26 junio, 2011

Adios, Michael Scott


No les engaño. Parece imposible, pero la séptima temporada de The Office es la mejor de todas. Y no es ningún secreto: desde hace años Steve Carell negoció su salida de la serie en la séptima temporada. Los guionistas lo han preparado bien, de una manera mucho más pensada y trabajada de lo que uno, en sus limitaciones, se puede imaginar. Sin paliativos, unos genios.

Pero lo mejor de la temporada no es su humor corrosivo, surrealista a ratos. Lo mejor es que es muy, muy emotiva. Tan emotiva que he estado cerca de llorar en un par de episodios. Y no, no se pone moralista ni tiene esos defectos tan comunes en las series americanas. En realidad, sigue siendo una bestialidad sin mensaje. Humor por humor. A lo Homer.

Y aunque confío plenamente en los guionistas de esta serie, sinceramente no le veo vida sin Michael Scott. Es como un coche fantástico sin coche o un Epi y Blas con un solo personaje. Y la voz cantante que han escogido para sustituir a Steve Carell no es santo de mi devoción: el actor Will Ferrell.

No han buscado otro Michael Scott sino que el nuevo jefe, con el que termina la séptima temporada, es un tipo rebuscado, con un carácter raro... y no me convence. Sé que es pronto y me duele la salida de Scott, pero aún así, no lo veo.

En esta séptima temporada hay momentos memorables. Y está la obra maestra de las obras maestras: el episodio 7x19. No se pueden escribir secuencias más sensibles en un entorno tan divertido. La combinación es perfecta y te saltan las lágrimas, no sabes si por las risas o por la emoción.

Y aunque Michael Scott desaparece de la serie paulatinamente (desde que toma la decisión hasta que lo hace pasan unos cuantos episodios de despedida), hay un momento específico que me vuelve loco: cuando Michael está entregando los últimos premios absurdos de su oficina y sus empleados cantan Seasons of love de Rent, pero con la letra cambiada, con los segundos que han pasado juntos de verdad y con comparaciones tan maravillosas como "podrías haber visto Jungla de Cristal 80.000 veces".

Michael se va con la cabeza bien alta. Y Steve Carell, sólo por su actuación en sus últimos cinco episodios, se merece un altar en el mundo de la televisión:


5 comentarios:

  1. Qué susto! Pensé que este también se había muerto. He visto la primera temporada de esta serie y a pesar que me rei y mucho además, no acabo de pasar por ella. El tipo me pone demasiado nerviosa (ya sé que es lo que pretenden) pero mucho, mucho.

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  2. The Office es a la primera década del nuevo siglo lo que Cheers en los 80.
    Yo tambien pienso que sin el gran Steve Carell (¿para cuando un remake de El Guateque con Carell haciendo de Bakshi) la serie está sentenciada.

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  3. A pesar de que hace bastante tiempo que dejé (temporalmente) de verla, me das un disgusto con la noticia.
    Sin menospreciar al resto de los actores y personajes, The Office es Carell. No puede ser igual de genial sin él.

    Tengo que volver a retomarla.

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  4. Coincido: Sin el no hay serie. Estoy en esta septima temporada, pero aun me queda bastante por ver.. ya te dire.

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  5. Pues ya nos contarás, sobre todo en el último giro final, que para no hacer ningún spoiler he ocultado algún dato... Es una temporada tremenda y no hay sustituto posible...

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