Pero lejos de ser exhaustivo, voy a ir directamente al grano con algunos detalles:1.- La Gala:
Soy un defensor de la gala de los Oscars. No sólo se hace un balance sobre el estado de la moda (como hoy todas las mujeres en mi oficina), sino también se aprecian las nuevas técnicas de realización en televisión, los montajes de imágenes, los números musicales, los premios. Y este año, con la sana intención de que la gala fuera a velocidad pin, pan, pun, pues... ¿qué quieren que les diga? Aburrida, soporífera, la peor gala que yo recuerde. Por supuesto, aún así, vale la pena verla en directo (aunque llevo todo el día como un zombie).
2.- Montaje sobre los desaparecidos:
La realización televisiva impidió que se leyeran los dos primeros nombres del vídeo. Mal, muy mal. Lo curioso es que no fue ni emotivo ni especialmente bien montado. Ya empiezan a sonar críticas de faltas sonadas: entre las faltas graves, Farrath Fawceth y la chica de oro, Bea Arthur, que aunque famosas por la televisión, hicieron una significativa carrera en el cine que bien vale el plano.
3.- Canciones nominadas:
Pin, pan, pun. No había tiempo para cantar. No hubo números musicales cantados. De hecho, fue uno de los primeros premios en entregarse, ¿raro, no?
4.- Oscar honorífico:
Este año se los daban sobre tres pesos pesados: Roger Corman, Gordon Willis y Lauren Bacall... pero el evento se había celebrado unos días antes y sólo se mostró un pequeño montaje. El detalle no llamaría demasiado la atención sino fuera porque justo después de ese montaje, se dijo que dos de ellos estaban en la sala y la gente comenzó a aplaudir. Bacall y Corman se levantaron y la sala en pleno se puso de pie. Y cuando parecía que la cosa iba a ser emotiva, la orquesta comenzó a sonar y apareció sobre el escenario el siguiente presentador. Pin, pan, pun.
5.- Los premios:
Inesperados. Quizá lo mejor de la noche sea la selección de premiados, que es incluso superior a mis expectativas. Mis augurios sobre Christoph Waltz y la música de Michael Giacchino (mis únicas certezas) eran correctos. Y ver a Bigelow en escena, sin creerse demasiado lo que pasaba y temblando como una niña es mejor que ver a Cameron, que ya ha recogido su cosecha personal en forma de billetes de dólar.
6.- La falta de los peces gordos:
Los organizadores decían que querían ganar audiencia con gente joven: estaban los de Crepúsculo, Miley Cirus y una serie de jovencitos con granos muy curiosos. De ahí a que no estuvieran presentes Scorsese, Spielberg, Coppola, Lucas, Eastwood... no sé, no parecía la gala de siempre sino una de la MTV. Raro, raro, raro. Hum... las viejas glorias a casa.
7.- Lo que sí me gustó:
Por lo menos, el montaje musical de las bandas sonoras estuvo bien. Y me quedo con tres ganadores que, afortunadamente, dieron los tres momentos cumbres de la gala: el emotivo discurso de Jeff Bridges, el absolutamente maravilloso mensaje de Giacchino ("cuando era niño nunca me dijeron que ser creativo era una pérdida de tiempo. Be creative. It is not a waste of time") y la rapidez cómica de Sandra Bullock en escena. Por esos pequeños detalles vale la pena ver estas cosas.
8.- Dos cotilleos de mal gusto:
Si bien es cierto que Cameron estuvo muy deportivo toda la noche (y parece que, incluso, cree que Bigelow se merece todo lo que le está pasando), se pudo ver que en los premios al sonido y montaje de sonido, que recayeron en "En tierra hostil", no le molaron nada. Yo creo que, aún sabiendo que la batalla ya no era suya, Cameron creía que Avatar era merecedora de todos los premios técnicos. Estos dos se le escaparon y realmente su cara no era "all peace, be my friend, man".
Y este detalle me duele más todavía, porque yo suelo ser muy respetuoso con la gente y con la edad (ya se sabe, todos, con suerte, seremos viejecillos), pero... ¿de verdad, esa tipa era Barbra Streisand? Por favor, llamen a un peluquero y a un maquillador profesional porque alguien está estafando a la Streisand. Y encima, le dio el premio a la Bigelow, que es una mujer alta y guapa (bastante, bastante guapa). Juntas eran como... no sé... una especie de 10 caminando o una famosa novela de caballería española en la que la Bigelow era el hidalgo y Barbra...
En definitiva, si los montajes no eran buenos, no se cantaban las canciones, si no dejaban a la gente hablar... ¿qué es lo que queda? Pues dos minutejos de gracias de Steve Martin, que sí, que estuvo bien y Alec Baldwin, que encajaba los golpes de su compañero.
Poco más.
9.- El premio a El secreto de sus ojos
Sin comentarios. Lo mejor de la noche. Dicen que Campanella se mueve en Hollywood como pez en el agua. Y cuando uno es el rey de las relaciones públicas y su película es una obra maestra... es lo que hay.
10.- Los mejores trajes de la noche
¿Realmente pensaban que iba a hablar de esto? ¡Venga, a darse una vuelta por otro blog, que tengo sueño y no estoy para tonterías!