
El protagonista es David O. Russell, director de películas más o menos buenas, aunque a mí me gustó mucho la de Tres Reyes, con George Clooney. Desde luego, David está lejos de ser Billy Wilder, John Ford o Alfred Hitchcock, pero tiene un ego como si fuera las tres personas juntas. O eso, o es que está completamente loco.
En Internet han salido unos cuantos vídeos de la locura (por no decir mala leche) con la que dirige. Sus cabreos se extienden tanto a protagonistas principales, estrellas, como a parte de su equipo. Su ira no tiene límite y es de esas personas que cuando se enfadan no pueden dejar de gritar. En realidad, no tiene sentido que cuente nada, mejor vemos los vídeos. En el primero, el enfado es con Lily Tomlin, la actriz cómica que aquí no está tan graciosa:
A veces los actores principales se ponen pesados con lo de "no comprendo por qué mi personaje hace esto" (como Christopher Reeve en ¡Que ruina de función!). La solución: insultarlos. Esta escena, difícil de encontrar, ha sido reproducida por los estudiantes de una universidad americana:
Por último, volvemos a Lily Tomlin sentada dentro de un coche, lleva allí todo el día, dentro de plató. A su lado Dustin Hoffmann (que sin comerlo ni beberlo, recibe por todas partes). La actriz, gracias a Russell, ya ha perdido la compostura completamente.
Voy a seguir detrás de este tema totalmente insano. Por cierto, se rumorea que todos estos vídeos los ha subido a la red el mismísimo Clooney tras sus diferencias con el director en Tres Reyes. Según sus palabras "en el fondo, estoy contento de que hayan visto la luz. Así se demuestra que no era yo el que tenía problemas en el rodaje con este tiparraco, sino que es algo generalizado".