31 mayo, 2008

El día que salí de la sala de cine (esto, amigos míos, es un post participativo)

Desde que era un pequeño enano, siempre he pensado que los que creen que el cine de antes era mejor, están equivocados. En realidad, era un comentario que hacía mucho mi padre cada vez que veíamos una peli. Mis argumentos eran variados para combatir tal afirmación, pero mi favorito siempre ha sido ese de "antes se hacía mucho, mucho cine y en realidad, lo que ha llegado a la actualidad, son 30 o 40 películas anuales que son muy, muy buenas. El resto está en el cajón de las películas malas y olvidadas".

Hoy, no sé si por la calidad de las películas que escojo o porque simplemente ya estoy mayor, hoy he pensado de forma totalmente espontánea que el cine de antes era bastante mejor.

Y en mi pensamiento, me he dado cuenta de que, con toda la basura que he visto en la sala de cine (¡que he visto un ciclo entero en Filmoteca de Paul Naschy!), y con la cantidad de veces que he entrado en una sala oscura sin saber a ciencia cierta lo que iba a ver, sólo me he ido de la sala de cine, habiendo pagado mi entradita, una vez. En realidad, es una buena estadística.

Película: La furia del viento (Slipstream, de 1988 o 89, según la fuente). Se suponía que era una película de ciencia-ficción protagonizada por Mark Hamill. En el póster ponía algo de tipos que vuelan en esos cochecillos con un alta delta incorporada y que no tengo ni idea de cómo se llaman. Pero el resultado era nefasto, desde el primer minuto odié esos fotogramas, no pasaba nada de nada y me estaba aburriendo tanto que pensé que pasear por la calle Fuencarral (la ví en el cine Roxy, cuando todavía no eran minisalas) era mejor plan que estar viendo esa basura.

Pero no se crean, en el cine me he quedado dormido varias veces, he besado a novias variadas y tocado algunas tetas, incluso con 14 o 15 años, con mi amigo Antonio Pereyra (con apellido, para que se avergüence) recorrimos el cine arrastrándonos por la moqueta, por debajo de las butacas, desde la última fila hasta la primera, porque era la única forma de divertirnos cuando Alas en la noche demostró ser un coñazo que tenía muy poco de cine de vampiros.

Pero salirme del cine, aburrido soberanamente y pensando que pasear por la calle era mejor plan, sólo con Slipstream. Ahora, mi pregunta: ¿te has salido alguna vez del cine?

27 mayo, 2008

Sydney Pollack: el actor

Cuando hablamos de violencia en el cine, siempre recordamos títulos como Pulp Fiction, Deliverance o Perros de Paja. Vemos violencia a raudales y pasamos un ratito de sufrimiento. Pero hay películas que, sin tener que disparar ni torturar a nadie, se sufren mucho más (en el buen sentido). Yo siempre que puedo (y me dejan) hablo de las dos películas que me violentan más: El rey de la comedia, ácida y corrosiva película de 1.982, dirigida por Martin Scorsese; y Maridos y Mujeres (1.992) de Woody Allen.

El caso de Maridos y Mujeres es especial. Woody Allen jamás, ni en su trágica y para muchos mejor película Delitos y Faltas, fue tan cruel con el género humano. La realidad es que, en pleno rodaje, Mia Farrow encontró las famosas fotos de Allen con Soon Yi. Y la ex-pareja tuvo que seguir rodando un par de semanas juntos.

No sé si por esta situación tan límite o porque simplemente lo marcaba el guión, en un momento dado hay una pelea de pareja entre un señor entradito en años y su joven nueva amante que me obligó, literalmente, a bajar la cabeza avergonzado. Violencia en estado puro.

Mi sentimiento de vergüenza y asco ante lo que pasaba en pantalla era, en realidad, la magia del cine. Era la magia de Woody Allen y era la magia de un actor como la copa de un pino: Sydney Pollack.


Hoy, de madrugada, moría ese gran actor y mejor director. Desde aquí, ya le echamos de menos...

24 mayo, 2008

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal

Ya está aquí, ya llegó, ya la vi.

Antes de contar nada, este comentario está lleno de spoilers, por lo que te recomiendo que si no has visto la película no leas estas líneas. Es una pena que el regreso de Jones al cine te lo encharque un tiparraco como yo haciendo un post.

Dicho esto, me meto de lleno: la nueva película de Indiana Jones (y sé de muchos que me van a lapidar por esto) es absolutamente magnífica. No quiero entrar en compararla con las anteriores porque, como siempre con las películas, hay que dejar que pase un tiempo, que la imagen envejezca y que podamos mirar el metraje con cierta distancia.

Tiene cosillas que no me han gustado demasiado, pero Spielberg sigue siendo el Dios de las películas de acción. Estas cosas las rueda con los ojos cerrados y sigue estando a años luz de todos los directores de cine que ruedan este tipo de cine en la actualidad.

Las secuencias de acción y la planificación es, en algunos casos, absolutamente espectacular. Y los primeros 45 minutos de película (toda la parte del hangar y el pueblo de pruebas nucleares) son perfectos. Mis problemas están más relacionados, como ya comente para La última cruzada, con los cambios en los personajes. Si bien Indiana Jones en seguida es reconocible porque habla y piensa igual que siempre, la entrañable Marion, bebedora, aventurera y dura, se convierte en un personaje cómico que no acaba de cuajar: es demasiado diferente a la Marion del Arca, aunque hayan pasado tantos años.

Spielberg, que hace auténticas concesiones a los que hemos crecido con su trilogía, como repetir la entrada del director del museo a la clase del Profesor Jones, con el mismo intercambio de miradas; tumbar al arqueólogo en un avión y taparle la cara con el sombrero para dormir (como en El templo) o quitarle la mordaza a Marion con el mismo plano que en El Arca, gana la partida por un detalle: el tono de la película.

Hay muchas críticas en Internet sobre la historia del cráneo, lo de los extraterrestres y tal, como si esto fuera peor argumento que las anteriores puestas en escena de Indiana. Yo quiero recordar a estas personas que la segunda película iba sobre tres piedras que daban "poder y gloria". Quiero decir con esto: el cráneo es el MacGuffin y es importante que le interese a Indiana Jones. Al espectador, lo que le interesa es el camino recorrido por el héroe para encontrar la solución. Y repito, ahí es donde gana Spielberg: el tono de aventura, la ambientación de los años 50, la fotografía de Kaminski (que si bien sigue abusando de sus saturaciones de luz, su fotografía en las secuencias del desierto y del Area 51 es espectacular), la música de John Williams, que incluso se mete en el relato para engañarnos y hacernos creer, en la primera secuencia, que están buscando el Arca de la Alianza, y que introduce el tema del Grial y Henry Jones (Sean Connery) para establecer la relación padre-hijo.

Creo que las cosas están en su sitio. Creo que Indiana funciona por la sencilla razón de que se pasa algo más que un buen rato en el cine. Me he reído muchísimo pero con situaciones, no con personajes. Ellos no intentan ser graciosos (error bastante común en la tercera) sino que, con la seriedad que tienen, se enfrentan a situaciones cómicas.

Las escenas que más me han gustado: los títulos de crédito, con esa persecución de unos jóvenes con el coche de los militares. No sólo está endiabladamente bien rodado sino que establece el tono. También me ha gustado mucho el papel del joven Mutt Williams (cuando saca el cuchillo en el bar para luchar contra los agentes no tiene desperdicio); y debo reconocer que mis carcajadas en la escena de las arenas movedizas fueron tremendas ("llámalo cabo").

Con todo, mi escena favorita sitúa a Indiana Jones en un pueblo de pruebas nucleares. Si me hablan de los años 50 en EE.UU. lo primero que me viene a la cabeza son esos desiertos, esos pueblos y esas pruebas. Es así gracias al cine y Spielberg lo recoge francamente bien. Después de que la famosa nevera salga volando, nos regala un plano impresionante de Indiana Jones frente al hongo nuclear.

Pero lo mejor de todo es que, cuando termina esta película, Spielberg ha dejado tantas miguitas, tantos homenajes, tantos cuadros y tantas historias, que uno puede estar hablando sobre estas cosas hasta las cuatro de la mañana, como me pasó ayer...

Ahora, por culpa de él, tengo un sábado por delante en el que estoy como un zombie, perdido en mi casa, y por el que seguramente, este post es tan conciso y tan poco trabajado. Pero quería dejar claro, aún agotado por este fin de semana dedicado a Indiana, dos conceptos:

-Personalmente, la película no me ha decepcionado un ápice. Las dos horas pasan volando y Harrison Ford, en contra de lo que pueda parecer, está magnífico en su papel. Ser mayor da juego a algunos diálogos realmente buenos. Y por supuesto, con la cantidad de imitaciones que hay (léase Sra. Croft y estas de Nicholas Cage pasando por todos los monumentos de EE.UU.) las películas de Indiana tienen ese nosequé elegante y señorial que está a años luz de imitaciones.

- La película, además de Indiana Jones, sigue siendo de Spielberg, eso es una garantía de plena calidad, porque.. Dios mío, como rueda este tipo cuando quiere...

22 mayo, 2008

Atrapar un rayo en una botella (II)

El 27 de noviembre de 2007 escribí un post sobre atrapar un rayo en una botella. Explicaba en aquel momento su concepto: cuando la cámara está rodando, puede producirse un acto casual que capta una emoción indescriptible y que no puede ser preparado con antelación: literalmente, atrapamos un rayo. En aquel post, un afortunado realizador del making of de Miss Saigon, lograba grabar el casting de Lea Salonga, su primer contacto con el compositor y lo que es mejor, su primera prueba con una canción que, poco tiempo después, le hizo muy, muy famosa.

Es difícil competir con aquellas imágenes. Durante todos estos meses, he pensado que no iba a poder continuar con el post de los rayos... hasta hoy. Vía Menéame, me encuentro un tipo que ha grabado la cara del escritor José Saramago justo después de haber visto la película sobre su libro "Ensayo sobre la ceguera". El director, a su lado, es Fernando Meirelles, un gran tipo y mejor director. Durante unos segundos, el director le dice a Saramago "no tienes que decir nada" para no ponerle en un compromiso... y sin embargo...

Estoy realmente emocionado de ver estas imágenes y, desde luego, es un rayo en una botella en toda regla.


20 mayo, 2008

El enfado de Coppola

Siempre me estoy quejando de la mala calidad de los making of actuales. En donde hace veinte años se nos contaba cómo se hacían las películas, en la actualidad son anuncios promocionales de los actores y el director: "Siempre quise trabajar con Coppola porque es un director de cine muy bueeno".

Por eso me ha llamado la atención lo que acabo de ver. El otro día compré la Edición Especial de Drácula, de Coppola. Ni siquiera sabía que existía y siempre me he resistido a comprar películas sin extras. La edición que había en el mercado de esta peli estaba peladita y siempre me había resistido.

A priori, lo que más me llama la atención de Drácula, que dicho sea de paso, creo que es una magnífica película, son los efectos especiales, que están hechos a la antigua usanza: maquetas, sombras, espejos, imágenes con marcha atrás... en realidad, el clima malsano que se busca con esto está realmente bien conseguido.

Cuando llego a ese apartado del documental, hay unas imágenes de Coppola sentado en una mesa con el equipo de efectos especiales, en plena pre-producción. Son como cinco o seis tipos sentados en torno al director y con multitud de bocetos y story-boards alrededor. Por la fecha de estreno de Drácula (y las barbas de Coppola), deben ser imágenes de 1.990 o por ahí. El director, muy enfadado y a pleno grito, les dice:

- "No me habéis dado lo que he pedido. He pedido sombras, he pedido ilusiones, dobles exposiciones... he pedido imaginación".

Mientras grita esto, el equipo de efectos aguanta el chaparrón de forma digna: dos de ellos se acarician la barbilla, otros dos levantan una jarra y beben, y el quinto es el único que parece mostrar vergüenza.

Y entonces, un Coppola moderno (con unas imágenes grabadas hace poco para el DVD) dice a cámara: "Los tuve que despedir a todos. Los de efectos especiales querían hacerlo a su manera. Dirigiéndome a mí. Como siempre hacen". O sea, básicamente, Coppola da a entender: "Hacen lo que les da la gana".

Al final, la persona que hizo los efectos fue su hijo Roman, hermano de Sofía. Y debo reconocer que, aunque en principio parece la típica maniobra familiar para dar trabajo a tu hijo, la realidad es que hizo una labor fabulosa.

Y efectivamente, todo está hecho como antiguamente: en donde hay un espejo, en realidad, hay dos decorados enfrentados con dobles actores por todas partes, para que parezca que Drácula, en uno de los lados, no se refleja. En donde Drácula se mueve a un ritmo diferente al de su sombra, es que hay otro tipo disfrazado como Gary Oldman en un sitio diferente del plató. Y en donde una vampira se mueve de forma extraña es que durante la grabación caminaba hacía atrás y al poner la película al revés, parece que camina hacía adelante pero la ropa y los movimientos tienen cierto aire fantastique.

Gran película.

18 mayo, 2008

Indiana Jones en Cannes

El periódico El Mundo ha publicado un album de fotos espectacular sobre el estreno de Indiana Jones en el Festival de Cannes. Está aquí.

Me encanta verlos a todos juntos, pero lo que nunca, nunca, nunca había visto, es una foto en donde salieran la protagonista femenina del Arca Perdida (Marion Ravenwood alias Karen Allen) junto a la protagonista de El templo maldito (Willie Scott "la famosa cantante" alias Kate Capshaw).

Karen Allen, en un rojo maravilloso y segunda por la derecha, está por derecho propio, ya que también sale en esta película. Y Kate Capsahw,
segunda por la izquierda, con una traje azul (¿turquesa?) está por derecho de su marido: Steven Spielberg.

Por lo visto, es una pareja feliz (¿decimos eso de "matrimonio modélico de Hollywood?) y me parece bien que el genio Spielberg esté tranquilo. Así hace mejores películas. Y es que Steven, ahí donde lo ven, lo pasó muy mal con su primera mujer, Amy Irving, de la que yo, por culpa de Carrie, La furia y Yentl soy un auténtico fan. Lo siento, Steven, es que Amy me apasiona... además, es mi tipo de mujer...

La gran Amy:

El post del Arca Perdida

Parece que es la semana de Indiana Jones.

Hace dos o tres días escribí sobre Cloverfield y apunté que lo hacía oyendo la nueva banda sonora de John Williams. De repente, todos los comentarios se centraron en la nueva película de Spielberg y pasaron soberanamente de Monstruoso. Hay demanda de noticias del famoso arqueólogo y, por tanto, yo voy a dar mi versión de por qué creo que la primera película está a años luz de la segunda y la tercera.

Y dicho esto, las tres son películas de Spielberg y están muy bien, pero el Arca es una obra maestra del cine. Condensa en menos de dos horas, lo mejor de las película de Fairbanks, de Errol Flynn, de Stewart Granger y de Burt Lancaster. Es puro cine de aventuras condensado en una sola película. Sin concesiones.

El Arca, desde que se estrenó, ha tenido fama de ser una película rápida, de no dar un respiro al espectador, aunque con el cine actual, videoclipero, de montaje que provoca el aturdimiento, el Arca parece una película calmada, dosificada. Una vez más, el espectador es el que ha cambiado con respecto a la cinta.

Después les cuento por qué creo que es una obra maestra, ahora quiero comentarles lo que no me gusta en la segunda y en la tercera. En La última cruzada, nadie, ni guionista, ni Harrison Ford, ni Spielberg, se creen al héroe. Si en la primera de Indiana ha quedado claro que no es una parodia del cine de aventuras sino una puesta a punto de un género, en la tercera no se lo creen, se lo toman a coña. Y no lo digo por la comedia, que es algunos casos es brillante ("Tenía que haberle enviado el diario a los Hermanos Marx"), sino porque pierde su esencia, su dualidad de profesor universitario y aventurero, de persona que sabe que esto no es un juego. Hay muchas cosas que me molestan, pero el personaje principal no puede estar hablando, noquear a alguien y seguir hablando como si nada ("Te he dicho que no me llames Junior"), porque eso, amigos, pertenece a otro género.

El problema de la segunda es más ambiguo. Tiene escenas memorables y el héroe es respetado siguiendo los cánones de la primera. Pero efectivamente, es muy oscura, demasiado tenebrosa y además, incorpora al niño de las narices. En esa época, Spielberg no era Spielberg sino metía un protagonista infantil. El templo maldito es una buena película, pero a mí, particularmente, me da pereza verla.

Yo creo que el gran problema de Spielberg en la trilogía de Indiana Jones es, otra vez, la mezcla de géneros. Incluso en la primera, en un principio, el director quería que el malvado Toht (el nazi que se quema la mano con el medallón) no tuviera brazo y tuviera incorporada un arma: o sea, una especie de brazo falso que dispara. Los story-board que vienen en las ediciones en DVD así lo confirman. En esa época, Lucas tenía más cabeza que ahora y le avisó del peligro de cruzar de esta manera los géneros.

El Arca es grandiosa por la incorporación de la gran mente pensante: Lawrence Kasdan. Yo amo, sobre todas las cosas, a Kasdan. Sus películas me apasionan, desde Reencuentro hasta El Turista Accidental, desde Grand Canyon hasta Fuego en el cuerpo. En esa época y con ganas de meterse con su primera película como director, Lucas lo contrató a cambio de producir su primer filme. Por este trueque, Lucas recibió dos obras maestras: el guión del Arca y el guión de El imperio contraataca (según muchos, yo incluido, la mejor película de la saga galáctica).

Evidentemente, las situaciones por las que pasaba el arqueólogo en la primera peli ya estaban diseñadas por Kauffmann (el gran olvidado), por Lucas y por Spielberg, por lo que Lawrence Kasdan solo tenía que darle cuerpo y gracia a los personajes.

Por mucho que nos vendan la moto, al principio, Indiana Jones era Indiana Smith, el arqueólogo francés no tenía nombre y la protagonista femenina era "Ella". Kasdan incorporó el romanticismo en los nombres: Indiana Jones, Belloq y Marion Ravenwood (que, desde mucho antes de hacer la película es el nombre de la calle donde vive Kasdan: calle Ravenwood). Es una lástima que hoy día, Kasdan no quiera saber nada de escribir guiones para otros.

Y por supuesto, eliminó los excesos de Spielberg y le dió ese toque siniestro al personaje principal: frases cortantes, respeto por pocas cosas y canallesco (no olvidemos que se acostó con Marion cuando esta era una niña, por eso, el profesor Ravenwood, amigo y compañero, cortó su relación con Indiana).

Sus frases casi monosilábicas están, creo yo (pero claro, es una de mis pelis favoritas, no soy neutral) a la altura de los grandes clásicos. Particularmente, me gustan sus primeras frases:

-Es aquí. Aquí es donde entró Forrestal.
-¿Un amigo?
-Un competidor.

Me encanta porque ese "un competidor" define perfectamente al héroe. Admira a Forrestal, sigue su camino y cuando se encuentra con su cadáver dentro de la gruta, en la segunda prueba tras las arañas ("que no te de la luz"), su cara vislumbra el "yo voy a llegar más lejos que tú".

Es innegable que la película también tiene comedia, pero es creíble en su contexto. Tanto el disparo al espadachín como Toht montando la percha para su abrigo, son actos muy divertidos que funcionan dentro de la historia. Nada que ver con la tercera, con Indiana disfrazado para entrar en un castillo o romper el suelo al ritmo del sello de un bibliotecario.

Y por supuesto, está Belloq. Que mejor malo que un tipo culto que, como dicen en la película, es igual que Jones pero en malo... hasta está enamorado de Marion. A él le corresponden frases ingeniosas como, mientras encierran al arqueólogo en el Pozo de Almas: "¿Quién sabe?, a lo mejor algún día, hasta tú podrías tener algún valor" o aquella de "Jones, nosotros sólo pasamos por la Historia, pero esto (señalando el Arca)..., esto es Historia".

Tanto Sallah, que en la primera película se supone que es el mejor excavador de El Cairo y tiene sus dudas sobre el Arca ("Si el arca está allí, es algo que no me gustaría que el hombre tocase"), en la tercera es un gordinflón que cuando ve a Henry Jones dentro un tanque dice: "su padre está dentro del vientre de ese monstruo de acero". O Marcus Brody, el director del museo, en contacto con altos cargos y que consigue que sea Jones el encargado de ir a buscar el arca. En la tercera, se pierde en su propio museo.

Por último (y os aseguro que podría estar durante horas hablando del Arca) hace unos años, me bajé de Internet el guión de la película (muy fácil de conseguir). Lo tengo aquí, justo detrás mío. Este guión fue modificado en algunos aspectos por Spielberg mientras se rodaba. Se eliminaron algunas cosas y otras, se simplificaron. Los diálogos, esencialmente, están en el guión, pero hay secuencias completas de Kasdan eliminadas. Quizá, lo que más me llama la atención, es que el medallón que Jones va a buscar a Nepal y que indica el lugar exacto del Arca, no está completo. Marion sólo tiene la mitad...

La otra mitad del medallón se encuentra en Shangai, en un local nocturno en donde hay una gran pelea y por donde Indiana tiene que escapar escondido detrás de un gran gong, saltando por la ventana y cayendo sin peligro gracias a una serie de toldos estratégicamente colocados. ¿Les suena?

Sí, sólo pensarlo da un poco de tristeza: las grandes secuencias de El templo maldito proceden del guión original de Lawrence Kasdan para el Arca. En realidad, de secuencias que no se rodaron... descartes del Arca.

PD: Una mala película de Indiana Jones (si fuera el caso con la que se estrena ahora) no va a mancillar el nombre del Arca Perdida. Eso es como Stephen King, que en una entrevista que he leído de él hace pocos días, le preguntaban si no le molestaban todas las malas películas que habían hecho de sus novelas, que prácticamente destrozaban el libro. Él contestaba con un símil de un escritor que le gusta (y del que no recuerdo su nombre): "Mis novelas no están destrozadas, están aquí detrás, en la estantería, en perfecto estado, como fueron concebidas".

Pues eso, estos días correrán ríos de tinta, pero En busca del Arca Perdida está en mi estantería en perfecto estado. Dos copias.

De verdad, echo de menos a Ben Stiller

... o mejor, echaba de menos a Ben Stiller: ¿no es este el trailer más divertido que has visto en tu vida? Por cierto, el letrero con el que siempre comienzan los trailers es verde, pero aquí es rojo porque no es apto para todos los públicos. Así tengo más ganas todavía...

16 mayo, 2008

Cloverfield

Por fin he visto Monstruoso.

Antes que nada, escribo este post escuchando la nueva banda sonora de John Williams para la última de Indiana Jones. Ya escribiré dentro de unos días sobre esto, ya que tiene algunos spoilers... quiero decir, algunas de las melodías que suenan en esta banda sonora ya las conocía de las otras pelis de Indiana. Es curioso como una melodía te puede destripar parte de la trama. Pero da igual, suena fantásticamente bien.

Montruoso es exactamente lo que me esperaba: una película magnífica. La sensación de desastre inmediato está muy conseguido, sobre todo cuando la primera media hora es un poco Melrose Place y terminas conociendo los rollitos que hay entre los personajes y... boom... de repente, todos metidos en el ajo.

Lo que más me preocupaba es que los tipos que han hecho la peli son los de la serie Lost y toda la publicidad viral creada para la peli giraba en torno a diferentes juegos y suposiciones (bueno, como en Lost). Y aunque es un juego interesante y divertido, no tendría mucho sentido si la película no funcionara de forma autónoma. Para los que no la hayan visto, Monstruoso funciona... y funciona muy bien.

La bestia es lo de menos, porque durante la peli no paras de preguntarte por qué los personajes están tomando las decisiones que toman, por qué van donde no tienen que ir, por qué suben donde no tienen que subir, por qué...

Tan entusiasmado estaba cuando terminó la peli que acudí a IMDB, a Google y a todas partes para informarme de un par de datos (o sea, finalmente entré en el juego multimedia) y allí pude comprobar dos cosas: que mis ojos nos están tan afinados como antes (hay un detallito en la última escena de la peli que da un vuelco magnífico a la historia, no es importante pero es... chulo: la cámara de vídeo, sin querer, graba algo... Investigadlo y no se lo pierdan) y que hay que quedarse hasta el final de los créditos para oír una frase.

Yo tuve que volver a poner el DVD a horas inhumanas para comprobar estos datos.

La película no tiene banda sonora musical, pero los títulos de crédito finales tienen una suite
de Michael Giacchino para abrir la boca y babear. De lo mejorcito del año, por lo menos, hasta ayer (es que ahora sigo oyendo lo nuevo de Williams).

Por otra parte, la campaña de publicidad de Monstruoso se estudiará en todas las carreras de cine por modélica y baratísima: la famosa publicidad viral de Internet y que ahora intentan poner en práctica en todas las películas de los grandes estudios.

Sigo viendo un error garrafal en la estrategia actual de Hollywood para vender películas. Las famosas ventanas de explotación de las películas (en orden riguroso que no debe (debía) ser saltado:

1.- Cine
2.- Alquiler DVD
3.- Venta directa DVD
4.- Televisión de pago
5.- Televisión por cable
6.- Televisión generalista

Esto tiene que cambiar. Ha quedado obsoleto. Quiero decir, el intercambio de archivos en Internet es una realidad que no se debe negar. No hablo de piratas, de esos que graban con cámaras en los cines, hablo de las personas que se compran un DVD y lo comparten (que es radicalmente diferente).

Una película como Monstruoso debía haber salido en DVD pocos días después de su explotación en los cines. De esta manera, aprovechaban su magnífica campaña de publicidad no solo para los cines sino también para el DVD. La realidad que no deben negar los grandes estudios es que entre su exhibición en los cines y su salida en DVD, todas las personas interesadas ya tienen una copia en casa.

Yo vi Monstruoso porque la descargué de Internet en muy buena calidad. Yo soy público objetivo de esa película y seguramente, un futuro comprador de su Edición Especial. Pero ahora, como ya la tengo, puedo esperar a que baje de precio o comprarla de segunda mano para ver los extras. Conmigo, han perdido un cliente con esta larga espera.

Y parece que ahora se empeñan en luchar contra la piratería dejando (pagando un precio asequible) descargar de Internet la peli casi al mismo tiempo del estreno en cine. Una mala solución. El DVD lleno de extras sigue siendo una pieza codiciada por todas las personas a las que nos gusta el cine. Lo digo como espectador, por si alguien quiere escuchar: las películas, primero el cine e inmediatamente después, la venta de un DVD en condiciones óptimas: con reportajes, con subtítulos en español y a ser posible, evitando que el actor diga lo mucho que ha disfrutado con el director.

Por lo demas, no te pierdas Monstruoso, que en la línea de REC, le saca partido a eso de rodar una burrada de estas características como si fuera auténtico cinéma vérité.

PD: Conozco bien el tema de la venta en DVD porque mi capacidad para comprar DVD de forma compulsiva es ilimitada. Hoy he comprado En busca del Arca pérdida, otra vez. La tengo dos veces. La explicación que le di a mi mujer cuando me miró con cara de "¿no es mejor comprar un DVD que no tengas?" es que, según la carátula, tiene algunos extras nuevos. Por eso, mis opiniones tienen la validez del cinéfilo-comprador-compulsivo.

PD2: Como Monstruoso no tiene música, solo esa suite final en los créditos, no creo que se edite un disco de sólo 9 minutos. Podemos oírla la pieza en Youtube o bajarla del eMule. Yo la pongo aquí, aunque sé que pocas personas se van a pasar 9 minutos viendo letras y oyendo música delante del ordenador (bueno, tengo confianza en mi sobrina Bea, que es un poco más friki que yo):


12 mayo, 2008

El extraño mundo de las partituras de musicales

Mi mujer es violinista.

Cada vez que trae a casa la partitura de una ópera, me encanta echarle un vistazo. Como en todo espectáculo musical, la ópera que está escrita en la partitura es el punto de partida de algo que difiere sensiblemente a lo que el espectador va a ver en el escenario.

Hay muchos compases que están tachados, otros que estaban tachados pero ya no lo están, saltos hacía atrás en plan "repetimos desde el compás 41". Por supuesto, estas partituras viajan por el mundo como si estuvieran en una gira perenne y han pasado por multitud de manos. Y los directores de orquesta deciden que versión van a hacer: la ópera completa o la que normalmente se toca, sin ese dúo complejo que no le gusta a nadie o sin la pausa entre la obertura y el primer número... infinidad de variaciones. Lo más normal es unir y desunir actos a conveniencia, basándose en la capacidad y rapidez para modificar los decorados en el teatro. Y por supuesto, el gran cambio puede venir en la velocidad en la que el director decide tocar la pieza. Yo he visto Caballería rusticana (ópera de un solo acto y sin pausas) en una versión que no superaba los 60 minutos y tengo un disco en casa en la que dura casi 70 minutos.

Por supuesto, están los cantantes: algunos deciden terminar su aria con un do de pecho no escrito, otros con unos magníficos gorgoritos y otros, susurrando la nota. Incluso algunos cantan las arias tal y como están escritas.

Esa es la magia del teatro musical en directo. Los primeros meses de vida de un musical son de continuo cambio, como las películas que se pre-estrenan para ver las reacciones del público y así poder modificar las cosas, sobre todo los finales.

Una vez me contaron la historia de un pintor que fue a comer a casa de una amiga a la que no veía hace años y que tenía un cuadro suyo colgado en el salón. La cena transcurrió sin problemas, pero al día siguiente el pintor se presentó en casa de la anfitriona con su pincel y algo de pintura porque quería retocar unas cosas en su cuadro. Y esa es la idea, la del trabajo en continua evolución.

Mi amigo Jose (Giuseppe Pepperoni, abogado encumbrado por los medios de comunicación) y yo fuimos a ver Sunset Boulevard a Londres a la semana del estreno, con la magnífica y aún así bastante gritona Patti Lupone y Kevin Anderson (el novio hippy de Julia Roberts en Durmiendo con su enemigo). El musical me había gustado tanto que lo guardaba en mi cabecita, perfectamente alineado, como las toallas de la Roberts en aquella película (sino, el marido bigotudo se enfadaba). A los dos meses, se editó el disco y habían cambiado unos cuantos números, las orquestaciones, el orden...

Realmente el disco estaba bastante mejor que la versión que habíamos visto.

En ese momento, pensé que esa versión de Sunset era insuperable... hasta que salió el disco de la versión de Nueva York con Glenn Close, en donde el orden, las letras y las orquestaciones, volvían a ser diferentes. Y entonces estaba bastante mejor... otra vez.

Por si fuera poco, también está el tema del musical cuando se hace película. Históricamente, lo que se hacía en Hollywood en estos casos era eliminar canciones para poner más diálogo y convertir un espectáculo musical en una película musical. Pero eso, repito, era antes.

Desde los 70, la moda la imponen los Oscars. Según las normas de la Academia, las canciones que pueden ser nominadas a los premios tienen que ser composiciones originales para la película. Esto quiere decir que si ruedan Evita, puede ser una gran película que gane muchos premios pero que, curiosamente, no tenga nominación a ninguna de sus canciones. Para evitar este "despropósito lógico", los compositores se ponen las pilas y componen una canción nueva. Esa nueva pieza, lo que en el fondo representa, es todo el musical: "Ya que por ley no me puedes nominar la canción No llores por mi, Argentina, te doy una salida honrosa con esta nueva canción que representa a mi musical". Así, Lloyd Webber gana el Oscar con You Must Love Me, que ahora, debido al éxito obtenido, se incorpora graciosamente al espectáculo teatral.

Y así lo hizo con Then we are decided en Jesucristo SuperStar (que todo el mundo cree que forma parte del musical y hay grupos que la incorporan al escenario y grupos que no lo hacen, provocando cierto caos en los oyentes), que fue compuesta para la película de 1.973, dirigida por un Norman Jewison tedioso y soporífero. Y en El fantasma de la ópera (la película) se compuso una nueva canción (magnífica, sobre todo entre 1:05 y 1:15) para el protagonista de la máscara, pero que no llegó al montaje final (aunque si quedó como extra en el DVD) y quedó relegada a los créditos finales y, por supuesto, a su nominación a los Oscar.

Pero no solo Webber hace estas cosas. La peor canción de A Chorus Line, también incorporada al teatro desde que se hizo la película, es Surprise, Surprise, un canto a las sudaderas ochenteras para ese magnífico musical de los 70.

En fin, lo importante de todo esto es que las personas a las que nos gusta los musicales nos volvemos locos con las versiones. Si ya es caro (y descaradamente piratesco) tener una visión anual de lo que se hace en el mundo (o sea, en Broadway y en Londres), entonces me tendrían que oír hablando esta tarde con un amiguete sobre el musical Jekyll y Hyde: "¿Tienes el disco de las demos cantado por Linda Ever? ¿O el concept álbum? No, no... entonces cómprate la versión del estreno en San Francisco, porque la de Nueva York ya viene sin la obertura y no tiene el dúo de amor... Ahh! Ni se te ocurra comprarte la de Raphael en español... no, no pensaba comprármela..."

Piececillas jocosas:

La foto de Michael Crawford en el post se debe a la nota musical que cierra la canción The Music of the night de El fantasma de la ópera. Es perfecta para ilustrar el tema de la libertad de los cantantes. Nadie que yo conozca, en directo, la hace tan larga y eterna como Michael Condorman Crawford, que sin estudio de grabación de por medio, es capaz de alargar la nota hasta el infinito. En realidad, Webber la escribió así porque ya contaba con Crawford: la hizo a su medida. Esa nota pone a prueba a todos los fantasmas (en directo, no en disco). De las funciones que yo he visto, nadie la ha alargado como él (las he visto más bonitas, pero nunca tan duraderas). Estos son los espectaculares últimos segundos de la canción:



Finalmente, uno de los primeros enfrentamientos entre Valjean y Javert en Les Miserables. El primero pertenece al disco oficial de Londres y otro a la versión oficial del Aniversario. Pocos años de diferencia entre ambas grabaciones y poco cambia entre las dos versiones. De hecho, Colm Wilkinson canta en las dos. Bueno, sí, está la diferencia del tempo...

Londres calmado:




Aniversario Acelerado:

07 mayo, 2008

El grito Wilhelm

Hoy, en la lista de correo, un tipo ha preguntado sobre la existencia del grito Wilhelm. Y me ha llamado la atención que, siendo frikis como somos, prácticamente nadie conocía su existencia. En Internet hay muchas páginas que hacen referencia a este tema, aunque creo que está explicado de forma bastante inexacta.

En 1.951 se hizo una película que se llamó Distant Drums (Tambores lejanos), con un magnífico Gary Cooper y dirigida por Raoul Walsh. En esta peli, el operador de sonido grabó un grito (el famoso grito Wilhelm) para uno de los personajes que moría. Este grito atronador impresionó a todo el mundo.

Se utilizó en varias películas de la época, única y exclusivamente, porque estaban en pleno sistema de estudios y cada productora tenía su propio archivo de sonido. Por eso, Warner Brothers utilizó el grito en un montón de películas. Cuando pasó la moda o cambiaron las generaciones, no se volvió a utilizar nunca más: ni se hizo famoso ni nadie hablaba de esto. Y es en este punto en el que la mayoría de los escritos confunden la historia, ya que suelen decir, más o menos, que el grito Wilhelm ha sido utilizado desde 1.951 hasta hoy.

La realidad es que el grito Wilhelm volvió en todo su esplendor con la llegada de Ben Burtt al cine.

No es que yo sepa de técnicos de sonido. De hecho, el único nombre que conozco es el de Ben Burtt, que ha trabajado durante muchos años, en exclusiva, para LucasFilms. A él le debemos los pitidos de R2D2, el ruido de los sables láser, los motores de las naves espaciales... en realidad, ha convertido su profesión de montador de sonido en la de creador de sonidos. Su trabajo personal le ha dado una nueva dimensión, sobresaliente, a las imágenes.

Como broma o como gracieta profesional, el Sr. Burtt se dedicó a poner el grito Wilhelm en todas las películas en las que trabajaba. Pero al ser siempre obras de Lucas y Spielberg, con una taquilla desmesurada, el grito Wilhelm se hizo muy popular entre técnicos de sonido y cinéfilos que están como cabras, como yo.

En la actualidad, cuando los técnicos de sonido ven una pequeña oportunidad, meten el grito Wilhelm en las películas. Es evidente: la historia se debe a Ben Burtt, no a que la Warner estuviera entusiasmada con su grito. O dicho de otra manera, los técnicos de sonido actuales le siguen la gracia al montador de sonido más popular, con cuatro Oscars en su bolsillo.

Hoy día, en casi todas las películas que veo, aparece el grito Wilhelm en algún sitio. Y por supuesto, no dudo ni por un momento, que en la última de Indiana Jones estará escondido en alguna esquina.

Este vídeo recopila varias películas con el grito Wilhelm:


06 mayo, 2008

El vídeo de la boda

Ya lo sé. Los últimos tres post son enlaces a vídeos, sin comentarios, sin opiniones personales... Llevo unos días bastante ajetreados y no pensaba postear, pero es que vía Yonkis me he encontrado el vídeo de boda más espectacular de todos los que he visto.

La gracia reside en la ejecución del número musical, que es magnífico. Y por supuesto, la cara de sorpresa de la novia, que además es muy dulce y enamora al espectador por la forma en la que se emociona. Ah, ella tiene cierto parecido con Jennifer Garner alias Elektra.

El inglés es fácilmente comprensible y su duración ronda los siete minutos. Ahora les da pereza verlo, pero les aseguro que les va a encantar.


BestWedding Toast Ever!!!! (Amy's Song) - Amazing videos are here