spiderman II: "Raimi era amigo mío, pero ayer se fue a dormir y una vaina ha ocupado su lugar".

Fueron tantos los cambios de Raimi al montaje de la peli cuando ya se había grabado la banda sonora que Elfman abandonó la producción y Christopher Young (entre otros músicos) compuso los tracks de las modificaciones de última hora.

Elfman y Raimi no han vuelto a trabajar juntos y la banda sonora de la tercera parte de Spiderman es enteramente de Young. Fin explicación.

Y por último, la gran historia. Estoy terminando un libro de estos de conversaciones (que es un género en sí mismo y con el que estoy flipado ya hace bastantes años) entre Will Eisner y Frank Miller sobre el arte de dibujar cómics. Y en una de esas conversaciones, Eisner le enseña unos bocetos que ha realizado para su nuevo trabajo (copio literalmente):

Eisner: En esta novela gráfica en particular, Las reglas del juego, empecé con los personajes. Hice bocetos a lápiz de los personajes (le enseña los bocetos a Miller).

Miller: Son fotocopias.

Eisner: Son bocetos a lápiz...

Miller: No, me refiero por el otro lado, son fotocopias.

Eisner: Sí, por el otro lado son fotocopias. Soy hijo de la Depresión. No tiro nada. Guardo los papeles viejos.

O sea, el gran Will Eisner, creador de The Spirit y un clásico en sí mismo, hace todos sus bocetos sobre papel que recicla de su propia oficina. Otra vez, el glamour lo pone el espectador, que cree que estos dioses son diferentes y que se quedarían de piedra si supieran que su ídolo ha creado los personajes que adoran detrás de facturas, cartas y faxes.

Es una historia extraordinaria.

PD: Parece tan evidente que me da vergüenza releer este post, pero últimamente me encuentro a mucho romántico que se olvida que hacer una película es durísimo. A lo mejor no es bajar a la mina, pero se parece bastante.

Por cierto, el vídeo que ha despertado todo este rollo de post, es este en el que nos explican como se anima una película Disney. Poco, muy poco glamour en los making de hace 70 años:


16 agosto, 2008

Ricky Gervais

Mi amor incondicional por la serie The Office (la adaptación americana y siempre en versión original) me ha llevado a Ricky Gervais, verdadera mente creadora (junto al graciosísimo Stephen Merchant) de la serie británica.

Era una deuda que tenía pendiente, ver la serie original, que aunque empieza de forma un poco tosca, en el segundo capítulo se ponen las pilas y termina con dos o tres episodios dignos de entrar, por sí mismos, en la historia de la comedia.

Lo que hace Gervais es digno de admiración y de él deberían aprender los americanos: hace dos temporadas por serie y aunque esté en la cumbre del éxito, la termina y comienza otra. The Office termina tras doce episodios divididos en dos temporadas de seis episodios (en un día, si tienes ganas, puedes ver toda la serie dos veces o tres). Justo en el momento que la audiencia era apoteósica y ganaba un premio tras otro, termina y comienza una totalmente diferente.

En este caso, empezó (y ya terminó) una serie llamada Extras que va de dos extras de cine y televisión sin muchas luces. El ambiente de rodaje y los actores invitados (que hacen de sí mismos, como Ben Stiller, Samuel L. Jackson, Patrick Stewart, David Bowie...) convierten a la serie en una rara avis digna de verse. En esta semana que llevo de vacaciones, he visto las dos series de Ricky Gervais completas. Y lo adoro.

Y viendo los extras de las series, además uno se da cuenta de que no sólo tiene talento, sino que personalmente es una risa continua. Debe ser el hombre que más tomas falsas tiene en la historia por sus ataques continuos de risa. Él no se considera un profesional (textualmente llega a decir: "bueno, es que yo no tengo curriculum"), y le encanta lo de rodar porque no sabe hacer otra cosa. Bueno, eso y escribir.

Recomiendo que se pillen, cuanto antes, las dos series (pero siempre en versión original) y si puede ser, vean también unos cuantos bloopers de Gervais en Youtube.

Yo he seleccionado cuatro vídeos memorables: el primero es de Extras, con los dos actores en medio de sus conversaciones absurdas. Ella, que es un poco putón verbenero, quiere tirarse al negro, pero le da miedo acercarse por si dice alguna cosa inconveniente sobre la raza:



El segundo vídeo es de The Office y es memorable. Para reírse de verdad hay que conocer el personaje, David Brent. David es el jefe de una oficina que vende papel y es patético. Quiere ser amigo de todo el mundo, el colega, el estrella, el divertido, el centro de todo... y mete la pata continuamente. En un momento dado, le despiden por su ineptitud y se gasta todo el dinero de compensación en grabar un single, con su videoclip y todo. Cuando ya se ha gastado todo el dinero, uno de los personajes deja caer que, por pena, compró cinco discos de los cincuenta que se vendieron en toda Inglaterra. Y sin venir a cuento, en mitad del episodio, podemos ver el videoclip en el que se ha gastado su fortuna.

Lo mejor de estas imágenes es que no pasa nada divertido, es como un videoclip de los 80, pero ver a David Brent en esas poses y grabado de esta forma, convierte estas imágenes en dos de los minutos en los que más me he reído en mi vida:



Y, por supuesto, como vale la pena conocer a Gervais por sus bloopers (porque realmente, es como un niño), hasta en este videoclip que grabaron, tiene sus tomas falsas:



Pero si tienes unos minutos, no te pierdas estas otras (a partir del minuto y medio empiezo a reir y no paro hasta el final):


15 agosto, 2008

Todos a la cárcel (y que mi hija no lo lea)

Dándome una vueltita por Menéame, he visto una noticia que me ha dejado espantado: las condiciones laborales esclavistas de Disneylandia han conseguido que varios de los personajes de Disney hayan puesto en marcha una huelga. Lo que no comprendo (posiblemente porque no he leído la noticia) es si la policía se los lleva detenidos por hacer una huelga o para traumatizar más, si cabe, a los niños que estén visitando el parque ese día.

Lo que la poli no sabe es que por mucho que encadenen a Peter Pan, ese rufián saldrá en menos de lo que canta un gallo. La noticia aquí.


14 agosto, 2008

El caballero oscuro

NO SEAS TOTOROTA,
SI NO HAS VISTO LA PELÍCULA PARA QUE VAS A LEER ESTAS LÍNEAS SIN SENTIDO.
¿ESTAS INTRIGADO?
ME HA GUSTADO. AHORA VETE A VERLA. PARA LOS QUE LA HAYAN VISTO:


Ya está. Ya la vi. Es complicado que una película en la que has depositado tantas expectativas, como yo había hecho con esta, no te decepcione. The Dark Knight no decepciona, es incluso mucho más de lo que uno espera. Es una obra redonda.

Y sin duda, ahora que los superheróes parecen ser un género en sí mismo, la mejor película de superheróes jamás hecha. Y les habla un fanático del cine de Sam Raimi y un fiel defensor de la maestría demostrada en Spiderman 2. Pero esto va mucho más allá.

Lo que me esperaba era, básicamente, un Joker en estado de gracia, un Batman magnífico (los planos aéreos de Batman planeando sobre Hong-Kong no tienen precio), unos actores estupendos, la fotografía y la música oscura acorde al protagonista. Pero no me esperaba un guión tan extremadamente inteligente, mesurado, complejo y bien explicado al mismo tiempo. Y de lo que no tenía ni idea era que en que dos horas y media me iban a contar la apasionante historia política de Harvey Dent, desde su prometedora carrera hasta su culmen político y descenso a los infiernos.

Aún así, el Joker se come la película con papas porque realmente su personaje sorprende a cada movimiento. Su inteligencia unida a su completo desinterés por cualquier cosa, ya sea la amistad, la lealtad, la ley, cualquier norma social o moralidad... eso, cualquier cosa, hace que cada paso que da sea terrorífico (la escena del lápiz mágico me dejó helado, petrificado en la butaca).

La conversión de Harvey Dent es otro nivel de película. En este extraño género de superhéroes del cómic, creo que pocas veces se ha explicado tan bien en pantalla la conversión de un personaje como aquí. Comprendes (aunque no compartes) sus motivaciones, su forma de actuar, sabes exactamente cómo ha llegado a ese punto... Y esa, en realidad, es la maestría del guión. Muchos personajes, muchas subtramas, mucha chicha y todo encajado como un mecanismo de relojería (humm... películas corales con guiones magníficos = L.A. Confidential).

La persona que ha diseñado el maquillaje de Harvey Dent, directamente, está enferma. Por un momento, antes de ver su conversión, pensé que iban a meter la pata como ya hicieron con la versión cinematográfica del musical El fantasma de la Ópera. En ésta, le pusieron dos quemaditas y un par de arrugas que, ni de lejos, explica visualmente la razón de la locura del personaje. Se supone que el fantasma es así, actúa de ese modo, porque es un monstruo físicamente, pero en la peli es un señor con un moflete quemado. Pero Harvey Dent es un puto monstruo. Tras el rechazo de los primeros segundos, el espectador está obligado a mirar con detenimiento su cara, y Harvey roba todas las escenas con un pequeño movimiento de ojo (hum... de globo ocular).

Freeman, Caine y un magnífico Gary Oldman (pero esto no es una novedad, Gary Oldman siempre está magnífico) tienen personalidad. Quiero decir, en las películas que son corales, muchas veces contratan a un actor de renombre para ser comparsa de lo que el protagonista principal dice y hace, meras orejas para que el actor principal diga sus frases. Pero aquí, cada uno de ellos tiene su historia, sabes porqué piensan de una forma, porqué actúan de otra. Y son vitales en la historia, vamos, en las antípodas de ser comparsas.

Y por último, el Caballero Oscuro en sí mismo. Con todo eso que he contado antes, podría haber pasado que Batman fuera el tipo menos interesante de la peli (en realidad, eso ya ocurrió en el pasado con Batman Returns, en donde el Pingüino y Catwoman dejaban muy poco espacio para el héroe enmascarado), pero lejos de ser así, Batman se pasa al lado oscuro y es el héroe menos políticamente correcto que ha pasado por pantalla. Y no hablo de su sacrificio final, tan cinematográfico y tan brutal, ni siquiera de la descomunal paliza que le da al Joker cuando este no puede ni defenderse en la comisaría de policía, sino de la agresividad que destila en cada una de sus apariciones, en su forma de actuar al completo margen de la ley (en realidad, como cada personaje de cómic, pero en este caso, esa sensación se acentúa porque, realmente, el caballero oscuro llega a dar verdadero terror).

Y tras ese guión magnífico, quedan miles de detalles pequeños que convierten una gran película en una obra superior: el papel de Eric Roberts, la escena de Hong-Kong, los planazos cuando Batman va en moto, el escondite de la bomba cuando el Joker está en comisaria, los ciudadanos que copian a Batman, la corrupción generalizada en cada plano, en cada recoveco de película, el engaño de las dos bombas para Harvey y su novia, el ataque al hospital (Dios, ¿cómo rodaron eso?...

En fin, las personas que hemos centrado gran parte de nuestra vida en el cine estamos de fiesta. En pocos días, hemos visto dos películas que se van a quedar en la memoria cinematográfica colectiva como dos obras maestras: Wall-e y The Dark Knight. Así da gusto. ¿No decían que en verano solo se estrenaba basura?

PD: El gran problema, creo yo, es que si te dan una franquicia de una superhéroe Marvel o DC, lo tienes vendido de antemano. No tienes que hacer mucho más. Pero dale un personaje así a un buen director de cine y a un buen guionista y en vez de tener una película de superhéroe enmascarado, lo que consigues en una película policíaca de primer nivel: con policías sin moral, con delincuentes con moral, con políticos y héroes oscuros, con depravación, con intriga y... en fin, para que hablar, tantos personajes suculentos del cómic desperdigados por ahí en películas mediocres... que cuando uno ve una película como esta, en vez de alegrarse, siente verdadera pena por el desperdicio generalizado de directores sin cabeza.

11 agosto, 2008

Órdagos: las declaraciones de David Trueba y el vídeo de Paul Williams

He escrito tantas veces sobre Paul Williams en este blog que cuando encontré un vídeo nuevo en Youtube, absolutamente maravilloso, no supe como colocarlo. Y ahora aprovecho dos órdagos de Elphaba y Bandini para escribir este post y colar el vídeo.

Tengo dos cosas pendientes con todos los comentaristas de por aquí (Candela, Elphaba, Guillel Tolete, G.K. Dexter, Ternin, el recién llegado Bandini, y todos los demás, a los que os agradezco, de verdad, la actividad de estas páginas): la primera es la foto con Fernando Velázquez (compositor de El Orfanato) con la capa de Superman sobre los hombros y el pequeño Kar-El en mis brazos. No me olvido. Más entrado el verano y más relajado, a lo mejor pierdo la vergüenza. Y la segunda, perteneciente a la época del concurso sobre cosas frikis que cada uno tenía en su casa, ya avisé que cuando me llegara mi objeto friki avisaría. Está bien que Bandini esté por estos lares porque tiene que ver mucho con nuestras conversaciones. Atención: el objeto friki (que no voy a describir por pudor) que me he agenciado es... ¡ESTE!

El vídeo de Paul Williams (que desde hace un par de semanas, lo pongo todos los días) es este:



Y por último, el comentario de Elphaba sobre una cosa que ha dicho David Trueba en el Fotogramas:
"Detesto a Spielberg y creo que le ha hecho un daño brutal al cine".

David Trueba, que es un tipo muy inteligente, una vez me puso los pies en la tierra. Estábamos de copas con el equipo de Malena es un nombre de tango. No sé si al final él sale acreditado como guionista, pero lo que está claro es que el guión que había escrito Senel Paz era para hacer dos películas y media. Como Ariadna Gil protagonizaba la película, parecía evidente que la reescritura de guión la hiciera Trueba. Por tanto, el guión final es suyo, aparezca o no aparezca acreditado.

Pues eso, estábamos en una mesa sentados y en aquella época estaba de moda hablar sobre el final de las subvenciones y cómo iba a perjudicar al cine español. Yo saqué el manido tema (y ahora me arrepiento de haber quedado como un tolete) de que si quitaban las subvenciones, un cine muy interesante, como el de Víctor Erice, se dejaría de hacer. Y David Trueba saltó sobre mi como si hubiera dicho una herejía. "No te confundas, el cine de Víctor Erice es muy rentable. Al final la calidad se abre camino, si eres bueno, el público lo aceptará".

Por supuesto, hablo de recuerdos y no son palabras textuales (de hecho, las frases de Trueba me han quedado muy parecidas a la Teoría del Caos de Goldblum en Parque Jurásico: "la vida se abre camino"), pero básicamente vino a decir eso. Lo recuerdo bien porque inmediatamente pensé dos cosas: que tenía razón con el tema de Erice (y hoy día, sus películas se siguen viendo en todas partes) y en segundo lugar, me impresionó la claridad de sus ideas, sobre todo viniendo de un tipo que estaba preparando, en aquello días, su primera película como director.

La frase del Fotogramas tiene mucho jugo y es muy publicitaria. Cierto es que con la llegada de Spielberg, el mundo del cine se ha reducido al gran espectáculo. Un ejemplo: me encanta Moulin Rouge, de Baz Luhrmann, pero cuando terminé de verla tuve pánico. La película era espectacular y estaba recaudando mucho dinero, pero me dio verdadero terror pensar que la gente empezara a copiarlo y todas las películas, a partir de ahora, tuvieran esa estética.

Con esto quiero decir: el problema no es que exista Spielberg y sus obras maestras. El problema actual es que no se concibe el cine de otra manera que no sea la spielbergiana. Todos son grandes espectáculos, grandes decorados, músicas colosales, fotografías limpísimas... No hay diferencia estética entre Spiderman y una película de amor. Todo es grande. Nada es íntimo. Todo es igual.

Por supuesto, hablo de conceptos puramente industriales: existen todavía películas minoritarias (y siempre existirán) e incluso directores dentro de la industria americana (por ejemplo, Clint Eastwood) que arrasan con una sencillez de puesta en escena que raya el autismo cinematográfico. Pero el mercado cinematográfico está invadido por productos que intentan parecerse al cine de Spielberg, que por cierto, ha evolucionado brutalmente haciendo películas mucho más arriesgadas que, por ejemplo, David Trueba.

Nadie en su sano juicio podría sacar una película como Inteligencia Artificial y salir tan bien parado como Spielberg: es triste, el niño sufre, el final es abierto, la fotografía es compleja y, desde luego, se necesita reflexionar un buen rato para tener claro lo que te han contado: mientras estás viendo la película, lejos de disfrutar, parece que te estén dando una paliza. Hoy amo Inteligencia Artificial sobre todas las cosas, pero no la suelo ver porque es una experiencia realmente dura.

Por otra parte, y para terminar con esta ida de cabeza, David Trueba puede ser de todo, pero no es un snob. Si lo ha dicho así, textualmente, estoy convencido que tiene un contexto coherente. No me creo que un director como Spielberg que, haga lo que haga, no sólo tiene buenas críticas sino el favor del público, sea un problema para David Trueba.

¿He dicho alguna vez que cualquier secuencia de cualquier película de Spielberg es una clase magistral de cine?

Este vídeo me gusta, el periodista le muestra a Spielberg el póster de Amblin, el primer cortometraje de Spielberg:


Batman actualizado (como un perro persiguiendo coches)

Hoy, lunes 11 de agosto, he mirado la taquilla americana de este fin de semana. The Dark Knight sigue en primera posición por cuarta semana consecutiva. Ya es la tercera película más taquillera de la historia (441 millones de dólares). Sólo Titanic y La guerra de las galaxias están por delante. Tal como van las cosas, adelantará a Star Wars esta semana y se quedará en segunda posición. E incluso, con el tiempo...

¿Sólo me quedan dos días para verla? Ni me lo creo... y si después de tanta historia, no me dice nada...

En la banda sonora hay una pieza magistral. Tan magistral como su nombre: Like a dog chasing cars. Creo que es delito, pero me gustaría compartirla con vosotros:


10 agosto, 2008

Estimado Sr. Bandini: nuestra facultad era la gloria...

Lamento mucho mi tardanza en ponerme al día, Sr. Bandini. Tenga en cuenta una serie de factores: los dos niños, la llegada de mis vacaciones, el estrés de los últimos días (en la empresa privada, cuando te vas a ausentar unos días, tratas de dejarlo todo medianamente preparado para que la persona que pringa no se trague una serie de marrones que, a la larga, siempre terminas dejando).

Me ha hecho mucha ilusión que me localizaras en el blog y dejaras un comentario (ahora ya te tuteo). Hoy mismo me ha llamado nuestro amigo y ahora profesor de imagen de la Facultad de Ciencias de la Información (majestuosa en la foto) José Antonio (que se viene a verme a Canarias la última semana de agosto), y me ha dejado pensando largo rato en mis (nuestros) años de Facultad.

Y es el momento de contar una serie de cosas:

Los años de facultad han sido los mejores años de mi vida. Todo lo que consideraba importante en ese momento, o sea, cine y mujeres (perdónenme que sea políticamente incorrecto, pero "pendón" es poco para definirme en esos años), eran mi meta y mi vida.

A pesar de que los mejores recuerdos los tengo de la cafetería de la facultad, a la que tú y yo íbamos fundamentalmente a hablar sobre En busca del Arca Pérdida y Steven Spielberg en general, también guardo buenos recuerdos de las clases de Historia del Cine en segundo, en la que saqué Matrícula de Honor simplemente por el hecho de disfrutar como nunca había disfrutado en una clase.

Recuerdo los seminarios de Vicente Aranda, las magistrales clases de Antonio Castro, salir con todas las mujeres de clase (y eran muchas, pero claro, la fanfarronería con la edad actual suena a cuento de piratas), pero me sigo quedando con las conversaciones de la cafetería. En una época anterior a Internet como moneda común, lo raro era descubrir que había gente exactamente como tú y yo por el mundo. Gente que se sabía plano a plano una serie de películas y que, además de hablar de Ford y de Hawks, se sabía de memoria las películas de John Carpenter, Landis o Brian de Palma (reverencia, por favor).

Tener un título por pasarme cinco (o seis, o siete) años en la cafetería de la facultad tiene gracia. Pero yo tenía mis trucos. El primer año, alguien que no recuerdo nos dijo que había tres o cuatro dioses que teníamos, forzosamente, que vanagloriar. Eran teóricos del cine entre los que se encontraban Jean Mitry (que con los años he descubierto de verdad) y Nöel Burch.

El primer año, me fui a la librería de los Alphaville y me compré los dos mamotretos de Estética y Psicología del Cine de Mitry. Empecé a leerlo y me aburrí. Así que miré el índice, descubrí más o menos por donde hablaba de algo muy concreto sobre la narrativa y me aprendí un párrafo.

A partir de ahí, en cada examen que no fuera tipo test, preguntaran lo que preguntaran, comenzaba a enrollarme con lo que sabía de cine y llegaba hasta el punto en donde, ya encauzado el tema, podía meter mi párrafo de Mitry entrecomillado. Por supuesto, ponía un numerito y en la parte de abajo del folio del examen escribía: (1) Estética y Psicología del cine. Jean Mitry. Siglo veintiuno de España Editores. S.A.

El párrafo (muy jugoso, por otra parte) decía algo así como: "Si los films mediocres abundan, su mediocridad es con mayor frecuencia del contenido que de la forma y las películas malas, o sea, mal hechas, son cada vez más raras". Como puedes ver, con esta frase se pueden hacer mil exámenes diferentes y aplicarlo a teorías de autor, a cine comercial, a la nueva ola, al cine ruso, a lo que fuera necesario...

José Antonio, a la salida de los exámenes a lo largo de esos cinco años, me preguntaba como había enfocado en ese examen concreto, la frase de Mitry. Siempre fue así menos el día que, directamente, le quité el examen a José de la mesa para copiar unos datos. Ese día metí la pata hasta el fondo, porque José Antonio confundió un teórico del cine ruso con Trotsky, revolucionario ruso que entre otras cosas, creó el ejercito rojo. Ese día nos llamaron a despacho a los dos, por ponernos de acuerdo en tomar el pelo al ¿profesor? Hernáiz con conceptos revolucionarios. No sé como salimos de aquella, pero en algún momento se debió notar que, cateto de mi, simplemente le había copiado el examen...

Podría contar mil anécdotas de aquellos años para terminar muertos de risa y sin respirar. Y eso es peligroso. Yo recuerdo momentos personales gloriosos, como cuando a salir a defender delante del ¿profesor? Hernáiz
el cine negro frente a la luz (?) y le nombré a Belloq para establecer los términos de mi exposición. Por supuesto, salí bien parado. No se podía esperar más de Hernáiz, que nos enseñó un cuadro que se llamaba "nosequé en la hondonada" llamándolo "nosequé en la mondonada". Cuando alguien, maliciosamente, le preguntó que significaba "mondonada", él dijo "mucha gente". No teníamos a Google.

En aquellos años no podía ni ver a Hernáiz. Ahora le daría un abracito por pertenecer a mis recuerdos de los mejores años de mi vida. Como a Sergio Navarro, joven profesor de cine que hablaba en nuestro idioma y que en aquel momento no me caía demasiado bien, quizá porque me parecía algo chulito. Y sin embargo, de él aprendí la mejor lección de mi vida, lección que voy soltando por ahí siempre que puedo: échale morro a la vida. Pero además, de verdad.

Un día, creo que en la Plaza de España, Sergio Navarro vio como su ídolo de los Efectos Especiales, Colin Arthur, estaba rodando una secuencia. Ni corto ni perezoso (esto lo contó en nuestra clase) se acercó a él para conocerlo, hablar con él, que le enseñara su estudio... y terminó trabajando con él unos cuantos años. En ese momento, esa historia me impresionó bastante y decidí aplicarla en mi vida. Un día, todos ustedes se fueron con otro profesor a visitar la restauración de películas a Filmoteca Española. Ese día yo no fui a clase y me quedé hecho polvo por no haber ido. Así que le puse morro, y al día siguiente, a las 9 de la mañana, llegué a la Filmo y dije algo así como: "mis compañeros vinieron ayer a ver esto y yo no pude, ¿puedo conocerlo hoy?. Entré, hablé con Juan Mariné sobre sus películas con Juan Piquer Simón y mi adorado José María Forqué y al cabo de unas semanas, me hicieron un contrato con el que estuve trabajando allí tres años.

Esa lección de Sergio Navarro tuve la oportunidad de contársela a su hermano Heriberto, una gran persona, un gran conocedor de la música de cine y con el que he coincidido en el Congreso de Música de cine de Úbeda. En realidad, me hubiera gustado darle las gracias a Sergio en persona, por su lección de "echarle morro a la vida" y por su libro sobre la Música de cine, que sigue pareciéndome excepcional, pero tristemente, Sergio falleció de forma trágica en un incendio en Madrid. Como en las películas, me enteré un asqueroso día por las noticias de televisión.

Prácticamente, todos los trabajos (y en realidad, todo lo que he hecho en la vida) lo he conseguido con esa premisa: echar morro. Tirar "palante": si me apetece algo, voy y lo intento. Hace un año o dos, quise llevar el Gabinete de prensa del teatro Perez Galdós, en Las Palmas. Se iba a inaugurar en pocas semanas y leí que iban a presentar el logotipo en una pequeña rueda de prensa. Me puse la corbata, asistí al acto y me acerqué al director del teatro para contarle mis aspiraciones. Esa vez, aunque estuvo receptivo y quedó en llamarme, no pasó nada. Pero yo me quedé tranquilo. No funcionó, pero podía, perfectamente, haber funcionado.

Y ten en cuenta (me enrollo muchísimo, pero te aseguro que he borrado la mitad de las historias de este post para no hacerlo tan largo), que hablas con una persona que, con José Antonio,Adolfo y Susana, nos hemos colado unos cuantos años en la Gala de los Goya. La filosofía: echarle morro (por cierto, en algún sitio de mi casa, tengo un granito de arroz en una caja: me lo tiró a la cara Berlanga, mientras tomaba paella y hablaba al mismo tiempo. En aquel momento, José y yo vimos con humor casi reverencial que Berlanga me hubiera escupido un grano de arroz, de su boca a mi moflete).

Sr. Bandini, tengo muchas ganas de volver a verle, hablar con usted y contarle más cosas de aquellos años (bueno, y de estos). Creo que la vida, de momento, me ha tratado bien. Me gusta lo que hago, mi mujer y mis hijos. Y no necesito nada más. Eso sí, cuando pienso un poco en los mejores años de mi vida, pienso en esa cafetería de la facultad, en los libros de cine, en las clases magistrales y en los sueños que teníamos. Y por supuesto, en las copas que bebimos y en las mujeres que ligábamos.

Lejos de pensar que la Facultad de Ciencias de la Información fue una pérdida de tiempo, creo que fue mi experiencia vital. Y no acepto a los que la repudian. El título, en alto. Como la cabeza.

06 agosto, 2008

Zimmer, James Newton Howard y Wall-e

De Wall-e poco voy a decir: a mi hija no le gustó nada y a mi me parece una obra maestra como la copa de un pino. Tremenda, tremenda. Estoy convencido que los de Pixar pasan soberanamente del público infantil. Esta peli tiene demasiado, demasiado, demasiado contenido. Repito: es un obra maestra del cine (así, en general, sin acotar lo de animación).

Por otro lado:

Lo de siempre: Zimmer no me gusta. Eso no significa que no crea que algunas de sus bandas sonoras son potentes y suenen francamente bien. A James Newton Howard lo adoro.


Los dos juntos han hecho las bandas sonoras de Batman Begins y The Dark Knight. Lo raro, lo poco habitual, lo extraordinario, no es sólo que dos músicos de cine compongan juntitos una banda sonora. Lo raro es que la toquen en directo como rockeros de la vieja escuela. En realidad, lo más curioso, es que dos notas seguiditas, titotitotitotito, hagan que la gente aplauda en el cine.

Zimmer no me gusta, pero las bandas sonoras de Batman Begins y The Dark Knight son magníficas. Todo esto, con las pruebas en la mano: estreno de la película en una sala IMAX norteamericana.




ACTUALIZACIÓN: A Zimmer le va el tema de tocar en directo...

03 agosto, 2008

¡The Dark Knight imbatible!

Por tercer fin de semana consecutivo, The Dark Knight es número uno en taquilla. Por mucho que se estrenen Momias y musicales de ABBA, El caballero oscuro no abandona su posición.

Hacía tiempo que no veía un fenómeno de este tipo. Con los tiempos que corren, las películas suelen ser número uno durante un sólo fin de semana (por eso, los estrenos en miles de salas: lo que se recaude el primer fin de semana es casi el 90% del montante final). En el último año, a lo mejor he visto una o dos películas que aguantan dos semanas en primera posición. Lo de The Dark Knight es inaudito.

El índice de fracaso de una peli se mide por el porcentaje de público que decrece entre el primer fin de semana y el segundo.

Y yo, nervioso como un cubilete de parchís, he visto la primera parte hoy en DVD (Batman Begins) para calmar los ánimos y, de verdad, no recordaba que fuera tan buena. Si la segunda, como dice todo el mundo, es muy superior a la primera, no cabe duda de que es una puñetera obra maestra.

Por lo pronto, mañana o pasado la película llegará a los 400.000.000 $ (sólo en USA, multiplíquese por 3 o 4 la recaudación internacional) y superará en un santiamén a mi amado Spiderman.

Mi pregunta es: ¿Por qué tan pocos directores, como en este caso Nolan y en el caso de Spiderman, Sam Raimi, han visto el potencial de los superhéroes del cómic como una franquicia a tomarse en serio? El primero que se la tomo en serio fue Richard Donner y todo el mundo recuerda Superman como un clásico...

Humm! Me voy a dormir.

01 agosto, 2008

Efectos especiales: el vídeo de los vídeos

Ahora los "cómo se hizo" de las películas son un rollazo. La más grande de las superproducciones de efectos especiales, como mucho, puede sacar a un par de tipos sentados en un ordenador enseñando como han diseñado un efecto especial y el programa de ordenador que han desarrollado para eso.

Pero hace menos de veinte años, las cosas eran diferentes. En las películas de efectos especiales habían decenas (o incluso cientos) de maquetistas, tipos que hacían efectos en directo, delante de la cámara, y dibujantes de matte-paintings.

El matte-painting era, en resumidas cuentas, una pintura hiperrealista realizada sobre una base transparente que, en muchos casos, se mezclaba con otra imagen en movimiento en una copiadora cinematográfica o incluso, delante de cámara, en el mismo rodaje. Posiblemente, el matte-painting más famoso sea el que cierra En busca del arca perdida: el dibujo de un almacén lleno de cajas donde el hueco central de la pintura está vacío para que una persona real, en perfecta perspectiva con el dibujo, empuje una caja hacía el fondo.

O el que pongo en el post, arriba: el hangar de un destructor imperial de la saga galáctica, con todos los soldados en formación dibujados y donde podemos ver el hueco dejado para que unos personajes de verdad hagan una formación de soldados que se mueva un poquito. Según cuentan los profesionales, un matte-painting sólo debía estar unos pocos segundos en pantalla para que no se notara, pero hay algunos que han aguantado un montón de rato con truquitos del estilo "humo en una esquina", "fueguito en otro lado", etcétera, etcétera, etcétera.

Parece que quería hablar de esto, pero no es así. Me lío.

Ahora imaginemos que mañana llevamos una cámara de vídeo a la oficina y grabamos a todos nuestros compañeros trabajando. Yo lo he hecho un par de veces, de recuerdo. Y vamos a imaginar más, por ejemplo, que en Youtube encontremos una de esas grabaciones, la de un tipo grabando a sus amiguetes pero que, en este caso, trabaja en el lugar de mis sueños (y seguro que, de mi generación, en el lugar de los sueños de muchos)...

Me lío de nuevo: es el vídeo de un tipo que trabajó en la Industrial Light & Magic, la compañía que hace pocos años era la mejor en el tema de efectos especiales (de la mano de George Lucas cuando tenía las cosas más claras y menos papada). El caso es que este tipo ha grabado a todos haciendo los efectos de la tercera de Indiana Jones (por tanto, nos situamos en años artesanales, casi en el umbral de la generalización de la infografía en el cine) pero con fines personales, nada profesional.

Me encuentro como un arqueólogo que acaba de encontrar una joya: mire donde mire, en esas oficinas, veo cosas que identifico y que tienen un lugar destacado en mi memoria y en mi corazoncito.

Si ya lo decía yo, esto de Internet no puede ser malo (aunque Tom Cruise diga que no sirve para nada, sólo para ver pornografía. Este tipo está enfermo):





Si te han gustado estos dos vídeos, accede al resto de la cuenta de este señor porque, aunque para mi gusto estos son los dos mejores, tiene algunas joyitas sueltas en su cuenta.