26 abril, 2012

Produciendo a Cases

Carles y un piano. Muy apropiado
Hace 20 días me llegó la información de que Carles Cases estaba en esto, tan innovador, del Crowfunding. Esto se basa en que los seguidores de algún artista confían en un proyecto y ponen su granito de arena para que se produzca. O sea, dicho de forma romántica, te convierte en productor (o en familia Médici) de un tipo al que admiras.

Desde que se abrió este blog, he mostrado entusiasmo por Carles Cases. Creo que es uno de esos nombres clave del cine español. Y tras conocerlo en persona en dos o tres festivales de Úbeda (porque Cases es un caso claro de tipo campechano, de humor envidiable y con demasiado talento) decidí que era el momento de aportar mi pequeño granito de arena.

He defendido tantas veces que el modelo en que se está gestionando la música y el cine debe cambiar tras la aparición de Internet, que el Crowfunding me parece algo más que razonable. Pagas por la música que quieres que se haga y además, el compositor te compensa con una serie de regalos. Cada aportación, que va desde los 20 hasta los 400 euros tiene su reembolso en forma de cds, entradas para el concierto, comida con el compositor y por supuesto, acreditación en el CD.

Y claro, todo eso está muy bien por mi miserable aportación de 40 euracos... pero que aparezca mi nombre en un CD de Carles Cases no tiene precio. He escuchado tantas veces su música que aunque no me regalara entradas ni me regalara CDs... sólo por aparecer como persona que contribuye a Dancing me parece un regalo del cielo.

Quedan 13 días para terminar de financiar el proyecto y apenas 600 euros por cubrir. La cosa va a toda leche. Si quieres producir a un genio, este es tu momento. El enlace a la página es este.

Y si sigues este blog y estás tan despistado para no conocer la música de Cases, escucha esto, porque hace un momento parecía que estábamos hablando de dinero y de producir... pero, en realidad, de lo que estamos hablando es de música como esta:


PD: E incluso ahora, como productor, le puedo llamar Carles. Así, sin más. Y presionar un poco: "Carles, a ver si le ponemos un poquito de ritmito al proyecto que te veo un poquito lento". Si esto no es bestial, que baje Elmer Bernstein y lo vea.

15 abril, 2012

HIMYM: Trilogy Time

Detrás de las piernas de Robin, el cast de HIMYM
La octava temporada es, con diferencia, la mejor de Como conocí a vuestra madre. Me recuerda un poco a la cuarta y quinta de Friends, de la que es clara deudora. Sus gags visuales, su puntito friki y su inexistente moraleja (el hacer reír por hacer reír) con capítulos completamente surrealistas me tiene alucinado.

Pero el episodio que vi ayer es una obra maestra de televisión: Trilogy Time.

En apariencia, la historia es simple: cada tres años, los tres amigos masculinos se reúnen para ver la Trilogía de La Guerra de las Galaxias. Pero tal y como está contada la serie, esto implica que (a ver si no me lío): empiezan la historia como siempre, en el futuro. Entonces se remontan al año 2.012 y hablan de cuando empezaron con esta tradición. El capítulo se remonta al año 2.000. Se ven escenas de ese año y se imaginan como será todo en el 2.003, cuando se reúnan de nuevo para ver la trilogía. Se ven esas ensoñaciones. Entonces el episodio se traslada al 2.003 real, y se ven sus ensoñaciones para el 2.006, y después se ve el 2.006 real y así, hasta llegar al 2.012. E incluso se ve el año 2.015, que por cierto, es una auténtica sorpresa y empieza a clarificar el final de la serie.

O sea, el episodio juega con más de diez tiempos en apenas 20 minutos. Y no paras de reír.

Pero hay dos detalles que son muy, muy frikis: en cada tiempo, el protagonista tiene en la mano un pack diferente de Star Wars, una crítica absolutamente velada a la cantidad de ediciones que se ha sacado George Lucas de la manga:

Las películas en VHS en el 2.000.
El pack en VHS en el 2.003
Las películas en DVD en el 2.006
El pack en DVD con todos los documentales en 2.009
El pack en BluRay en 2.012.
En el 2.015 no se identifica la versión (pero la televisión se enciende con la voz)

Estos packs los identifico bien porque, igual que a todos los frikis, George Lucas también me ha tomado el pelo. El segundo detalle, más friki si cabe, es la frase final, cuando un nuevo miembro más joven se incorpora a la tradición de ver la saga. Una única frase, pequeña, casi sin sentido: "Disfrútala, pero quiero que sepas que Han dispara primero".

Magnífico.

11 abril, 2012

Cuando Pinocho se rascaba la pierna...

Uy... sí, este es uno de los grandes, grandes...

Tanto hablar de música de cine, de fotografía, de directores... que al final siempre me olvido de los actores. Y como decía mi viejo jefe en Filmoteca, el director de fotografía Juan Mariné, uno puede poner toda la parafernalia que quiera en un plano, pero nunca te olvides de que los actores tienen que salir guapos.

Nunca he tenido muy clara la línea que separa a un buen actor de un buen papel. Y desde hace años defiendo que los Oscars al mejor actor no lo ganan las personas, sino los personajes. Lo que si tengo claro es que el cine y el teatro no se parecen en nada (salvo por la obviedad de que, en ambos casos, un señor hace de otro señor).

Los que saben de cine de verdad, hablan de que un actor de cine mientras menos haga delante de la cámara, mejor. Hitchcock pedía caras neutras, que en el montaje les iba a dar su sentido y auténtica dimensión. 

He tenido la suerte de vivir unos cuantos rodajes y ver como un actor hace "nada" delante de la cámara es sorprendente, sobre todo cuando finalmente ves la película y ves que "nada" es brillante. E incluso he vivido la experiencia de ver un actor magnífico en un rodaje que finalmente no queda bien en pantalla.

Hay una anécdota magnífica de Jack Lemmon en su primera película. El director creo que era Cukor (después la cuenta Michael Caine en el vídeo):

Cukor: Lemmon, por favor, dame menos. Estás actuando demasiado.
Lemmon: De acuerdo.

Cukor: (otra toma). Lemmon, por favor, mucho menos.
Lemmon: De acuerdo.

Cukor: ¡Lemmon! Por favor, menos, menos, menos...
Lemmon: Pero señor, si hago menos, no haré nada.
Cukor: ¡Ahora lo empiezas a pillar!

Dicen que los actores de cine no deben actuar pero sí conocer los mundanos trucos que hay que hacer delante de la cámara. Porque la cámara de cine lo pilla absolutamente todo. Y esa es la magia.

De pequeño, me tenía fascinado esta escena de Pinocho (película que, dicho sea de paso, no me gusta nada) porque Pinocho se rasca la pierna. Teniendo en cuenta que es de madera, me asombraba que un artista hubiera tomado una decisión tan sutil y al mismo tiempo, tan magnífica. Pura actuación.

Y aunque se rasca dos o tres veces, la que me alucinaba está entre el segundo 0:33 y 0:34 por su sutileza:


Hay actuaciones que me parecen pura ciencia-ficción, imposibles de imitar y menos, de contar. Y mi ejemplo favorito es Anthony Hopkins en Remains of the Day. Creo con sinceridad que no hay actuación en la historia del cine igualable a la que hizo este hombre. Ya sé que James Mason, Spencer Tracy y Marlon Brando existen... pero creo que Hopkins, en esta película en concreto, está a otro nivel. Y os aseguro que puedo leer los pensamientos de su personaje.

Cuando hablaba de trucos ante la cámara, el que mejor los ha contado es Sir Michael Caine en una clase maestra televisada. Si queréis saber algunos trucos rudimentarios de cómo se debe actuar, a dónde se tiene que mirar y lo que no hay que hacer delante de la cámara, no os perdáis estos vídeos. Enlazo el primero que después es fácil seguir:

05 abril, 2012

Acotando nuestras preferencias

David Letterman
Si un tipo de derechas siempre lee los periódicos y ve los canales de televisión de derechas... o un tipo de izquierdas sólo lee y ve las cositas de la izquierda, al final lo que vemos es un tipo con un criterio bastante sesgado de la realidad. No escucha ni ve la realidad, sino sólo la parte que le interesa.

Eso es lo que me está pasando a mi con las nuevas tecnologías. Y en contra de lo que pueda parecer, no sólo me parece que está muy bien sino que me tiene completamente fascinado. Lo explico.

De un tiempo a esta parte, supongo que desde que Google se puso a monitorizar mi vida (y la de todos) y cambió su tipo de vínculo con el usuario (avisando de que utilizaría nuestros datos), he notado como gran parte de la información que me llega sin que yo la pida es magnífica.

Yo sé que todos estamos en contra de esa monitorización, pero les voy a dar la excusa de los tontos (que al fin y al cabo...): no consumo porno (pero de verdad, no por razones morales sino por el aburrimiento soberano. Y en cuestión de sexo, siempre me ha parecido que mirar sin participar es una absoluta comida de cabeza). No trafico ni consumo nada raro... y mis búsquedas por Internet pasan por vuestros blogs, Menéame y la industria del cine... y el mayor de mis pecados es adorar de la misma manera a John Ford que a Leslie Nielsen. En definitiva, soy tan anodino, que un día Google dejará de tomarme en cuenta por aburrimiento.

Pero llevo un mes de compras de lo más absurdo. Y es que cada dos por tres, por mail me llegan unos anuncios que, de verdad, están hechos para mi. Creo que Amazon también ha mejorado su criterio porque no puede ser que se pase el día ofreciéndome cosas que realmente me gustan. Y ellos no se basan, como antes, en lo que he comprado anteriormente... sino en mis búsquedas en Internet. 

Así, entre la banda sonora completa de Hook y Poltergeist, de más BluRays de los que puedo ver en lo que queda de año, mis ahorros se van al garete. Y da miedo.

Da miedo estar tan enganchado a Zite. Ya hablé de eso hace un par de meses, pero es una revista del Ipad en la que vas seleccionando lo que te gusta y lo que no. Si lees algo del rodaje de Les Miserables y le marcas un "te ha gustado", a partir de ese día, Zite te informa diariamente sobre el rodaje. Así, cuando abro la revista, me informa sobre mis directores favoritos y mis películas de siempre. O sea, todos los días es una auténtica bomba de información exclusiva para mi.

Lo adoro, pero...

Igual que pasa con los tipos de la política que nombro en el primer párrafo: si sólo leo sobre lo que me gusta, si sólo compro sobre los mismos criterios de siempre... que diablos voy a descubrir.

Con 18 años era un snob del cine: sólo hablaba sobre directores que tenían cierto prestigio y seguía ciegamente a la crítica. Y un día entré en un Pub Irlandés y proyectaban una película que ni siquiera tenía el sonido puesto. Vi un plano que me impactó y ya me quedé absolutamente prendado de sus imágenes. Era imposible que una película pudiera existir porque no entraba en el círculo que yo manejaba. Era Terroríficamente muertos (Evil Dead II) de Sam Raimi. Y descubrí un mundo completamente nuevo que tenía poco que ver con Coppola, Huston o Spielberg. Y hablo, por supuesto, muchísimo antes de que esa película se estrenara en España y, por supuesto, muchíiiiismo antes de que fuera objeto de culto.

Esa cambio radical de criterio, llegando a odiar a los críticos que no tenían dos dedos de frente para darse cuenta de la maestría de Sam Raimi, fue un acto casual: entré en un pub en un momento concreto.

La moraleja, si existe, es que tanto mensaje directo es una maravilla. Disfruto como un enano cuando Youtube me recomienda un vídeo o Amazon me envía un mail contando las novedades que me interesan, pero me da la sensación de que a la larga, voy a salir perdiendo.

Creo que dentro de un tiempo tendré que tomar decisiones más viscerales, pero... de verdad, dentro de un tiempo... Déjenme disfrutar del absoluto protagonismo que tengo cuando me siento delante de mi ordenador.

PD: Me olvidaba. La foto de Letterman tiene su sentido. Youtube me recomendó este vídeo y es la repera. Con motivo del estreno de Little Fockers, Letterman entrevistó a Dustin Hoffman y Robert deNiro en el plató. Y mientras Dustin es un tipo normal, deNiro no abre la boca, sonríe lacónicamente y disfruta poco del espectáculo. Me da la sensación de que tiene un serio problema de timidez... El vídeo es, sinceramente, una maravilla.