31 octubre, 2007

Vértigo y la mejor secuencia de la historia del cine

Sí, soy un exagerado cuando hablo de Vértigo. Siempre digo que es mi película favorita, que su música, su guión, la forma de acercarse a la historia por parte de Hitchcock es absolutamente insuperable y arriesgada.

Siempre he creído que las grandes obras de Hitchcock no están relacionadas con el misterio y el suspense, sino con las grandes historias de amor. Desde Encadenados, en el que Cary Grant arroja a la mujer que ama (Ingrid Bergman) a los brazos de un Claude Rains terrorífico, pasando por la relación imposible entre James Stewart y una mujer muerta en Vértigo, y por supuesto, por la historia de un señor accidentado que ve un asesinato desde su ventana y que huye del matrimonio (de hecho, la única posibilidad de que su novia se ponga un anillo de compromiso es cuando lo coge de la vecina supuestamente asesinada) en La Ventana Indiscreta.

La fuerza de esta secuencia de Vértigo (que yo creo que es una de las mejores del cine) está en su significado y en su narrativa.

Tras fallecer la mujer que ama (Madeleine), James Stewart encuentra a una chica de vida dudosa que es prácticamente igual (Judy) y que vive en un hotelucho de mala muerte. Stewart convence a Judy para que se transforme en Madeleine, con un traje igual, con el peinado... Un deseo patético sólo superado por el amor de ella, que accede a todo este juego con tal de que él la ame.

Al comenzar la secuencia, la transformación está casi completada. Sólo hay un pequeño problema con el peinado, Judy tiene que recogerse el pelo. Cuando lo hace, James Stewart puede revivir el beso de amor con Madeleine en las caballerizas.

Ese es su significado.

Pero Hitchcock arriesga. Hace que la espera de Stewart sea larga, sin elipsis temporales. Los espectadores esperamos con él, ansiosos por ver la transformación completa de Judy a Madeleine. El momento es claramente onírico, entre otras cosas porque cuando ella se ha metido en el baño ha atravesado una extraña luz verde (el neón de la calle da un tono verdoso a toda la habitación, pero la puerta del baño parece ser un punto especialmente fuerte) y cuando sale, el color es tan brillante que parece, realmente, una aparición de entre los muertos. A Hitchcock le gustaba decir que, en realidad, lo que ella ha hecho es completar su desnudez.

Los planos son largos y la música de Herrmann (que en esta secuencia demuestra porqué lo adoro y porqué creo que era el número uno) crea el estado de ánimo, la espera, la ansiedad, la sorpresa... con sus trémolos, su crescendo y su gran tema de amor.

La mirada de Stewart cuando por fin ve a Madeleine merece un párrafo aparte. Realmente, él está viendo a la mujer que ama, está viendo a una muerta. La mirada se apoya en un travelling fantástico de acercamiento que es marca y firma ineludible del director inglés, aunque los más jóvenes asocien este movimiento de cámara a Spielberg.

Y de repente, el beso (el primer beso de amor de Stewart desde que Madeleine murió): un beso complejo que Hitchcock grabó en estudio y en donde tres elementos se mueven al mismo tiempo: los protagonistas, la cámara y el decorado. El resultado, tantas veces copiado en la actualidad, es una imagen que pertenece más al mundo de los sueños que a la realidad.

Puro cine, amigos míos, puro cine.


Download:
FLVMP43GP

29 octubre, 2007

¿Es R.O.T.O.R. la peor película de la historia del cine?

Sigo disperso, pero ya se me está pasando.

Leo en somosfrikis un artículo que realmente vale la pena. Una genialidad. Hablan sobre R.O.T.O.R., una película que desconozco pero que, desde hoy mismo, comienzo a buscar como un desesperado por vías alegales. Se estrenó siguiendo la estela de ROBOCOP, y contiene unos efectos especiales memorables, solo superados por la calidad de sus diálogos.

Esta peli deja a Ed Wood y a Juan Piquer como auténticos maestros del cine. No cuento nada más porque vale la pena pasarse por la página y, además, no es cuestión de plagiar su (divertidísimo) texto.

Como anécdota, hay un foro en el que han abierto una línea para hablar sobre esta peli e incluso han creado una especie de iglesia rotorniana. No dejen de pasar para que vean en unas bonitas fotos de como el bueno captura con cuerdas a R.O.T.O.R. desde cinco ángulos distintos.

Y si no te apetece demasiado pasarte por esa página, te voy a obligar enseñándote esta secuencia en donde fuerza e intelecto se unen en la lucha contra R.O.T.O.R. en unos diálogos maravillosos que ni siquiera Faemino y Cansado podrían superar.


Risas y más risas

Sigo disperso.

En Yonkis han puesto un vídeo de una chica que tiene una risa muy contagiosa. Es cierto, ves las imágenes y no puedes parar de reír, y a estas horas de un lunes, se agradece bastante. Tienen que verlo, porque no tiene desperdicio.



Pero me extraña muchísimo que nadie cuelgue el vídeo de lo que está viendo la mujer. En Youtube pone claramente que las imágenes se llaman Dad at Comedy Barn. No he podido evitarlo. Tenía que ver con mis propios ojos lo que le causaba la risa.

Y es esto: una familia se ha ido a un espectáculo en directo y en un momento dado, suben a un señor (el padre de la persona que ha colgado las imágenes en Internet) al escenario y, directamente, roba el espectáculo con su risa. El señor es el que se sienta en el centro, con la camisa amarilla.


Vergüenza ajena (o como enrollarse con un post)

A veces me enrollo como una persiana. En algunas ocasiones, como en el post de Spielberg, porque tengo muchas cosas que decir y mi capacidad de síntesis es limitada, por no decir deplorable. Y en otros momentos, como hoy, es porque estoy realmente disperso.

Esta foto no tiene nada que ver con el post, pero estoy tan embelesado con la serie Galáctica y ha sido tan difícil encontrar una buena imagen que describa la vergüenza ajena, que he pensado que siempre es buen momento para ver al equipo del espacio al completo (con ganas de que sea de noche para ver los dos últimos episodios de la segunda temporada).

Me he vuelto a enrollar.

Hoy he amanecido con un mail de Listasonora que me ha dejado ese pequeño sabor de vergüenza ajena que cada día es más complicado despertar. Los programas de televisión que se hacen en España, las revistas, Internet y todo eso, nos tiene acostumbrados a cosas tan salvajes que nos ha convertido a los españoles (no se si en otros países la gente acude a la televisión a contar como sus novios se han ido con otra) en seres prácticamente inmunes a la sorpresa.

Me enrollo de nuevo. Voy al grano.

Dos periodistas rusos entrevistan a dos compositores de videojuegos con referencia a la música para Metal Gear Solid, que por lo visto es un clásico (yo no lo he jugado y, por tanto, no conozco la música). En plena entrevista, sacan un CD de un compositor ruso fallecido en el año 1974 llamado Sviridov y ponen el corte Tormenta de nieve. La música que suena es muy parecida a la que el equipo (que incluye a Harry Gregson Williams, americano famoso por sus incursiones al cine y por lo visto, creador de esta pieza en concreto y que afortunadamente para él, no asiste a la entrevista) compuso unos años atrás para el juego. No quiero ser demasiado categórico porque, repito, no conozco ninguna de las dos obras, pero un amigo mío (primo de Rajoy) dice que es "algo más que parecida, casi un nota por nota".


El vídeo no tendría más historia (y tampoco lo pondría en el blog) sino fuera porque cuando empieza a sonar la música, los compositores hacen una serie de cosas raras, sonrisillas, cierto asombro, no paran de mirar la carátula y, sobre todo, no vuelven a mirar al entrevistador a los ojos. En un momento dado, uno de ellos pregunta: ¿pero este compositor es conocido en Rusia?

Lo dicho, a lo mejor los pobres señores no son culpables y es una de esas casualidades de la vida... pero que te pongan un CD de 1974 y suene la música por la que te has hecho famoso, como mínimo, da bastante vergüenza ajena.

En este momento, sigo ruborizado.




PD: Por cierto, las últimas imágenes son del juego y tiene una pinta estupenda.

27 octubre, 2007

Me encanta que los planes salgan bien

No.

Soy friki pero no tanto. Confieso que en mi infancia tuve mi época Equipo-A, como todo el mundo (tampoco había demasiadas alternativas: eso o nada), pero ni me ha marcado brutalmente y, mucho menos, voy a escribir un post sobre ellos.

Resulta que acabo de ver cuatro episodios seguidos de la segunda temporada de Battlestar Galáctica, la moderna, la buena, la de Edward James Olmos, y como no podía ser de otra manera, me he enamorado de Katee Sackhoff (Starbuck) y de Tricia Helfer (Número 6).

Me he dedicado a buscar información sobre ellas en Internet y claro, cada dos por tres, me sale información del Starbuck de la antigua Galáctica, la flojita, esa en la que los malos van vestidos de egipcios. Starbuck, en aquella versión no era mujer, sino que era Dick Benedict, más conocido como Templeton Peck (Face en la versión original) en El Equipo A, el guaperas rubio de la serie en la que más armas se disparaban y en la que nadie, absolutamente nadie, moría.

Y me he encontrado con unas imágenes que me han impactado: Dirk Benedict y el actor que hacía de Murdock (de nombre que no puedo transcribir por profunda pereza transitoria) han hecho una especie de gira europea este mismo año.

Y está claro que no soy el único que ha envejecido. Tres cosas al respecto:

1) No se por qué ver gente que ha envejecido me fascina tanto. Odio que pase el tiempo y si por mi fuera, congelaría mi vida en este momento. Me gusta como está.

2) No se por qué diablos, mis amigos del colegio (que siguen siendo mis amigos en la actualidad) me llamaban Murdock. Afortunadamente se les pasó.

3) ¿Por qué Dirk Benedict no sale haciendo un pequeño papelito en la nueva versión de Galáctica? El otro protagonista, Richard Hatch, tiene en la serie moderna un papel bastante desagradable. Curiosamente, en una hábil pirueta de los guionistas, está empeñado en matar a Apollo, su antiguo personaje.


25 octubre, 2007

The Pirate Queen: el musical

Hace algo más de un año que le sigo la pista a The Pirate Queen, el nuevo musical de los creadores de Miss Saigon y Les Miserables.

Realmente, tanto el compositor (Schönberg) como el letrista (Boublil), son tipos con mucho talento. El libreto de Les Miserables debería estudiarse como un auténtico prodigio de las letras, siendo comparable al magnífico libreto de Jesucristo SuperStar (en donde Tim Rice, directamente, se ganó el cielo de los escritores).

Pero no se que pasa últimamente. Parece que los musicales sencillos en Broadway se estrellan contra el muro de los grandes espectáculos de efectos especiales (daños colaterales de shows como El fantasma de la ópera o El Rey León) y no logran recuperar la inversión inicial. Cierran con el más absoluto de los fracasos, aunque las críticas sean decentes.

Este año ha pasado con Grey Gardens, que la crítica definió como una obra maestra del teatro musical y que estos días cierra sus puertas mucho antes de terminar la temporada. Una auténtica faena.

Al dúo francés de Les Miserables les está costando remontar el vuelo. No espero que vuelvan a crear un éxito tan brutal como fueron sus dos primeras obras inglesas, pero Martin Guerre (1.996) era un espléndido musical que no funcionó en taquilla y parece que The Pirate Queen también cierra sus puertas con una lamentable y tremenda pérdida de dinero.

Y aunque he escuchado varias piezas, el disco de The Pirate Queen todavía no me ha llegado (lo compré en Amazon hace dos días, junto a unos pocos más, aprovechando que el dólar está tirado para nosotros: unos cien dólares se convirtieron en una factura de 60 euros). Pero os aseguro, sin oírlo entero, que The Pirate Queen tiene momentos memorables:



PD: Kristin Chenoweth, mi amor platónico, haciendo de Reina Pirata.

Oh! Dios mío, yo quiero ver REC

En el tema de los trailers de cine, nos vamos superando.

Parece que es el año del cine español (de terror), tras El Orfanato, dentro de poco se estrena REC, de Paco Plaza y Jaume Balagueró. Parece que ambas películas van a tener su remake americano.

Este corto trailer no tiene desperdicio: estas imágenes valen su peso en oro. Yo voy comprando la entrada.



PD: ¿Sorprendente? Alguien por estos lares se ha dado cuenta del valor de una BUENA campaña publicitaria para una peli.

Por cierto, las imágenes son las reacciones del público en el Festival de Sitges de este año.

24 octubre, 2007

Poltergeist: la edición del 25 aniversario

Mi fascinación por la cantidad de historias paralelas a la película Poltergeist es bastante conocida. En este blog ya he escrito sobre la autoría de la película y sobre los negros sucesos que rodearon a parte del equipo.

Es gratificante que una película que me fascina saque un DVD especial por su vigésimoquinto aniversario. Eso me pone cierta edad, porque esta película la vi en el cine Rex de Las Palmas de Gran Canaria (que, por supuesto, ya no existe, como el Capitol, el Victoria, el Rialto, el Sol Cinema, el Cuyás, El Universal, los muliticines Royal, los Galaxy´s, el Avellaneda, el Avenida...)

Y la edición especial está bien, formato correcto, audio restaurado, buena imagen... pero eso es lo mínimo exigido (aunque se ve cada chapuza por ahí). Desde que se anunció esta edición especial estaba ansioso por ver los extras, un reportaje de como se hizo, a priori, podía ser interesante para revelar el misterio del auténtico director de Poltergeist (aunque Zelda Rubinstein, que hace el papel de Tangina, la vidente, dejó claro hace unos días que de las seis jornadas de rodaje que tuvo, trabajó con Spielberg dirigiendo, no con Hooper). También podría ser interesante narrar los sucesos acontecidos con parte de los actores...

En cualquier caso, lo que no me esperaba es que en esta edición especial solamente se encontrara un pequeño reportaje de media hora hablando de sucesos paranormales. Una decepción mayúscula. Si por lo menos fuera un buen documental, con imágenes reales de cosas raras, tragaría mejor la decepción, pero son sólo cuatro pseudo científicos atontaos hablando de cómo les marcó la peli y lo ajustada que es a la realidad. Todos tienen un aspecto tan creíble como Aramís Fuster o el pequeño Octavio Aceves...

Poltergeist sigue siendo una película magnífica, pero la edición en DVD es una vergüenza. Si fuera una edición normal, no diría nada, pero siendo una edición especial por sus 25 años de historia, amigos míos, es un robo.

Sinceramente, la lucha contra la piratería está perdida. En realidad, no hay problema, el cine y la música tienen mil fuentes de ingreso y los presupuestos de Hollywood están hinchadísimos. Pero hay un público fiel al que no sólo le gusta ver la película en DVD, sino que compramos ediciones buenas, con documentales, con bocetos, con momentos de la grabación (ayer mismo pude ver el de Con faldas y a lo loco y le hacen una entrevista a un Tony Curtis demasiado mayor que es impagable) porque realmente completan perfectamente el visionado de la peli.

Pero no vale engañarnos...

18 octubre, 2007

Little Shop of Horrors: la película y su verdadero final

Esta foto, perteneciente a algún montaje teatral del musical Little Shop of Horrors, tiene un significado especial. En ella se puede ver la muerte de Audrey, la novia del protagonista.

Y es que en la versión original, tanto de la película de Roger Corman como del musical de Howard Ashman y Alan Menken que se estrenó en off-Broadway a principios de los 80, la planta carnívora crecía y se reproducía hasta conquistar nuestro planeta. En pocas palabras: la historia de esta planta era el final de la raza humana.

Hollywood es Hollywood y aunque la película se rodó como estaba previsto (de hecho, con un final apoteósico), los grandes ejecutivos tipo El juego de Hollywood decidieron que una película producida indirectamente por Disney y el Sr. Geffen no podía terminar de esta manera.

Y cambiaron el final.

Si en la versión original, la planta se come a la novia, al protagonista principal y después a toda la raza humana; en la peli, el novio salva a la novia, mata a la planta con electricidad y la pareja vive feliz tal y como imaginaba la chica en la canción Somewhere that´s green.

Yo tengo muy mala suerte: tanto en RENT como en Hairspray desaparecieron del montaje final mis canciones favoritas (aunque en Hairspray pasó a formar parte de los créditos del final). Y la canción de La tienda de los horrores que desapareció es memorable, personalmente creo que es la mejor de todas. En realidad, toda la secuencia es memorable, con la planta destrozando Nueva York.

Lo curioso de este caso es que en la película se nota claramente un ambiente malsano, deprimente, se nota que los personajes no tienen salida y de hecho, parte de la desgracia de las canciones en donde cuentan sus sueños es porque sabes que nunca van a alcanzarlos. Son personajes perdidos y sin salida. Y sin embargo, todo ese ambiente deplorable hace su giro feliz en la película y no cuela.

Me gusta Little Shop of Horrors como película, pero me gustaría mucho más con su verdadero final.

Los vídeos de todo el final auténtico (aunque en blanco y negro y sin mezclar correctamente el sonido, o sea, en fase de trabajo) están aquí y aquí, pero la canción final, que es lo que realmente me interesa, es esta:



¿Soy el único que se siente identificado?

Este vídeo está teniendo considerable éxito en la red. Lo he localizado en Yonkis, Menéame y en alguna página más...

Soy seguidor de Joaquín Reyes desde la época de La Hora Chanante en Paramount Comedy, y aunque soy incapaz de ver entero su nuevo programa Muchachada Nui en La 2, me gusta ver algunas piezas sueltas memorables, como su imitación de Barbra Streisand o la de Carl Lewis.

De alguna forma, Reyes conecta con el humor surrealista que me gusta. En este sketch no sólo me siento identificado sino que además me encanta el póster de fondo: ¿se puede ser más ochentoso?


12 octubre, 2007

Perdición: I wonder if you wonder

Acabo de ver Perdición por enésima vez. Ya lo saben, si me pudiera llevar cinco pelis a una isla desierta, una de ellas sería esta.

Lo que representa Double Indemnity (Perdición, 1944) está escrito en muchas páginas de Internet: se considera la primera peli de cine negro y por tanto, conceptos como los de destino fatal, femme fatale y todo eso, comienzan con esta peli. Cosas tan comunes como que el coche no arranque en el peor momento son cosas que salieron por primera vez de la maravillosa mente de Wilder.

Pero les voy a contar lo que nadie cuenta:

Recién aparecido el Código Hays, era prácticamente inviable una peli con este tema (mujer que convence a un vendedor de seguros para matar a su marido) y fue muy, muy difícil poner la producción en marcha. Entre otras cosas, simplemente nadie quería el papel del asesino protagonista.

Wilder acudió a George Raft, actor muy limitado y bastante tosco (más conocido por los papeles que rechazó que por los papeles que aceptó) para que hiciera el personaje principal. Raft, directamente, le dijo a Wilder que le contara la peli porque él no leía "jodidos guiones". Cuando Wilder comenzó a contar la historia, Raft se impacientó y le espetó "vete directamente a la escena de la solapa", a lo que Wilder replicó: "¿Qué escena de la solapa?" "Pues cuando se descubre que mi personaje es policía y enseña la placa de la solapa".

Simplemente, Raft no había comprendido nada.

Edward G. Robinson tampoco quería aceptar. Su papel era secundario y nunca había participado con un papel tan corto. Pero la diferencia con Raft es que Robinson era extremadamente culto y al leer el guión, decidió que daba igual como fuera su papel. Quería estar en esa película.

Barbara Stanwyck estaba clara desde el principio, sin embargo, ella tuvo miedo hasta el último momento. Era un giro demasiado brusco para su carrera. Su papel, aunque muy agradecido, no deja de ser el de putón, adúltera y asesina. Pero Wilder, al verla recelosa, le preguntó "¿eres una actriz o un ratón?".

Firmó el contrato.

Los problemas habían comenzado mucho antes del rodaje, cuando el coguionista habitual de Billy Wilder, Charles Brackett, decidió que la historia era demasiado sórdida para trabajar en ella. Wilder, con gran placer, decidió que trabajaría el guión con Raymond Chandler, un escritor de novela negra que empezaba a estar de moda y del que el director era un ferviente admirador.

Wilder esperaba a una especie de Bogart real y cuando apareció Chandler en el despacho, pequeño, aburrido y ex-alcohólico, casi se desmaya.
Era la primera incursión de Chandler en el cine y cuando Billy le contrató, el escritor le dijo que tendría el guión para el martes siguiente. El director se quedó anonadado (él tardaba una media de cuatro a seis meses en escribir una peli). Cuando Chandler apareció con el guión bajo el brazo, Wilder se sentó a leerlo. Al cabo de un rato, lo tiró por el aire y le dijo, textualmente: "Esto es una mierda".

Las dos personas se llevaron mal desde el primer día. La cosa se puso muy tensa cuando Chandler mandó un memorandum al director del estudio en el que denunciaba que trabajar con Billy Wilder era imposible porque "no deja de pasearse por el despacho, no se quita el sombrero, bebe en mi presencia, juega con un bastón, va mucho al baño..."

El caso es que Wilder aprovechó de Chandler ese magnífico vocabulario con el que hablan los personajes. Se aguantaron mutuamente durante unos meses, por el bien de Double Indemnity, pero cuando terminó el guión, se despidieron para siempre. Esa relación tendría secuelas inesperadas: Chandler volvió a beber y se convirtió en un alcohólico de por vida y, además, escribiría un artículo en donde dejaba a los guionistas de cine como verdadera escoria (y todo el mundo sabía que sólo había trabajado con uno). A cambio, Wilder ganaría un montón de Oscars con su película Días sin huella, en la que retrataba de forma cruenta a un escritor completamente alcoholizado (y todo el mundo sabía que Wilder sólo había trabajado con un escritor alcohólico).

Cuando la peli se estrenó fue un éxito inmediato. Fred MacMurray, que hasta ese momento solo había actuado en comedias, empezó su verdadera (y curiosa) carrera cinematográfica y Double Indemnity consiguió siete nominaciones a los Oscar. No ganó ninguna estatuilla porque la Paramount presentaba a los premios Siguiendo mi camino, una peliculita claramente inferior, pero ya se sabe...

La campaña de publicidad decía algo así como "Double Indemnity son las dos palabras más importantes del cine". Por eso, es maravilloso que a los pocos días del estreno, Wilder recibiera un telegrama de Hitchcock que decía: "Las dos palabras más importantes del cine son: Billy Wilder".

Y por cierto, siempre he pensado que Perdición es la mejor película de Hitchcock que Hitchcock no ha dirigido. Es mi pequeño galimatías.

PD: Si tuviera que escoger la frase que más me ha gustado en una película (la primera vez que la oí en un sala grande, literalmente me levantó de la butaca) es el "I wonder if you wonder" con que Fred MacMurray termina la primera conversación con Stanwyck. Lo siento, no he encontrado esta escena subtitulada, pero la conversación (que además combina perfectamente los opuestos mundos de Chandler y Wilder) es la quintaesencia del cine:


11 octubre, 2007

Scary Mary

Si ya lo digo yo. Hay mucha gente con talento en la web. Un tipo ha hecho, con imágenes de Mary Poppins, un magnífico trailer como si la película fuera de terror. Este vídeo ya tiene bastante tiempo, pero para el que no lo haya visto, aquí tiene su oportunidad.


10 octubre, 2007

Sicko, Hairspray, Cowboy de Medianoche y Las Señoritas de Rocherfot

A modo telegráfico (bueno, casi telegráfico) voy a comentar cuatro películas que he visto últimamente: dos nuevas y dos clásicos a los que, por fin, les he podido hincar el diente.

Hairspray: No hay mucho que decir. Sabía que iba a ser buena, por la obra de Broadway en la que se basa, por los comentarios, por la crítica y por el éxito que ha tenido. Su gran baza, además de su espléndida música, es que la obra es muy divertida y, al mismo tiempo, no deja de hablar de las tensiones raciales de Baltimore en los 60.

El director no narra las cosas con demasiada elegancia pero cuenta con un as en la manga: la dirección de actores. Absolutamente todos están fantásticos, desde los hombres, encabezados por Christopher Walken y James Marsden, hasta las actrices, con John Travolta y Michelle Pfeiffer a la cabeza. Mención especial para la protagonista Nikki Blonsky, en un papel delicioso y que, me temo, nunca más volverá a tener otro igual en su vida profesional.

Por supuesto, es muy superior a la película original de John Waters que, francamente, era lamentable.

Sicko, de Michael Moore. Todo el mundo cree que este documental va sobre la gente que no tiene seguro sanitario en EE.UU., pero no es así, es peor. Sicko va sobre la gente que tiene seguro sanitario pero, a la hora de la verdad, les dejan colgados por cualquier argucia legal de la letra pequeña.

Pone la piel de gallina ver como funciona la sanidad en un país que se presupone (aunque no sé muy bien el porqué) que están más adelantados. El golpe de gracia lo pone la cara de Michael Moore cuando visita países en donde la sanidad es gratuita. Le parece ciencia-ficción. En realidad, el director me hace poner las cosas en su sitio, siempre nos quejamos de las colas, de las esperas, y sin embargo, damos como algo natural que un médico nos haga un chequeo sin que le paguemos un duro (vale, nuestros impuestos, pero allí también los pagan y no tienen sanidad pública).

El documental, muy recomendable, debe doler bastante a los americanos, no sólo porque unos cuantos enfermos del 11 de septiembre son atendidos en Cuba, donde la sanidad también es gratuita (y por esto, Michael Moore tiene un juicio pendiente) sino porque cuenta como algunos americanos que no pueden acudir a, por ejemplo, quimioterapia, porque el seguro les ha dejado colgados ("eres muy joven para tener cáncer, solo cubrimos a partir de tal edad") y tienen que casarse con alguien en Canadá para recibir asistencia, porque allí también es gratuita.

Como decía Mulder: La verdad esta ahí fuera.

Sobre Cowboy de Medianoche (sí, lo sé, soy un parásito que he dejado pasar más de 30 años para verla), es como me la imaginaba: marginal, difícil, dura de ver y te deja muy, muy mal rollo. Es complicado que una película te deje en tan mal estado como me dejó.

Y sin embargo, eso es apasionante. Las películas que dejan huella, como esta, pasan a formar parte de tu vida de una forma especial. Para bien o para mal, el Sergio de antes de la película es ligeramente diferente al Sergio de después de la película. ¿Cuantas pelis hay que te hagan eso?

Y sobre Las Señoritas de Rochefort poco hay que decir. Gran musical. Tiene una secuencia de baile memorable de Gene Kelly, por su sencillez, por la luz natural, por la ropa, por los marineros que se encuentra (New York, New Yooooork) y, sobre todo, por esos breves segundos con las chicas. Este es el vídeo de ese momento y te aseguro que vas a tener ganas de poner en marcha el emule.


09 octubre, 2007

Enamórate de mí

De todos los trabajos que he hecho en mi vida profesional, hay uno del que me siento especialmente orgulloso.

A mi vuelta de Madrid, empecé a trabajar en Gran Canaria en temas de publicidad. Un día, paseando, me encontré al amigo Flavio, una de esas personas con las que nunca he ido a comer, ni nos llamamos por teléfono, pero que cada vez que nos vemos por la calle, lejos de huirnos, nos podemos pasar horas hablando.

Me habló de un proyecto de embellecimiento de Gran Canaria que había puesto en marcha el Cabildo (o eso creo). El caso es que, independientemente de que este proyecto llevara a cientos de personas de lado a lado de la isla, recogiendo basura, pintando, adecentando fachadas y esas cosas, él creía que debía ir acompañado de una campaña de publicidad potente.

Así, contrató a Sindo Saavedra (compositor y letrista canario, lamentablemente fallecido hace unos meses) e hicieron una canción maravillosa y un videoclip, digámoslo de esta manera, inadecuado.

El caso es que Flavio, de repente, me reunió en una mesa con Juan Padrón, director de cine canario con bastante talento y Sindo Saavedra. Se suponía que debía empezar a producir esos anuncios. En realidad, una especie de producción ejecutiva que mezclaba la creatividad: no sólo me encargaba de escoger y traer a todas las personas populares de Gran Canaria, sino que debía escribir las frases que decían los personajes mirando a cámara. Algo en plan: "cuida nuestra isla, porque...". Por allí pasaron Mary Sánchez, Gelu Barbú, Piedra Pómez, Sonsoles Artigas, Arabia Martín, Ginés Rodríguez, Los Gofiones, Mara González y un largo etcétera de personas de nuestra isla.

Los anuncios quedaron francamente bonitos y el recuerdo del rodaje está imborrable en mi cabeza. A todos los personajes les parecía una idea fantástica y, por una vez, se olvidaron de que el proyecto era político. El beneficio era mucho más importante.

Arabia Martín merece un capítulo aparte. Ella era (y es) la voz de Gran Canaria en nuestra canción. Yo la conocía por ser amiga de mi hermana y por haberla visto con Lola Herrera en una obra de teatro en Madrid, creo que era Little Voice. Pero yo siempre recordaré a Arabia como componente de Los Miserables y, sobre todo, como cover de Eponine. Vi tantas veces el musical en Madrid que en un par de ocasiones pude ver a Arabia cantando On my Own. La foto que pongo en este post no le hace justicia. Ella es bastante más guapa y tiene mucho, mucho talento. Fue un placer trabajar con Arabia.

La campaña de publicidad terminó hace seis o siete años, pero la canción se sigue oyendo todos los días por la radio. Suena así:


06 octubre, 2007

¿Fluzo? ¿Quién es Fluzo?

El condensador de fluzo no es ninguna tontería. En realidad, es la máquina que hace posible los viajes en el tiempo y que, como todos sabemos, se le ocurrió al Dr. Brown en 1.955, cuando se golpeó al caer del retrete al intentar colgar un reloj en el baño.

Estos días he leído, vía Menéame, una serie de comentarios que salen de la espléndida página de eldoblaje.com. En ellos se analizan una serie de errores significativos de los doblajes que hacemos en España que, si bien todo el mundo reconoce que son magníficos, es rara la persona que ve doblajes en otros idiomas (para comparar, digo yo).

Todos los que somos de la generación de los 70, ya nos habíamos planteado algunas cuestiones importantes. Por ejemplo, que en El Imperio Contraataca la persona que hizo la traducción era un poeta y decidió que el "lado oscuro de la fuerza" se convirtiera en el "reverso tenebroso de la fuerza". Y eso, por no hablar de los caballeros Jedi, que según que película veas son Jedi o Jedai.

Después nos encontramos con traductores que son un poco pundorosos y deciden que el Condensador de Flujo (una traducción correcta y, por lo menos, con algo de sentido) se convierta en el Condensador de Fluzo, palabra esta última que la Real Academia de la Lengua todavía no ha incorporado a su diccionario y que sólo tendría sentido si un señor llamado Fluzo fuera el creador del condensador. Pero claro, Regreso al futuro deja bien claro que fue Emmet Brown quien creó el Condensador...

Otra de las cosas que siempre me han llamado la atención, y que si tengo un rato añadiré a la página de eldoblaje.com, es cuando los traductores y dobladores intentar meter en labios de un actor algo que, de verdad, no cabe. El caso que más gracia me hace es el de Indiana Jones y el templo maldito, cuando la espléndida Kate Capshaw abre la película cantando Anything Goes, de Cole Porter (un número perfecto que ya quisieran filmar así de bien algunos directores). Es evidente que la canción nos anuncia que "algo va a pasar", algo así como "prepárense para la aventura". Y por supuesto, la canción termina con un primer plano de la actriz diciendo: "Anything goes", aunque la traducción española (¡caramba!, que era el final de la canción, podían haberlo dejado en ingles) dice "todo puede ocurrir". Examinemos: A-NY-THING-GOES por TO-DO PUE-DE-O-CU-RRIR. Hum...

Hay casos en los que en la versión original hablan un momento en español. En esas situaciones, lo que hacemos es cambiarles a otro idioma, para hacer comprensible la situación. Así, la mujer hispana que limpia la casa del protagonista de Los Gonnies pasa a ser italiana. Vale. Es mejor así. Lo comprendo.

Lo que no comprendo son casos como los de Encuentros en la Tercera fase. Al principio de la peli, Truffaut va con su traductor a ver el sitio en el desierto en el que han aparecido unos aviones. Un hispano no para de repetir "el sol salió anoche y me cantó". Truffaut le pregunta al traductor que qué es lo que dice ese señor y, por supuesto, el traductor contesta: "Dice que el sol salió anoche y le cantó".

Para eso tiene más gracia la anécdota que he leído en Menéame sobre Viaje Alucinante al fondo de la mente, en el que los dos protagonistas van a hablar con un hispano y sólo uno de ellos habla español. La versión original es obvia, uno va traduciendo al otro, pero en España, el traductor se las ingenió de la siguiente manera: cuando el hispano habla, uno de los personajes mira al que se supone que no comprende el español y le repite exactamente lo mismo, pero añadiendo antes: "Ya lo has oído. Ha dicho que..."

Lo que más rabia me da es cuando, en mitad de cualquier conversación traducida, los personajes dicen algo del tipo: "¿hablas español?".

Aunque el doblaje sea bueno, las pelis hay que verlas en versión original. No se puede comprender que la gente hable de lo buen actor que es Brando sin haberlo visto en ingles. Todo su juego está en la voz. Que no me sean vagos y lean las letritas (esto me ha salido como a Pumares... dichoso monolito).

05 octubre, 2007

El trailer de SWEENEY TODD

¿Se puede decir, después de ver un trailer, que la película es una obra maestra? ¿Es precipitarse? Hum...

Ha salido el trailer de Sweeney Todd. Los que leen estas líneas seguramente recuerdan que tengo pánico a que en esta peli, basada en el musical de Sondheim, se haya pasado soberanamente de las canciones y hayan dialogado los números musicales.

Pues en este trailer, aunque hay mucho diálogo (también lo hay en el musical), podemos ver un par de números musicales del original de Sondheim. Tiene muy, muy, muy buena pinta y mucho respeto a la obra escénica: la silla por donde caen los cadáveres, el look, las cuchillas...

¡¡¡¡NO PUEDO ESPERAR!!!!


02 octubre, 2007

Entre el frikismo y el talento: Ronald Jenkees

El otro día recibí un correo de mi primo Enrique Bordes, poseedor de un blog cultureta bastante majete, en el que me recomendaba una serie de sitios y series que, seguramente, me iban a gustar.

Una de las direcciones que me envió me llevó a un tiparraco llamado Ronald Jeekess, pianista de profesión y friki de espíritu. Realmente, primo, es todo un descubrimiento.

No cuento nada sobre este tipo, sólo espero que mientras ven sus tres minutos de gloria, sigan el mismo recorrido mental que yo: "que tío más friki - parece que tiene talento - hostia, este tío es un genio".

Por cierto, para los que no sepan inglés: es una improvisación.



PD: Sí, los ritmos son programados, pero el teclado es riguroso directo. Si te ha gustado, Ronald ha puesto decenas de vídeos en youtube. Yo he visto unos cuantos y todos son deliciosos...

La narración cinematográfica perfecta

Lo que más me llama la atención de las películas de Alfred Hitchcock es su meticulosidad narrativa. No hay planos gratuitos y el lenguaje es depuradísimo. Pero no sólo eso, Hitchcock era, en el sentido más estricto de la palabra, un teórico de la imagen. Todas sus formulaciones narrativas quedaron perfectamente explicadas en el libro El cine según Hitchcock, en donde en una conversación intensa y extensa con el director Francois Truffaut, desgrana una a una sus películas.

Psicosis es una obra maestra, aunque no es de mis favoritas del maestro del suspense. Me atrae mucho más Vértigo, La sombra de una duda o Rebecca. En realidad, lo que más me gusta de Psicosis es su vertiente narrativa: me da un poco igual lo que cuenta, pero me atrae terriblemente la forma de contarlo.

Todos sabemos que en la película hay un antes y un después del asesinato de la ducha, y a mí me interesa mucho más el antes que el después. Mi película de Psicosis, la que me interesa más, va desde que Marion Crane roba el dinero de su oficina hasta que llega al motel de carretera. En realidad, aquí solo pasan un par de cosas: ella roba el dinero y al escaparse se cruza con su jefe en un semáforo, también se cruza con un poli, cambia de coche en una tienda y se retira a descansar a un motel de carretera. En todo ese proceso, se da cuenta de su error y decide que al día siguiente va a devolver el dinero.

Todo esto está contado con una economía de recursos muy, muy arriesgada: plano de ella en el coche (una clara transparencia), plano del retrovisor y plano de lo que ella ve cuando está conduciendo. Toda una serie de planos que, encadenados, adquieren su dimensión cuando escuchamos lo que ella va pensando en su cabecita de ladrona, y en algunos casos, la música obsesiva de Bernard Herrmann.

Pura experiencia cinematográfica que hoy sería simplemente imposible de ver, ya que se alarga durante veinte minutos. En realidad, no nos hagamos los locos, también era muy complicado que una película así viera la luz a principios de los 60. Hitchcock se aprovechó descaradamente de su nombre y de los mínimos recursos empleados (no nos olvidemos que Psicosis estaba destinada a ser un episodio largo de la serie Alfred Hitchcock presenta), para sacar una peli que de otra manera, sería imposible de llevar a cabo.

Ese episodio largo se convirtió en una de las grandes obras maestras del cine por la aportación, en estado de gracia, de personas cercanas al maestro: Saul Bass y su diseño para el asesinato de la ducha (un ejercicio visual poco apto para la televisión de los 60) y sobre todo, por la aportación del malhumorado pero siempre brillante, músico Bernard Herrmann, que le dio una profundidad y una atmósfera al relato que le daba este toque fantastique.

Parte de todo esto lo cuentan muy bien en este pequeño documento de cinco minutos que he encontrado en Youtube. Curiosamente, el primero en hablar es Herrmann en una de sus poquísimas entrevistas concedidas. Siendo malévolos, no se aprecia demasiado su mal carácter.



Música preciosa e innecesaria

Un día debemos hablar sobre la cantidad de bandas sonoras que superan visiblemente la calidad de la película a la que acompañan.

Una de las bandas sonoras que más me han cautivado en los últimos años es la de Sabrina, dirigida por Sydney Pollack que, además, es un remake absolutamente innecesario y nefasto de la película original de Wilder.

El caso es que el maestro John Williams, lejos de las galaxias y superhéroes que tanta fama le han dado, es capaz de hacer bandas sonoras sugerentes y sugestivas en películas intimistas del tipo El Turista Accidental o Quédate a mi lado.

La música de Sabrina es excelente, barroca, compleja y de melodía extensa (y yo que siempre pensé que se había grabado con dos pianos). Ahora viene este señor que no conozco, la toca en un escenario y me deja absolutamente perplejo.

¿Contamos las notas por segundo?