31 marzo, 2008

El Sketch de la muerte

¿Se acuerdan de aquel maravilloso sketch de "El chiste más gracioso del mundo"? Era (y es) una maravilla creada por las mentes pensantes de los Monty Python. Está en Youtube, de hecho, está aquí. El chiste era una especie de arma secreta: todo el mundo que lo escuchaba moría de un ataque de risa.

Pues hoy me entero, Vía Menéame, que este chiste existe. Me explico. He acudido a un magnífico (y morboso) post con las diez muertes más extrañas de la historia: desde un entrenador de béisbol que muere porque sus jugadores celebran la victoria del equipo duchándole con Gatorade, hasta un constructor que, en 1.975, murió de un ataque de risa continuado después de ver un sketch llamado Kung Fu Kapers de la serie The Goddies.

Yo, que soy un aventurero moderado, he decidido buscar en Youtube el arma del crimen. Les recuerdo, no sea que tenga problemas legales, que no aconsejo a nadie ver este vídeo (sobre todo porque dura un montón y viene en tres partes): puede morir en el intento.


26 marzo, 2008

Tesis, Antonio Castro, Alejandro Amenábar y mi momento histórico

En la última semana he escrito un sólo post. Es puro cansancio físico. Mi cuerpo está llegando a límites extraordinarios de falta de sueño y el pluriempleo me tiene escribiendo de todo menos de cine. Me centro: en algún otro post he dejado caer partes de esta historia. Hoy va completa y primero voy a presentar a los personajes:

Alejandro Amenábar: Siempre he tenido problemas con Alejandro Amenábar. Supongo que a él le da igual, pero yo tengo que vivir con una espina (llena de envidia) cada vez que estrena una película.

Una vez, una chica con la que salí (que deseaba ser escritora: lo consiguió y ahora tiene premios y demandas por plagio a partes iguales) y yo salimos con Amenábar y Ana Torrent a tomar un café. En ese momento yo no había visto Tesis, que se estrenaba al cabo de unos días.

Cuando terminamos el café, yo tenía claras tres cosas: que Amenábar no llegaría muy lejos, que estaba liado con la Torrent y que era un engreído subnormal profundo. Y les aseguro una cosa: el tiempo me ha demostrado que no estaba liado con la Torrent (su portada en la revista Zero me dejó las cosas claritas) y desde luego, ha llegado lejísimos, ayudando al cine español a salir de su mercado habitual: el interno.

Pero es que a Amenábar no lo trago. Cada vez que habla de cine, suelta estupideces del tipo: "el final de Vértigo es erróneo". Y su prepotencia me asusta. Es personal, no pretendo que le caiga mal a nadie, simplemente es un director con demasiado talento como para perder los papeles y decir tonterías desde su cúpula.

¿Le tengo envidia? Muchísima. Estudiamos la misma carrera prácticamente al mismo tiempo, y no gané un premio de guiones para cortos de la Facultad porque lo ganó él (nunca dijeron que corto era el segundo clasificado pero quedo como un rey diciendo que perdí y que ganó Amenábar).

Antonio Castro: Profesor de Narrativa Cinematográfica de la Facultad de Ciencias de la Información y escritor de varios libros buenísimos sobre cine, además de ser el mejor analista de la revista "Dirigido por". Es el rey de los conocimientos sobre cine: a su lado, todos somos unos toletes. No sólo lo ha visto todo sino que, además, lo recuerda todo. Y como buen profesor, no te restriega en la cara que no hayas visto algo, sino que intenta hacerte ver lo que te estás perdiendo.

Castro, como todo el mundo sabe en la Facultad, tiene ciertos problemas de higiene personal. Con todo el cariño del mundo (porque ha sido una de esas personas que han marcado mi recorrido en los estudios e incluso, con posterioridad, me ha demostrado su aprecio, además de ponerme una nota fantástica en Narrativa), lleva la misma chaqueta de cuero hoy que hace quince años. El otro día me compré un Dirigido de principios de los 80 donde sale una foto suya entrevistando a alguien y viste su chaqueta de cuero. No es que le guste mucho y tenga dos parecidas: es la misma de siempre. Y hace un par de años me lo encontré en la inauguración del Festival de Cine de aquí y llevaba pantalones oscuros, en plan elegante, y su chaqueta de cuero. Otro día hablo del olor que desprende esa chaqueta...

Pero si algún día alguien lo ve por ahí (es fácil de identificar si tienes buena nariz), no sólo es accesible sino que terminarás la conversación sabiendo mucho más sobre cine que antes.

Mi momento histórico:

Cuando se estrenó Tesis, en la Universidad hubo una especie de revolución: un estudiante como nosotros había rodado en verano en las instalaciones de la Facultad e iba a estrenar su peli en la sala grande. Sabíamos que era de misterio, totalmente alejada del cine que se hacía en ese momento en España, donde con todos mis respetos, Vicente Aranda seguía siendo el modelo a seguir.

Y sabíamos otra cosa más: el malo era un profesor de Narrativa Fílmica que se llamaba Castro. Y cuando digo el malo, quiero decir el asesino psicópata.

Amenábar ya había realizado algunas declaraciones en plan "es un chiste interno" y "he suspendido Narrativa en varias ocasiones". La cosa era más grave que un simple chiste. Castro veía mancillado su nombre por dos motivos: por la aparente similitud entre el personaje y él (nombre, profesión y lugar de trabajo es demasiada casualidad) y en segundo lugar, ya se oían ecos de que era una obra maestra (aunque todavía no se había estrenado oficialmente) y dejaba en mal lugar a un profesor de narrativa que, según Amenábar, le había suspendido en varias ocasiones cuando quedaba patente que de Narrativa sabía un huevo y algo del otro (y aunque todos sabemos que la teoría y el oficio son diferentes mundos, estaba claro que ser director de cine y suspender narrativa fílmica era buen material para los periodistas).

El preestreno se hizo en el cine Alphaville y fue la crítica cinematográfica española al completo, ya que la expectación por Tésis era espectacular. Y como mi amigo José Antonio (que curiosamente, ahora da clases en el mismo departamento que Castro en la Facultad) y yo siempre íbamos a esos preestrenos con Castro, allí estábamos para presenciar el mortal combate.

Cuando terminó la peli, yo estaba entusiasmado y hoy día sigo pensando que es la mejor obra del director. A José Antonio directamente no le gustó (y ahora tampoco le gusta ninguna de Aménabar) y de Castro nunca sabremos su opinión porque empezó su ataque de preguntas en la rueda de prensa posterior.

Amenábar no sabía donde esconderse, sus tímidas risitas se convirtieron en palabras entrecortadas porque Castro no dejaba a nadie preguntar sin que le aclararan por qué era él el asesino. El ambiente, lejos de ser divertido, estaba muy tenso. Y al cabo de unos cuantos farfulleos de Amenábar en plan "es una anécdota casual" y "es sólo un divertimento", Castro sacó del bolsillo de su chaqueta de cuero unos folios arrugados con las listas de alumnos y sus notas en los últimos años.

Castro: Usted ha repetido en diversas ocasiones que le he suspendido Narrativa...
Amenábar: Efectivamente, por eso es un pequeño juego que hago con el nombre. Pero no se ofenda porque...
Castro: Es que por más que repaso mis listas, veo que usted ha estado matriculado en mi asignatura en dos ocasiones, pero no he leído ninguno de sus exámenes porque, directamente, no se ha presentado.

(La situación es absurda. Lo sé. Le están acusando a un director de cine de no haberse presentado en un examen)

Amenábar: ¿Pero eso que tiene ahí...? ¿Son las listas?
Castro: Sí.
Amenábar: Es que no estoy de acuerdo con la forma en la que da su clase. Si me hubiera presentado, habría suspendido.
Castro: ... usted no se ha presentado a mis exámenes...
Amenábar: No, pero si hubiera...
Castro: Es todo lo que quería oír. (Y dirigiéndose al resto de periodistas, mientras se levantaba y hacía mutis, espetó:) Ya pueden preguntar.

José y yo habíamos presenciado la mejor escena de juicios que se puede dar en el mundo del cine y además, habíamos salido victoriosos. Yo estaba sentado al lado de Castro y cuando Amenábar le contestaba a él, yo bajaba la cabeza con un poquito de vergüenza: una semana antes me había tomado un café con él.

Hoy día, desde Canarias, sigo la carrera de Alejandro Amenábar con bastante interés, aunque todo se revuelve dentro de mí cuando pienso en su forma de hablar, de pensar y en su prepotencia. Pero es un director de cine con un talento innato (debe ser innato, porque no ha aprobado Narrativa. Vale, es broma).

Y aunque la victoria de Castro en aquel momento parecía evidente, lo cierto es que trascendió muy poco a la prensa. Hoy día, Tesis se sigue viendo en las televisiones con la leyenda casi urbana de "el malo está basado en un profesor real de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense" y nadie sabe con certeza que pasó.

En el rodaje de Airbag, en un descanso, oí como Fernando Guillén Cuervo hablaba con Alberto San Juan sobre Antonio Castro: "es un fuera de serie, de cine sabe más que nadie en este mundo. Pero, ¿sabías que el malo de Tesis está basado en él? Por lo visto, Castro suspendía a Amenábar en Narrativa. ¿Te lo imaginas? ¡Suspendía a Amenábar en Narrativa!"


21 marzo, 2008

Jesucristo Superstar: cuando los problemas ya no se sumergen...

Cuando yo empecé a oír música, las canciones no terminaban. En un momento dado, que solía ser por el tercer minuto, el cantante repetía el estribillo incansablemente y el volumen de la música bajaba de forma gradual hasta que la canción dejaba de oírse. Era un bucle sin fin en el que, si el técnico de sonido no lo remediaba, dejaba al cantante repitiendo y repitiendo la estrofa sin cesar.

Las canciones hoy día son diferentes. Suelen tener un “chan chan” al final o un “popopón” orquestal. Esto tiene sus beneficios: antes, cuando los cantantes iban a programas de televisión y hacían su absurdo numerito del playback, si la canción no terminaba, se quedaban durante largos segundos cantando el estribillo final mientras el volumen se iba bajando lentamente. Era simpático descubrir en que momento el cantante se decidía por dejar de mover la boca, que normalmente era cuando el volumen ya estaba bajísimo y no valía la pena hacer el paripé.

Andrew Lloyd Webber revisó el musical Jesucristo Superstar a principios de los 90. La orquestó de nuevo y le dio un vuelco a los decorados y al vestuario. Las canciones ya no terminan bajando su volumen lentamente sino que, de repente, tienen “chan chan” o “popopón”, pero esencialmente, seguía siendo la ópera-rock que cautivó al mundo entero a principios de los 70.

La gracia de las canciones de musicales es que tienen su contexto. No existe la autonomía. Por eso son radicalmente diferentes a una buena canción de Elton John o Billy Joel, que tiene su vida propia de tres minutos, con principio, nudo y desenlace. En Jesucristo Superstar, las canciones son magistrales, pero adquieren todo su sentido y su dimensión en el engranaje de la obra. Es así con los musicales, con las óperas, con la zarzuela, con el cine musical... por eso, me parece una falta de respeto hacer un comentario despectivo de una canción sin conocer su contexto: por ejemplo, los profesionales que comentaron la gala de los Oscar de este año se llevaron las manos a la cabeza con las canciones nominadas pertenecientes a la película Encantada. En el periódico El Mundo, alguna periodista comentó algo así como: “no sé porque están nominadas, son unas canciones muy ñoñas”.

Sí. Las canciones de Alan Menken para Encantada son muy ñoñas. Nadie le explicó a la periodista que esta música, autoparodia del propio Menken de trabajos anteriores para la Disney, buscaba por encima de todo la cursilería y la ñoñería. Vamos, que la película va de una princesa de dibujos animados, con traje rosa, que de repente se encuentra viviendo en el mundo real. La gracia reside en su cursilería: un claro ejemplo de canción de musical que, en la gala de los Oscar de este año, estaba totalmente fuera de su contexto original.

Sigo con Webber y su Jesucristo Superstar: hace pocos días pude escuchar el CD del nuevo montaje en el Teatro Lope de Vega de Madrid. Ahora es la adaptación española de la adaptación que hizo Webber en los 90.

O esa es su intención.

No he visto el montaje en directo, pero una cosa tengo clara: es difícil hacer una versión en CD tan absolutamente mala y grotesca como esta. Mala, mala. Tengo grabaciones de grupos no profesionales que superan (con creces) el berenjenal perpetrado por esta versión.

A su favor debo decir que es probable que en directo suene mucho mejor. Incluso puede darse el caso de que la grabación se haya hecho en unas condiciones lamentables de trabajo y que sobre el escenario, la obra fluya a la perfección. No cuestiono la profesionalidad de los actores, cuestiono su CD.

A primera vista, el CD ofrece Jesucristo Superstar, la ópera-zen (el rock ya no está de moda). Las canciones, más lentitas y más acordes con la filosofía zen de vida (que no sé exactamente como es, pero me los imagino con las piernas cruzadas y platillitos de metal en los dedos) despiertan una extraña sensación en el que escucha: unas ganas terribles de ponerse en pie, abrir una puerta espacio-tiempo y llegar hasta donde se encuentre María Magdalena para darle un empujón revitalizante seguido de las palabras: “Espabila María, que nos dan las tantas”.

El cambio de traducción no ayuda. Ya no puedo ir con el coche cantando con ellos porque un artista ha decidido cambiar los textos en castellano. Pero los han cambiado tanto (o debe ser que no quieren pagar derechos de la antigua traducción, aunque ni siquiera sé si eso se paga) que traducen libremente del inglés y además, alejándose todo lo posible de la primera versión en castellano. Con los cual “Ya no sé como amarle” se convierte en “no sé como quererle”.

El cambio puede parecer intrascendente pero no lo es. Si cambias la traducción es porque se supone que lo vas a hacer mejor. Pero con esta versión sucede una cosa extraña: la gracia del lenguaje directo (por el que tuvo problemas a principios de los 70) ha desaparecido y los personajes vuelven a ser enigmáticos. Por ejemplo, cuando en la Canción de Judas este dice algo así como: “si seguimos en este plan nos van a matar”, ahora dice “si seguimos en este plan, nos van a callar”. Pero de verdad, ¿a Judas le preocupa que alguien le quiera callar? En ese plan, la historia del musical, con un libreto original absolutamente modélico, se pierde en el mar de las rimas fallidas, palabras repetidas y lo peor de todo, dos silabas para tres golpes musicales (esto siempre queda fatal). Imaginémonos tres notas: “do-re-mi”, si ponemos una palabrita pequeña como “me-sa”, la canción nos queda: “me-ee-sa”. Al final de una canción puede quedar gracioso, pero en medio suena a traducción cutre-cutre.

Y lo dejo aquí, porque el post es bastante largo y porque en vez de largar durante dos horas lo mal que me parece que destrocen este musical, lo mejor es oír tres ejemplitos de menos de diez segundos:

Primer ejemplo:

Los apóstoles saben mucho sobre Jesús, pero desde luego, de cantar ni idea. Creo que uno de ellos destaca sobre el resto y hace que el conjunto se resienta con unas descaradas desafinaciones. Es tan corto que te recomiendo que lo oigas un par de veces:



Segundo ejemplo:

Rimar no debe ser fácil y encajar palabras en música, menos. A no ser que lo hagas como Simón Zelotes. Así, sin preocuparse demasiado, es más fácil:



Tercer ejemplo:

Judas se lamenta en la Canción de Judas que abre el musical. Es más anecdótico, pero también, más gracioso:



PD: A lo mejor esto es algo cruel, pero repito, hablo exclusivamente del CD que han grabado. En ningún momento del espectáculo en vivo, que a lo mejor, hasta está bien...

18 marzo, 2008

Dos vídeos espectaculares (uno más que otro)

Vía Yonkis he encontrado dos vídeos que vale la pena ver: una versión de menos de dos minutos que han hecho unos pequeños genios del celuloide. La cinta destila talento a raudales y unos efectos especiales espectaculares:



El segundo vídeo es de la serie que denominaríamos "la vida es un musical". Son unos actores que hacen una combinación entre cámara oculta y teatro y, además, son los suficientes como para hacer un espectáculo de calidad. He leído en su página web que tienen micrófonos escondidos y la música la hacen sonar por la megafonía del centro comercial. La gente que no está involucrada, alucina:


14 marzo, 2008

Ay... se me ha colado un vídeo familiar

Con todos mis respetos a los que siguen este blog, voy a poner un vídeo familiar de mis primos y tíos votando el día de las elecciones. En realidad, lo pongo por diferentes motivos:

- En primer lugar, porque son de los que se toman las cosas en serio y un día de votación es un día de votación: una fiesta democrática.

- En segundo lugar, porque adoro a mi primo Enrique, que no sólo realiza el vídeo sino que fue la persona que me descubrió que además de Spiderman hay otros cómics en el mundo (humm... todavía recuerdo Wathmen).

- En tercer lugar, porque mi tía Maribel se toma las cosas en serio y manda e-mails para que votemos lo que ella cree que es más justo (aunque, de verdad, no hacía falta).

- Y porque mi tío ha hecho de su vida su carrera y los que le vemos de lejos sabemos que para llegar a donde está, las ha pasado canutas. Y tiene página web.

- Y en quinto lugar, porque salen todos muy guapos (mi prima Isabel está buena, requete buena) y así los lectores van a pensar que yo también soy guapetón.

Ah. Una cosita más, si a todos les hago la pelota de esta manera es porque, básicamente, he puesto el vídeo sin su permiso.

PD: Ah, actualización... ya tengo permiso.


12 marzo, 2008

El final de Supersalidos

Casi una semana sin postear: trabajo, niños con gripe y además, el fin de semana tuve que votar dos veces: por Zapatero y por Rodoldo Chikilicuatre. En fin, que no he parado.

El caso es que en pocos días he podido ver algunas de las películas de la factoría de Judd Apatow: desde Supersalidos hasta Lío Embarazoso. En realidad, son comedias como las de los 80, de chavalines frikis y obsesos por ligar, aunque bastante mejor acabadas.

La crítica las ha puesto por las nubes y la única explicación que le encuentro a este detalle es que los críticos de cine son de mi generación y tienen nostalgia por cintas del tipo Desmadre en la Universidad o La chica de rosa. Por lo demás, aunque superiores a este tipo de comedias, yo creo que son normalitas.

Eso sí, en Supersalidos hay unos cuantos detalles que me llaman la atención: en primer lugar Michael Cera, el chaval que sale en Juno (por cierto, Ellen Page es el amor de mi vida desde que la vi en X-Men III y Hard Candy. Ahora la conoce todo el mundo y tengo la terrible sensación de que me la quieren robar), que tiene un futuro prometedor por delante un papel magnífico.

Y en segundo lugar, el plano final de la película en el Centro Comercial. ¿Es posible que una comedia del montón tenga un plano tan rotundo que te pueda dejar pensando toda la noche? Me refiero (y si no quieres conocer este dato, aunque no es demasiado significativo para la trama, no sigas leyendo) cuando los dos amigos se separan porque han conseguido pareja. El gordito se monta en las escaleras mecánicas y vuelve la vista atrás mientras se aleja. Un plano que esconde el final de toda una época en la vida de las personas: el momento de la ruptura radical con la infancia.

07 marzo, 2008

Isaías Carrasco, ex-concejal del PSOE

La alcaldesa de Mondragón, Inocencia (?) Galparsoro, todavía no ha condenado el asesinato. Ni lo hará. Seguramente ni siquiera piensa que tiene que condenar algo... o simplemente, ni siquiera piensa.

06 marzo, 2008

Caballero Cary Grant


Acabo de terminar, casi simultáneamente, dos libros sobre Cary Grant. Uno es una biografía al uso; el otro es un poco más interesante y se llama Conversaciones con Cary Grant.

En EE.UU., cuando una estrella de cine ya no sale en pantalla, es normal que se dedique a dar giras por diferentes ciudades. Suben a un escenario y, simple y llanamente, responden preguntas de los espectadores. Cada noche es diferente y los teatros se llenan (se llenaban) para oír hablar a Gregory Peck o Cary Grant. La productora de las charlas de Cary Grant, Nancy Nelson, ha recogido parte de esas conversaciones en donde el actor, cada noche, analizaba su vida y su trabajo. El libro se ha completado con declaraciones de personas que lo conocieron muy bien.

Lo que más me ha llamado la atención es la cantidad de mentiras que se han vertido sobre la estrella (Cary Grant es la verdadera esencia de la estrella de Hollywood) y sobre el mito. Y me gustaría hablar sobre algunas de ellas:

- La más famosa leyenda es sobre su tacañería. A Cary Grant le gustaba venderse como tacaño, como persona que cobraba un dólar por firmar un autógrafo. La verdad es más cruel: Cary Grant no podía ni salir a la calle. Aunque adoraba a su hija Jennifer, por ejemplo, nunca pudo ir a la playa con ella porque la gente le rodeaba y no le dejaba caminar. Él cuenta que un día iba, corriendo por el aeropuerto, con prisa y cargado de maletas, una persona le perseguía con un papel y un boli en la mano. Enfadado, Grant le espetó: "¿Con que quieres que te lo firme? ¿Con el pie?".

Sin embargo, Grant no dejaba que nadie pagara en un restaurante. De hecho, era habitual que invitara a gente de otras mesas. Pero no era un derrochador. Como inglés que había vivido la guerra en primera persona, no podía permitir que le trajeran la cuenta y pagar sin revisarla ("y la mayoría de las veces, hay errores"). O ir detrás de las personas apagando la luz. Según su versión, él vivía en un país en el que no faltaba nada y de un día para otro, le faltó todo.

Pero vigilar la cuenta detalladamente o cobrar por autógrafos no le convierte en tacaño porque, ¿alguien sabe cuantas películas hizo sin cobrar para que el dinero fuera destinado a un evento solidario? Como ejemplo, el dinero de Arsénico por compasión fue entero al Ejercito Inglés. Pero pasó bastantes más veces.

Para más inri, todos sabemos que cuando Grant se retiró del cine se convirtió en un afamado hombre de negocios. Su asociación con Fabergé (de la que empezó casi como imagen publicitaria de caballero perfecto y con la que terminó tomando decisiones de vital importancia para la empresa) le permitía una enorme cuenta de gastos, aviones privados, tarjetas de empresa... y Grant prácticamente no utilizaba esas ventajas (le daba vergüenza). Y cuando tenía una comida de negocios y tenía que pagar con la tarjeta de Fabergé, analizaba la cuenta exactamente igual que siempre.

Por eso, creo que va siendo hora de eliminar la palabra tacaño por algo más evidente: no le gustaba derrochar. Ni con su dinero ni con el de nadie (en casa de sus amigos también iba apagando las luces de las habitaciones que estaban vacías).

- Sobre su homosexualidad. Dios me libre de considerar la homosexualidad un defecto, pero creo que llamar a alguien homosexual sin serlo puede considerarse un insulto. Es como si a mi me llaman "enanito silvestre", simplemente, no lo soy.

Cary Grant estuvo viviendo un tiempo con Randolph Scott en un apartamento en Hollywood. Esto, algo habitual en los actores solteros que están empezando, le ha acarreado en los últimos años la fama de homosexual. Otros actores han vivido juntos y nadie se mete con ellos (quizá la pareja más famosa en este aspecto es la de Gene Hackman y Dustin Hoffman, que vivieron en un apartamento de Nueva York durante bastante tiempo, intentando abrirse camino en los escenarios de Broadway).

Pero el rumor de Grant y Scott es bastante cruel, porque los rumores fueron lanzados de forma viperina acompañados de una foto en la que ambos están en una pose "modosita" sobre el trampolín de su piscina. En realidad, es la típica foto que los estudios hacían en aquellos años para las insaciables revistas de cine.

Y digo "de forma viperina" porque con un poco de investigación, algo mínimo, se podría sacar a la luz la auténtica verdad: por esa casa de solteros se organizaban fiestas prácticamente todas las noches. Tanto Grant como Scott se liaron con múltiples starlettes y utilizaron su status para ligar de forma descarada con las actrices que estaban empezando. Tanto es así, que los cazadores fueron cazados y al año siguiente, Grant se casó por primera vez (de cinco, amigos, de cinco) y Scott, un par de años más tarde, con su novia.

-Y como dato anecdótico, ya en los últimos años de su vida, Grant vivió los rumores de homosexualidad en primera persona: el cómico Chevy Chase hizo una broma sobre esto en televisión. Grant le demandó por difamación. Se arregló fuera de los tribunales con Chase reconociendo su error públicamente y pagando una alta suma de dinero que, por supuesto, fue a parar a las arcas de algún acto benéfico de los muchos que organizaba Grant.

PD: A Chase estas cosas nunca le salen bien (ni graciosas). Hace unos años se bajó los pantalones en la gala de los Oscar cuando Paul Newman presentaba un premio. El cabreo del actor con Chase (al que insultó públicamente en repetidas ocasiones) y con la Academia fue tan monumental que nunca más veremos a Newman en la gala.

PD2: A Grant, que le encantaba la moda y le cambiaba las corbatas a todos sus amigos, le parecía que Grace Kelly era el paradigma de la elegancia, aunque su fascinación por Ingrid Bergman era "notoria". Cuando esta dejó a su marido y se escapó con Rosellini a Europa, todo Hollywood y todo EE.UU. la repudió. Pero no Grant, que la defendió en la prensa por su difícil decisión. Fue un gesto que Ingrid Bergman agradeció hasta el final de sus días: "Grant es el mejor, como actor y como persona".

04 marzo, 2008

La Guerra de las Galaxias en los 60

Con algunos errores tipográficos, esto es una maravilla. Por lo visto es un trabajo de clase que un alumno (aventajado, todo hay que decirlo) ha realizado basándose en los créditos de Saul Bass.

No sólo tiene gracia. Tiene bastante ingenio y me ha llegado vía el foro de correos de BsoSpirit. En realidad, no dejo de pensar cómo sería La Guerra de las Galaxias si se hubiera rodado quince o veinte años antes...

02 marzo, 2008

Un número imposible de Broadway

Cuando tengo un ratito, me paso las horas buscando vídeos en Youtube, desde musicales hasta compositores de cine, galas, shows... lo que sea. En realidad, no busco nada en concreto, pero a veces, encuentro.

The Will Rogers Follies es un musical que me tiene cautivado desde hace años, pero no recordaba este número musical en concreto. Si tienes paciencia y aguantas tres minutos de vídeo, puedes presenciar un número musical cercano a la ciencia-ficción. No, no son naves espaciales, simplemente creo que coordinar estos movimientos es tan extraordinario como ver un platillo volante...

¿No tienes ganas de ir a Broadway? Si no fuera por el dinero, el largo vuelo, que tengo que trabajar, que no puedo desaparecer por el morro y sobre todo, que me da pánico que me hagan desvestirme en el control del aeropuerto, ahora estaría allí...