29 julio, 2011

Música de Cine en Úbeda 2011 (2 de 3)

Bruno Coulais hablando con Sarde en perfecto francés. Foto del blog de Julio Rodríguez

Según pasan los días, uno se va dando cuenta de que el tiempo que se pasa en Úbeda es, si cabe, más mágico. Todas esas caras conocidas, todos esos CDs en grandes cajas preparados para ser comprados, todas esas anécdotas de compositores y todo ese equipo desinteresado que pone en marcha el Festival, con la cara desencajada, corriendo de un lado a otro... imágenes que se repiten año tras año.

Tras este tierno comienzo, sigue la revisión friki del evento:

Philippe Sarde

Sarde es más joven de lo que aparenta. Su edad no casa con su presencia. No sé si ha tenido alguna enfermedad o es cierto lo que dicen de él, que nunca sale de su casa, que no se relaciona con nadie y que teníamos la tremenda suerte de poder verle. Pero el caso es que parece mucho mayor de lo que es. No sé como decirlo de manera fina, pero está bastante redondo y su caminar es lento. Su cara, posiblemente poco acostumbrada a estar rodeado de frikis ansiosos de charlar con él (entre los que, por supuesto, me incluyo) mostraba cierto asombro por lo que pasaba a su alrededor y sus ojos se ponían como botoncitos redondos.

Dicho esto, Sarde es un genio. Pero de verdad, con mayúsculas. Un compositor con más de 300 películas en su haber (¡y qué películas!). Y es uno de esos nombres de los que puedo decir que tengo vinilos (humm... que viejuno soy).

Para un tipo de mi edad, Sarde empezó a ser un nombre a tener en cuenta con las bandas sonoras de En busca del fuego y Piratas. Pero toda su carrera es antológica.

En su conferencia pasó una de esas cosas que me dan tanta rabia: Sarde puso escenas de películas absolutamente magníficas. Y yo, que aunque pasen los años, me quedo embelesado con una buena imagen cinematográfica, deseaba con todo mi corazón ver cada una de las películas allí mostradas.

Me pasó hace dos años con Rombi, que cuando pusieron algunas escenas de sus películas inmediatamente pensé: "debo ponerme al día con el cine francés, porque son unos auténticos fieras". Pues este año, más de lo mismo. Chicos, debemos ver más cine francés.

La conferencia de Sarde, independientemente de las películas seleccionadas, se me hizo eterna. En primer lugar, fue en francés y no tengo ni pajorera idea del idioma (ni siquiera puedo escribir croasan correctamente). Estoy acostumbrado a oír las conferencias dos veces: en inglés y la traducción... pero en francés, tenía que esperar durante largos minutos para saber de qué diantres hablaba y casi me quedo dormido.

Pero todos sacamos nuestras conclusiones de cada conferencia y la mía es claramente "ver más cine francés". Por otra parte, esta noche me enfrento, tras tropecientos años, a El quimérico inquilino. No sólo por Sarde, sino por Polanski. Siempre es buen momento ver un Polanski.

Blake Neely

La sorpresa vino de la mano de este tipo. Seguramente no saben quién es. Yo tampoco lo sabía hasta que vino a Úbeda. Es un famoso orquestador de Hollywood (incluso tuvo su parcela como orquestador de Michael Kamen) y ahora trabaja en la factoría de compositores de Zimmer. Y en honor a la verdad, se ha hecho muy popular por la banda sonora de la serie The Pacific y con algunas piezas de El Mentalista.

No tengo datos pero me dió la sensación de que está protegido por Tom Hanks, ya que casi todos los proyectos gordos de Neely parten de la productora de Hanks. E incluso, cuando puso alguna escena de una película reciente (de esas desconocidas por estos lares) resultó que el protagonista era el hijo del actor.

Pero son sólo sospechas.

No tenía demasiado interés por esta conferencia y sin embargo, me entusiasmó. Blake Neely demostró dos cosas: ser un conferenciante nato y un tipo con bastante gracia.

Uno de los grandes aciertos de Úbeda es poner un piano al lado del conferenciante, de forma que este, en muchos momentos, se levanta y toca una melodía para que sepamos de qué estamos hablando. Y Neely no paró de levantarse para deleite de todos. Y lo más importante: nos contó como funciona Remote Control por dentro.

Remote Control, para mi hermana y todos lo que no lo sepan, es una empresa del compositor Hans Zimmer. Algo así como una factoría de bandas sonoras. Cada músico tiene su pequeño estudio pero todos trabajan con todo. Por eso, una banda sonora firmada por Zimmer, en realidad, puede haber sido trabajada (aunque muchos de estos ya no están con él) por John Powell, el mismo Neely o mi adorado Klaus Badelt.

En algunos casos, hay más de diez compositores acreditados. De hecho, en la escena de The Pacific que nos puso Neely (que era un copión de trabajo), en el borde superior derecho ponía ZIMMER (son copias nominales: a efectos de piratería, si la escena aparece en Internet, la culpa es de Zimmer). 

Neely contaba desesperado como en Youtube, en ese vídeo que nos mostró aparecían comentarios diciendo "lo maravillosa que era la música de Zimmer". Y él giraba los ojos, levantaba las manos y gritaba: "Pero esa música es mía".

Aún así, lejos de quejarse, hablaba de bastante buen rollo en Remote Control. Que todos trabajan como enanos y que Zimmer, lejos de ser un jefe comodón, es el primero en llegar y el último en irse.


Por último, Neely confesaba que muchos compositores tienen equipos infinitos de personal para trabajar. Lo único que ha hecho Zimmer es, simplemente, acreditarlos como tales.

Y aunque yo tengo muchos problemas con la música de Zimmer, reconozco que en los últimos años he oído cosas que me han dejado en completo estado de shock (algo que creo que no me va a pasar nunca con Horner).

Y como me he alargado demasiado, mañana sigo (o el lunes, que en fin de semana no mola nada sentarse en el ordenador a escribir).

28 julio, 2011

El frikiperopoco de Pascal Gaigne

Pues ya parece una tradición anual. En la esquina derecha superior del blog tengo los saludos de Patrick Doyle, Christopher Young y Michael Giacchino. Adoro a los tres compositores, pero si hay alguien que define lo que más escucho en casa, ese es Pascal Gaigne.

Su trabajo en Solisterre, AzulOscuroCasiNegro, El sol del membrillo o la obra maestra que es Le Cou de la Girafe (que es lo que suena detrás de su aparición en el vídeo y que Youtube ya me ha avisado que estoy infringiendo el copyright) es absolutamente desmesurado.

Estoy encantado con este vídeo. Gracias a Pascal por ser como es. Su humildad innata unida a su timidez hizo que decir estas palabras fuera un pequeño mal trago... pero yo soy bastante pesado. Desafortunadamente, su música no fue demasiado bien tratada en el concierto y da verdadera rabia: por él, que debió sufrir lo insufrible... y por los oyentes, que no pudieron darse cuenta de la talla del compositor que estaban escuchando.

Un saludo más, el más importante para mi, a la colección de frikiperopocos de compositores que valen su peso en oro.


PD: La última foto de Pascal Gaigne, la buena, es propiedad de Julio Rodriguez. Me la ha dejado para esta ocasión tan especial. Su blog de fotos es de visita obligada.

27 julio, 2011

Música de Cine en Úbeda 2011 (1 de 3)

Cuanto tiempo hace que no escribía. 

No he estado muerto ni enfermo sino en Úbeda, en el VII Festival de Música de Cine. Durante dos o tres post voy a desgranar un poquito lo que ha pasado este año. Es evidente que si quieres leer un crónica más seria, hay mil páginas y blogueros que contarán con pelos y señales todo lo acontecido durante los cuatro días que ha durado. Si lo que buscas en una versión un poco más friki, has llegado al sitio correcto.

La premisa era “el año de los compositores europeos”. Algunos, como yo, lo hemos achacado a la crisis (tanto la global como la del Festival: muchos años haciendo un Festival pequeñito, a base de sangre, sudor y lágrimas, muchas lágrimas). 

Sin embargo, los compositores que han venido han sido una representación perfecta de lo que se hace (y se ha hecho) en Europa. Desde el estrafalario Gabriel Yared pasando por Bruno Coulais, Carles Cases, Alberto Iglesias, el genio de Philippe Sarde y el gran Pascal Gaigne, entre otros.

Y por medio, sin ser europeos, han aparecido los compositores televisivos Blake Neely (The Pacific, The Mentalist) y Bear McCreary (Galáctica, Caprica, Human Target) y casi sin cuadrar con nada ni nadie, Mark Isham, un gran compositor clásico del cine americano actual, con obras como The Black Dalia, Leones por Corderos o El río de la vida. Un tipo con una carrera magnífica pero que, lo reconozco, no era santo de mi devoción. Ahora lo adoro.

Y esto es todo lo serio que vas a leer. Ahora, mi crónica por puntos completamente arbitrarios, distribuida a lo largo de los próximos tres días:

Gabriel Yared:

Yared y su pelo. Foto provisional hasta que Julio Rodríguez haga pública su obra

Compositor melódico (uno de los pocos actuales) y ganador del Oscar por El Paciente Inglés. Un tipo especial. El pelo lo tiene completamente revuelto, en una especie de tocado a lo Barton Fink. Parece malhumorado todo el día, pero la realidad es que le pedí una foto y accedió de buen grado a fotografiarse conmigo y en su charla, estuvo muy ameno y simpático.

En el lado más friki, en el coloquio posterior a la conferencia, alguien le preguntó por su banda sonora rechazada de El Turista. Una pregunta curiosa cuando hay decenas de películas con música de Yared. Preguntarle justo por una que se le ha rechazado puede parecer de mal gusto. Pero Yared, lejos de tomárselo mal, se río y gritó con ironía: “Sí. Y si quieres, también hablamos de Troya” (que es su otra banda sonora rechazada y amada por miles de fanáticos como yo, que se bajaron la música de su web antes de que Warner le amenazara con un pleito).

Por cierto, Yared está en la lista negra de Warner desde el 2003, desde que el compositor hizo público su malestar por esa corriente de Hollywood tan actual de cambiar la banda sonora en el último momento.

Las cosas son de la siguiente manera: cuando se hace un pase de prueba de una película para ver las reacciones del público, si no gusta, poco pueden hacer salvo remontar unas escenas. No pueden cambiar al director de lo ya rodado ni pueden cambiar a uno de los actores (que implicaría volver a rodar la película). La solución fácil es cambiar la música para darle otra dimensión a las imágenes.

Sin pelos en la lengua, criticó (para mi disfrute) al compositor que le sustituyó, James Horner, aludiendo a la utilización del mismo coro que él había utilizado y el uso de algunos instrumentos. O sea, le acusaba de haber utilizado su investigación previa del tipo de música. Por supuesto, Yared estaba dolido y sus conclusiones hay que cogerlas con pinzas, pero cualquier persona que se mete con Horner tiene mi simpatía.

En otro orden de cosas, Yared fuma sin parar. Enciende un cigarro con el final del anterior. Fuma en la charla. Fuma en el concierto. Fuma en la calle y fuma comiendo. Lo vimos en una terracita en amena charla con Alberto Iglesias (del que se declaró entusiasta seguidor) y sus respectivas mujeres. Y Alberto, que es todo delicadeza, estaba envuelto en una nube de humo.

Yo fumo bastante y me llamó la atención su forma desmesurada de fumar. Estoy convencido que los que odian el tabaco están tirándose de los pelos.

Los Conciertos

La magia de Úbeda está en su famoso espíritu. La realidad es que, los que vamos cada año, nos lo pasamos como enanos durante cuatro días. Nos encontramos a los compositores en todas partes, bebiendo cervezas, comiendo, con los heladitos... Cada año consigo la mejor foto en la heladería. De allí tengo la de Dave Grusin que guardo como oro en paño.

Las conferencias son mágicas y los eventos, divertidos. Pero también hay conciertos. Este año se han celebrado cada una de las cuatro noches y en alguna ocasión, dos conciertos seguidos. Y aunque el oído de los aficionados a la banda sonora parece no ser demasiado riguroso (no es habitual ver a un compositor tocando sus propias piezas y eso tiene su magia), la realidad es que es lo más flojito del Festival.

No voy a ser yo el que critique a la Orquesta de Málaga, que realmente ponen todo el empeño del mundo en que suene bien. Pero es una, sólo una orquesta. Quiero decir, preparar el programa del viernes, del sábado y algunas cositas del jueves es inviable. Las piezas no suenan como tienen que sonar y el espectador sufre con los violines y con los vientos. Y supongo que si yo sufro, el compositor de las piezas sufre más. 

La música en directo tiene magia. De hecho, por la noche, Úbeda es mágica. Y oír una pieza de Coulais con Coulais al lado no tiene desperdicio. Supongo que si quieres escuchar la pieza perfecta, debes ir a un auditorio de verdad con una orquesta con los ensayos suficientes para un programa normal. 

Pero no nos engañemos, yo aplaudí como el que más y grité mis bravos habituales. No tiene nada que ver con la ejecución de la música (en su más estricto sentido) sino con la magia del momento.

Carles Cases

En el recital del jueves, la orquesta se retiró y apareció en escena Carles Cases al piano con su pequeño grupo: un percusionista y una bajo. Y los tres hicieron el concierto del año. Una maravilla de principio a fin. Cases es un fuera de serie, grande entre los grandes, excéntrico, sobreactuado, descarado y excesivo.

Se comió al resto de compositores americanos y europeos, que estaban en primera fila preguntándose quién es ese tipo que hace esa música. Como decimos en Canarias: se los comió con papas. Este año, Cases no celebró conferencia pero fue el que más dijo. Comunicación pura y dura.

A nivel más personal, hasta el propio compositor reconoció que había sido una noche fantástica. Lo dijo de una forma un poco más coloquial pero no estoy por la labor de reproducir sus palabras, que fuera de contexto pueden perder su cachondeo...

Y mañana más.

Las historias de Mark Isham, Pascal Gaigne, Bear McCreary, Blake Neely y todo lo más friki que recuerde… Y por supuesto, en el momento que Julio Rodríguez, persona que con sus fotos ha sabido captar como nadie la experiencia de Úbeda, haga público su trabajo, quito las que he puesto y pongo las suyas...

¡Ah! Y sí tengo vídeo de compositor para frikiperopoco, de hecho, tengo dos y son muy, muy buenos... pero acabo de llegar y tengo que montarlos. Nos reiremos.

12 julio, 2011

Confessions

Confessions (2010)
El cine japonés no para de sorprenderme y eso es que no he tenido la oportunidad de disfrutarlo de lleno (aunque con las nuevas tecnologías no tengo excusa). Pero las sorpresas con el cine fantástico japonés de la última década, unido a mi curiosidad por el cine de Ozu o Kurosawa... son datos que hacen que realmente me plantee una inmersión total.

Pero algunas películas japonesas sueltas no me dan una visión global de un movimiento cinematográfico que debe ser absolutamente bestial y, por tanto, como suele ser habitual, hablo con más descaro que conocimiento. 

Había oído hablar muy bien sobre Confessions (2010) que, desde ya, digo que es algo más que una buena película.

La trama es absolutamente deslumbrante. Un juego maquiavélico que, desde el primer minuto, te agarra para no soltarte. Las tres frases siguientes os van a cautivar de tal manera que os sentiréis obligados a ver Confessions: una profesora se despide de sus jóvenes alumnos ya que su vida se ha vuelto demasiado oscura desde que su pequeña hija murió ahogada. Pero la profesora sabe que no fue un accidente, sino que dos de sus alumnos, presentes en la clase, han sido los asesinos. Ahora quiere venganza.

Y aunque la historia es muy buena, lo deslumbrante es la forma en la que está contada..

El auténtico genio actual de la estructura fílmica es, sin duda alguna, Tarantino. Ya no sólo por manejar el tiempo como lo maneja, sino por su forma de alargar y acortar secuencias con un talento narrativo que, en la actualidad, no tiene competencia. Puede contarte mil cosas en diez segundos y, de repente, contarte algo de diez segundos en una hora. Libertad absoluta con un estricto control del relato.

Y cuento lo de Tarantino porque muchos directores se han empeñado en imitarlo. Y yo creo que eso es tan complicado como conseguir el toque Lubitsch o el toque Hitchcock (que aunque los críticos se empeñen, no hay muchas películas hitchconianas. No vale, repito, no vale, que a todo lo que sea de misterio lo llamen hitchconiano).

El director de Confessions, Nakashima, muestra su talento en la estructura del relato poco a poco, con un dominio que asusta. Primero te cuenta una historia, y poco a poco, como en La Condesa Descalza, cada personaje aporta algo a ese relato, a veces, un poquito del principio, a veces un poquito del final. Detalles que se van incorporando y que forman el conjunto y puntos de vista que finalmente dan un relato sobrecogedor.  Es como una muñeca rusa pero al revés, primero tienes la figurita pequeña y después tienes la misma figurita pero más grande, y más grande...

No es una obra maestra de esas que te dejan noqueado, pero deja ese poso de los buenos relatos. Películas que vuelven, sin que te des cuenta, a tu cabecita en los momentos más raros. 

En el desierto actual, un auténtico oásis.

09 julio, 2011

Tres nombres propios: Dave, Ewan y Julio


DAVE GRUSIN

Ayer fui a un magnífico concierto de Dave Grusin. Ya lo había visto en el Festival de Música de Cine de Úbeda tocando sus propias piezas, pero ahora formaba parte del (magnífico) Festival de Jazz de Las Palmas de Gran Canaria. El grupo completo, en el que la estrella es el guitarrista Lee Ritenour, es absolutamente brillante. La capacidad de sorpresa es ilimitada y uno se da cuenta de lo tremenda que ha sido la experiencia cuando todo termina y el reloj, siempre realista, me dice que han pasado tres horas. Ha sido corto.

Mención aparte y a título personal, la compañía con la que fui al concierto era inmejorable. Pedro (sin nombre completo, que él tiene curriculum) no sólo es el magnífico productor de Jonás y mejor persona, sino que tiene la cualidad de sorprenderme con detalles tan absolutamente surrealistas como presentarse en el concierto con una gran bolsa de plástico llena de cactus ("es que no me acordaba del concierto y no los iba a tirar") y de sacar de su mochila una botellita de gel para lavarse las manos de cuando en cuando. Me encanta tomar cervezas con personas que parecen salidas de una buena telecomedia.

En otro ámbito de cosas, después del concierto nos metimos en un bar infecto lleno de señores mayores con más de una copa de más -de una copa de más de una copa de más. Todos miraban a la televisión, comentando la jugada y estaban completamente integrados con la programación. Y amigos míos, esa es la verdadera España profunda: no hablaban de deporte sino que comentaban una bronca descomunal de Jorge Javier Vázquez a Aída Nízar. Y esto, todavía lo comprendo menos que el fútbol...

Les grabé con el móvil. Imágenes impagables.

EWAN MCGREGOR

Muy friki. En una entrevista televisiva, el actor muestra su manejo de espada láser. Genial. Y cuando el entrevistador se queda alucinado por su habilidad, Ewan contesta: "es que lo estuve haciendo durante meses".


JULIO VERNE

Una tontería. La configuración de mi móvil me ha dejado una extraña sorpresa. No me he dado cuenta hasta hoy aunque esto pasa cuatro días al año. Al mirar la hora, en el lateral derecho del aparato, he leído de forma clarita: "Julio Viernes".

Y durante unos segundos he sido plenamente feliz. A veces la vida es tan sencilla que los pequeños detalles marcan la diferencia... y las vacaciones están tan cerca... 

Una última cosa:

Es probable que alguien se haya dado cuenta de que la foto de Emiliy Blunt no tiene nada que ver con el post. Muy buena apreciación.

Cuando he releído lo que he escrito hasta ahora, he pensado que tenía que mejorar el texto y me da mucha, mucha pereza. Y con la foto, el post gana considerablemente. En la vida real, Blunt está casada con John Krasinski, genial en The Office. En la vida imaginaria, está casada conmigo (aunque a veces le soy infiel con la Deschanel).

Ah, ¿por qué hay que ver películas malas? Porque a veces descubres frases que valen su peso en oro:

- Tengo una corazonada.
- Cuidado, Coppola también tenía una Corazonada y le fue muy mal...

Y esto, forma parte de Sed de Venganza, protagonizada por The Rock (actor con un nombre muy ajustado a su calidad artística).