29 diciembre, 2011

El tributo a Bárbara Cook


Los Kennedy Center Honor que se celebran cada año son espectaculares. Hacen un recorrido por las carreras de las personalidades que homenajean tan completo como ejemplar. Y este año, entre los homenajeados, estaba Bárbara Cook, que oficialmente va a cumplir 85 años.

Bárbara Cook es una de esas cantantes de musicales que tienen una carrera más interesante que cualquiera de los papeles que ha interpretado. Alcohólica y desaparecida durante años, a mediados de los 70 volvió a surgir como una gran estrella gracias al compositor y futura pareja de la cantante, Wally Harper. Conciertos, revivals y un buen número de grabaciones hicieron que la segunda parte de su carrera fuera, incluso, más exitosa que antes de su desaparición en los 70. En YouTube hay varios vídeos de ella, pero lo que me ha dejado la piel de gallina es el tremendo número musical con que la homenajean. Entre las cantantes: Patti Lupone, Glen Close y mi adoraba Audrey MacDonald.


Y ya que estamos, este es el póster que anuncia los Oscars de este año:


23 diciembre, 2011

Sobre el 2011 y sobre DRIVE


Tan acostumbrados estamos a decir que el cine de antes era mejor que cuando analizas un año como el 2011, uno se sorprende de las magníficas películas que ha visto. Porque hay que decirlo alto y claro: en series de televisión, en películas y en bandas sonoras ha sido un año exquisito.

Mi mala memoria y la poca identificación con las listas que se publican en Internet hace imposible un resumen exhaustivo, así que salto de tema en tema con el criterio que más me gusta (que es la poca seriedad y la ausencia total de lógica).

Ha sido el año del regreso de Spielberg por partida doble. Tintín es una maravilla y War Horse está por ver, aunque los críticos serios la han dejado muy, muy bien. Sin embargo, la auténtica felicidad reside en la vuelta de Polanski y Un Dios Salvaje. Un año en el que Woody Allen ha vuelto a ser un genio y no dudo en que Midnight in Paris es una de sus obras maestras. Y ya casi me olvido de las primeras películas de la temporada, encabezadas por la neurótica Cisne Negro. Por si fuera poco, todo el mundo se sorprende de la capacidad visual de El Artista, que si es muda y un Tour de force (aunque Mel Brooks hiciera La última locura sin diálogos hace 30 años). Para mi, El Artista es una película endiabladamente buena, hablen o no hablen, pero lo que sí tiene es una de las bandas sonoras del año.

En música de cine, la vuelta de Spielberg marca la vuelta de Williams, que sigue siendo el número uno. Las dos películas que estrena son dos clásicos instantáneos de la banda sonora (para el mundo, War Horse es impecable. Para mi, Tintín es impecable). En el 2011 me ha llamado la atención Iris, que es la banda sonora del nuevo espectáculo del Circo del Sol dedicado al mundo del cine y que firma el genuino Danny Elfman. Ha sido el año de McKenzie con The Greatest Miracle, de Tangled, de The tree of life (y en general, todo lo que ha tocado Desplat), de Súper 8 de Giacchino, de la mejor película de X-Men con la música de Henry Jackman, del Hugo de Shore... en realidad, podría no parar, porque este año se han hecho unas bandas sonoras estupendas...

Y sin olvidarme de la edición en BluRay del 25 aniversario de El fantasma de la Ópera, no quiero terminar estos párrafos sin hablar de Cómo conocí a vuestra madre, que sigue siendo terriblemente divertida, de la pérdida de fuelle de The Office sin Steve Carell (aunque sigue teniendo gracia, ha perdido el gancho), de la que posiblemente sea la mejor temporada de Fringe, de Boardwalk Empire, de 30 Rock, Juego de Tronos y la segunda parte de The Walking Dead. Y el descubrimiento del año bajo el nombre de Misfits.

Y dejo lo mejor para el final: Drive, seguramente influenciado por ser la última película que he visto. Miento. Ayer vi Love Actually. Es Navidad, es obligada y se mantiene fantásticamente.

Pensaba verla en cuando la estrenaran en cine, pero Bandini dijo que era fantástica y yo la tenía en HD (una versión con demasiada calidad para esperar al cine. O estos se ponen las pilas con la política de estrenos o se quedan sin industria).

Y no iba desencaminado. Para mi, Drive es una de las películas del año. Grande. Espectacular en su guión, en su desarrollo, en su resolución. Y tiene una de las relaciones entre hombre y mujer más bonitas de los últimos años. Y en eso ayuda la grande, siempre grande (aunque menudita) Carey Mulligan, de la que soy un fiel admirador (y porque no me dejan ser su amante).

Tremendamente bien escrita, dirigida y protagonizada, Drive es una sorpresa brutal. Cine de altura con una mezcla digna a estudiar entre el cine de acción y el cine de miradas. Aguantar un plano, completamente incómodo, entre el protagonista y ella sin hablar, solo mirándose, y el espectador con la adrenalina a tope por su cruce de miradas es algo que el cine no nos enseñaba hace años. Por no hablar del ascensor...

Si por mi fuera, Drive sería la película del año. Lo sé, no es tan arriesgada como El artista o Cisne Negro. Pero si lo importante es el buen rato, la sensación de que lo que te cuentan no es una tomadura de pelo y la cantidad de veces que recuerdas la película después de su visionado (lo cual convierte la experiencia cinematográfica en algo único) no me lo pensaba dos veces: Drive es la película del año.

21 diciembre, 2011

Conversación entre Pacino y Nolan

Cada vez que veo Insomnio me gusta más. Es una película que gana con el tiempo, con cada visionado, con cada detalle. Y entre los extras de la película, no esperaba encontrarme con diecisiete minutos tan fantásticos bajo el título: Christopher Nolan entrevista a Al Pacino.

Porque lo que parece un joven director entrevistando a una estrella se convierte, rapidamente, en una conversación entre amigos (que ellos datan seis meses después de haber finalizado el rodaje de Insomnio). Lo curioso es que Nolan pasa de preguntar a ser preguntado. Al Pacino coge la entrevista por los cuernos y empieza a hacer cuestiones realmente interesantes sobre lenguaje cinematográfico y mostrar mucho interés por Nolan y Memento.

Y Nolan, que es un tipo con las cosas muy claras, responde abiertamente, sin filosofía, a detalles concretos como la diferencia entre poner la cámara cerca del actor o alejada pero con un objetivo a primer plano. Y Al Pacino está realmente feliz de tener un buen conversador... y pasan del cine al teatro, de Insomnio a El padrino, a Lumet... diecisiete minutos antológicos.

Y entre otras cosas interesantes, Al Pacino cuenta como Coppola, al dirigir El Padrino, se quedó sin tiempo para rodar un plano en el cementerio y los productores no sólo pararon el rodaje sino que además, no le iban a permitir volver al emplazamiento para rodar ese plano. Mientras el equipo recogía, el actor se encontró al director sentado sobre una lápida real, llorando (pero "llorando de verdad, nada de estar triste, literalmente: llorando"). Le preguntó que qué es lo que le pasaba y Francis contestó: "Es que ese era el plano importante, el plano que marca la diferencia".

Nolan, que es muy específico con lo que quiere, asiente y comprende perfectamente esta anécdota. Y la conversación sigue fluyendo. En Youtube se puede encontrar esta entrevista aunque viene como extra en la edición a la venta y a muy, muy bajo precio.

PD: Por cierto, Insomnia es un remake de una película noruega del año 1997, que es bastante peor en su desarrollo pero que tiene detalles mucho, mucho más negros... La versión antigua era así:


Espectacular anuncio

Si lees estas líneas desde otro lugar que no sea España y no has vivido por estos lares, es probable que no comprendas la cantidad de matices que tiene este anuncio, de abrazos esperados y de giros memorables. Piel de gallina y nostalgia a partes iguales:

19 diciembre, 2011

Hollywoodland 2: Carole Landis

Carole Landis
No busques el Hollywoodland primera parte porque lo escribí en mayo del 2007. Darle una segunda parte a ese post tiene su sentido.

Ayer volví a ver Hollywoodland (la oscura historia del suicidio del actor George Reeves) que por alguna extraña virtud de la película, me apasiona. Sí, reconozco que no es una obra magna, pero creo que refleja Los Ángeles a finales de lo 50 como ninguna otra. Por lo menos, se asemeja a la ciudad que tengo en mente (porque desafortunadamente, nunca viví en Los Ángeles por aquellos años).

Las películas que hablan de Hollywood siempre me han gustado, sea en su vertiente más gótica, como Sunset Boulevard, en su vertiente más negra, como L.A. Confidential, o incluso en su versión más "Hollywood Babilonia", como La Dalia Negra y Hollywoodland.

En su momento ya hice un análisis de la película (que por supuesto, ahora cambiaría radicalmente. Así de firmes son mis ideas). Lo que pasa es que ayer descubrí algo nuevo. El detective, con la cara de Adrien Brody (Manolete), está investigando a Mannix y en los trozos de los periódicos que tiene sobre la mesa, la cámara pone especial hincapié en una de las fotos que, sin duda alguna, me suena. 

Tengo una curiosidad enfermiza por la crónica negra de Hollywood. Curiosidad compartida por vosotros, ya que según el Analytics, uno de los post más populares es el de la muerte de Dominique Dunne (la hermana mayor de Poltergeist). Me enrollo. 

Con dos clicks me entero de que la foto que sale en Hollywoodland es real: se trata del cadáver de la actriz Carole Landis. Y así me he visto metido de lleno en una historia absolutamente terrible que desconocía.

En su época, se decía que esta actriz, con buenas dotes para el baile y extraordinarias dotes para el canto, tenía mala suerte con sus papeles. Actuaba en películas de segunda. Y aún así, su cara nos suena de pelis como Ha nacido una estrella o Un día en las carreras (pero esto último lo he leído porque, aunque me suena la cara, no logro identificarla en ninguna de las dos películas).

Carole Landis era muy depresiva y además, destacaba por haber cogido todas las enfermedades tropicales que se te ocurran (haciendo su labor como estrella de cine en los campamentos de soldados durante la guerra). Y con sólo 29 años, contaba con tres fracasos matrimoniales.

Su cuarta pareja era Rex Harrison, que igual habla con un caballo que con un loro. El caso es que el actor decidió dejar esta relación con Carole a favor de continuar con su esposa. Eso sí, se lo dijo mientras pasaba la noche con ella por lo que cuando el bueno de Rex se despertó, encontró el cuerpo de la Landis y un bote vacío de esos barbitúricos que deben ser fáciles de conseguir en la ciudad de los sueños. Y fue el bueno de Harrison el que llamó a la policía con su perfecta dicción.

Cuando se habla de fotos de cadáveres de estrellas de cine siempre sale a relucir Carole Landis. No digo que sea una foto elegante, pero es curioso como una foto puede contar tantas cosas y ofrece destellos de los últimos minutos de vida de alguien.


PD: Hay varias páginas en Internet (una de ellas escrita por la sobrina de la actriz) que niegan el suicidio de Carole. Dicen que fue Rex Harrison el que la mató para evitar problemas con su esposa. Aventurar alguna idea sin tener todos los datos es temerario, pero cuando Harrison murió se dejó caer su turbio pasado y las sospechas con las que tuvo que vivir el resto de su vida. De todas maneras, si tuviéramos que decir algo malo de Rex Harrison, todas mis palabras recaerían en la película del Dr. Dolittle en la que hablaba con animales (o en su defecto, la foto con calzoncillos rosas que tiene como cabecera en IMDB).

14 diciembre, 2011

El mejor Fantasma de la Ópera en 25 años

Ramin le muestra su respeto a Michael y de paso, le mira sus zapatos.
La salida al mercado del DVD y BLuRay (e incluso por descarga directa si estás ansioso) de El fantasma de la ópera ha sido, por lo menos para mi, el acontecimiento musical más importante del año. Para los menos informados, el musical ha celebrado sus 25 años de historia con tres representaciones en el Royal Albert Hall que se han editado en diversos formatos para gloria de sus seguidores.

Pero no se han puesto simplemente a cantar sino que han representado la obra como tal, con su lámpara, con los bajos del teatro... ahora entramos en eso, pero lo más importante es que es un fiel reflejo del musical que ahora podemos tener en casa en calidad mayúscula. Altamente recomendado.

Ya conocen mi enamoramiento más absoluto por la obra. En realidad, me gustan los musicales gracias a Lloyd Webber y cuando se estrenó este musical, yo formaba parte de un grupo de teatro que representaba por los pueblos de Gran Canaria la magna Jesucristo SuperStar, haciendo el agradecido papel de Herodes (con el que un día cogí la cabeza del actor que hacía de Jesús y en un arrebato, le di un cabezazo contra el suelo que todavía resuena en mi mente. El actor que hacía de Jesús, al que a veces me encuentro por la calle, también lo recuerda, pero le hace menos gracia que a mi).

Este fantasma es curioso. Es un versión reducida del musical, quitan elementos que en realidad, alargan la obra de forma innecesaria, como la función antes del Think of me y pequeños fragmentos como la aparición del autómata (que nunca me ha gustado) de Christine en el espejo. Sin embargo, es mas larga que la versión de Las Vegas, que sólo duraba 90 minutos.

Lo más importante (y en eso, Julio Rodríguez, espléndido fotógrafo y mejor amigo, hemos disertado largo y tendido) es el lavado de cara del musical. Porque el Fantasma, con todo lo que es, necesitaba un lavado de cara de forma imperiosa: cambiar decorados, actualizar vestuario e incluso, si me apuran, cambiar orquestaciones... Tiene 25 años y eso se nota.

En esta función, por ser un acontecimiento especial, se ha subsanado con creces el paso del tiempo: orquestaciones nuevas, vestuario magnífico y puesta al día del decorado. Es el mejor fantasma de la ópera imaginable. Por si fuera poco y con profundo respeto a los actores originales (los espléndidos Michael Crawford y Sarah Brightman), los que representan esta función son los cantantes de Love Never Dies: Ramin Karimloo y Sierra Boggess, que son la encarnación perfecta de ambos papeles protagonistas.

La voz de Karimloo es mucho más calida que la de Crawford, más formada, más seria. Crawford tiene un poder especial en las notas altas y largas, pero las melodías y los altibajos de la partitura de Webber (en realidad, de todas las partituras de Webber, ya lo dice la Streisand en la carátula de uno de sus discos: las melodías del compositor son fuertes, exageradas...) eran la gran deficiencia del Fantasma, haciendo entre otras cosas que la auténtica protagonista de la obra fuera la Brightman. El fantasma sale poco a escena, pero sus apariciones deben comerse, literalmente, a todo el mundo.

Karimloo llena la escena. Su poderío vocal parece infinito, su actuación es mesurada (cuantos fantasmas exagerados y exaltados he visto...) y da miedo cuando tiene que darlo.

Más complicado es hablar de la Brightman, que nunca ha sido una cantante de mi devoción aunque el papel estaba claramente diseñado para ella. Dicho de otro modo, en El fantasma de la ópera es el único sitio en el que tolero a la cantante. Dicho esto, no he visto jamás una Christine como la de Sierra Boggess. Es dulce cuando baila, extraordinaria cuando canta y sobre todo, mira al papel de frente, no vacila con las notas que parecen salir sin esfuerzo de su boca. Gana por enteros en pequeños detalles, pero uno fundamental para mi (que es por lo que odio a los cantantes de ópera cantar musicales. No hay disco peor que el de José Carreras cantando a Webber): el difícil paso entre la voz operística y la voz ligera. Sierra Boggess pasa de la Christine cantante de ópera a cantar dulcemente al oído de Raoul con una facilidad pasmosa. De forma armoniosa. Agradable. Perfecta.

La Brightman, incluso en frases ligeras, se le escapaba ese agudo operístico, con vibratto, que parecían formar parte del papel de forma inexorable. De hecho, todas las Christine que he visto y oído después imitaban a la Brightman. Pero la Boggess ha cogido el papel y lo ha remoldeado de forma mucho más profesional y más preparada que la exmujer de Webber (y que conste que la Boggess no me acababa de gustar en los clips de audio y vídeo que la hicieron muy popular en The Little Mermaid). 

Son tantas las representaciones que se han hecho de este musical que la letra ha ido cambiando a lo largo de los años (curiosamente, cuando se hizo la traducción al español, se hizo de la fuente original, de la primera versión). Sin embargo, los cambios paulatinos han hecho que las canciones tengan giros nuevos, nuevos diálogos, nuevas morcillas que te enganchan. El musical tiene su propia vida, su autonomía y ha ido quedándose con lo mejor de cada personaje haciendo que los diálogos fluyan como nunca. 

En otro orden de cosas, la partitura sigue vigente como el primer día (ese Prima Donna insuperable), con especial hincapié en el que creo que es el mejor número musical, ese que desata el final de la obra: Past the point of no return. Y la aparición de percusión en algunos momentos y pequeños detalles musicales delatan la puesta a punto de la orquestación. 

La pregunta es: ¿pasará todo esto al teatro o se quedará, como cuando se hizo la película de cine (con un cambio en la obertura que era magnífico) como un evento especial?

Tiempo al tiempo.

04 diciembre, 2011

El póster de cine por excelencia

El otro día leí una magnífica entrevista a John Landis en la que repasaba su carrera (y de paso, promocionaba a su hijo Max). Cuando hablaron sobre Un hombre-lobo americano en Londres, el periodista afirmó que acababa de verla en nosequé festival. Y Landis, emocionado, comentó: "¡Oh, la viste allí! ¡El cartel de la película que hicieron para ese pase es el mejor que he visto nunca! ¡Lo adoro!"

Mi curiosidad me puede y sobran las palabras: un cartel que es una obra maestra.

PD: Por cierto, ¿se acuerdan de la magia de los póster de cine, los affiches y los trailers antes de la llegada de Internet? Cuando entrar en un cine era mágico...


23 noviembre, 2011

Jerry Goldsmith y el Juez Dredd



Mi pasión por Jerry Goldsmith empezó hace más de 25 años. Junto a Williams, Herrmann y Elmer Bernstein, ha sido uno de mis músicos de cabecera. Uno de esos que, con quince años, no paras de escuchar hora tras hora, repitiendo el corte de los Main Titles y, literalmente, desgastando el Vinilo.

Y estos días ha vuelto a ser noticia porque un sello discográfico, por fin, edita Gremlins, una de las bandas sonoras más buscadas por el aficionado durante años y que parecía que no iba a editarse nunca. Y ya se sabe, ya que la compras por Internet y debes pagar mensajería... que en vez de uno me traigan tres discos.

Pero los que no estáis muy metidos en el mundo de la música de cine no sabéis dos cosas importantes sobre Goldsmith:

1.- Os conocéis al dedillo una pieza compuesta por Goldsmith. No me refiero al principio de Desafío Total con que Canal+ ha deleitado a los amantes del fútbol durante años, sino al famoso logo de la Universal. En mi casa, hasta mis hijos hacen el “chan-chan” donde corresponde.


2.- Más curiosa es la historia de la película de Juez Dredd (por cierto, el grado de virtuosismo de Goldsmith va emparejado a la mala calidad de las películas a la que estuvo ligado. No sé si está relacionado con su agente o simplemente le apetecía poner la música a películas como Rambo, que por cierto, tiene una banda sonora estupenda).

Juez Dredd, desde el principio, tuvo muchos problemas de post-producción y se alargó en el tiempo mucho más de lo previsto. En ese recorrido, el compositor asignado el proyecto, el joven David Arnold, fue retirado por motivos de producción (dicho de otra forma: el director quería contar con él pero el productor, no). Y su puesto lo ocupó Goldsmith, que a finales de lo 80 y principios de los 90 era uno de los compositores con la agenda más estresante.

Y Goldsmith jugueteó con la banda sonora pero no llegó a grabar nada para la película. Los retrasos eran tan brutales que, finalmente, tuvo que retirarse a componer Congo (con sus monitos) y Primer Caballero (aquella cosa de Richard Gere, vestidos con trajes bonitos y melenas al viento). Su puesto en Juez Dredd lo cogió Alan Silvestri.

¿Qué queda de todo aquella etapa Goldsmith en la película? Pues queda una pieza de un minuto que es una obra maestra. Una de esas que la oyes sólo una vez y se queda de por vida en la cabeza: la música del trailer de Juez Dredd. No sólo es una pieza codiciada por cualquier coleccionista de cine sino que es uno de los temas de conversación recurrentes cuando a uno le pica el gusanillo del amor por la banda sonora.

Con la aparición de Internet, este minuto de gloria se puede conseguir en cualquier sitio… pero cuando yo estudiaba en la Facultad, este tema era casi una leyenda urbana. Y por supuesto, la conversación sobre la música del trailer de Juez Dredd siempre termina de la misma manera: ¿te imaginas que Goldsmith hubiera seguido desarrollando este tema en toda la banda sonora? 

EL MINUTO DE GLORIA:
 

21 noviembre, 2011

El Tintín de Spielberg


Brevemente.

La película de Tintín es grande. No por su animación (definitivamente, no por su animación), ni por los actores, ni por Spielberg (que como siempre, está grandioso), ni por la magnífica banda sonora de John Williams, ni siquiera por Hergé. Tintín es grande porque su guión es una genialidad y porque tiene un diseño de producción de quitar el hipo.

En estos días se ha comparado a Tintín con Indiana hasta la saciedad, y es cierto que la planificación, los decorados, las persecuciones… todo tiene un halo a la gran aventura que teníamos olvidada. Una proyección de Tintín en sala grande nos lleva al cine de hace 20 años (por no remontarnos a Douglas Fairbanks).

En realidad, poner en marcha una película tan compleja como esta sólo se puede hacer cuando la estructura del guión es férrea. La diferencia entre Disney y Pixar con el resto de las compañías de animación se basa, casi exclusivamente, en los guiones perfectamente trabajados y acabados (y eso que Disney acusa desde hace años la falta de una cabeza visible tipo Howard Ashman, al que la historia todavía no le ha hecho justicia. Es difícil que sin un tipo como Ashman volvamos a ver algo del nivel de La Sirenita, La Bella y la Bestia o El Jorobado de Notre Dame, que dejó medio escrita aunque la producción empezó con Ashman ya fallecido).

Además del guión, la gran ventaja del Motion Capture es la auténtica libertad que tiene Spielberg para narrar. En otros directores ni nos daríamos cuenta, pero con él, sí. Y una buena narración de Spielberg es similar al uso de las palabras en un escritor. Las cosas se pueden decir de mil maneras, pero invariablemente, hay una que te deja noqueado en la butaca: por la precisión, por la selección espacio-temporal, por la imaginación, por los detalles… Y Spielberg, independientemente del planazo de tropecientos minutos - toda una persecución infinita sin cortes- tiene sus momentos en los pequeños detalles como las panorámicas sobre las maquetas, la batalla naval – que es una de las más bestiales jamás presenciadas en una pantalla de cine- o en el movimiento de personajes dentro del mismo plano.

Además, Spielberg no se deja amedrentar por la nueva técnica. Es una película de primeros planos, de miradas… utiliza su técnica con la misma precisión que el carterista que roba las carteras. Tintín, independientemente de su carrera comercial, se merece unas cuantas películas más -y además, en este sentido, salen ganando: da igual que los actores envejezcan.

Y nuestro querido Williams, que el año que viene cumple 80 años, es como un niño con batuta nueva. Siempre joven. Siempre genial.

11 noviembre, 2011

PRIMEVAL


No saben lo que me gustaría hablar de Hitchcock o de Cukor en este blog, pero en los últimos tiempos me he enganchado a una serie de películas y series malísimas. No es que sea un sufridor, es que aunque objetivamente son malas, yo paso un rato entretenidísimo viendo como la gente salta y hace cosas raras. Y aunque he intentado valorar esta disposición mía a ver, de repente, películas de Jet Li o series como Primeval, no le encuentro una explicación razonable más allá de la evasión pura y dura.

Primeval es, se supone, una serie juvenil. Una de esas de sábado por la mañana para espectadores de 14 años. Y asumiendo que ese público a esa hora tiene resaca, decidí darle una oportunidad en cuanto leí la sinopsis.

En realidad, leí cuatro cosas que me llamaron la atención:

1.- Los protagonistas pelean con dinosaurios.
2.- Se abren brechas temporales. Ya lo saben, si se habla del tiempo y se crean realidades paralelas y paradojas temporales, es una serie para mi. Es un tema que me apasiona.
3.- Cuando viajan al pasado, el rodaje se ha hecho en Gran Canaria, por lo que entre dinosaurios, se distingue el Roque Nublo.
4.- El título de la serie. Podemos llamarla Primeval, pero en España se le conoce como Mundo Primitivo. No contentos con este título, también se le conoce como Invasión Jurásica. ¿No es apasionante tanto título para una serie tan pequeñita?

Tres veces he estado a punto de dejarla, pero cuando tomo la decisión, la serie hace un giro dramático espectacular (como sólo los ingleses saben hacer). Y así estoy, en la cuarta temporada en apenas diez días (cada temporada son sólo seis o siete episodios).

¿Por qué me gusta? Para empezar porque las tres primeras temporadas se han realizado en Londres y sale la ciudad preciosa. La cuarta (que tuvieron muchos problemas para financiar y salió casi de casualidad tras un serio movimiento internauta pidiendo más capítulos) se rodó en Irlanda y la quinta temporada, todavía no lo sé, aunque intuyo que Andorra o un sitio baratito.

La historia se centra en algo llamado "Anomalías". De vez en cuando surge una especie de agujero espectral que comunica nuestra época con diversos períodos del planeta y por allí, se cuelan bichos. La gracia está en que detrás de esta serie se encuentra el equipo inglés que hizo Caminando con Dinosaurios (supongo que para sacarle rendimiento a los efectos especiales) por lo que las bestias son reales (o por lo menos, como dice uno de los protagonistas "se supone que son así por los estudios hechos en un hueso que tiene millones de años").

Los personajes son muy buenos y en ellos se sostiene toda la estructura: una zoóloga especializada en reptiles, un profesor de Paleontología, un estudiante de dinosaurios y un militar. Pero estos cuatro van cambiando a lo largo de la serie.

Spoilers (aunque si ven los carteles de las diferentes temporadas queda todo muy clarito): cuando digo que van cambiando los personajes es porque no he visto jamás una serie en donde se cepillen a tanta gente. Quiero decir, como en Psicosis, en un episodio absurdo muere el protagonista, en otro se cepillan a uno de los jóvenes y así la serie va renovando caretos poco a poco. Pero no lo hacen en el último episodio de temporada, sino de sopetón...

¿Esto que provoca? Que pases auténtico terror cuando ataca un bicho, porque en este serie, los protagonistas SI mueren. Por si fuera poco, cuando pasa algo inesperado en el pasado, el presente cambia y los protagonistas de la serie tienen otro nombre y otro pasado. Este cambio sólo lo conoce la persona que ha hecho el viaje temporal y termina por ser desesperante.

Entre tanta sorpresa temática están los bichos: algunos parecen un dibujo animado, pero según van pasando los capítulos, empiezan a ser realistas y memorables. Y la estructura es tan simple, o sea, aparece un bicho y todos van a cazarlo, que los episodios son una especie de gran persecución durante cuarenta minutos.

Y con todas las carencias de la serie, que las tiene y gordas, estoy deseando llegar a casa para saber que pasa con la línea temporal, con el tipo que se ha quedado atrapado en el Cretácico y con que bicho aparecerá en el episodio de hoy.

Como un niño.

Por cierto, en el aspecto musical es, sencillamente, magnífica.

07 noviembre, 2011

Hermanos de Sangre

Es difícil hablar de esta serie, sobre todo, porque creo que soy el único ser viviente que no la había visto. Subsanado ese tema, estoy alucinado con Hermanos de Sangre.

Hasta hace pocos días, esas caras, las de la foto, no eran más un grupo de soldados y un buen logo para Band of Brothers, pero tras el visionado, podría contar las vivencias de cada uno de ellos. Y es complicado, porque son un montón de personajes. Te encariñas tanto de algunos de ellos que ver a las personas reales en las que se basa la historia recogiendo un EMMY a la mejor Miniserie de Televisión puede ser muy emocionante.

Pero quiero apuntar dos cosas que apuntan a la maestría del episodio 9, el llamado Why We Fight. En primer lugar, el descubrimiento de los campos de concentración. Estamos tan acostumbrados por el cine a ver la perspectiva de los judíos, como todo se va degradando hasta límites completamente infrahumanos, que verlo desde la perspectiva de los soldados ha sido toda una sorpresa.

Tras dos años luchando, ningún soldado de la Easy Company tiene ni idea de lo que es un campo de concentración. Están demasiado ocultos. Sólo cuando la guerra está llegando a su final, es factible encontrarse con ellos. Las caras de los soldados cuando entran por primera vez vale por la serie entera: sin diálogos, algunos apartando las miradas, otros tapándose la nariz, otros directamente en estado de shock. Tras toda la mierda que han vivido (y que nosotros hemos presenciado en primera fila) es difícil pensar que se van a sorprender por algo, pero esto supera todas las expectativas.

Por otra parte, en ese mismo episodio, se da uno de esos planos secuencia que me vuelven loco. Realmente bien enlazado por la figuración, es uno de esos comienzos que te dejan atado a la butaca: el final de la guerra está cerca y en los pueblos, los alemanes comienzan la limpieza bajo la atenta mirada de los soldados americanos. Empieza con un plano detalle de un violín y... 

Hasta el minuto 2:10, después salta a otra escena...

04 noviembre, 2011

¿Puede Andy Serkis ser nominado a los Oscars?


Andy Serkis es el actor detrás del papel de Caesar en Rise of the planet of the Apes.

La pregunta del título no plantea el dilema al que se enfrentan los académicos a la hora de concretar un premio a una actuación realizada con Motion Capture, sino que la planteo más como un dilema moral. Me explico:

Todos sabemos que los Oscars son premios que Hollywood se concede a sí mismo (por mucho que de vez en cuando, un europeo gane un premio). Y cada pocos años, la cantidad de premios a entregar va creciendo o decreciendo, según la moda. 

En el pasado, se han entregado premios por efectos especiales de maquillaje, por banda sonora de canciones, por bandas sonoras adaptadas... Y de hecho, en la actualidad sigue vigente el tema de la mejor película de animación porque un año coincidieron cuatro o cinco obras maestras del cine en formato animado. Y esto NO me molesta, pero me perturba cuando coinciden cinco películas que, claramente, no valen la pena.

Cuando se crea un premio nuevo, normalmente, es porque hay mar de fondo. Por ejemplo, cuando se separó el premio de la banda sonora por algo tan subjetivo como "Mejor banda sonora de comedia" y "Mejor banda sonora de drama", lo que se trató es de premiar a un compositor que no fuera Alan Menken, que tras Sirenitas, Bellas, Aladinos y Jorobados, se llevaba la estautilla todos los años.

Y este año se habla de nominar a Andy Serkis por su papel de Caesar en Rise of the planet of the Apes. Incluso yo, en un momento de debilidad, he defendido esa posibilidad... pero ahora no lo veo claro.

Ya sabemos que la frontera entre personaje y actuación no está bien definida. Que lo que muchas veces creemos que es un actor brillante, en realidad es un personaje brillante. No dudo que Tommy Lee Jones está fantástico como detective que busca a Harrison Ford en El Fugitivo, pero es que el personaje era fantástico. Y todos hacemos bromas con eso de las personajes con problemillas evidentes: los premios van a tartamudos, autistas, cojos, locos...

Pero la Academia de Hollywood ha sido, hasta ahora, bastante inteligente a este respecto: no nominaron a Robin Williams por su magnífica interpretación del genio de Aladino, ni a Tom Hanks por su encarnación de Woody en Toy Story. Y si me apuran, yo no puedo olvidar del magnífico Tom Hulce en El Jorobado de Notre Dame.

Al grano: nominar a actores por papeles realizados con Motion Capture, en estos momentos, no lo veo adecuado. Porque aunque Hollywood nos venda que la animación y el Motion Capture son diferentes conceptos por la esencia de las actuaciones, la auténtica verdad es que la carga de postproducción es vital para la creación del personaje y además, incontrolable.

Por ejemplo, sabemos que Spielberg, venda como se venda, es muy maniático. Estoy convencido (pero, por supuesto, son sólo conjeturas) que viendo el resultado de los planos de Tintín, habrá interferido en las actuaciones: "hummm.... esta expresión de Haddock la quiero en el otro plano..." "Humm... que este personaje no levante el brazo, que lo deje fijo en la cintura".

No hay que ser un experto de 3D Studio o de After Effects para darse cuenta de que una vez que se han capturado todos los movimientos en el ordenador, el equipo puede respetar la actuación o puede NO respetar la actuación (¿de verdad creen que el perro real que hace de Milú ha hecho todo eso?).

En cualquier caso, demasiadas personas trabajan sobre una actuación en concreto y no me parece procedente nominarlo. Pero es evidente que Cesar, el personaje, se merece un premio y propongo que la Academia haga eso que hace tantas veces: dar un premio especial. Lo hicieron con La Guerra de las Galaxias cuando no había premio a los mejores efectos visuales.

La Academia no puede ir por delante de la industria: no debe premiar Motion Capture cuando apenas hay dos o tres películas con este sistema. Los presupongo con más experiencia que en España, donde premiamos labores invisibles para el espectador, como el Director de Producción (para que me entiendan, la persona que mejor ha dirigido un rodaje).

Si en momento dado, Hollywood le dio un Oscar de pocos centímetros a la pequeña Shirley Temple, ¿por qué no hacer uno peludito para Serkis?

PD: ¿Volverá la doble nominación para John Williams? La banda sonora de Tintín es apoteósica, compleja pero apoteósica. Y los cortes que he escuchado de War Horse prometen un clásico de Williams. Con 80 años, sigue siendo el rey.

30 octubre, 2011

Woody Allen - Medianoche en París

Yo creo que Woody Allen tiene tres grandes etapas en su carrera: las comedias del principio (algunas muy buenas, otras bastante malas. Yo me quedo con La última noche de Boris Grushenko); la etapa de finales de los 70, los 80 y principios de los 90, que comienza con Annie Hall y que destaca por unos guiones impecables -etapa plagada de obras maestras como Hannah y sus hermanas, Manhattan, La rosa púrpura del Cairo, Delitos y Faltas y su gran última gran obra, Maridos y Mujeres - una de las películas más violentas de la historia del cine. Y por último, sus películas turísticas, dicho sin ánimo despectivo. En Europa encuentra la solución a sus problemas personales, se siente más querido por el público y sobre todo, encuentra financiación para sus películas.

Esta última etapa es la más polémica porque las películas no alcanzan ni la popularidad ni las cotas de calidad de las películas situadas en Manhattan. Pero ninguna de sus películas es mala. La peor de sus películas suele ser mejor que gran parte de la producción cinematográfica con la que coincida en cartelera. Y para desgracia nuestra, y es un punto de vista puramente personal, su peor película es la situada en España: Vicky, Cristina, Barcelona (que además, es uno de los títulos más espantosos que se le puede poner a una película).

Dicho esto, parece que Woody Allen se ha sacado de la manga un guión de los 80, porque todo lo que he contado no sirve con la última película de Woody Allen. Para el que no quiera seguir leyendo y quiera las cosas claritas: Medianoche en París es una obra maestra que parece pertenecer a la época de La rosa Púrpura del Cairo.

Y además, junta todos los ingredientes del Allen que nos gusta: parejas al borde de la ruptura, ambientes culturetas y largos travellings con conversaciones de personajes paseando por la calle y, sobre todas las cosas, la aparición de la magia como elemento de ruptura con la realidad.

Woody Allen recupera el pulso de la escritura con una de sus mejores películas: una obra maestra en toda regla. Y Owen Wilson es el mejor sosias de Woody con diferencia. Hacía tiempo que no esperaba con ansia las obras de Allen, pero como Norma Desmond, ha hecho un comeback en toda regla.

Y todo esto, sin destripar de que va la película: no te la pierdas.


18 octubre, 2011

El triunfo de Julie Andrews



Esta es una historia muy conocida, pero me gustaría rellenar algunas lagunas.

En el año 63 se pone en marcha la producción cinematográfica de My Fair Lady. Ahora es difícil comprender la envergadura del proyecto pero, en aquel momento, se hablaba de hacer un nuevo Lo que el viento se llevó, una película con lo mejor de cada casa en cada uno de los departamentos.

Muy al principio, se habló de llevar a la pantalla grande, en glorioso Cinemascope, a las estrellas que habían convertido el musical teatral en legendario: el gran Rex Harrison y Julie Andrews.

Pero eso fue muy al principio. Julie Andrews era una completa desconocida en Hollywood y hablando en plata, nadie daba un duro por ella (y mucho menos para un papel de estas características).

Si saltamos un poquito en el tiempo, el papel de Eliza Doolitle se lo ofrecieron a Audrey Hepburn. Y aquí es donde viene la principal confusión, bastante generalizada en esta historia: la Hepburn rechazó el papel, entre otras cosas, porque había visto a la Andrews sobre el escenario y pensaba que era ella, y no otra, la que tenía que hacer el papel en el cine.

Y así continuó la preproducción hasta que la Hepburn se dio cuenta del brutal error que había cometido. Los productores, ante el rechazo de Audrey, ni se les pasó por la cabeza contar con Julie Andrews para el papel sino que se lo ofrecieron a la joven y hermosa Elizabeth Taylor.

Ante esta tesitura, la Hepburn decidió involucrarse en la película. 

Todo eso de "si canta o no canta" en My Fair Lady es algo más simple porque, por mucho misterio que le pongamos, la verdad es que la Hepburn, belleza entre bellezas, tenía un registro de voz muy limitado. En los mil documentales sobre la película que hay en el mercado se puede oír como cantaba las canciones y es un verdadero horror. 

Lo más normal, y si yo fuera productor también lo haría, fue doblar a la actriz en las canciones. En realidad, si yo fuera productor de un musical, jamás contrataría a alguien que no puede cantar el papel, pero esa es otra historia.

La Hepburn estaba brillante cantando Moon River, pero esta canción estaba compuesta expresamente para su registro y, además, no deja de ser una vecinica cantando en una ventana con una guitarrita. Ahí reside su magia.

Y mientras Rex Harrison estaba ofendidísimo (puso a parir a la pequeña Audrey en unas declaraciones muy polémicas) por trabajar con otra persona que no fuera Julie Andrews, esta tuvo mejor suerte: Walt Disney en persona se la llevó a Los Ángeles para encarnar a su nueva protagonista: Mary Poppins

Disney, además de dibujar ratones, tenía auténtica visión cinematográfica (y aún así, su empeño en trabajar con animatrónicos me pone de los nervios, como el pajarraco mecánico de la foto de este post).

Y las películas My Fair Lady y Mary Poppins se rodaron casi al mismo tiempo. Con los años, Rex Harrison se tragó sus palabras: se encariño con la Hepburn hasta el punto de declarar que fue la mejor compañera de trabajo que jamás tuvo (y supongo que Audrey le pondría al corriente de su defensa por Julie Andrews). Y la Hepburn, está de más decirlo, está brillante en su papel.

Y llegaron las nominaciones al Oscar: un cero para la Hepburn y una nominación (y posterior premio) para la novata Julie Andrews. Por muy buena persona que seas, supongo que el placer de ganar este premio en estas condiciones debe saber a gloria.

Y este es su momento:

14 octubre, 2011

El cambio de Pitufina y la Teoría de los Ewoks


Con tanto niño por casa recordándome la existencia de Los Pitufos, no puedo parar de pensar en la Pitufina. Y de repente, me ha vuelto a la cabeza algo que siempre he pensado. Es una teoría mediocre, como todo lo que sale de mi cabeza, pero creo que tiene algo de cierto.

La Pitufina fue creada por Gargamel con fines comestibles. Se trataba de utilizar su creación para sembrar el caos y localizar la Aldea Pitufa. Como plan, la verdad, está bastante curradito. Pero como las dotes del moldeado de pitufos no se le daba demasiado bien al diabólico Gargamel, le salió la Pitufina de la izquierda, morenita, pelo corto y zapato plano.

Con ciertas dotes para preguntarse sobre su existencia, esta Pitufina entrañable estaba triste porque era fea. Su creador la había dotado de corazón, de rabito (el trasero) y de un traje sencillito. Si nos saltamos un poco la historia, todo termina con el Gran Pitufo (que siempre me recordó un poco a Chanquete pero sin acordeón) rediseñando a la Pitufina con los cánones de belleza pitufales.

No hay que ser el más listo del barrio para analizar estos cambios: en primer lugar, lo que más llama la atención es su poderosa melena rubia. Pero el Gran Pitufo, que es un auténtico crack, ha hecho otros cambios más sutiles. Ha dejado durante un rato sus experimentos científicos y se ha sentado delante de una máquina de coser y ha bordado el traje. Después le ha quitado un poco de almidón al sombrero para que sea ligeramente más flexible. Por último, mientras acortaba la nariz para dejársela un poquito más a lo Paloma San Basilio, se fue al campo y cortó dos trocitos de madera para dotar a la Pitufina de zapaticos de tacón.

Y esos son, solamente, los cambios a primera vista. No quiero ni pensar en su "mecánica interna". 

Mi teoría es la siguiente: el Gran Pitufo, lo que ha hecho es cambiar una hermosa dama por un putón verbenero. Está claro que la Pitufina morena es infinitamente más guapa, más mona, más modosita. Ya se sabe, a los hombres nos gustan las mujeres sin maquillaje (siempre y cuando no tengan demasiados granos). La segunda es superficial, no se plantea su existencia, es feliz ligando y sabiéndose guapa. Y como en el dibujo, se toca su melena constantemente.

El Gran Pitufo, en su afán por crear una Pitufina guapa, además de tacones y larga melena rubia, le ha hecho a nuestra protagonista una evidente operación de reducción de cerebro.

Lo curioso es que, de pequeño, cuando leí esta obra maestra de la literatura, pensé que Gargamel era el malo, cuando cada vez se hace más evidente que los problemas los causa el Gran Pitufo, cambiando la sensibilidad por el narcisismo personificado.

No desarrollo más el tema porque, dada su importancia, prefiero que se queden pensando en las infinitas posibilidades de esta teoría que mezcla conspiración, intriga y celos en la Aldea Pitufa.

La segunda teoría, afortunadamente, no es mía. Es de Barney, el protagonista de Como conocí a vuestra madre, y la plantea en el episodio 5 de la Séptima Temporada.

Para Barney esta teoría es un instrumento básico para conocer la edad de una mujer, pero yo creo que es aplicable a otros campos. Se trata de la línea divisoria generacional que se establece entre las personas nacidas antes y después de mayo del 73.

Se trata de Ewoks. Si te gustaron los Ewoks y no hablas mal de ellos, significa que, cuando viste la película, todavía estabas en edad de adorarlos. Eras un niño al que le hacían gracia y posiblemente te recordaban al muñeco de peluche que estaba sobre tu cama mientras estabas en el cine. O sea, has nacido después de mayo del 73.

Los nacidos antes de esa fecha, educados con las dos primeras películas de la saga y algo más mayores, pensaron que los Ewoks eran cutres y sobraban en el universo galáctico. 

Barney pregunta sobre los Ewoks a sus futuras conquistas y si ellas adoran a estos peluches repugnantes (yo soy de antes del 73), son claramente perfectas para él. Y por supuesto, si odian a los Ewoks, como mínimo tienen 37 años... demasiado mayores.

Esta teoría tiene sus lagunas, como las personas que no han visto Star Wars en cines... pero a Barney ni siquiera se le ocurre pensar que exista alguien en este planeta que tenga una edad políticamente correcta que no haya visto la saga en cines.

12 octubre, 2011

Tampoco 30 años (2º parte)

Tenía prevista hablar de Hanna, que me ha gustado bastante, o de Desk Set, con Katherine Hepburn y el Sr. Tracy, de la que me gustaría contar algunas cosas, pero ha pasado esto:


 Ya lo sé, además de criticar sus múltiples pases, la verdad es que a todos nos ha marcado la serie de marras. Verano Azul cumple tropecientos años con los protagonistas de la serie en Nerja. 

No puedo aportar nada más de lo que todos sabemos. Bueno sí, sólo una cosa: me ha pasado con muchas películas y muchas series, que independientemente de cómo aguanten los años, lo que ha cambiado radicalmente es mi punto de vista como espectador.

En Verano Azul los padres siempre fueron los malos y los chicos se pasaban el día con una pintora con voz de cazalla y con un marinero gordo, soltero y con la camisa desabrochada. ¿Y saben qué? Que yo jamás dejaría que mis hijos subieran a ese barco. Cuando era pequeño, todo eso era divertido. Seguramente, para mis hijos también sería divertido, pero en este momento soy Manuel Tejada o Manuel Gallardo: ni marinero ni pintora ni cuevitas de los huevos. ¡Vete a la piscina y no salgas del complejo de apartamentos! ¡Y si tienes problemas conmigo, ni se te ocurra ir a contárselos a un marinero sin camisa que vive en un barco sobre una huerta!

Por lo demás, lo de siempre: Pancho sobre un caballo, la bofetada de Javi, Desi en moto, los bocadillos de Piraña, Bea ya es mujer... ¿guien-al se da-cuer-a de Que-Qui?

06 octubre, 2011

25 años de nada

Acabo de ver los últimos 30 minutos del 25º Aniversario de El Fantasma de la Ópera, que no sólo son absolutamente fantásticos sino que muestran un espectáculo que, a día de hoy, sigue en plena forma. En cuanto lo vea entero, le dedico un post completo (el BluRay sale en un mes aunque seguramente lo veré antes por medios tecnológicos de dudosa procedencia).


Lo que me mosquea es que hayan pasado veinticinco años en una patada. Así, de repente. Recuerdo perfectamente el momento y el lugar en el que escuché por primera vez la canción principal del musical. Recuerdo cuando y cómo me compré el primer LP, de un sólo disco, de El Fantasma... y recuerdo como me tumbé sobre la cama a escucharlo con el libreto delante (que estaba sobre la funda de papel del disco).

Y debido al éxito de la foto de Luke Skywalker del anterior post, que habéis colgado en Facebook, copiado en vuestros blogs, subido a Menéame (con escaso interés, pero gracias al que lo hizo) y provocando que pasara de las doscientas visitas diarias a las 400 durante unos días... he decidido demostrar que 25 años es más tiempo del que parece. Y lo hago de forma canallesca, rozando el escarnio público y la actitud "telecinquera". Lo hago con dos fotos de dos grandes mitos, de mis actrices adoradas, de mis sueños pasionales juveniles: la gran Kathleen Turner y mi amada Geena Davis

En mi cabeza, la Davis está tan guapa como en El Turista Accidental (¿se han olvidado de lo buena que era esta película?), y la Turner tan espectacular como en Tras el corazón verde.

No me río de ellas mostrando estas fotos. En cierto sentido, las sigo queriendo. El tiempo pasa, mi pelo se cae y el dentista ha decidido cambiar mis dientes... todos envejecemos. Pero ellas juegan con ventaja: algún día mi hijo verá Tras el corazón verde y una nueva generación caerá rendida a los pies de la Turner.

Igual que yo me enamoré de la Hepburn ( de las dos, da igual), de la Monroe, de la Bergman o de la Kelly... el tiempo real pasa, pero en el cine, se queda.

La gran Geena Davis, tan alta, tan guapa, tan natural. Te adoro, tipa.

Catalina Turner no está en su mejor momento, pero a los que la amamos, nos da igual

27 septiembre, 2011

La saga galáctica con los ojitos de hoy

"Me dejé la Fuerza en casa, pero puedo poner una pose chula para la foto. Molo, ¿no?"

Aprovechando su salida en BluRay, he visto las seis películas de la saga galáctica en el orden impuesto por Lucas, o sea, he empezado por el Episodio I (La Amenaza Fantasma) y he terminado con el Episodio VI (El Retorno del Jedi).

Y me he sorprendido gratamente. En primer lugar porque me lo he pasado como un enano viendo las seis películas. Para ser claros, ni las tres primeras son tan malas ni las tres últimas son tan buenas (aunque conservan la magia de antaño).

Los cambios realizados por Lucas son bastante llamativos, pero una vez metidos en la historia, que salga un muñeco más o menos de fondo, pues sinceramente, no me molesta. Los cambios brutales, ya que hacía años que no veía la película y se han acumulado dos o tres versiones que no había visto, están concentrados en El retorno del Jedi, que para mí, es la más flojita de las seis películas (o por decirlo de otra forma, con la que menos me divierto). Y son cambios muy, muy malos: desde el número musical en el palacio de Jabba, que ahora es horrendo, pasando por la celebración de la victoria final, que ahora es completamente diferente, o el famoso “Nooo” de Vader, que no sólo es innecesario sino que, su silencio en aquella secuencia, era magnífico.

Por punto, cosas que me han gustado y cosas que no me han gustado:

La imagen:

He leído por ahí que el BluRay de StarWars no era un prodigio en cuanto a imagen y sonido. Error. Es difícil encontrarse ese nivel de detalles, de contraste, de claridad. Otra cosa es que, con buen criterio, hayan dejado alguna deformación de la película original, sobre todo, en los tonos azulados del comienzo de El imperio Contraataca. Eran así en origen y son así ahora. Una restauración fílmica nunca, nunca, nunca se hace para mejorar una película; se hace para poder ver la película tal y como se vio el día de su estreno. Ni más, ni menos.

El Guión:

La historia es muy buena. Desde las maquinaciones (complejas, complejísimas de entender) de Palpatine hasta el desenlace final. Noto cierto cansancio en la historia del Episodio VI, cuando en realidad, se trata de hacer exactamente lo mismo que en el Episodio IV (o sea, destruir la Estrella de la Muerte) pero con más medios tecnológicos.

Pero que la historia sea buena no significa que los diálogos también lo sean. En este punto, sólo se salvan los dos últimos episodios (que son los firmados con Lawrence Kasdan y que tienen diálogos absolutamente memorables).

En las cuatro restantes, hay diálogos firmados por Lucas que dan vergüenza ajena. Desde Natalie Portman confirmando su embarazo con la frase: “Algo maravilloso ha ocurrido” hasta las frases de Anakin para mostrar que Obi Wan le frena en su ascenso, “Todo es culpa de Obi Wan”. Pero sin dudarlo, la frase y la situación más ridícula la encuentro en la película original, en La Guerra de las Galaxias. Les aseguro que fue tal mi ataque de risa al escucharla que tuve que ver la secuencia un par de veces.

La situación es la siguiente: el Imperio está buscando los dos androides en Tatooine (un gran planeta desértico) porque tienen los planos de la Estrella de la muerte. Y en un momento dado, en pleno desierto, un soldado imperial se agacha y recoge una arandela metálica y dice: “Los droides han pasado por aquí”. Hombre, no. No me creo que C3PO y R2D2 vayan perdiendo arandelas por el desierto y menos que las encuentren los soldados imperiales en mitad de una duna.

En definitiva

George Lucas es la mente detrás de esto. Da rabia que sea tan grande para crear este Universo del que todos bebemos, plasmado en la pantalla por lo mejor de Hollywood, y sin embargo, tan corto de miras para no rodearse de un guionista de altura.

Asimismo, da rabia ver lo lejos que podía haber llegado con el personaje de Liam Neesom, que es buenísimo y lo mata al final del Episodio I.

Y por último, el director de cine, que en otro tiempo tenía pulso con la cámara, ahora muestra las escenas en planos medios, sin atisbo de creatividad narrativa. Nada que ver con el tour de force de Irvin Kershner en El Imperio Contraataca (hoy por hoy, la mejor película de las seis).

Terrible Jar-Jar, pero eso lo sabemos todos.

Pero lo peor es que con tanto esfuerzo por unir las seis películas, cuando las ves seguidas, te das cuenta de las mil y una lagunas que han quedado en el mar de nadie. Por ejemplo, la presentación de Yoda en el Episodio V es cómica, dando golpes a R2D2 con su bastón y robando comida a Luke. Antes funcionaba, pero ahora que sabemos como es Yoda, con tanto poder y tan serio… pues la escena no funciona. Además, ese juego de intriga hasta que Luke descubre que es Yoda ya no tiene sentido.

Y por supuesto, la gran revelación de padre e hijo ya no es tal para el espectador, sólo para el personaje y, por tanto, la fuerza que tenía ese final ahora es inexistente.

Pero entre miles de pequeños errores (a los que Obi Wan argumentaría “desde cierto punto de vista”) hay uno que destaca sobre manera:

Luke y Leia se reúnen para hablar a solas. Y Luke, que ya sabe que ella es su hermana, le pregunta: “¿Te acuerdas de tu madre? ¿De tu madre biológica…?" Y Leia responde: “Sí, murió cuando yo era muy pequeña. Recuerdo que siempre estaba triste…"

La fuerza es intensa en Leia. Son muchos recuerdos sobre una madre que murió en el parto al dar a luz a los mellizos. Eso sí tiene mérito y no lanzar una manada de soldados por el aire con un movimiento de mano.

Independientemente de todo esto, ¿me lo he pasado bien viendo las películas? No. Bien no. Me lo he pasado en grande. Como un enano.