24 noviembre, 2009

Por fin: Targets (editado)


Esta foto es una maravilla. A la izquierda, Boris Karloff explicándole algo al genuino Peter Bogdanovich, que como algunos saben por aquí, es (de forma inexplicable) uno de mis ídolos. Lo que nadie intuía es que al actor le quedan muy pocas semanas de vida y que esa peliculita que estaban haciendo se iba a convertir en todo un clásico: Targets.

El productor y director Roger Corman quiso que Bogdanovich utilizara dos días de rodaje que Karloff le debía para hacer una película (y utilizando algo del metraje de The Terror). Corman estaba acostumbrado a utilizar actores, decorados, trozos, lo-que-sea, para hacer una película y estaba convencido de que con un trozo de The Terror y el actor un par de días, Bogdanovich podía hacer algo digno.

Y pasó lo que pasó, que Bogdanovich le dio la vuelta a la tortilla e hizo una película que narraba la historia de un actor llamado Byron Orlock, supuesto maestro del terror, que acaba de terminar de rodar una película (y ahí es cuando salen las imágenes de The Terror) y se quiere retirar del mundo del cine. Es evidente que Orlock es el mismo Karloff personificado.

Me encanta cuando, en la historia de la película, comenta con su amigo y director de cine, Sam (personificado por el mismo Bogdanovich) la película
Código Criminal que están viendo por la tele, dirigida por Hawks y que fue el primer papel realmente importante de Karloff.

Y en el equipo de rodaje de Targets, el omnipresente Frank Marshall, tan asociado al nombre de Spielberg (aunque debería estar más asociado al nombre de Bogdanovich), que incluso hace un papel, y en la edición de sonido, la magnífica Verna Fields, montadora de cine que, en pocos años alcanzaría el cielo con el montaje de Tiburón (Jaws).

Un último dato de esta genial película: siempre me ha parecido que Bogdanovich es un narrador admirable (no sólo es mi ídolo por sus libros): cuenta las cosas con elegancia y directo, sin florituras. Por decirlo de alguna forma, lenguaje cinematográfico elemental pero al mismo tiempo, lenguaje cinematográfico pulidísimo.

Como muestra, esta maravillosa escena en la que el actor prepara, sentado junto a Bogdanovich, su aparición en vivo en un autocine. Karloff decide que lo mejor es contar una pequeña historia de terror y cuenta aquello de Samarra y la muerte:

"El criado llega aterrorizado a casa de su amo.
-Señor -dice- he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho una señal de amenaza.

El amo le da un caballo y dinero, y le dice:

-Huye a Samarra.

El criado huye. Esa tarde, temprano, el señor se encuentra la Muerte en el mercado.

-Esta mañana le hiciste a mi criado una señal de amenaza -dice.

-No era de amenaza -responde la Muerte- sino de sorpresa. Porque lo veía ahí, tan lejos de Samarra, donde esta misma tarde tengo que recogerlo...
"

Atención no sólo en el magnífico Karloff sino en la forma de narrar la secuencia: planos fijos a ambas parejas hasta que el actor comienza a contar la historia, momento en el que comienza un bonito travelling que pasa por delante de la cara del actor (que incluso, por un par de segundos, cruza su mirada con el objetivo de la cámara). Bufff.... puro cine.






ACTUALIZACIÓN: Esta tarde, al llegar a casa, he decidido leer una parte del libro de Bogdanovich, "Las estrellas de Hollywood", en el que habla sobre su relación con Karloff. Justo cuando terminan de rodar la secuencia de la que hemos hablado, dice textualmente:

"De repente, el equipo empezó a aplaudir de manera espontánea (algo que rara vez suele pasar), y pude ver cómo a Boris le conmovía aquella reacción, absolutamente sincera. Le di las gracias efusivamente y él pareció halagado. Un poco más tarde, me acerqué a Evie (su mujer, aclaro yo), que estaba secándose las lágrimas y con los ojos todavía húmedos. "¿Sabes cuánto tiempo hacía", dijo, "que un equipo no aplaudía a Boris?""

Adoro los libros de Bogdanovich.

17 noviembre, 2009

Confesiones sesgadas

Para mi, este señor de al lado es un caso curioso. Siempre me ha caído muy mal... hasta el otro día, en que me convertí en fanático de la serie Star Trek. Ahora, William Shatner es Dios.

Gracias a la nueva película de Star Trek se han editado en magníficas ediciones todas las películas de la saga. Vale la pena tenerlas en casita... tienen magníficos documentales en donde se cuenta lo magníficos que son los directores y lo magníficos que son los efectos especiales y lo magníficos que son todos...

En realidad, tengo la mosca detrás de la oreja...

Estoy leyendo un libro sobre la realización de la saga de Star Trek, escrito por William Shatner y otro señor (que en la portada sale tan pequeñito que ni siquiera se lee bien). Y ahí es donde se cuentan todos los verdaderos problemas de sacar la primera película adelante. Problemas de años, problemas de dinero...

Y todo es tan rocambolesco y complicado (en principio, la película iba a ser una serie nueva llamada Phase II, y además, no contaban con Leonard "Spock" Nimoy porque, sencillamente, no tragaba al creador de la saga, Gene Roddenberry, al que acusan de ser muy, muy problemático), que me da mucha rabia ver lo maravilloso que fue el rodaje en versión DVD.

Mientras más lees, más te das cuenta de que, desde la idea original hasta que alguien paga una entrada, el proceso cinematográfico es catastrófico. Que para dedicarse al cine hay que tener una sangre especial. Y que además, ese proceso está tan orientado al mercado, que saber las circunstancias de la puesta en marcha del proyecto son prácticamente imposibles.

Y las ideas dan tantas vueltas que a veces, presentan grandes contradicciones. Todavía recuerdo todo aquello del nombre del perro de George Lucas... ¿Se acuerdan de Indiana Smith? Pues yo tengo un antiguo documental en VHS en el que se aclara que fue Lawrence Kasdan el que puso el nombre de todos los personajes. De hecho, todos estaban contentísimos con esa aportación porque tenían un componente romántico especial: Belloq, Ravenwood, Marion, Indiana Jones...

Después se vendió lo del perro de Lucas (incluso con frase en La última cruzada). Puñeteras confesiones sesgadas que harán el trabajo del Historiador de Cine cada vez más complicado.

PD: Con un poco de vergüenza, hace pocos días terminé las memorias de Antonio Ozores, tan cortas y escritas con tan pocas ganas... y sin embargo, cuenta cosas divertidísimas.

Ozores estaba apoyado, vestido de vaquero, en una esquina de la calle en una pausa de rodaje. Se acerca una señora y le pregunta: Sr. Ozores, ¿qué película está haciendo? a lo que Ozores contesta: "Al este del Oeste".

- Ay... esa no la he visto... responde ella.

PD2: Me declaro fan de Spotify. Desde hoy mismo. Gracias Bandini.

04 noviembre, 2009

Tony Awards 2009, casi normal...

(En la foto, Alice Ripley)

Después de un montón de semanas, por fin vi la gala completa de los Tony 2009. Al igual que los Oscars, es un evento que hay que ver, en este caso, porque en Broadway se mueven muchas cosas que dificilmente llegan a nuestros oídos. Y además está presentado por mi adorado Barney de Cómo conocí a vuestra madre...

Y como cada año, hay un número o dos que me cautivan. La verdadera lástima es que la realización televisiva ha tenido errores importantes con el sonido. Y es raro porque estos espectáculos suelen salir perfectamente coordinados. Nunca había visto problemas tan serios como en el primer número musical (que es el más espectacular que he visto jamás, mezclando piezas y artistas de forma increíble) y mucho menos, algo tan español como que un cantante tenga problemas con su micrófono y salga un señor corriendo al escenario para darle al actor un micro de mano...

Pero la verdad es que la gala es espectacular.

Cuando a alguien se le da un premio a toda una carrera, es normal que la gente se ponga en pie y aplauda durante unos minutos. No sé si es espontáneo o no, pero siempre emociona. Lo que es menos habitual es que esto pase en un premio normal, y cuando se lo dan a Angela Lansbury, la actriz que siempre fue mayor, realmente emociona:



Otro de los momentos cumbres del show es la parte de Liza Minelli, que después de tantos descalabros, tantas bodas raras, tanto peso, tan poco peso, tanto peso, tan poco peso... y su abuso de lo que Dios sepa que ella toma... se sube al escenario y... ¡Dios mío! ¡Es Liza Minelli! ¡No ha perdido un ápice de maestría, de voz, de poder sobre las tablas!

Y lo que es mejor, cuando su espectáculo gana un premio, ella agradece a sus padres el don que tiene. Por si no se han dado cuenta, eso significa que sobre el escenario de los Tony 2009, se ha nombrado a Judy Garland y al magnífico Vincent Minelli. Tan lejos y tan cerca.


El musical Billy Elliot se hizo con los premios más importantes. ¿Todos? No. Todos no. Elton John no ganó por la música, y eso le hace estar en el patio de butacas con una importante cara de cabreo, sobre todo cuando va comprobando que todos los demás nominados por Billy Elliot van cogiendo su premio (aunque se le ve realmente emocionado cuando premian a los tres niños del espectáculo).

Es más, cuando todo el equipo de Billy Elliot sube para recoger el premio al mejor musical del año, el productor agradece a un montón de personas y, finalmente, al impulsor de todo esto: Sir Elton John. El cantante se acerca al micrófono y dice, textualmente, antes de hablar de lo importante que es trabajar en equipo y tal: "Quiero felicitar al compositor y al letrista de Next to Normal, espero que sean leales el uno con el otro y que escriban muchos más musicales".

¿Por qué?

Porque uno podría ser mal pensado y creer que hay un mensaje oculto al dúo que ha hecho Next to Normal... al fin y al cabo, por culpa de ellos, Elton John no ha ganado su premio... Ellos se lo han birlado.

Pero aunque sería muy divertido, la auténtica realidad es que creo que lo dice con el corazón. Y lo creo porque he visto tres o cuatro números de Next to Normal y lleva una semana sonando en cualquier equipo de música que esté cerca de mi.

Y es que esa, amigos míos, es la escena que espero ver todos los años en una gala de este estilo. La escena en la que, de repente, alguien me descubre lo que me estoy perdiendo, en la que, solo unos segundos después de haber empezado, ya sabes que has sucumbido ante algo diferente. La escena en la que descubres a la actriz cantante Alice Ripley (en la foto de arriba)... la escena en la que descubres un compositor que no conocías... la escena que me ha llevado a estar loco estos últimos siete días, con un CD permanentemente en mi mano, para escucharlo en donde sea y como sea...

La partitura va directa al corazón, sin pasar por razonamientos. Y la historia... la historia es un dramón espectacular. Y en este número musical, que dura cinco minutos, es sencillamente devastador.

Ella está pirada. Su hijo ha muerto. Pero ella, simplemente, no lo comprende. Y su relación con su marido se resquebraja. El número comienza con la protagonista trayendo una tarta de cumpleaños para su hijo. La pareja discute. Y de repente, el hijo, al que sólo ella ve aparece en escena. Y los tres cantan. Por supuesto, el marido y el hijo no interactúan. Y ella trata de disimular que lo está viendo, que lo está oyendo (me emociona cuando alarga la mano sobre la mesa para tocarle)... Ripley, con una voz maravillosa, tiene la capacidad de concentrar las miradas aunque no cante. Una actriz magnífica.

El número es tan, tan, tan bueno, que sin ver el musical completo (aunque habiéndolo oído mil tropecientas veces), no me cabe ninguna duda: esto es especial. Y ella, con todas las de la ley, también se lleva su Tony a la mejor actriz en un musical para casa. Normal.


03 noviembre, 2009

Lo que Errol Flynn no cuenta en su libro

La decadencia personal de sus últimos años de vida de Errol Flynn, con continuas denuncias por violación, a cada cual más falsa (según se demostró en los juicios) y metido de lleno en el alcohol, hace que el final del libro sea agridulce. Para más inri, a los pocos meses de terminar su autobiografía, Errol murió.

Pero no nos engañemos. Vivió al límite, pasó soberanamente de todo el mundo y se divirtió todo lo que quiso. Y aunque eso pasa factura con cierta soledad final, la verdad es que hay anécdotas para contar durante días. Y si bien esa decadencia es personal, no es artística, ya que Flynn jamás ha estado tan bien como en Las raíces del cielo (1.958), de John Huston.

Pero hay cosas que no cuenta. Algunas son sorprendentes y otras, no las puede contar porque ocurren cuando ya ha muerto. Y como siempre digo, lo maravilloso de Internet es que uno puede completar la historia gracias a la tecnología. Por ejemplo, dedica especial interés a contar cómo construye la casa en la que vive (con establo, con una piscina que se puede ver desde el salón...). Y una vez que te imaginas perfectamente todo lo que cuenta, resulta que en Youtube hay un vídeo con la historia de su casa, desde que la construyó Errol hasta la actualidad.

Pero hay cosas que me sorprenden más. Como la historia de su primera mujer, la bella Lili Damita, actriz famosa cuando Errol llega a Hollywood a buscarse la vida y que, justo cuando él alcanza el estrellato casi inmediato con El capitán Blood, comienza su declive. Nunca sabremos si Lili era una buena persona o una arpía, porque solo tenemos la versión de Errol: una arpía.

Y con todo el daño que se hicieron, con amenazas de suicidio por parte de ella, e incluso el momento en el que Lili se queda con la casa de Flynn en pago por las pensiones atrasadas... pues con todo esto, Errol sigue hablando de lo arrebatadoramente bella que es.

Lo curioso es que el actor omite un dato crucial para comprender la situación: Errol odiaba profundamente al director de sus películas más famosas: el gran Michael Curtiz. El director de Casablanca y Robin de los Bosques era, según las crónicas de Hollywood, un ser cruel y despreciable. No le importaba nada con tal de conseguir un buen plano (no quiero entrar en la crónica negra, pero Michael Curtiz fue el culpable de la muerte de más de un especialista). Y Errol le dedica unos cuantos adjetivos que yo voy a suavizar: "Curtiz, ese director nazi y bastardo".

Sin embargo, cuando explica las diferencias con este director, cuenta una anécdota sobre una de sus últimas películas. Y si bien no se sabe por qué se odian (ya que el odio es mutuo), leo en Internet (en IMDB) que el primer marido de Lili Damita fue Michael Curtiz. En ningún momento del libro, Errol deja caer que su primera mujer ha estado casada con Michael Curtiz, lo cual es sorprendente.

Más tétrica es la historia de su hijo Sean Flynn, que además de actor en películas penosas, como El hijo del Capitan Blood, debía tener el mismo carácter aventurero de su padre... sólo que a él las cosas le fueron peor. Suyas son algunas fotos muy, muy duras de la guerra del Vietnam, a la que fue en calidad de fotógrafo.

La mala suerte hizo que en una de sus idas y venidas fuera capturado por el vietcong. Tal como lo cuentan las crónicas, Flynn virtualmente desapareció del mundo. Dicen que fue visto enjaulado en la jungla, junto a su compañero Dana Stone, casi un año más tarde de su arresto, en un estado deplorable. Finalmente, fueron ejecutados.

Así moría el hijo de Errol Flynn, en el que en su autobiografía deposita sus esperanzas en un futuro mejor. Pocas horas antes de ser capturados, a Sean Flynn y Dana Stone les hacían esta foto (al lado): un testimonio histórico que poco tiene que ver con el glamour de Hollywood o con saber de primera mano si se acostó o no con Olivia de Havilland.

He ampliado su cara:


Por supuesto, a este último respecto, Olivia ha desmentido las memorias de Errol en las que se habla del amor del actor por la actriz y dice que "evidentemente, no nos acostamos". Pero tengo que decir dos cosas al respecto:
Errol era fanfarrón en muchos aspectos, pero no con el tema de las mujeres. Siendo rico y siendo pobre, nunca tuvo problemas para acostarse con quien quisiera (y él lo ve como algo natural: ha nacido así).

Desde ese punto de vista, hasta el tema de las violaciones es absurdo (aunque los testimonios de estas mujeres son más absurdos todavía: "tiene su barco lleno de botones que abren compuertas y te puede dejar encerrada". El juez vió el barco y encerró a la jovencita por mentirosa)
.

En esta época actual, tan políticamente correcta, es lógico que Olivia no quiera que el público piense que ella era una mujer fácil... pero la realidad es que era muy difícil resistirse a los encantos de Errol. Por lo menos, eso es lo que ella decía en una entrevista televisada en el año 1.970: una época menos correcta, más divertida y en la que queda claro que, entre ambas estrellas, hubo una noche de sana lujuria.

Humm... Olivia, donde dije digo, digo Diego...



02 noviembre, 2009

Pequeña sorpresa en Como conocí a vuestra madre

Estoy terminando la cuarta temportada de Como conocí a vuestra madre. La serie, que comenzó con cierta gracia, ha subido muchísimos enteros y con esta temporada, instantáneamente, se ha convertido en un clásico. La adoro y me río sin parar.

Pero ayer, viendo este episodio, pensé que se me salía el corazón por la oreja con tan precioso homenaje a la película Algunos hombres buenos. Ella es Jack Nicholson. Él es Tom Cruise.

Como dice Bandini "a ver si los guionistas españoles de telecomedias ven estas cosas y se ponen las pilas":