30 diciembre, 2010

Crónica negra de Holllywood - descenso a los Infiernos

Hace por lo menos dos años que no hago la Crónica negra de Hollywood... pues ahí van dos pinceladas.

Hace un par de días, con motivo de las Inocentadas, descubrí en Meneame una broma de mal gusto en la que decían que Gary Busey, actor secundario por excelencia, había muerto. Era broma, aunque gracias a esa noticia sin sentido descubrí un vídeo que no tiene desperdicio.

Siempre digo que es complicado encontrar un actor o presentador de televisión que sea una persona normal (digo complicado, no imposible. Seguro que alguno existe... aunque yo no me he cruzado con ellos). Supongo que ser raro es normal en una persona que, de un día para otro, se convierte en un ser amado al que nadie replica y nadie dice "no".

Este vídeo me ha llamado mucho la atención porque el actor intenta dirigir la entrevista que la hacen para una televisión. Gary Busey tiene fama de excéntrico, pero esto supera con creces mi capacidad de sorpresa - cómo intenta ser natural, como habla con el entrevistador y como su ego no tiene límite-. Aviso de antemano que ver este vídeo impresiona bastante y tira mitos por el suelo:



En honor a la verdad y sea como sea, Gary es un espléndido actor.

Más negra es la crónica sobre Mel Gibson.

En los años 80, cuando empezó a despuntar en EE.UU. como actor de películas de acción (aunque antes ya había tenido una espléndida carrera en Australia), se ganó cierta fama de buen padre de familia, religioso y padre de tropecientas criaturas. No digo yo que sea una fama fabricada por la Industria, pero algo olía a chamusquina en las diversas crónicas de festivales a los que acudía y se comportaba de forma excéntrica.


En los rodajes, sus bromas han dado la vuelta al mundo por ser bastante cutres, negras y de muy mal gusto (incluyen meter serpientes en los camerinos de las actrices con las que participa. Vamos, normal no es.

Y ahora, después de divorciarse de su mujer, ha ido cayendo de mano en mano para terminar con una señorita (que ya tiene antecedentes con el actor Timothy Dalton) de estas que les gusta un señor rico a su lado. Desde luego, a ella no la crítico porque cada uno hace con su vida lo que quiere... si quiere ir con actores famosos, pues vale. Lo que no tolero es la violencia doméstica de ningún tipo - ni la física ni la psicológica.

Y cuando Mel Gibson había firmado para hacer un cameo en la segunda parte de Resacón en Las Vegas, algunos actores se negaron rotundamente (ese cameo lo hará Liam Neeson). La razón: las grabaciones telefónicas que la novia de Gibson ha hecho públicas. En Internet hay varias... yo sólo pongo una escogida al azar. Son duras. Muy, muy duras.

Y es una pena, porque aunque Gibson hace años que no nos sorprende como actor, yo soy de los que piensa que es un espléndido director de cine:



Las razones de estos cabreos tan raros son variopintos, pero uno de ellos impresiona: el traje con el que ella iba vestida en una fiesta la noche anterior.

De recuerdo, les dejo un enlace del que ya hablamos: Christian Bale, rodando Terminator Salvation, descubre que el director de fotografía ha jorobado una toma. Con carácter.

Ahora sí, feliz año a todos.

29 diciembre, 2010

Esto no se ve todos los días... Está pasando

Ayer, día de los Inocentes, en España fuimos testigos de algo que no se ve todos los días: el cierre de una emisora de televisión en directo. Hoy las noticias cuentan esta tragedia (porque amigos míos, que cierre Tele5 no es una tragedia, pero que cierre CNN+...).

Para jorobar un poco más al personal, la emisión se sustituyó por un canal 24 horas de Gran Hermano. No sé, es difícil comentar este cambio. Es como una gran parábola, una gran jugada del destino o una gran jugada de la vida: de las noticias en un servicio sin descanso, de un equipo de trabajo serio, de una forma de contar las cosas... al programa más indecente de la televisión (ah, sí, yo también me enganché en su primera temporada y también me enamoré de la peluquera, pero creo que todo tiene un límite).

En fin, un vídeo que, dentro de su normalidad, como si contaran una noticia más, pone la piel de gallina. Y el presentador, en sus últimos segundos en antena, cierra estoicamente su ordenador:


28 diciembre, 2010

Carta de Teddy Bautista

Hoy he recibido en mi correo una nota informal - y bastante mal escrita- que decía, textualmente, lo siguiente:

Estimado moderador del blog frikiperopoco:

Aún sabiendo que usted, como yo, es canario y que nos une nuestro amor por la tierra, lamento comunicarle que la entidad que presido -Sociedad General de Autores Españoles- ha decidido denunciarle por injurias y calumnias hacía mi persona.

Usted puede tener su forma de apreciar los acontecimientos pero el insulto personal no lo tolero. Textualmente me ha llamado "Judas" (claramente en relación a mi papel de dicho caballero en el musical de Lloyd Webber). Espero, sinceramente, que caiga todo el peso de la ley sobre usted.

En otro orden de cosas, apúnteme como lector suyo (siempre y cuando elimine los insultos y el reportaje de los Ositos Amorosos, que tanto daño nos ha hecho)

Atentamente,

Eduardo Bautista

Y bla, bla, bla... así están las cosas...

27 diciembre, 2010

Sin darse cuenta

Stanley es muy despistado. Y un día, sus compañeros de oficina se dan cuenta de que, directamente, no se entera de nada, pero de nada, de nada...




26 diciembre, 2010

Paparruchas tecnológicas

Eso es lo que dice Mr. Scrooged. Yo no. A mi me gusta la Navidad, aunque eso signifique estrés, paseos de última hora corriendo por centros comerciales, esconderse de mis hijos y preparar una cena que no nos deja dormir.

Y por supuesto, está la parte más materialista del asunto... y no, no me refiero a los regalos, me refiero a los días libres. Descanso. Miro las cosas como si hubiera despertado de un largo sueño, me relajo y disfruto. Y en eso estamos, hoy no he salido de casa en todo el día y acabamos de ver A Christmas Carol en familia (mi hijo se durmió, a mi hija le dió miedo y se fue a otra tele y la acabamos mi mujer y yo). No la había visto pero está bien. Sin pasarse.

Y es que si tengo que resumir un año (El Escritor es mi película de este año) lo haré de la siguiente manera: estoy un poco harto de las paparruchas tecnológicas, incluido el IMAX, el 3D y cualquier cosa que sólo sirve para disimular enclenques historias.

Dice David Mamet (del que tengo pendiente un post porque, personalmente, creo que es uno de los mejores escritores que tiene el cine actual) que al público actual se le lanza caramelos continuamente. Por lo menos, en las malas películas. Ya que NO nos enganchan con una buena historia, nos ponen robots gigantes que se transforman, la personalidad de los personajes cambia libremente a lo largo del metraje para agradar al público, la música y los efectos de sonido crean imágenes impactantes que nada tienen que ver con el relato...

Eso, nos lanzan caramelos que suavicen el visionado. Y estoy completamente de acuerdo.

Uno de los peores guiones de Mamet, el de
Los Intocables de Elliot Ness (y posiblemente es uno de los peores porque fue modificado en repetidas ocasiones por múltiples manos y hubo un choque de egos importante entre dePalma y Mamet. Dos genios que se llevaron fatal en el rodaje) tiene en su rol principal a Elliot Ness, un policía fiel a la ley, por encima de sus principios y por encima de su familia (aunque el relato narra su descenso a los infiernos).

Fundamentalmente, Ness es contratado para capturar a Al Capone y defender la Ley Seca. Cuando al final capturan al mafioso por evasión de impuestos, un periodista se acerca a Ness y le pregunta "Van a abolir la Ley Seca, ¿qué es lo que hará ahora, Sr Ness?" a lo que el policía contesta: "Me tomaré una copa".

Esta frase está lejos de ser un chiste final. Mi lectura es: Ness consideraba la Ley Seca una memez... pero era la ley y había que cumplirla. Ahora que la van a abolir, se tomará una copa como todo el mundo. Y eso, amigos míos, es un personaje.

Si toda la pararrucha tecnológica encierra una terrible falta de guionistas con talento, tendremos lo que tendremos: Avatares y mierdas. José Luis Garci y yo pensamos que el mejor James Bond de la historia es Casino Royale, en donde no salen naves espaciales ni hay coches invisibles. De hecho, la película es maravillosa porque Bond tiene una partida de poker trepidante que dura una hora. ¡Ah! y porque por primera vez, el agente secreto no es un personaje bidimensional. Hubo alguien que se preocupó de convertirlo en persona.

Y yo, con el cine, cada día soy más Scrooged, aunque siempre me quedará el Arca, las Historias de Filadelfia y Con faldas y a lo loco.


Y se me olvidaba, sólo entré aquí para felicitar la Navidad.

21 diciembre, 2010

Cuando las cosas se mezclan...

Después del post anterior, me da hasta vergüenza reconocer que estoy de lleno en la séptima temporada de The Office (os ahorro los cálculos: 8 días, dos temporadas y la tercera empezada).

Hace un minuto he empezado a ver el tercer episodio y, Dios mío, empiezo a pensar que esta serie se ha hecho para mi... Es el comienzo del episodio, el gag de antes de los créditos, cuando Andy (el gran Ed Helms) aparece en la oficina y dice:


15 diciembre, 2010

The Office y la piratería

Después de meses esperando que Universal editara la quinta temporada de The Office, que veo y colecciono con sumo interés, el pasado viernes me llevé una grata sorpresa cuando me encontré con el DVD.

Y como siempre pasa con estas cosas, el fin de semana ha sido un viaje alucinógeno al mundo de Michael Scott. El problema es que los capítulos son tan cortos y en esta quinta temporada, tan absolutamente magníficos (es con diferencia, la serie de humor mejor escrita que he visto en mi vida) que cuando acababa uno me decía "total, veinte minutillos más y veo el siguiente".

Y en dos días me he cepillado los 26 episodios.

Todos los que leen este blog se van a sentir identificados con estas líneas: cuando te metes en una serie de lleno, en DVD, viendo episodios todos los días, cuando termina sientes una especie de vacío, como si fuera una despedida, como si esos tipos con los que has estado conviviendo durante bastante tiempo te dijeran adiós, o en el mejor de los casos, hasta la próxima.

Y yo el domingo por la noche echaba tanto de menos al equipo de The office que me metí en la página web de Universal para ver cuando estrenaban en DVD la sexta temporada (lo cual tiene cierta lógica cuando en Estados Unidos están emitiendo la séptima).

¿Qué es lo que encontré? Que ni siquiera han actualizado la página y todavía no hablan de la edición de la quinta temporada. El resultado es que, saltándome todas mis reglas acerca de mi colección original de The Office, estoy bajando y viendo la sexta temporada por Internet.

Tanta historia con esto de luchar por la piratería, con tanto anuncio, con tanta prensa... pero cuando uno quiere hacer las cosas bien, se lo ponen complicado (o como en este caso: imposible). Yo soy comprador de The office, pero amigos de Universal, he encontrado un sitio donde las descargo en versión original subtitulada con una calidad magnífica. Dudo que compre la sexta porque ya voy por la mitad de temporada y una cosa es ser coleccionista y otra ser tonto.

Y lo malo es que he sentado un precedente muy cómodo: si las veo bien y gratis, ¿por qué voy a pagar? Me lo han enseñado ustedes con una política desastrosa para editar DVD. Mi mujer, enganchada a Urgencias, tiene catorce temporadas originales, pero la número quince, la última, también la hemos descargado (y es que lleva esperando DOS AÑOS para que la editen).

Y estoy cansado de escribir estas cosas: en vez de invertir tanto dinero y tanto espacio de prensa en luchar contra la piratería, muestren alguna alternativa válida para que podamos ver lo que en el resto del mundo se puede ver sin problemas... porque si yo viviera en EE.UU., hace ya un año que podría haber comprado el DVD de la sexta temporada de The Office (subtitulado en español, por cierto).

En otro orden de cosas, la quinta temporada es absolutamente magistral, una lección de comedia, de personajes, de dirección. Cada episodio tiene mis risas aseguradas y muchas veces, me dejan con la boca abierta con un derroche de ingenio. Esta serie está a un nivel superior en todo.

En breve, trip to The Wire.

PD: The Office. Clases de primeros auxilios: el masaje cardíaco debe ser rítmico. Lo mejor es hacerlo mientras se canta una canción con el ritmo adecuado, algo como Staying Alive.

09 diciembre, 2010

Nuestra vida en cuatro minutos

Me dijeron que no me perdiera este videoclip... por un rato, pensé, habían cogido a los ídolos de mi infancia y los habían puesto a todos juntitos para darme una sorpresa. Es mi parte más egocéntrica. Después me di cuenta de que, en realidad, se trata de la infancia de todos nosotros (cuatro minutos que valen la pena):



PD:Sí, también sale el gran Leslie.

07 diciembre, 2010

El grupo del Yucatán


Ayer disfruté un documental llamado Un cine como tú en un país como este (dirigido por Chema de la Peña). Trata sobre la llegada de nuevos aires al cine español, allá por los años 80: de la vieja escuela y el destape a la aparición de Fernando Colomo y su Tigres de Papel y Fernando Trueba con Ópera prima.

El documental nos sitúa muy bien en el período con imágenes de la época, pero sobre todo, lo que hace es conseguir que todos hablen con franqueza a la cámara, desde Trueba hasta Ladoire y Antonio Resines.

Estos últimos se autodenominaban el grupo del Yucatán porque se reunían en una cafetería llamada así en la Glorieta de Bilbao de Madrid. Como dicen ellos, contado de esta manera, parece un grupo organizado, pero en realidad, era un grupo de amiguetes que quedaban allí para tomar unas cervezas y hablar de proyectos, aunque no tuvieran un duro para hacer nada.

Carlos Boyero también formaba parte de este grupo. Y aunque todos estaban interesados en el cine de forma activa, ninguno de ellos quería ser actor. Un dato curioso si tenemos en cuenta que Ladoire y Resines, casi por inercia, siguieron por ese camino.

Resines cuenta con cierta gracia que, al rodaje de Ópera Prima, iba todos los días, aunque no saliera en escena: “Es que allí estaban todos mis amigos". El éxito de la cinta hizo que, a Ladoire y a Resines, les empezaran a llamar para otros rodajes (“más serios, de la gente que hacía cine de verdad. La vieja escuela. Rodajes con gente dedicada al vestuario y al maquillaje. En Ópera Prima íbamos con nuestra ropa y nos peinábamos nosotros”.)

Me queda la duda de por qué en los primeros programas de televisión se habla de Oscar “Laduar”.

Y más triste es darme cuenta de que en la cafetería Yucatán he desayunado casi tres años de mi vida sin saber que era un lugar histórico (bastante cutre, por otra parte). Si donde yo me tomaba mi tostadita era donde ser reunían Boyero, Resines, Ladoire y Trueba, me da la sensación de que llegué nueve años tarde.

No se lo pierdan, gran documental.


30 noviembre, 2010

Te lo dije: Spiderman colgado del techo

Leo con estupor en El Mundo acerca del preestreno del musical de Spiderman. Vale la pena que lean el artículo porque fue un completo desastre. Y es que los previos de una obra de teatro de Broadway no son un ensayo general (aunque pueda parecerlo). Son para comprobar que partes funcionan con el público, en donde se aplaude, que cosas hay que cortar y para rodar la obra antes de su estreno real. Pero no son para que nada funcione y los actores se queden colgados del techo durante media hora (y aguantando las risas del público).

Y es que el musical de Spiderman lleva años coleando. El equipo artístico, con la gran Juliet al frente, es impresionante... y sobre la música de Bono no tengo dudas. Pero, ¿que quieren que les diga? Hacer un musical de Spiderman es, como mínimo, la peor de las ideas posibles.

No aprovecho este fracaso para decir un "ya lo dije". De hecho, estoy convencido de que finalmente será un éxito de público. Pero la idea de partida es mala, mala, mala. Lo que define a estos tiparracos con capa, en muchos casos, no se puede ni llevar al cine. Quiero decir, el gran acierto de Sam Raimi fue copiar visualmente muchas de las viñetas en las que Spidey se balanceaba. De alguna manera, eso alimentaba nuestro disco duro, refrescando cientos de imágenes que tenemos almacenadas.

Y es que, con todos mis respetos, hay ciertas cosas que, cuando cambian de elemento, pierden la gracia: ver caer una lámpara en un teatro es espectacular, pero verla caer en una película...; que aparezca un helicóptero en un escenario es una barbaridad, pero no resultará nada espectacular en una película y, por supuesto, señores disfrazados de animales tienen mucha fuerza sobre el escenario, pero en el cine no aguantaríamos ni diez minutos.

Es que si trasladamos al cine El Fugitivo, la serie de televisión, se convierte en una película de policías y ladrones. Pero lo que define la serie, un tipo que cada semana se tiene que esconder en un sitio diferente, conocer gente nueva y cambiar de nombre constantemente, no puede meterse en 90 minutos. Por eso, la magnífica película de Harrison Ford se llama igual que la serie de televisión, pero poco tiene que ver con el espíritu.

Eso sí, como siempre hay excepciones, porque si alguien me dijera hoy que quiere ponerle música al clásico de Víctor Hugo, Los Miserables, le diría exactamente lo mismo: ni se te ocurra... te vas a estrellar seguro.


Y puestos a contradecir todo lo anterior (uno es un mar de contradicciones), el anuncio tiene buena pinta:


29 noviembre, 2010

BLOG DE LUTO: LESLIE NIELSEN

De una neumonía se nos va uno de los grandes. De verdad. No sólo cuando era el actor serio de Planeta Prohibido, sino que con él se va el teniente Frank Drebin y el supuesto doctor de Aterriza como puedas.

Para mi, uno de los mejores cómicos de todos los tiempos. Y siempre me van a acompañar sus frases sin sentido. Os dejo una para el recuerdo de Vaya un fugitivo (que es una de mis películas favoritas de él): "Tu tostador de la señorita Pepis hace palomitas mentirosas" (directamente a la cara a una mujer que le está mintiendo).

O se acuerdan de aquello de:

- ¿Me puede dejar su descripción?
- Sí, tiene bigote, mide 1,85...
- Vaya, es un bigote muy largo.

24 noviembre, 2010

Veo la luz: Shyamalan

Dos cosas antes de volver a esconderme.

Se supone que The Last Airbender es una película mala, sosa, aburrida, mal hecha... todas esas cosas que ha dicho tanto la crítica como el público. No sé que me pasa a mi con Shyamalan, director al que adoro, que incluso esta me parece una fantástica película de aventuras, de magia, divertida y emocionante.

Es la única de sus películas en las que comprendo por qué no gusta a la mayoría. De verdad, lo comprendo. Pero no lo comparto. Además, es de esas historias que si yo la hubiera visto con 14 años, mi experiencia habría sido parecida a la de El secreto de la pirámide o The Goonies. Para más inri, está producida por el equipo de Spielberg, ahora independientes, Frank Marshall y Kathleen Kennedy.

¡Ah! James Newton Howard jamás hace bandas sonoras tan magistrales como las que hace con Shyamalan. Sólo por eso, ya vale la pena ver la película.

Y otra vuelta al pasado. Lo que da Internet es la posibilidad de descubrir cosas nuevas constantemente. El peligro reside en que, con tantas novedad, te olvides de lo que realmente te gusta. A mi me pasa a menudo: de tanto escuchar nuevas bandas sonoras, se me olvida escuchar a Goldsmith. Y perder tus referencias es malo, malo.

El caso es que ha aparecido el nuevo disco de Alan Menken para Tangled, la nueva producción de Disney. Y si bien, parece que nunca volveremos a los golpes magistrales de El Jorobado o La Bella y la Bestia, es muy superior a lo que ha estado haciendo en los últimos años. La música es una delicia y tiene tres o cuatro canciones que tiran de espaldas. Una maravilla digna de quedarse en nuestros equipos musicales durante unas cuantas semanas. Creo, de verdad, que Menken vuelve a mi vida por la puerta grande.

Y entre esas canciones, hay una que va a ganar el Oscar este año. Y si no, tiempo al tiempo (pero aviso, con estas cosas siempre acierto). Al igual que yo, Menken ha visto la luz con "I see the light" (aunque al principio no lo parezca, es un dueto):


15 noviembre, 2010

Berlanguiano

Cuando se muere alguien como Berlanga, hacer un post es sencillo: los medio de comunicación están llenos de datos y palabras amables con su obra.

Y sí, Berlanga era un genio, pero sus últimas películas son infumables. El Berlanga que a mi me gusta dejó de hacer cine hace más de 25 años con La Vaquilla. Y no soy original si digo que adoro, por encima de cualquier Bienvenido Mr. Marshall, la gran obra maestra del cine español: El verdugo.


Lo de Todos a la cárcel, Moros y Cristianos, París-Tombuctú... esas mejor olvidarlas. Yo creo que el momento en el que Berlanga quiere hacer cine berlanguiano es el final de su carrera. Cuando las cosas no salen de forma natural, con su espíritu genuino... cuando el mismo director trata de poner en práctica lo que dicen que sabe hacer muy bien, es cuando las cosas se tuercen.

Pero les voy a contar algo que siempre he pensado y nunca he contado, una de las características de Berlanga que más me gustan y de las que nadie habla:

Imagínense una secuencia de seis personas hablando al mismo tiempo. Un buen director de cine haría que esa secuencia fuera comprensible. Un director magistral de cine, incluso, podría hacer que se comprendiera y además, tuviera el timing adecuado. Un mal director intentaría conseguir todo eso y simplemente, no se comprendería y quedaría una chapuza. Pero ahí es donde aparece Berlanga. El director español conseguiría que todos hablaran al mismo tiempo y ni a un sólo de ellos se le comprendiera. A ni uno. Sólo quedaría en el aire el mensaje global, ese tan español y tan Berlanguiano de "calla, calla y escucha, que yo tengo razón".


Y es que Berlanga es cañí, es Isbert, es folclore, es mus, cigarros y puro, es Ciudad de la Imagen, una siesta en pijama, es sado y sexo de postal barata, es un chiste de Forges, un toro de carretera, zarzuela, Sazatornil, copla y peineta.

PD: Y yo, que me acerqué a hablar con él mientras degustaba un platito de paella en una ceremonia de los Goya, tuve el honor de recibir directamente de su boca un granito de arroz en la solapa de mi chaqueta. Fue tal el honor, que apunto estuve de guardarlo para toda la vida.

12 noviembre, 2010

Este libro hay que leerlo: memorias de Keith Richards

La memorias de Keith Richards, guitarrista de los Rolling, salen publicadas dentro de pocos días, y aunque no es un libro de cine, promete ser friki, friki. Este trocito de libro me ha despertado unas ganas terribles de leerlo, y es que me gusta el humor absurdo.

Sobre el día que le detuvieron por consumir ácidos:

"Llamaron a la puerta y miré por la ventana. Vi que estaba lleno de enanos, todos con los mismos trajes. Resulta que eran agentes pero yo no me di cuenta. Parecían personas pequeñas vestidas de azul oscuro y con cascos brillantes. Les dije que entraran, que hacía frío fuera".

La noche terminó en comisaría.

11 noviembre, 2010

Algo personal: Salas de proyección privadas

En este tiempo en el que no he escrito nada, he visto varias cosas que prometían ser interesantes desde un punto de vista estrictamente friki. Desde Fanboys hasta Mi nombre es Bruce. Y la verdad es que salvo Kick Ass y Scott Pilgrim, que me han gustado bastante, y el primer episodio de The Walking Dead, que es realmente bueno, sobre pocas cosas tengo que escribir.

El caso es que dentro de un día viajo a Madrid para ir a una cena con viejos amigos de la Facultad. Celebramos 20 años (increíble, lo sé) desde que nos conocimos y así nos vemos las caras. A algunos de ellos, llevo más de 15 años sin verlos. Está bien. Pero esto tiene su punto nostálgico y llevo una semana pensando en cosas raras (que las mezclo con un posible desastre en el avión, pero bueno, uno es así).

Y me ha dado por acordarme de tres momentos históricos en mi vida de cinéfilo: tres salas de proyección de trabajo.

La primera vez corresponde a la sala de proyección de Filmoteca Española, que no tiene nada que ver con el cine Doré. La primera vez que aparecí por allí fue justo el día que me dieron el trabajo. Llegué tarde, con las luces ya apagadas, y me senté en la última fila. Cuando mis ojos se acostumbraron a la poca luz, pude ver las seis o siete filas de butacas. La pantalla era bastante grande para ser una sala pequeña y las butacas tenían la misma distancia entre fila y fila que en un cine normal. O sea, casi nada.

La gran diferencia es que entre la primera fila y la pantalla si había bastante distancia, de forma que las pelís se veían bien desde cualquier punto. Ese hueco era el sitio principal para las reuniones de Navidad y esas cosas.

Lo primero que me llamó la atención es que esas salas de proyección son lugares de trabajo. Si para un cinéfilo hablar en la sala es una especie de pecado mortal, aquí no paraban de gritar frases comentando las imágenes. En pantalla se estaban pasando unas secuencias de Currito de la Cruz, que se iba a proyectar restaurada en la Expo de Sevilla con música del genial José Nieto.

Entre las personas que estaban dispersas en la sala: el compositor, el equipo de restauración (Juan Mariné, futuro jefe mío; y Cecilio Vega, compañero de trabajo), Chema Prado (que sigue siendo director de Filmoteca y a la postre, pareja de Marisa Paredes) y dos o tres personas más, incluido Pepe, proyeccionista de la Filmo.

Y allí, cada loco con su tema: Mariné hablaba sobre la imagen, José Nieto de que le faltaban fotogramas a una secuencia y por tanto, su música se desincronizaba, Chema, como buen director, sobre los pocos días que faltaban para tener la película terminada y... yo callaba soñando con entrar a trabajar en ese sitio.

A los tres años de estar en la Filmo, ya soñaba con salir.

La Segunda sala de Proyección

Al empezar el rodaje de Malena es un nombre de tango, el equipo se trasladó una semana a Murcia a rodar algunas imágenes de la juventud de Malena. Era mi primer rodaje y yo me quedé en Madrid preparando las escenas que se iban a rodar al cabo de esos días. El regidor, el gran Iñaki Bruña (persona que fue el comienzo de todo y al que nunca le he agradecido lo suficiente esos años) se fue a Murcia y me dejó con algunas tareas pendientes.

Ese primer día en Madrid rodábamos el supuesto estreno de la película Demonios en el jardín. Y entre trabajos más rutinarios, tuve que llamar a Manuel Gutiérrez Aragón para que alguien de su productora me dejara carteles y fotos para ambientar la escena. Fue una llamada de apenas cinco minutos. El quedó encantado con qué en Malena saliera una secuencia así y puso a mi disposición todo lo que quisiera.

Pero en esa semana que el equipo estaba en Murcia, yo acompañaba a Belén Bernuy, ayudante de producción de la peli (y que hace pocos meses la vi recogiendo el Goya por ser productora de Garbo) a recoger los rollos revelados de lo rodado en Murcia y los veíamos junto a Carmen Frías, montadora de la película.

La primera vez que me senté en la sala de proyección de los laboratorios y vi un poco del metraje de Malena, el plano que iluminó la pantalla fue un primerísimo primer plano de Ariadna Gil.

Ese momento, no lo olvidaré en la vida.


La última sala de proyección

Airbag fue un problema desde el primer día. El equipo se contrataba tan rápido como se despedía al cabo de una semana. No había quien aguantase las decisiones de última hora de Bajo Ulloa. Él salía en la prensa y decía eso de "me gusta trabajar al límite".

Hoy día se sigue hablando de Airbag y parece que a la gente le gusta. A mí, no. No me hace ni puñetera gracia y por supuesto, no la veo nunca. Pero si en televisión deja caer un plano o veo un trailer, se me ponen los pelos como escarpias. Cada plano, un problema. Cada objeto, una discusión.

El rodaje fue tan horroroso que, para subir la moral del equipo, se montó un espléndido trailer de cuatro minutos (muy parecido al que después saldría al mercado, aunque más largo) y se invitó a todo el mundo a unas copas en una sala de proyección. Se trataba de tomar contacto por primera vez con lo que estábamos haciendo y relajarnos.

Las imágenes, sin duda, eran muy buenas. Bajo Ulloa, como director de cine, irradia talento por todas partes. Pero yo no podía disfrutar de esas imágenes y lo único que deseaba era alejarme de esa sala de proyección (a la que asistieron muy poquitos).

No sé cuanta gente se quedó a tomar algo. Yo cogí mi pequeña moto y salí pitando hacía ambientes más sanos. Esa fue mi última sala de proyección. Creo que aquel día empecé a rumiar esa frase que me gusta tanto repetir: "el cine, mejor como espectador".

09 noviembre, 2010

Anuncio de Playstation: genialidad y mal rollo

Otra de las "sencillamente asombrosas" campañas de publicidad de Playstation. En este caso, se une una realización perfecta con el mal rollo visual de encajar dos cosas que, por principio, no encajan. Una maravilla de un minuto con un guión tremendo.

Pronto vuelvo.

Actualización: han quitado el audio. Con audio, aquí.


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27 octubre, 2010

Versión de Chopin del tema de Darth Vader

Este vídeo, que he robado vilmente de un post de Abadía Digital, no sólo tiene su punto cómico sino que, en apenas unos minutos, es capaz de mostrarnos como han cambiado los códigos musicales en dos o tres siglos. Un profesor toca el tema de Vader tal y como habría sonado en manos de Beethoven o Chopin. Gran vídeo:


26 octubre, 2010

Un plano de Vértigo

Estoy tan cansado de contestar la típica pregunta sobre cuál es mi película favorita, que he terminado por no creerme mi respuesta. Pero cada vez que veo Vértigo (Alfred Hitchcock), me reafirmo en mi posición: es simplemente perfecta.

En este blog, a lo largo de los años, he escrito sobre una secuencia concreta de Vértigo, sobre los créditos de Saul Bass, sobre la música de Herrmann... en fin, que la he repasado a fondo. Pero hoy quiero escribir sobre un único plano, una pequeña grúa de apenas 40 segundos... porque en esa simple maniobra se condensa todo lo que un auténtico genio del cine puede darnos.

Podría decir que ese lenguaje cinematográfico está bien aprendido y que hoy, esas cosas, ya no sorprenden. Pero no es así. El lenguaje y la planificación del cine se han contaminado tanto con los videoclips, la televisión, la publicidad y, por supuesto, Youtube, que encontrar caligrafía de primer nivel es mucho más complicado que hace un par de décadas.

Y en estos cuarenta segundos, por supuesto sin diálogos, como casi todo en Vértigo, se explican las cosas con la imagen: Stewart se sienta en la barra para buscar a la mujer que tiene que seguir, aunque todavía no la conoce. La entrada puntual de la música, la gente que pasa por delante, el cambio de trayectoria de la cámara, el sonido, el traje de ella... Demasiados elementos juntos, muy fáciles de digerir para cualquier espectador y contando las cosas más complejas que se puedan narrar con imágenes.

Nada de esto ha dejado escuela en el cine de hoy. En realidad, no hay guionista actual al que le dejen escribir algo así. Esta secuencia sería eliminada... joer, ¡cuanto daño a hecho esa frase de "cualquier secuencia que no aporta nada al relato es prescindible"!. Nadie se ha dado cuenta de que todo, cualquier pequeño detalle, aporta información...

Desde el segundo 00:08 hasta el 00:46 este plano. Y si quieres ver los 50 segundos restantes, podrás disfrutar de pura magia (incluido el famoso plano del perfil de la Novak)... Y si no has visto la película y este post te anima a verla, habrá valido la pena que leas esto.


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23 octubre, 2010

Yo también soy defensor del profesor (y odio a los mimos)

Ya lo sé. Estoy desaparecido, pero no puedo más con mi cuerpo. Digamos que, en los tiempos que corren, me debería sentir muy afortunado por la cantidad de trabajo que tengo.

Paseando por vuestros blogs, me he encontrado en Bac Hylon este vídeo. Y creo que vale la pena Estoy sensibilizado con este tema. Cada noticia que leo sobre la agresión de un alumno a un profesor, me duele profundamente. Pero si lo que leo es la agresión de un padre a un profesor porque éste no está de acuerdo con la forma de tratar a su hijo, mi temblor se transforma en ira.

No logro comprender lo que le estamos dejando a nuestros hijos. Algunos piensan que dejar una casa, una buena herencia o cualquier cosa de estas es realmente importante. Y no es así. Lo importante es dejarles cultura, educación, saber estar, saber hablar, saber explicarse, saber que el mundo no gira alrededor de uno... prepararlos para un futuro complejo. Prepararlos para que ellos solitos consigan su lugar.

Por eso, yo también soy defensor del profesor.



PD: Por cierto, todos los que me conocen saben lo que me cautiva una buena idea, un buen argumento, un detalle de lucidez. Hoy, viendo con mis hijos una de las mejores series animadas que se han hecho para televisión, la grande Phineas y Ferb, me encuentro con el plan malvado por excelencia: el científico loco ha creado una máquina para crear cajas indestructibles invisibles. Las ha creado para encerrar a los mimos del mundo entero. De esta forma, mientras ellos intentan salir desesperadamente de la caja invisible, nadie sospechará... porque parece que están haciendo "la pared invisible".

Y sí, odio profundamente a los mimos.
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05 octubre, 2010

Pensando en cosas raras

Hoy, al abrir el periódico, me encuentro una página completa, grande y sentida, en la que hablan del fallecimiento de Norman Wisdom, el actor favorito de Chaplin. Es curioso despertar con esta noticia porque llevo unos días pensando en las tremendas lagunas cinematográficas que tengo (curioso viniendo de alguien que escribe un blog en el que el 90% de los post son de cine). Y es que lo confieso, no tengo ni idea de quién es Norman Wisdom. De verdad, ni idea.

Pero el periódico lo deja claro: era el actor favorito de Chaplin y héroe nacional en sitios como Albania. Y la verdad, viendo algunas secuencias suyas en Internet, tengo la terrible sensación de que me pierdo algo. Pero si uno se pone a pensar en el cine, igual que en la música o en la pintura, la realidad es mezquina: uno conoce lo que se hace en su país y lo que se hace en EE.UU. Ver tres, cuatro o cinco películas francesas no te hace conocer una industria que genera más de 300 películas anuales.

Es como pedirle a un alemán que conozca a Fernando Fernán Gómez. Ese alemán podrá saber mucho de cine, pero no habrá disfrutado de El viaje a ninguna parte o El extraño viaje, igual que yo no he disfrutado de la mayoría de su cultura cinematográfica.

Me hace gracia los que, como yo en algún momento, creen tener cultura cinematográfica porque al final, ni siquiera tenemos una perspectiva fiable de lo que está pasando. En realidad, creo que todos necesitan una hija como la mía, que les ponga los pies en el suelo. El otro día le hablaba de los comienzos del cine y entonces vino la pregunta:

"¿Cuál fue la primera película que se hizo?" Y entonces yo le conté todo el rollo de la salida de la fábrica, de los Hermanos Lumiere y que, por mucho que insistiera... "no, en la película no pasa nada más. Son simplemente unos obreros saliendo de una fábrica". "Pero... ¿no pasa nada?" - insistía mi hija. Y cuando le conté lo que significan esas imágenes, tuvo que ponerme en evidencia, demostrando lo absurdo que es intentar pensar que yo sabía algo de cine:

"Vale, la primera es la salida de una fábrica...¿de qué iba la segunda película que se hizo?" "Ups..."

Por cierto, esto es una secuencia brillante del tal Norman Wisdom:


29 septiembre, 2010

Hola, Sally Menke

Yo compro DVD originales. Muchos. Casi tanto como películas descargo. Y es que aprecio en su justa medida una buena edición, con dos discos, con reportajes, con entrevistas. E incluso, con algún making of que tiene la sana tarea de enseñar algo de la realización de la película y no sólo vender lo mucho que se quieren el director y el actor principal y lo bien que lo han pasado en el rodaje.

Y hay directores que tienen ediciones en DVD absolutamente magníficas. Así, de repente, todos deberíamos tener en nuestras estanterías las películas originales de Guillermo del Toro, Quentin Tarantino o Bryan Singer (este último hasta graba en vídeo el día que firma el contrato para dirigir una película, siendo especialmente memorable la edición de X-Men 2).

Y siempre me ha hecho gracia la broma de Quentin Tarantino a su montadora, Sally Menke . En muchas de las tomas, los actores miran a cámara y saludan a Sally: "Hello, Sally", dicen. En otras, cuando se equivocan, dicen "Lo siento, Sally, pero... ¿te has reído?". Y es que todo el equipo sabe que, lejos del lugar de rodaje, en una sala oscura en Los Ángeles, la montadora recibirá todo el material y lo analizará casi fotograma a fotograma.

Y en los DVD de Tarantino se recopilan, como un extra más, todas esas frases destinadas a Sally: "Are you ready?. Ok. Action. I love you Sally".

Y Sally ha montado todo lo que ha hecho Tarantino desde Reservoir dogs. O sea, siempre. Y no quiero ser radical (que siempre lo soy), pero si Tarantino es uno de los mejores directores de la actualidad (quizás, en este momento, directamente el número 1), es evidente que el montaje de sus películas, tan claro, tan a la luz, tan juguetón con el tiempo, es labor directa de la amiga Sally.

Y los que amamos el cine, hemos amado a Sally.

Hace dos o tres días, Sally salió a pasear a su perro y desapareció. No se sabe si por un golpe de calor o por una caída estúpida... pero las búsquedas estos días han sido intensas. Ayer, 28 de septiembre, apareció su cadáver en una zona montañosa (supongo que parecida a esas que vemos en las películas). Y su perro, estaba al lado de ella, vivo.

El cine pierde, de forma estúpida, a uno de los grandes en la sombra: la montadora de cine Sally Menke. Y posiblemente, el cine de Tarantino no vuelva a ser el mismo.

Estos son los Hello Sally de esa obra maestra que es Inglorious Bastards:

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28 septiembre, 2010

Miklos y Waldo: documentos extraordinarios

Los que me conocen bien, saben que en estos últimos meses estoy fascinado por dos compositores radicalmente opuestos: el gran Miklos Rozsa (en la foto) y el español Waldo de los Ríos.

La música de Rozsa la (re)conocí enseguida. Yo creo que, después de Williams y Barry, que eran los compositores más famosos cuando yo me aficioné a este mundo lleno de frikis, apareció Rozsa rápidamente de la mano de El ladrón de Bagdad (que visioné en mi amado cine Cuyas, ahora magnífico teatro).

En realidad, Rozsa es fácil de identificar, con esos arabescos musicales que, seguramente sobre la partitura, hacen hermosas figuras circulares. Y el poder sublime de las melodías únicas, a ratos complejo, a ratos casi infantil... Rozsa es, junto a Herrmann y Goldsmith, lo más grande que ha dado la música de cine.

Y ya saben que para mí esto es importante: una persona excepcional. De hecho, una vez tuve la oportunidad de hablar con alguien que trabajó con él y sólo tenía palabras de cariño hacía el compositor. Desafortunadamente, murió en el año 95, con una carrera pletórica a sus espaldas, desde Recuerda hasta Ben-Hur, pasando por La vida privada de Sherlock Holmes o El Cid o Quo Vadis.

Sobre el tema Waldo de los Ríos, sobre el que ya he escrito en alguna ocasión, es un tema que cada vez que lo pienso, me deja hablando sólo. Porque Waldo de los Ríos era un claro caso de talento desmesurado que, justo cuando empezaba a hacer cosas realmente interesantes, se suicidó de mala manera.

Un mazazo en toda regla a una carrera que prometía ser asombrosa. De hecho, hasta el momento de su muerte ya es increíble. Sólo hay que oír con calma su música para La Residencia o ¿Quién puede matar a un niño? y quedarse anonadado de la capacidad técnica y melódica de Waldo.

A nivel personal, Waldo de los Ríos me recuerda al italiano Pino Donaggio (al que también adoro). Empiezan más o menos en la misma época, salen del pop del momento (a Waldo se le debe el primer gran éxito de Miguel Ríos: la adaptación de el Himno de la Alegría). Ambos compositores evolucionan de forma casi paralela, pero mientras Waldo trunca su vida en los 70, a Donaggio todavía le quedan sus mejores composiciones por delante: la evolución lógica de un compositor con talento al que se le dan oportunidades mágicas.

Y todo este post rollo que he soltado sobre la música que me tiene atrapado estos días es por un vídeo de Youtube que me ha encantado: una conversación televisiva entre Miklos Rozsa, Andre Previn (que es el que modera) y John Williams, que en este trocito, no dice nada. Rozsa habla de los comienzos del cine sonoro ("no eran compositores, eran compiladores de música") y sobre la importancia de la aparición de Herrmann (y esto, como suele ser habitual, acompañado de alguna anécdota sobre lo raro que era Herrmann).

Un vídeo único que por si solo, da sentido a la existencia de Internet (¡toma esa!):

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Sobre Waldo, hay un corte extraordinario que no les voy a obligar a oír (eso es lo que tengo, que soy buena gente)... pero sería interesante que se dieran cuenta de las risas de los niños al principio del corte (algo habitual en el cine de terror de hoy en día pero innovador en ese momento) y la melodía principal, que es maravillosa, aunque en este corte está en su versión más pop. Si oyen desde el 01:08 hasta el 02:30, más o menos, y logran que no les moleste un sintetizador obsoleto (el que lleva la melodía) ni una batería setentera... bajo todo eso, se esconde una melodía maravillosa: un claro caso de que la evolución al sinfonismo cinematográfico de finales de los 70 y comienzos de los 80 habría sido el toque final para convertirlo en un imprescindible de la música de cine en España.

Vaya, lo he conseguido: he escrito sobre Waldo sin nombrar Curro Jiménez... ¡Oh! Upsss...


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27 septiembre, 2010

Sobre Sherlock Holmes

Mi absoluta ignorancia sobre el tema Holmes es escandalosa: la película de Wilder, El secreto de la pirámide (Young Sherlock Holmes), algún cómic perdido de mi infancia, lo de "Elemental, querido Watson" y alguna película en mi memoria de Basil Rathbone. Novelas, ninguna.

Y si alguna virtud tiene la película del ex-marido de Madonna es volver a poner de moda el mundo de Holmes. Y poco más, porque Sherlock Holmes es, a mi parecer, flojita, flojita (que diría Carlos Pumares). Tiene esa sobredosis de talento de Robert Downey Jr. (yo soy de los que piensa que es un actor como la copa de un pino, haga lo que haga), el mediocre Jude Law y el talento musical, cada vez más innegable (aunque me cueste escribirlo) de Hans Zimmer. La película tiene sus momentos, aunque el resultado final sea aquel de "creo que me gustó... ¿de qué iba?"

Pero gracias a ella, he vuelto a ver La vida privada de Sherlock Holmes, una película rara de Wilder. Rara por muchas cosas, aunque según palabras de Billy Wilder, fundamentalmente porque fue mutilada, cortada y reducida en casi una hora de metraje. No hace falta ser matemático para saber que "eso es cortar mucho".

Yo no era muy fan de esta película en concreto, pero visto lo visto, es la mejor película de Sherlock Holmes. Tiene su intriga, sus buenos actores y, sobre todo, muchas frases ingeniosas del bolsillo de Wilder y Diamond... pero la primera vez que la vi en un cine, dormí una buena siestecita.

Hoy por hoy, La vida privada de Sherlock Holmes me apasiona, pero comprendo a los que creen que a Wilder se le fue la cabeza. Y la banda sonora de Rozsa, una de las más grandes de la historia del cine.

Sigo con mi historia de Holmes.

Después de ver la película de Ritchie y la de Wilder, decidí que era el momento de ver algunas de Basil Rathbone (grande entre los grandes y, por lo visto, una persona encantadora). Y menuda decepción. Yo sabía que eran películas de complemento en las famosas sesiones continúas. De ahí a que se muevan en decorados de cartón piedra, de que Holmes esté continuamente acentuando su capacidad de observación y las "repetidas hasta la saciedad" referencias a "lo ingenioso que soy"... pues no aguante... Mi pretendido ciclo Rathbone quedó en dos películas y la segunda se me hizo eterna. No más oportunidades al mundo de Holmes versión Rathbone.

Y en Facebook, el amigo Bandini me recomendó Sherlock, una serie de la BBC en la que revisionan el clásico situándolo en la actualidad. Y ahí sí han acertado.

No digo posiblemente, sino desde el convencimiento más absoluto: de todo lo que he visto es lo mejor. Tiene sus pequeños defectos: Holmes no es un tipo que deduce cosas, sino que deduce cosas y alardea de ello; la música de David Arnold parece sacada de las tomas falsas de Zimmer... y aún así, es una serie fascinante.

Sin duda, una revisión mucho más interesante que la de Ritchie. De momento, sólo hay tres capítulos de hora y media, pero debido a su éxito, van a continuar. Un Sherlock en el mundo moderno, rodeado de ordenadores y móviles, tiene bastante sentido. Y tras ver la serie, ocurre lo de siempre, te da por pensar "¿cómo diablos no se le había ocurrido a nadie actualizar la obra?"

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18 septiembre, 2010

¿La veo en tres dimensiones?

El otro día leí una entrevista de Joe Dante, director de cine entrañable al que todos tenemos cariño, en la que decía que la película de 3D que más le había gustado era Crimen Perfecto, de Alfred Hitchcock... Y se refería a cómo jugaba con la tercera dimensión.

Joe Dante, que antes que cualificado director de Gremlins, es un cinéfilo perfecto, peca de cierto esnobismo. Crimen Perfecto (que sólo estuvo unos días proyectándose en 3D) apenas juega con el efecto de tres dimensiones en un par de momentos (que por otra parte, a Hitchcock le importaba un bledo, pero ya sabemos que con tal de llenar la sala se apuntaba a la moda). Por otra parte, las tres dimensiones juegan con el espacio y Hitchcock era el mejor en eso, por lo que, sin duda, Crimen Perfecto tiene que ser una buena película en tres dimensiones.

Y Joe Dante sigue hablando (para los más curiosos, la entrevista está en el Cahiers español de este mes) y dice, más o menos, que no se puede comparar la aparición del 3D con la aparición del color o el sonido... entre otras cosas, porque aquellos cambios fueron tan importantes que fueron acogidos de inmediato. El 3D, con diferentes tecnologías, lleva coleando desde los años 50.

Y es que yo no entro por las tres dimensiones. Ya me conocen. No soy nostálgico con estas cosas y además, me encanta la tecnología. Sigo el Gadgetoblog. Me indigna no tener un aparato revolucionario... pero no me creo las tres dimensiones ni me creo que sea la gran revolución del cine.

En primer lugar, les voy a contar una verdad como un templo: el cine, para mí, nunca ha tenido dos dimensiones. Quiero decir, sé que físicamente hay una luz sobre una pantalla que tiene una imagen bidimensional, pero igual que la trama de una película no es simplemente una luz sobre una sábana blanca, el resultado de la imagen que veo hace que tenga profundidad, que vea claramente elementos que están delante y, claramente, elementos que están detrás. Y puedo calcular la longitud de un pasillo... incluso cuando crece ante mis ojos, como en ese planazo de Poltergeist.

Por tanto, si alguien me habla de la profundidad de los escenarios... pufff... no sé, me llama más la atención cualquier plano de Terence Fisher para la Hammer. ¡Ese señor si que manejaba el espacio con cuatro decorados de cartón piedra!

Por supuesto que sentía curiosidad por ver Avatar y todo eso, pero era eso, curiosidad. Ahora que la he saciado, quiero seguir acudiendo al cine normal, al de siempre. Y es que las gafas son un coñazo. Yo, que conduzco con los ojos cerraditos por el sol porque no me sale del alma ponerme unas gafas, me siento terriblemente incómodo en la sala de cine. Además, la supuesto inmersión es mentira: tengo más conciencia de que estoy en una sala de cine cuando tengo ese artilugio en mi cabeza. O sea, estoy "menos dentro" de la película.

Hace pocos días he visto Avatar en dos dimensiones, en BluRay... y me ha gustado lo mismo que en el cine, ni más ni menos (vale, más aburridilla porque Avatar no tiene un buen segundo visionado).

Últimamente, la crítica de cine habla mucho acerca de si las películas emplean bien el efecto de las tres dimensiones. El rasero de los críticos parece ser algo así como "mientras menos efectos 3D tenga la película (o sea, que no nos tiren cosas a la cara), mejor empleado está". Y es cuando yo, ya, no comprendo nada: quieren ver películas en 3D pero como si fueran de 2D... ¿Y para que me pongo las gafas?

Y es que el 3D, de verdad, no inventa nada de nada. Es un efectillo curioso, con cierta gracia a veces... y sin puñetera gracia para los que ven mal por un ojo, utilizan gafas de pasta o simplemente, tienen el dolor de cabeza fácil.

Me quedo con la frase de Shyamalan: "el problema de las películas en 3D es que cuestan mucho dinero y la inversión estos años va a ser brutal. Y cuando parezca que todo funciona bien, se estrenará una película pequeñita, en 2D, que arrasará en taquilla y nos destrozará".

Esta frase de Shyamalan, que prácticamente me he inventado yo sobre una declaración suya (decía lo mismo pero sin mi gracia natural, o sea, que he hecho una traducción muy, muy libre. Dudo que el director utilice expresiones como "va a ser brutal"), es una verdad como un templo. Tiempo al tiempo.

Y además, si lo que quieren es que no pirateemos películas, les va a aguantar la historia dos fines de semana. En cuanto la tecnología 3D sea moneda común en todas las casas es, sencillamente, porque ya estará craqueada.

No pongo en duda que el cine en 3D se acabará en algún momento (y si no lo hace, algún traidor imprimirá este texto mientras se parte de risa y me saca la lengua). Pero amigos míos, ¿nadie se ha dado cuenta de que el efecto de las tres dimensiones es perfecto para el campo más rentable de la actualidad? Sí, voto por 3D en los videojuegos. En realidad, me gustaría ser yo el que salte a coger la estrella y no Mario, que tiene bigotón.

Los hermanos Lumiere vendieron su invento por dos duros porque realmente creían que el aparatejo este era un "producto de barraca de feria". A lo mejor estoy metiendo la pata como ellos, pero el 3D es un producto de parque de atracciones. Lo verdaderamente revolucionario (debe serlo, si no, no me lo explico) es ver una película elegante, bien escrita y bien dirigida. Eso sí que es revolución.