31 julio, 2010

El episodio 2.15 de Fringe

Es muy, muy difícil hacer lo que hacen los guionistas de Fringe. En lo que llevo visto hasta hoy hay capítulos buenos y mejores. Pero el de hoy, concretamente el 2.15, titulado simplemente Peter, se lleva la palma.

A las películas escandalosamente buenas se les llama obras maestras, pero esto de hoy no tiene nombre. Y desde la primera temporada estaba esperando un episodio que contara ciertas cosas que estaban latentes, pero que necesitaban una buena exposición.

Y en apenas 50 minutos, se desarrolla un guión que merece pasar a la historia de la televisión. Sin fisuras y de un dramatismo difícil de encontrar en el cine de hoy. Y encima, en vez de ser pomposos y serios, se han permitido el lujo de jugar con todos los elementos narrativos de la serie con mucha gracia.

Con esto me refiero a que Fringe ocurre en el tiempo presente, pero este episodio es un gran flashback para contar algo que ocurre a mediados de los 80 y eso no sólo se aprecia en los decorados y el vestuario, sino en el estilo visual de la serie, empezando por sus títulos de crédito.

Aquí están los créditos normales de Fringe y, más abajo, los créditos de este episodio... vale la pena fijarse en los detalles que los diferencian:

CRÉDITOS HABITUALES:


CRÉDITOS DE LOS 80:

29 julio, 2010

Batman y la cara oscura de la animación

Existe otro mundo en el campo de la animación que poco tiene que ver con Japón y con Pixar, que son las dos grandes fuentes de obras maestras de los últimos años. Me refiero a las películas de Warner con DC Comics que últimamente están saliendo al mercado del DVD.

Siempre me he preguntado por la rentabilidad de este tipo de películas, que tienen un público muy poco definido: películas de superhéroes como Superman o Batman pero que, definitivamente, no son para niños. En realidad, creo suponer que están diseñadas para esta nueva fauna, en la que me incluyo, de tipos con cuarenta años, con hijos, que siguen manteniendo un espíritu bastante friki y se sienten tan cercanos al mundo del cómic, del cine, de la música como cuando tenían (teníamos) catorce años.

El caso es que ayer, tras el visionado de Batman: under the red hood, ha quedado sobradamente demostrado que he estado expuesto ante una de las obras maestras del dibujo animado de los últimos años. Y no es porque los dibujos sean especialmente buenos... sino porque es una película endiabladamente buena.

Eso sí, no se me ocurre haber visto algo más violento en los últimos años. Por otra parte, ya saben que estoy un poco harto de que las películas sean demasiado radicales (tipo Hostel) o profundamente blandas y políticamente correctas, como el resto de la producción de Hollywood. Y en esa mezcla de una buena intriga con momentos violentos, y que Nolan mezcló tan bien en la última entrega de Batman, es lo que aparece en esta historia.

La película perfecta para estos arranques de violencia, desde luego, debe tener a Batman, el superhéroe más imperfecto, más humano y menos sutil de la historia. De alguna manera, en esta película queda reflejado el lado más oscuro de este vengador: quiere, desea con toda su alma, matar al Joker pero... cómo puede quedarse a gusto con su venganza si a cada golpe que le da, el villano se ríe más y más... y la cara de impotencia del personaje vale por ese visionado.

La historia está muy bien encadenada, dando la oportunidad a todos los personajes del universo de Gothan City a tener su momento: desde Dick Grayson hasta Enigma... todos tienen su secuencia para una intriga que bien merece un aplauso.

Les cuento la primera secuencia: el Joker le da una paliza al nuevo Robin (Jason Todd) con un bastón. Un golpe tras otro golpe... cuando Robin queda totalmente destrozado en el suelo, Joker abandona el lugar. Robin, en un último esfuerzo, logra moverse hasta la puerta del lugar en el que está encerrado, aunque los huesos de sus pies y sus manos están totalmente rotos. Y cuando parece que hay esperanza, oye el ruido de una bomba que ha dejado activada el Joker. La casa explota con un primer plano de nuestro héroe asumiendo su final...

23 julio, 2010

VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA DE CINE DE ÚBEDA 2 de 2

Antes que nada, esta foto, en tamaño descaradamente pequeño porque es un robo en toda regla, la ha hecho Julio Rodríguez (en un continuo pulso personal por demostrar si es mejor persona que fotógrafo). Corresponde a uno de los ensayos de Dave Grusin, uno de esos eventos que sólo unos privilegiados pueden contemplar y Julio es uno de ellos. Si queréis saber cómo fue el VI Festival de Música de Cine en espléndidas fotos, hay que pasarse por el blog de Julio y darse un paseo por sus últimos post. Es una maravilla ver las cosas a través de sus ojos.

Después de un primer post más genérico, hoy quiero desgranar algunos detallitos. Por ejemplo, la inesperada presencia de Pasión Vega. Cuando me enteré que esta chica, de voz portentosa y dientes blancos como chicles Smindt, iba a cantar unas canciones, reconozco que me decepcioné un pelín. Quiero decir, si en un Festival de Música de Cine pasamos a poner cantantes españoles a hacer versiones, pues mal rollo. Pero no. Pasión cantó una canción de un cortometraje llamado Tres razones (que estuvo francamente bien) y luego, Dave Grusin la utilizó brillantemente para algunas necesidades, exclusivamente musicales. Y así, Pasión cantó el Tonight de West Side Story que tan brillantemente ha adaptado Grusin (incluso mejor que en su edición en CD en donde cantaba Gloria Estefan) y también cantó Makin' Whoopee, la tremenda canción que cantaba Michelle Pfeiffer en Los fabulosos Baker Boys. Por supuesto, todos los americanos alucinaron con la voz de Pasión Vega, no sólo porque es muy potente y segura, sino por esos giros andaluces y esos juegos vocales tan típicos de nuestro folclore. Grusin estaba entusiasmado y estoy convencido que a la mínima ocasión se la llevará a su mundo, aunque dudo que ella quiera con la cantidad de trabajo que tiene en España. Eso sí, Grusin, casi en confidencia, se levantó del piano y se dirigió al público en estos términos: "Menos mal que Michelle Pfeiffer no está con nosotros esta noche para oír como suena esta canción en la voz de Pasión". Y que quieren que les diga, no sólo me hace mucha gracia sino que me gusta oír estas cosas.

Por último y terminando con el maestro, Grusin le dedicó la canción It might be you de Tootsie al fallecido Sydney Pollack, que no sólo fue el director con el que trabajó más a menudo sino que la mejor parte de su obra se desarrolla junto a él. Y antes de sentarse en el piano, lanzó un beso al estrellado cielo andaluz.

En otro orden de términos, quiero destacar la conferencia de Zacarías M. de la Riva. Entre tantos compositores de renombre, se colaron algunos que sólo son conocidos por una pequeña minoría, no porque sean mediocres sino porque acaban de empezar. De Zacarías sólo había escuchado la música para Hierro (que por cierto, es espléndida)... pero su conferencia fue la mejor con diferencia.

¿Por qué fue la mejor? Porque lejos de contar anécdotas y sentarse al piano a tocar (una de las geniales ideas de este año fue incorporar un piano en las conferencias, así los compositores se podían levantar a tocar unas notas cuando hablaban de algo. Este detalle incluye un pequeño juego de Giacchino tocando el piano mientras dos personas improvisaban una escena), Zacarías realizó su intervención sobre puntos muy concretos: el tiempo que tienen para componer, el tiempo que tienen para grabar, cuanto cobran, cuanto cuesta una orquesta y las sesiones de grabación... Y encima repartió sus propias fotocopias con órdenes de grabación, de estudio, orquestaciones... vamos, una conferencia muy, muy completa.

De todos los nuevos músicos españoles que hay ahora en el mercado, hay muchos que van a Úbeda que no me interesan demasiado, pero a Zacarías no le perdería de vista. Tiene esa rara cualidad que diferencia a los grandes músicos (que son los que orquestan y tienen un nivel técnico impresionante) de los músicos tocados por la mano de Dios (que también son grandes técnicos pero tienen ese "algo más").

El Festival de Música de Cine de Úbeda, como siempre, nunca decepciona. Acudimos pocas personas pero eso equivale a conocer a todo el mundo y reír y pasarlo en grande con la música de cine. Los compositores, al igual que nosotros, alucinan con el ambiente. El último día nos reunimos todos juntos en una comida de fraternidad y los músicos se acercan mesa por mesa a sacarse fotos, a hablar, a beber, a cotillear, a grabar lo de "frikiperopoco"... vamos, un ambiente mágico. Es importante destacar que ellos son los primeros en registrarlo todo en vídeo y sacar muchas fotos, supongo que para mostrar en EE.UU. que aquí tienen estatus de estrella, cosa que a ellos, directamente, les noquea. Según sus palabras, si este evento se hiciera en Estados Unidos, no iría ni Dios. Sobre este vídeo que pongo a continuación:

Está grabado con una pequeñita y cutre cámara de fotos (muuuuy lejos de ser la Canon 7D) y por tanto el vídeo es muy chungo... pero tenía una butaca, junto a Elphaba, absolutamente privilegiada. Era la cuarta fila, pero las tres primeras eran para los participantes del evento. Quiero decir, delante de nosotros sólo estaban los compositores y sus familias, amantes y amigos. Por tanto, en este vídeo cuando toca alguien en el escenario, es probable que el pelillo que se ve delante sea de Edelman o Giacchino. Asumo que este es un detalle muy friki, pero a mí me hace mucha gracia.
Y no me canso de escuchar el tema de Los Goonies. No el Fratelli Chase que puse ayer, sino el tema principal... está en este vídeo, casi al final (dura muy poquito). Y cada canción tiene entre 10 y 30 segundos, porque lo importante era disfrutar del concierto en directo, no grabarlo. Pero creo que es un muestra bastante representativa:


20 julio, 2010

VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA DE CINE DE ÚBEDA 1 de 2

Este señor de la izquierda es Dave Grusin, el auténtico protagonista de este año. Entre los compositores asistentes: Michael Giacchino (que en el post anterior dice esa frase tan popular actualmente entre los compositores de renombre y que ya tengo en la esquinita de esta página), Randy Edelman (con pinta de cantautor sueco), Nathan Barr y su ex-mujer, Lisbeth Scott (con cierta cara de circunstancia cuando querían, queríamos, hacernos una foto con los dos), Jamie Christopherson (con un sombrero pegado a su cabeza) y Christopher Lennertz, maestro de la orquestación y de la técnica depurada (o sea, falto de melodía).

Este año ha sido mucho menos denso que otros años y la verdad es que se agradece. Había más conferencias de discográficas y menos de compositores, o sea, horitas perfectas para desaparecer con los amigos y visitar uno de nuestros rincones favoritos de Úbeda: la heladería Los Valencianos.

Pero Úbeda es pequeño y fueras donde fueras, allí te encontrabas con la creme de la creme de los compositores de Hollywood. Nuestro grupo decidió comer todos los días en una pizzería de la zona y allí, en la mesa de al lado, comía Michael Giacchino con sus amigos. Y al salir del local, se acercaba a saludar y nos preguntaba por nuestra comida. Y sí, aquello era pescadito.

A Grusin, además de su conferencia y sus conciertos, nos lo encontramos en la heladería. Y allí, uno por uno, nos sacamos una foto con él.

Las conferencias estuvieron bien, aunque el verdadero punto fuerte del año ha estado en los tres, ¡tres!, conciertos: el primero, jueves por la noche, dedicado enteramente a la serie True Blood. Nathan Barr, compositor, y Lisbeth Scott, cantante, pusieron el toque perfecto a una noche mágica. El concierto se celebró en un pequeño patio, en el que la iluminación, las sombras, el leve viento que se levanto hizo que la experiencia fuera mágica.

El viernes por la noche se celebró el concierto que yo esperaba con más ansiedad: los compositores, sin orquesta, sin parafernalia, sentados en un piano y desgranando sus composiciones. Así, Randy Edelman tocó el tema de Cora de El último mohicano o mi adorado Diabólicas (la única banda sonora de Edelman que me llama la atención). El momento más friki de la noche le corresponde a él, cuando tocó uno de sus temas más populares: la sintonía de la serie de televisión MacGyber.

Y finalmente, Dave Grusin, que por supuesto, estuvo espectacular al piano. Sus dedos siguen siendo los más rápidos. Nos deleitó no sólo con sus piezas sino con el maravilloso tema de amor de Alex North para Espartaco. North, al igual que el año pasado con Georges Delerue, fue el centro de atención de todo el festival y se hizo una retrospectiva a su carrera que incluye un magnífico libro.

El concierto del sábado (ya con orquesta) fueron palabras mayores: la primera parte, aunque magnífica se mire por donde se mire, no era para mi paladar (no me acaba de gustar Edelman, que fue el gran protagonista) pero hubo grandes momentos, como las piezas de Espartaco o la sencillamente bestial melodía de Lost de la mano de Giacchino... pero amigos míos, toda la segunda parte del recital corrió a cargo de Grusin. Y es lo mejor que he oído en concierto en mi vida. No en Úbeda... sino en general. Una auténtica locura.

Y para colmo de los colmos, cuando Grusin terminó, Lennertz salió a escena y nos deleitó con una sorpresa: como alumno de Poledouris que fue y la importancia de este compositor en Úbeda (hizo un recital el segundo año, poco tiempo antes de morir y dejó claro que esta experiencia era de lo mejor que le había pasado en la vida. Es que estos compositores de Hollywood no se creen lo que les pasa en este festival, que la gente va con discos del año la pera y los tratan como verdaderos mitos), deleitó a todos los presentes con una extraordinaria pieza de Conan. Y cuando todos teníamos las lágrimas en los ojos, una última sorpresa: un Jerry Goldsmith: la tercera de Damien, El conflicto final (uno de esos discos que adoramos todos los que amamos las bandas sonoras).

Algunos cotilleos, el concierto de Grusin detallado, Pasión Vega y un pequeño vídeo cutre que recopila algunas cosas que grabé con la camarita de fotos (de bolsillo) en el post de mañana. De momento, alguien con tino ha subido el Fratelli Chase de Los Goonies, espectacular aunque ligeramente más lento que en la película...

Download:
FLVMP43GP
Download:
FLVMP43GP
Download:
FLVMP43GP
Download:
FLVMP43GP
Download:
FLVMP43GP
Download:
FLVMP43GP

Y tras el festival...

Me cuesta muchísimo poner las ideas en orden de estos cuatro magníficos días en Úbeda. Lo mejor, sin duda, la presencia y los conciertos de Dave Grusin y la sorpresa de una magnífica pieza de Jerry Goldsmith en el concierto. Pero hay mucho que contar...

Acabo de llegar y necesito un tiempo, pero de momento les dejo este vídeo, para que sumemos un compositor nuevo en lo que viene siendo la petición friki anual para un servidor...



Download:
FLVMP43GP

13 julio, 2010

VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA DE CINE DE ÚBEDA

Llegó la fecha. Hago un parón importante en el que ha sido un año durísimo. Se ha notado en la calidad del blog, en las actualizaciones... pero lo importante es que, tal y como van las cosas, trabajo no me falta.

Pero ahora paro totalmente durante unos días y dentro de unas horas salgo para Úbeda, para esos cuatro días mágicos de conferencias, charlas, muchas risas y muuuucha música. Este año contamos con la presencia de Patrick Doyle y Michael Giacchino (que repiten pero con una diferencia fundamental, este año Giacchino es el compositor ganador de un Oscar y seguro que tiene mucho que contar). Entre las novedades de este año, la presencia de Randy Edelman (que no es ni de lejos un compositor que me diga mucho, aunque El último mohicano parece que ha calado profundamente entre la audiencia ajena a la música de cine, supongo que por la promo de Antena 3, y su DragonHeart es la música más utilizada para la confección de trailers ).

Y por supuesto, el gran Dave Grusin, este sí, uno de mis favoritos y a mi parecer, uno de los grandes de la música de cine. Pianista consumado, deseo con todas mis fuerzas sentarme a escuchar a Grusin al piano, sin orquesta (hay dos conciertos, uno profesional, con orquesta, en donde los compositores dirigen sus piezas; y uno más íntimo, la noche anterior, en donde cada músico se sienta en un piano y toca unas piezas de su obra... Ese es el concierto que ansío este año.

Entre sus obras: En el estanque dorado, La Tapadera, Tootsie, Los Goonies, Los tres días del Condor...

Volveré cargado de noticias, de cotilleos, de CDs, de firmas y fotos... Ya contaré. Y por supuesto, pasaré cuatro días con Elphaba, a la que hace un año lié en esta historia y se ha convertido en un aliciente más para pasar los cuatro días entre risas.

No se pierdan a Dave Grusin en acción (basta con ver los primeros segundos para hacerse una idea de lo grande que es):



PD: Pero hay mucho más este año, entre otras cosas, un concierto de True Blood dirigido por el propio compositor, Nathan Barr...

09 julio, 2010

Tres vídeos

Hoy he visto tres vídeos que realmente me han alegrado el día. Son tres chorradas, pero ya saben, en algún momento de mi vida, me he dado cuenta de que estas cosas hacen la jornada más saludable:

1.- Imágenes del vestuario de Alemania después de que España eliminara al equipo alemán del mundial. Sin diálogo y poco más de medio minuto:



2.- No sé si es el tipo que mejor música pone en un fiesta, pero sólo con verle, he deseado conocerlo, ser su amigo... ¡tiene que ser un gran tipo!

3.- Pedazo de vídeo de Next to Normal. Convocaron a la gente en Facebook para cantar un trocito de canción. El resultado es digno de verse:


05 julio, 2010

Congelado: pequeñas ideas, películas con ingenio

Congelado estaba este blog. No tengo excusas, la vida de impone de mil maneras y no es que no tenga tiempo de escribir en el blog, es que no he tenido tiempo de leer ni de ver nada nuevo y original para aportar.

Hasta este fin de semana, que he vuelto a mi rutina Fringe y cine a destajo. Y lo que me ha llamado la atención es Frozen.

Frozen no es, ni de lejos, una obra maestra. De hecho, dudo que sea una gran película. Pero tiene una premisa tan básica, tan pequeña, tan cotidiana, que te deja perplejo y sufriendo durante todo el metraje. Es una de esas sinopsis en las que sobran la mitad de las famosas palabras de El juego de Hollywood: tres tipos se quedan parados (y olvidados) en una telesilla, y la pista de esquí no abre en los próximos siete días.

No sé como se llama este género, porque amigos míos, en estos últimos años han salido una serie de películas que te muestran el lado más oscuro de la vida con una sinopsis hiperrealista que deriva en acontecimientos que superan, con creces, la ficción cinematográfica habitual.

Y desde que leí sobre esta multipremiada película, quise saber quién es el bribón que se atreve a hacer un ejercicio tipo Naufragos, con la cámara más de una hora sobre tres personas en una telesilla. En realidad, un ejercicio de estilo mucho más complejo que el de Hitchcock, que al fin y al cabo, tenía sitios físicos para poner la cámara y muchos más personajes.

Pero la bravuconada sale bien: tiene tensión, tiene sorpresas y se pasa verdadera angustia. Una buena película.

Sobre este género de sinopsis simple como un almendruco, pero que su recuerdo te acompaña el resto de tu vida (porque si cada vez que me meto en el mar pienso en Tiburón, de Spielberg, no es menos cierto que cada vez que me suba a una telesilla pensaré en esta película), recuerdo uno de los últimos años, pero que eran infinitamente peor que esta:

La historia de un grupo de jóvenes que va en un velero y se bañan en alta mar. Cuando quieren subir a la embarcación, se dan cuenta de que nadie ha bajado la escalerilla. No hay forma posible de subir la pequeña distancia entre el mar y el suelo de la embarcación. Se llama A la deriva.

No tiene ni de lejos el rigor cinematográfico de Frozen, pero son historias tan realistas, tan cotidianas, que asustan por el mero hecho de ser cosas "que te podrían pasar a ti".

Trailer de Frozen: