31 julio, 2009

13 monos, el factor hámster y otras historias

Hay una promoción en MediaMarkt que es altamente recomendable. Unos DVD con carátula metálica a menos de cinco euros. Las ediciones son, incluso, algo mejores de lo que dicen, pero creo que ellos no lo saben. Entre sus títulos: Fahrenheit 451, Sed de mal, 12 monos, El increíble hombre menguante...

Ayer por la noche pude ver 12 monos. No es una película que me llame excesivamente la atención (la había visto en su estreno, hace casi dos décadas, y no la había vuelto a ver, aunque curiosamente, recordaba algunas cosas). Siempre he creído que Terry Gilliam es un gran creador de imágenes, pero cuando las pone todas juntas, como película, tiene pequeños problemas de conexión y ritmo. Mucha gente no está de acuerdo conmigo y probablemente tengan razón. De lo que no cabe duda es que Terry Gilliam tiene la suficiente personalidad como para tenerle en cuenta.

Y como esperaba, 12 monos está bien, sin ser nada del otro mundo (sigo prefiriendo Brazil)... pero... ay... el DVD venía con sorpresa. La primera (mala noticia) es que no tiene subtítulos en español, pero la vi en versión original con subtítulos en inglés y no tiene pérdida... pero la segunda sorpresa (más que grata) es el documental del making of.

Terry Gilliam ha tenido tantos problemas con sus producciones que hace años decidió contratar un equipo de profesionales para grabar todo el proceso creativo de hacer una película: desde el principio hasta el final.

Esa estrategia ha dado lugar a una obra maestra del cine Lost in La Mancha, película que, incluso Johnny Depp considera entre los mejores trabajos en los que ha participado. Este documental, que en principio iba a ser un making of tradicional se convirtió en el ojo que veía como una película se iba al traste por problemas cada vez más gordos de producción. Un retrato cruel de la realidad de la producción de cine: problemas, problemas y problemas (y sigue siendo muy duro oír a Terry Gilliam hablar a la cámara mientras su proyecto se desmorona).

Hoy por hoy, Terry Gilliam parece que vuelve a poner en marcha el proyecto de Don Quijote. Bien para él, pero que lo grabe... que a lo mejor tenemos segunda parte del documental (algo pionero).

Sigo con 12 monos. Que nadie se lleve a engaño: no es un making of publicitario, es un verdadero trabajo sobre cómo se hacen las películas. Se llama El factor hámster y otras historias. Su nombre se debe a un sencillo plano en el que Bruce Willis se está haciendo un análisis de sangre y de fondo, en pequeñito, se ve un hámster dando vueltas dentro de una ruedita. Pero este sencillo plano se tardó un día entero en rodar porque el ratoncito no se quería mover. A partir de ese momento, cada vez que Gilliam complicaba artísticamente un plano, el equipo denominaba ese algo más como "el factor hámster".

De 90 minutos de duración, esta escondida sorpresa del DVD es, con diferencia, mucho mejor que la película. Nunca antes había visto con tanta precisión el trabajo de montaje (en moviola, con el montador y el director discutiendo los planos), ni las indecisiones del director en pleno rodaje ("ya ni siquiera sé que tengo que rodar. Estoy perdido. A lo mejor no soy el director indicado para esta película").

Una maravilla.

Por otra parte, gracias a Sergio Hardasmal, he descubierto unos vídeos en Youtube sobre otro mono popular: el del Monkey Island. Dejo dos vídeos cortitos con un tiparraco que toca la música de Michael Land para el juego. Si no la conoces, no vale la pena que lo escuches... pero si eres de mi generación, se te va a poner la piel de gallina.

Tema Principal:



Tema de Le Chuck:


27 julio, 2009

Lorca, Nixon y Sam Raimi

Un pequeño descanso de las historietas de Úbeda para contar tres cositas breves:

1.- Por fin, después de tantos años, hace dos días pude ver La Luz Prodigiosa. Siempre he tenido unas ganas terribles de ver esta película porque parte de una premisa absolutamente fantástica: ¿qué pasaría si García Loca no hubiera muerto asesinado?

Ahora, tras leer hace un par de meses las memorias de Alfredo Landa, estoy en pleno proceso de revisión de la carrera del actor. Ayer pude ver El Crack 2 (con la magnífica música de Jesús Glück)... pero La Luz Prodigiosa era una carencia que tenía que subsanar.

Y con todo lo maravillosa que es la premisa, me parece que es una de esas películas (cada vez más raras) mal dirigidas, mal montadas y con un guión que necesitaba un par de reescrituras más.

Es raro que una película con tanto sabor español tenga coproducción italiana (gracias a la cual está presenta la siempre magnífica música de Morricone) y me huele a problemas de producción serios, falta de dinero... porque hay varias cosas que no comprendo: el personaje inexistente y desbocado de Kity Manver, el desaprovechamiento de José Luis Gómez, la exagerada (y extraña) gestualidad de Landa, los planos alargados hasta la extenuación apoyándose en el actor español, el montaje (con unos fundidos encadenados fuera de tono)...

Y es una pena, porque es una película de esas que... con un poquito más, podría ser maravillosa. Pero como siempre, el director Miguel Hermoso, que ni siquiera me gusta Truhanes, es un lastre que logra embarrar la magnífica idea original.

Eso sí, tiene un par de secuencias de piel de gallina (en realidad, las secuencias que todo el mundo espera cuando los datos apuntan a que el vagabundo es Lorca), lo que entristece más el producto final... porque esas secuencias magníficas lo único que apuntan es lo increíblemente buena que podría ser esta película con un director más sensible.

2.- Frost/Nixon. Por algunas cosas que leí en su estreno, sabía que esta película me iba a apasionar. No la vi en sala grande porque es un duelo actoral entre dos señores y eso hay que verlo en versión original (ni descargas extrañas ni doblaje: el DVD original como Dios manda).

Y efectivamente: esta película no defrauda. La película extrañamente maravillosa (joer, que la dirige Ron Howard) porque el guión es tan brillante que el director opta por quedarse en la sombra, apuntando y narrando lo que tiene que contar sin juegos ni artificios, haciendo lo que hace un buen director de cine: desaparecer bajo un guión escrito con talento.

Yo, que con el escándalo Nixon siempre me pierdo (ya he contado más de una vez que, por mucho que lo intente, soy incapaz de comprender
Todos los hombres del presidente), aquí la exposición es clarita, sin posibilidad de pérdida.

Hay muchos momentos que me dieron ganas de saltar sobre el sofá y gritar "olé, olé y olé". Pero me quedo con una frase. La idea general es que Nixon acepta esta macroentrevista, entre otras muchas cosas, porque Frost es un periodista de variedades y no un periodista político (o sea, que no iba a ser un duelo equilibrado y Nixon podía comerse vivo al periodista), y uno de los personajes dice, más o menos: "Aunque Frost no sabía de política, nadie cayó en la cuenta de que era el que más sabía sobre el mundo de la televisión".

La sensación de duelo dialéctico, de personajes bien escritos, de dos actuaciones memorables (un sorprendente Langella y un Michael Sheen que siempre, siempre está inconmensurable)... hacen de esta película su obligado visionado. Es cine político, sí, pero cine de calidad.

3.- Por último, cuento las horas para que se estrene la última película de Sam Raimi,
Drag me to hell. En el Festival de Úbeda, Young contó varias anécdotas sobre el director y puso, en primicia (todavía no se ha editado el disco) los títulos de crédito de la película (todavía con los códigos de tiempo sobre la imagen). La música es tan, tan buena, que la gente se puso de pie a aplaudir (imagen que tengo borrosa, porque yo era uno de los que estaban de pie, con las manos calientes de tanto aplaudir).

Después me acerqué a Young a decirle que me dejó llorando con esos títulos magistrales y se emocionó él también, y me abrazó mientras repetía "
really?". Y aunque parezca puro teatro, hay que ver a Young en persona para darse cuenta de que realmente se ha sentido un privilegiado por verse rodeado de admiradores. Pero nada de esto tendría sentido si no fuera un auténtico genio.

Y he encontrado la música de los créditos en Youtube. Júzgalos tu mismo porque yo no tengo palabras para expresar estas notas, que Young calificó como "compuestas para un violín imposible, tocado por el mismo diablo con los cinco dedos":



22 julio, 2009

Chistopher Young en Úbeda: "El problema de Danny Elfman es su ego". Caos en Spiderman 3

Antes de empezar: Spiderman 3 no es, ni de lejos, una mala película. Es evidente que hay ciertos aspectos que la convierten en la peor de la trilogía, pero tiene escenas grandiosas y diálogos muy, muy divertidos. Y los actores, están todos magníficos. La labor del compositor Chris Young se aprecia claramente en una secuencia magistral: lo que podría ser el pomposo nacimiento de El Hombre de Arena se convierte en el romántico nacimiento de El Hombre de Arena gracias a la magia de la música.


Gran secuencia:


Dicho esto, les pongo en antecedentes: con la llegada de la tecnología digital y el montaje (la edición) por ordenador, los directores apuran hasta el última segundo sus montajes, cambiando elementos y mejorando aspectos. Y esto trae por la calle de la amargura a los compositores que, por ejemplo, en una escena de acción en la que tienen decenas de marcas para apoyar la secuencia con la música, ven como un plano es más largo de lo pautado y otro, de repente, es más corto.

Danny Elfman, tras grabar la música de la famosa secuencia del tren en Spiderman 2 (una magnífica pelea entre el Dr. Octopus y Spiderman) fue llamado de nuevo a estudio porque Raimi había cambiado elementos de la secuencia y, por tanto, la música ya no encajaba como un guante con las imágenes. Elfman, enfadado, declinó la invitación y provocó una disputa entre ambos que, aún hoy día, sigue vigente.

Elfman, que había trabajado con Raimi en Darkman, que había compuesto la Marcha de los Muertos para El ejército de las tinieblas, rompía su relación con el director haciendo unas declaraciones explosivas: “para mí, es como si Sam se hubiera ido a dormir y una vaina hubiera ocupado su lugar. Ya no es el director que yo conocí”.


En la conferencia de Chris Young en Úbeda se dieron detalles sobre los acontecimientos. Textualmente, se acercó a la audiencia (la conferencia la dio de pie, paseando con el micrófono) y dijo: “Entre nosotros, el problema es que Elfman tiene el ego muy grande”. Esto no es nuevo. Hay indicios que así lo indican, como su problemática relación con el director Tim Burton (gracias a la cual, dicho sea de paso, tenemos la magnífica partitura de Howard Shore para Ed Wood).


Según el punto de vista de Young, cuando uno está implicado en una superproducción de estas características, tiene que estar preparado para todos estos acontecimientos. Young llegó a Spiderman 2 por su amistad con Raimi (habían trabajado juntos en The Gift) y salvar la papeleta en el último momento. Reordenó el tema del tren y, de paso, puso nueva música a una secuencia (el nacimiento de Doc Ock).


Y aún así, Raimi volvió a llamar a Elfman para hacer los temas principales de los personajes de Spiderman 3. El compositor los mandó y Christopher Young (que iba a adaptar la banda sonora con estos temas) y el director Sam Raimi se reunieron para escucharlos. Y mientras Raimi no estaba muy convencido, Young defendió la música de Elfman: “está muy bien, es maravillosa, es perfecta”.


Pero Raimi no le encontró su punto: “Chris, tú haces la música”. La labor de Young fue compleja y al final se añadieron algunas escenas a las que pusieron música otros compositores, pero Chris cree firmemenete que, cuando se trabaja con estos presupuestos, hay que aceptar las cosas como son, con humildad y para beneficio del proyecto.


Y hay un detalle: que Young firme la música de Spiderman 3 (y ya sabemos que al compositor se le reconoce como uno de los creadores de la película), implica cheques anuales de un montón de dinero: de ventas de DVD, de taquilla, de emisiones en televisión…


Y una segunda historia: para no hacer esto mucho más largo (y es que contó mil cosas), cuando Sean Connery actuó en La trampa tambien producía la película. Un buen día, Connery se presentó en el estudio de Young y a éste le llamó la atención que, al contrario de lo que sucede en pantalla grande, la barriga de Connery era... quiero decir, estaba muy gordo.


Young trató de ser amable y le dijo lo mucho que le gustaban las películas (y las bandas sonoras de James Bond) a lo que Connery replicó de mala gana. Con el tiempo, el compositor se dio cuenta de que al actor no le gustaban nada las entradas orquestales impactantes tipo Bond, que lo que realmente le gustaba era cuando la música se iba introduciendo poco a poco, sin que uno se de cuenta. Y por eso, en la grabación de la música, Young introducía los temas lentamente, poco a poco, mientras miraba de reojo al actor escocés… y este sonreía con la satisfacción de que la música, en ningún momento, iba a sobresaltar al espectador.


Young es una fuerza de la naturaleza, una rara avis. Un compositor empeñado en ser amigo de todo el mundo, agradecido de que la gente escuche su obra y humilde a rabiar. Cuando se enteró de que yo venía de Canarias, se sorprendió de que me moviera hasta Úbeda para escuchar música de cine, para escucharlos hablar a ellos. Yo, por mi parte, conseguí que dijera las palabras mágicas:


20 julio, 2009

V Festival de Música de Cine de Úbeda (sólo una introducción)


Estoy agotado. Sólo unas líneas para dar cuenta del mejor Festival de Música de cine que he vivido en estos años y a lo largo de la semana ya iré contando anécdotas e historial (mil historias) sobre los compositores asistentes.


Es difícil comenzar a desgranar detalles de estos cuatro días en Úbeda, pero hay algo que es evidente: es tan importante el concierto y las conferencias de los músicos de cine como el ambiente que se crea alrededor de ellos.


Así, en general, me gustaría destacar algunas cosillas:


1) La simpatía de Christopher Young (Spiderman 3, Hellraiser, Homicido en primer grado, Jennifer 8...) con todo el mundo. Abrazaba al que se le acercaba. Se ponía a llorar si le decías que habías crecido con alguna obra suya, se emocionaba al ver que en este recóndito y escondido lugar se encontraban personas que, de verdad, adoraban su obra.


En la sesión de firmas, justo delante de mí, había un fan genial que le dijo que adoraba, en concreto, una pieza suya. Young ni se acordaba de la peli (ha hecho más de 100 bandas sonoras) por lo que el fan le tarareó la pieza y Young se emocionó tanto que se puso a llorar. Él no comprende su grado de importancia para muchos de nosotros y creo que disfrutó más del ambiente del Festival que nadie. Y no paraba de repetir: "esto es mágico y todos vosotros sois amigos para siempre".


Yo pude hablar un rato con él sobre mi ídolotrado Sam Raimi y además de invitarme a un par de copas ("you don´t pay, I´ll pay"), me abrazó y me dijo que me quería, me clavó un beso y me susurró al oído: “tú eres amigo para siempre”. Yo le repliqué “No, Chris (así, con confianza), yo antes que amigo, soy fan”. Y me contestó: “No, tú no eres fan, tú eres amigo y si vas a Los Ángeles, llámame y nos vemos”.


Y no es algo personal, se lo decía a todo el mundo.


Ante esto, porque no nos confundamos, esa cercanía esconde a uno de los compositores más importantes de la historia de la música de cine, no te queda más remedio que asombrarte por su humildad. Hablaré más detenidamente sobre Young y sus anécdotas (que por supuesto, incluyen a Elfman y la historia de Spiderman 3 esta semana).


2) Hace unos meses hablaba de la importancia de Phillippe Rombi. Su banda sonora para Un hombre y su perro me parece lo mejor de este año. Ha sido la gran sorpresa de Úbeda. Muy tímido y simpático, su recital de piano del viernes fue delicioso. Y su parte del concierto del sábado ha sido de piel de gallina. Es el año de Rombi, no cabe duda.


3) Michael Giacchino es el compositor de moda en Hollywood. Sus partituras para Ratatouille, Los Increíbles, Misión Imposible III, Star Trek o la esperada UP (por no hablar de la serie LOST) lo han encumbrado a la cabeza de los compositores de cine.


Giacchino estaba asombrado de todo lo que pasaba hasta el punto de que grabó a toda la audiencia de su conferencia gritando “Hello, J.J. Abrams”, para mandárselo al productor de Lost y Cloverfield (y director de Misión Imposible III y Star Trek).Le dedicaré un post a lo largo de la semana.


4) Pascal Gaigne. Como todos los años, siento una conexión especial con Pascal. Creo que al tenerlo tan cerca, viviendo en España, lo vemos con ojos menos místicos, pero creo que estamos ante la sensibilidad musical personalizada.


Cuando le comenté acerca de los discos que me había comprado, le nombré dos suyos, apenado por no poder acceder al tercero (toda economía tiene un límite y Pascal presentaba tres grandes novedades). Al cabo de un rato, en la comida con los compositores, me acerqué otro ratillo a hablar y de repente, sacó de una bolsa el CD que me faltaba y me lo regaló.


Pascal sabe (y yo sospecho que hasta le hace gracia) que he provocado la compra de Le Cou de la Girafe a decenas de amantes de la música de cine. Recomiendo ese CD por naturaleza, porque es una obra maestra. Mientras hablábamos, se nos acercó una persona (que no sé ni quién es porque para los nombres y las caras soy nefasto) para decirle “sigo tu carrera porque Sergio me recomendó Le Cou de la Girafe hace dos años").


Y Pascal se quita importancia. Le comenté que la música de Rombi me recordaba mucho, estilísticamente hablando, a su música y me contestó: "no, la de él es mucho mejor". Gracias Pascal, no sólo por el CD, sino porque pones banda sonora a mi vida. Lo sabes.


Y si quieren oír Le Cou de la Girafe, hace unos meses, en el post en el que todos votábamos por nuestras bandas sonoras favoritas, yo voté por esa: aquí.


4) Y por último, pero lo más importante, han sido las personas que han asistido al Congreso a disfrutarlo como yo. Los veo una vez al año y los quiero con locura por compartir momentos tan especiales juntos. Ellos saben quienes son: Manolo, Sergio, Julio, Paco, Zeltia, Borja, Joseba...


…mención aparte: este año, el Congreso me lo he zampado entero con Elphaba. Nos conocíamos de la blogosfera gracias a mi hermana Inma y el jueves a primera hora nos conocimos personalmente. Y no nos separamos más. Cuatro días (como era de esperar tras leer su magnífico blog) con mi alter-ego cultural compartiendo los cotilleos, las comidas, y sobre todo, las risas, risas y más risas.


Si el congreso ha sido una maravilla y una de esas experiencias vitales que te acompañan de por vida, este año se ha multiplicado por dos gracias a Elphaba. Espero tenerte como compañía en los años venideros: muchos congresos nos faltan todavía por disfrutar y parafraseando a Chris Young: "Friends forever".


Y mañana, entro de lleno en detalles: desde el ego desmesurado de Danny Elfman hasta Giacchino intentado contar el final de Lost

15 julio, 2009

Adios, que me voy al Festival !!!

Pues eso, que los próximo cinco días voy a estar fuera en el Festival de Música de Cine de Úbeda. Seguramente vendré con noticias calentitas y algún que otro cotilleo. Trataré de ponerlos antes que Elphaba, que este año se anima y a la que finalmente conoceré tras cruzar varios post y comentarios en los últimos años.

09 julio, 2009

La cuarta temporada de The Office

No tengo mucho que aportar. La cuarta temporada de The Office es magistral. El DVD salió hace poquito y yo lo compré el sábado pasado. Teniendo en cuenta que terminé de ver la serie ayer miércoles... pues todo un record.

La "culpa" la tienen los guionistas, que en plena temporada televisiva hicieron su famosa huelga y por eso, esta temporada solo cuenta con 11 o 12 episodios. Eso sí, los cuatro primeros son de una hora (y el primero, el de la carrera benéfica contra la enfermedad de la rabia, es antológico).

El DVD viene cargado de extras, aunque lo mejor son los episodios comentados por los actores que, literalmente, se parten de risa con la serie...

PD: En uno de los episodios, la oficina tiene que hacer un spot de televisión. Por supuesto, se hacen dos versiones: la que manda la empresa y la versión de Michael Scott (que él llama "el montaje del director").

Es increíble como Jason Reitman (director de ese episodio en concreto y de la película
Juno, además de ser hijo de Ivan "Cazafantasmas" Reitman) clava con una cámara de vídeo lo que un personaje como Scott haría como anuncio.

Entre la cutredad y cierto delirio creativo:



06 julio, 2009

Algunas historias de la cara Oeste

He vuelto a ver West Side Story.

Quería enseñarle a mi hija el primer número musical y, lo que son las cosas, me enganché de nuevo hasta el final. Mi relación con la película es extraña: la adoro hasta límites insospechados y, sin embargo, es la película a la que veo más defectos. Desde ese imposible Tony, con un deplorable Richard Beymer (sobreactúa toda le película y...si es que hasta camina mal) hasta la molesta cursilada de algunos planos.


En West Side Story, más que en ninguna película, se ha confundido el fondo y la forma. Yo recuerdo leer comentarios sobre la crudeza de la película (supongo que debido a que hay peleas con navajas y cosas por el estilo) cuando en realidad, destila tanta cursilería como el siguiente musical de Wise: The Sound of Music. Y el pobre Tony, posiblemente uno de los peores y más desagradecidos personajes protagonistas (todos se mueven a su alrededor con historias más interesantes mientras él lo desencadena todo a base de decir "estoy enamorado, estoy enamorado") aguanta estoicamente como el papel de Bernardo, el de Anita, e incluso el de María se lo comen vivo.

... pero claro, a su favor tiene a Jerome Robbins, el incansable, la música de Leonard Berstein, la letra de las canciones del gran Stephen Sondheim y el guión de Ernest Lehman (el único que no ganó el Oscar: 11 candidaturas, 10 premios).

El plato fuerte, a mi gusto, se encuentra en la obertura y el primer número musical. Quizá una de las mejores secuencias de la historia del cine y con un Bernardo (George Chakiris) que es un auténtico Dios del baile, con movimientos que parecen salidos de la Industrial Light & Magic.

Porque una vez nombrado todo lo que no me gusta de West Side Story, creo que debo decir por qué la adoro: por Chakiris, por la coreografía, por Nueva York en los 60, por unos decorados espectaculares, por una de las mejores músicas que existen (y por A boy like that, que es, para mi, una obra superior), por la dirección de fotografía, por Natalie Wood y por la maestria de Sondheim.

En los extras del DVD pude oir las grabaciones originales con la voz de Natalie Wood y, amigos míos, que gran elección doblarla en las canciones... porque la Wood cantaba fatal.

Y si tuviera una máquina del tiempo, me iría a la mesa de montaje de Robert Wise y quitaría algunos efectos ópticos... a mi, que Natalie Wood se ponga a dar vueltas y la imagen se ponga de colorines o que en el baile, cuando Tony y María se ven por primera vez, el resto se desenfoque... es que no me gusta nada. El mensaje es evidente pero es tan poco sutil, tan feo y tan cursi... y de paso, le quitaba algunas líneas de diálogo (Se acaban de conocer... porqué diablos ella le dice "Tengo las manos frías").

Y con todo, West Side Story es una de mis películas de la historia del cine. ¿Quién dijo que tus películas favoritas tenían que ser perfectas?

Por cierto: es curioso ver la multitud de cambios que se hicieron en la peli con respecto al musical. Canciones cambiadas de lugar y la desaparición de otras. La famosa Tonight, en realidad, era la melodía unificadora de Quintet (que, curiosamente, es un cuarteto). Pero Sondheim, que creía que la canción en la escalera era muy cursi (era One love, one hand) pidió que fuera reemplazada...

Atención a esta secuencia, porque yo creo que es una de las mejores canciones que se han escrito jamás. La fotografía está especialmente inspirada: la puerta de la habitación tiene unos cuadros de cristal que crean claros y oscuros a conveniencia, jugando dramaticamente con la situación. Y por supuesto, atención a la letra de Sondheim y la música de Bernstein. Demasiado talento junto:




PD: Si tienen cinco minutos, recomiendo ver este vídeo de Chita Rivera...

01 julio, 2009

Groucho en la M-30

Quería escribir sobre un artículo de reciente aparición en El País en el que se cuenta como el compositor Philip Glass ha sido taxista en Nueva York hasta los 41 años. Mucho nombre en círculos culturetas, pero para comer, tenía que pasarse tropecientas horas en un taxi...

Pero acabo de leer algo mucho mejor, así que esto no cuenta como post, simplemente os enlazo a una noticia absolutamente maravillosa... y es que los políticos... a veces...

La noticia, en el blog de Inés.