29 diciembre, 2011

El tributo a Bárbara Cook


Los Kennedy Center Honor que se celebran cada año son espectaculares. Hacen un recorrido por las carreras de las personalidades que homenajean tan completo como ejemplar. Y este año, entre los homenajeados, estaba Bárbara Cook, que oficialmente va a cumplir 85 años.

Bárbara Cook es una de esas cantantes de musicales que tienen una carrera más interesante que cualquiera de los papeles que ha interpretado. Alcohólica y desaparecida durante años, a mediados de los 70 volvió a surgir como una gran estrella gracias al compositor y futura pareja de la cantante, Wally Harper. Conciertos, revivals y un buen número de grabaciones hicieron que la segunda parte de su carrera fuera, incluso, más exitosa que antes de su desaparición en los 70. En YouTube hay varios vídeos de ella, pero lo que me ha dejado la piel de gallina es el tremendo número musical con que la homenajean. Entre las cantantes: Patti Lupone, Glen Close y mi adoraba Audrey MacDonald.


Y ya que estamos, este es el póster que anuncia los Oscars de este año:


23 diciembre, 2011

Sobre el 2011 y sobre DRIVE


Tan acostumbrados estamos a decir que el cine de antes era mejor que cuando analizas un año como el 2011, uno se sorprende de las magníficas películas que ha visto. Porque hay que decirlo alto y claro: en series de televisión, en películas y en bandas sonoras ha sido un año exquisito.

Mi mala memoria y la poca identificación con las listas que se publican en Internet hace imposible un resumen exhaustivo, así que salto de tema en tema con el criterio que más me gusta (que es la poca seriedad y la ausencia total de lógica).

Ha sido el año del regreso de Spielberg por partida doble. Tintín es una maravilla y War Horse está por ver, aunque los críticos serios la han dejado muy, muy bien. Sin embargo, la auténtica felicidad reside en la vuelta de Polanski y Un Dios Salvaje. Un año en el que Woody Allen ha vuelto a ser un genio y no dudo en que Midnight in Paris es una de sus obras maestras. Y ya casi me olvido de las primeras películas de la temporada, encabezadas por la neurótica Cisne Negro. Por si fuera poco, todo el mundo se sorprende de la capacidad visual de El Artista, que si es muda y un Tour de force (aunque Mel Brooks hiciera La última locura sin diálogos hace 30 años). Para mi, El Artista es una película endiabladamente buena, hablen o no hablen, pero lo que sí tiene es una de las bandas sonoras del año.

En música de cine, la vuelta de Spielberg marca la vuelta de Williams, que sigue siendo el número uno. Las dos películas que estrena son dos clásicos instantáneos de la banda sonora (para el mundo, War Horse es impecable. Para mi, Tintín es impecable). En el 2011 me ha llamado la atención Iris, que es la banda sonora del nuevo espectáculo del Circo del Sol dedicado al mundo del cine y que firma el genuino Danny Elfman. Ha sido el año de McKenzie con The Greatest Miracle, de Tangled, de The tree of life (y en general, todo lo que ha tocado Desplat), de Súper 8 de Giacchino, de la mejor película de X-Men con la música de Henry Jackman, del Hugo de Shore... en realidad, podría no parar, porque este año se han hecho unas bandas sonoras estupendas...

Y sin olvidarme de la edición en BluRay del 25 aniversario de El fantasma de la Ópera, no quiero terminar estos párrafos sin hablar de Cómo conocí a vuestra madre, que sigue siendo terriblemente divertida, de la pérdida de fuelle de The Office sin Steve Carell (aunque sigue teniendo gracia, ha perdido el gancho), de la que posiblemente sea la mejor temporada de Fringe, de Boardwalk Empire, de 30 Rock, Juego de Tronos y la segunda parte de The Walking Dead. Y el descubrimiento del año bajo el nombre de Misfits.

Y dejo lo mejor para el final: Drive, seguramente influenciado por ser la última película que he visto. Miento. Ayer vi Love Actually. Es Navidad, es obligada y se mantiene fantásticamente.

Pensaba verla en cuando la estrenaran en cine, pero Bandini dijo que era fantástica y yo la tenía en HD (una versión con demasiada calidad para esperar al cine. O estos se ponen las pilas con la política de estrenos o se quedan sin industria).

Y no iba desencaminado. Para mi, Drive es una de las películas del año. Grande. Espectacular en su guión, en su desarrollo, en su resolución. Y tiene una de las relaciones entre hombre y mujer más bonitas de los últimos años. Y en eso ayuda la grande, siempre grande (aunque menudita) Carey Mulligan, de la que soy un fiel admirador (y porque no me dejan ser su amante).

Tremendamente bien escrita, dirigida y protagonizada, Drive es una sorpresa brutal. Cine de altura con una mezcla digna a estudiar entre el cine de acción y el cine de miradas. Aguantar un plano, completamente incómodo, entre el protagonista y ella sin hablar, solo mirándose, y el espectador con la adrenalina a tope por su cruce de miradas es algo que el cine no nos enseñaba hace años. Por no hablar del ascensor...

Si por mi fuera, Drive sería la película del año. Lo sé, no es tan arriesgada como El artista o Cisne Negro. Pero si lo importante es el buen rato, la sensación de que lo que te cuentan no es una tomadura de pelo y la cantidad de veces que recuerdas la película después de su visionado (lo cual convierte la experiencia cinematográfica en algo único) no me lo pensaba dos veces: Drive es la película del año.

21 diciembre, 2011

Conversación entre Pacino y Nolan

Cada vez que veo Insomnio me gusta más. Es una película que gana con el tiempo, con cada visionado, con cada detalle. Y entre los extras de la película, no esperaba encontrarme con diecisiete minutos tan fantásticos bajo el título: Christopher Nolan entrevista a Al Pacino.

Porque lo que parece un joven director entrevistando a una estrella se convierte, rapidamente, en una conversación entre amigos (que ellos datan seis meses después de haber finalizado el rodaje de Insomnio). Lo curioso es que Nolan pasa de preguntar a ser preguntado. Al Pacino coge la entrevista por los cuernos y empieza a hacer cuestiones realmente interesantes sobre lenguaje cinematográfico y mostrar mucho interés por Nolan y Memento.

Y Nolan, que es un tipo con las cosas muy claras, responde abiertamente, sin filosofía, a detalles concretos como la diferencia entre poner la cámara cerca del actor o alejada pero con un objetivo a primer plano. Y Al Pacino está realmente feliz de tener un buen conversador... y pasan del cine al teatro, de Insomnio a El padrino, a Lumet... diecisiete minutos antológicos.

Y entre otras cosas interesantes, Al Pacino cuenta como Coppola, al dirigir El Padrino, se quedó sin tiempo para rodar un plano en el cementerio y los productores no sólo pararon el rodaje sino que además, no le iban a permitir volver al emplazamiento para rodar ese plano. Mientras el equipo recogía, el actor se encontró al director sentado sobre una lápida real, llorando (pero "llorando de verdad, nada de estar triste, literalmente: llorando"). Le preguntó que qué es lo que le pasaba y Francis contestó: "Es que ese era el plano importante, el plano que marca la diferencia".

Nolan, que es muy específico con lo que quiere, asiente y comprende perfectamente esta anécdota. Y la conversación sigue fluyendo. En Youtube se puede encontrar esta entrevista aunque viene como extra en la edición a la venta y a muy, muy bajo precio.

PD: Por cierto, Insomnia es un remake de una película noruega del año 1997, que es bastante peor en su desarrollo pero que tiene detalles mucho, mucho más negros... La versión antigua era así:


Espectacular anuncio

Si lees estas líneas desde otro lugar que no sea España y no has vivido por estos lares, es probable que no comprendas la cantidad de matices que tiene este anuncio, de abrazos esperados y de giros memorables. Piel de gallina y nostalgia a partes iguales:

19 diciembre, 2011

Hollywoodland 2: Carole Landis

Carole Landis
No busques el Hollywoodland primera parte porque lo escribí en mayo del 2007. Darle una segunda parte a ese post tiene su sentido.

Ayer volví a ver Hollywoodland (la oscura historia del suicidio del actor George Reeves) que por alguna extraña virtud de la película, me apasiona. Sí, reconozco que no es una obra magna, pero creo que refleja Los Ángeles a finales de lo 50 como ninguna otra. Por lo menos, se asemeja a la ciudad que tengo en mente (porque desafortunadamente, nunca viví en Los Ángeles por aquellos años).

Las películas que hablan de Hollywood siempre me han gustado, sea en su vertiente más gótica, como Sunset Boulevard, en su vertiente más negra, como L.A. Confidential, o incluso en su versión más "Hollywood Babilonia", como La Dalia Negra y Hollywoodland.

En su momento ya hice un análisis de la película (que por supuesto, ahora cambiaría radicalmente. Así de firmes son mis ideas). Lo que pasa es que ayer descubrí algo nuevo. El detective, con la cara de Adrien Brody (Manolete), está investigando a Mannix y en los trozos de los periódicos que tiene sobre la mesa, la cámara pone especial hincapié en una de las fotos que, sin duda alguna, me suena. 

Tengo una curiosidad enfermiza por la crónica negra de Hollywood. Curiosidad compartida por vosotros, ya que según el Analytics, uno de los post más populares es el de la muerte de Dominique Dunne (la hermana mayor de Poltergeist). Me enrollo. 

Con dos clicks me entero de que la foto que sale en Hollywoodland es real: se trata del cadáver de la actriz Carole Landis. Y así me he visto metido de lleno en una historia absolutamente terrible que desconocía.

En su época, se decía que esta actriz, con buenas dotes para el baile y extraordinarias dotes para el canto, tenía mala suerte con sus papeles. Actuaba en películas de segunda. Y aún así, su cara nos suena de pelis como Ha nacido una estrella o Un día en las carreras (pero esto último lo he leído porque, aunque me suena la cara, no logro identificarla en ninguna de las dos películas).

Carole Landis era muy depresiva y además, destacaba por haber cogido todas las enfermedades tropicales que se te ocurran (haciendo su labor como estrella de cine en los campamentos de soldados durante la guerra). Y con sólo 29 años, contaba con tres fracasos matrimoniales.

Su cuarta pareja era Rex Harrison, que igual habla con un caballo que con un loro. El caso es que el actor decidió dejar esta relación con Carole a favor de continuar con su esposa. Eso sí, se lo dijo mientras pasaba la noche con ella por lo que cuando el bueno de Rex se despertó, encontró el cuerpo de la Landis y un bote vacío de esos barbitúricos que deben ser fáciles de conseguir en la ciudad de los sueños. Y fue el bueno de Harrison el que llamó a la policía con su perfecta dicción.

Cuando se habla de fotos de cadáveres de estrellas de cine siempre sale a relucir Carole Landis. No digo que sea una foto elegante, pero es curioso como una foto puede contar tantas cosas y ofrece destellos de los últimos minutos de vida de alguien.


PD: Hay varias páginas en Internet (una de ellas escrita por la sobrina de la actriz) que niegan el suicidio de Carole. Dicen que fue Rex Harrison el que la mató para evitar problemas con su esposa. Aventurar alguna idea sin tener todos los datos es temerario, pero cuando Harrison murió se dejó caer su turbio pasado y las sospechas con las que tuvo que vivir el resto de su vida. De todas maneras, si tuviéramos que decir algo malo de Rex Harrison, todas mis palabras recaerían en la película del Dr. Dolittle en la que hablaba con animales (o en su defecto, la foto con calzoncillos rosas que tiene como cabecera en IMDB).

14 diciembre, 2011

El mejor Fantasma de la Ópera en 25 años

Ramin le muestra su respeto a Michael y de paso, le mira sus zapatos.
La salida al mercado del DVD y BLuRay (e incluso por descarga directa si estás ansioso) de El fantasma de la ópera ha sido, por lo menos para mi, el acontecimiento musical más importante del año. Para los menos informados, el musical ha celebrado sus 25 años de historia con tres representaciones en el Royal Albert Hall que se han editado en diversos formatos para gloria de sus seguidores.

Pero no se han puesto simplemente a cantar sino que han representado la obra como tal, con su lámpara, con los bajos del teatro... ahora entramos en eso, pero lo más importante es que es un fiel reflejo del musical que ahora podemos tener en casa en calidad mayúscula. Altamente recomendado.

Ya conocen mi enamoramiento más absoluto por la obra. En realidad, me gustan los musicales gracias a Lloyd Webber y cuando se estrenó este musical, yo formaba parte de un grupo de teatro que representaba por los pueblos de Gran Canaria la magna Jesucristo SuperStar, haciendo el agradecido papel de Herodes (con el que un día cogí la cabeza del actor que hacía de Jesús y en un arrebato, le di un cabezazo contra el suelo que todavía resuena en mi mente. El actor que hacía de Jesús, al que a veces me encuentro por la calle, también lo recuerda, pero le hace menos gracia que a mi).

Este fantasma es curioso. Es un versión reducida del musical, quitan elementos que en realidad, alargan la obra de forma innecesaria, como la función antes del Think of me y pequeños fragmentos como la aparición del autómata (que nunca me ha gustado) de Christine en el espejo. Sin embargo, es mas larga que la versión de Las Vegas, que sólo duraba 90 minutos.

Lo más importante (y en eso, Julio Rodríguez, espléndido fotógrafo y mejor amigo, hemos disertado largo y tendido) es el lavado de cara del musical. Porque el Fantasma, con todo lo que es, necesitaba un lavado de cara de forma imperiosa: cambiar decorados, actualizar vestuario e incluso, si me apuran, cambiar orquestaciones... Tiene 25 años y eso se nota.

En esta función, por ser un acontecimiento especial, se ha subsanado con creces el paso del tiempo: orquestaciones nuevas, vestuario magnífico y puesta al día del decorado. Es el mejor fantasma de la ópera imaginable. Por si fuera poco y con profundo respeto a los actores originales (los espléndidos Michael Crawford y Sarah Brightman), los que representan esta función son los cantantes de Love Never Dies: Ramin Karimloo y Sierra Boggess, que son la encarnación perfecta de ambos papeles protagonistas.

La voz de Karimloo es mucho más calida que la de Crawford, más formada, más seria. Crawford tiene un poder especial en las notas altas y largas, pero las melodías y los altibajos de la partitura de Webber (en realidad, de todas las partituras de Webber, ya lo dice la Streisand en la carátula de uno de sus discos: las melodías del compositor son fuertes, exageradas...) eran la gran deficiencia del Fantasma, haciendo entre otras cosas que la auténtica protagonista de la obra fuera la Brightman. El fantasma sale poco a escena, pero sus apariciones deben comerse, literalmente, a todo el mundo.

Karimloo llena la escena. Su poderío vocal parece infinito, su actuación es mesurada (cuantos fantasmas exagerados y exaltados he visto...) y da miedo cuando tiene que darlo.

Más complicado es hablar de la Brightman, que nunca ha sido una cantante de mi devoción aunque el papel estaba claramente diseñado para ella. Dicho de otro modo, en El fantasma de la ópera es el único sitio en el que tolero a la cantante. Dicho esto, no he visto jamás una Christine como la de Sierra Boggess. Es dulce cuando baila, extraordinaria cuando canta y sobre todo, mira al papel de frente, no vacila con las notas que parecen salir sin esfuerzo de su boca. Gana por enteros en pequeños detalles, pero uno fundamental para mi (que es por lo que odio a los cantantes de ópera cantar musicales. No hay disco peor que el de José Carreras cantando a Webber): el difícil paso entre la voz operística y la voz ligera. Sierra Boggess pasa de la Christine cantante de ópera a cantar dulcemente al oído de Raoul con una facilidad pasmosa. De forma armoniosa. Agradable. Perfecta.

La Brightman, incluso en frases ligeras, se le escapaba ese agudo operístico, con vibratto, que parecían formar parte del papel de forma inexorable. De hecho, todas las Christine que he visto y oído después imitaban a la Brightman. Pero la Boggess ha cogido el papel y lo ha remoldeado de forma mucho más profesional y más preparada que la exmujer de Webber (y que conste que la Boggess no me acababa de gustar en los clips de audio y vídeo que la hicieron muy popular en The Little Mermaid). 

Son tantas las representaciones que se han hecho de este musical que la letra ha ido cambiando a lo largo de los años (curiosamente, cuando se hizo la traducción al español, se hizo de la fuente original, de la primera versión). Sin embargo, los cambios paulatinos han hecho que las canciones tengan giros nuevos, nuevos diálogos, nuevas morcillas que te enganchan. El musical tiene su propia vida, su autonomía y ha ido quedándose con lo mejor de cada personaje haciendo que los diálogos fluyan como nunca. 

En otro orden de cosas, la partitura sigue vigente como el primer día (ese Prima Donna insuperable), con especial hincapié en el que creo que es el mejor número musical, ese que desata el final de la obra: Past the point of no return. Y la aparición de percusión en algunos momentos y pequeños detalles musicales delatan la puesta a punto de la orquestación. 

La pregunta es: ¿pasará todo esto al teatro o se quedará, como cuando se hizo la película de cine (con un cambio en la obertura que era magnífico) como un evento especial?

Tiempo al tiempo.

04 diciembre, 2011

El póster de cine por excelencia

El otro día leí una magnífica entrevista a John Landis en la que repasaba su carrera (y de paso, promocionaba a su hijo Max). Cuando hablaron sobre Un hombre-lobo americano en Londres, el periodista afirmó que acababa de verla en nosequé festival. Y Landis, emocionado, comentó: "¡Oh, la viste allí! ¡El cartel de la película que hicieron para ese pase es el mejor que he visto nunca! ¡Lo adoro!"

Mi curiosidad me puede y sobran las palabras: un cartel que es una obra maestra.

PD: Por cierto, ¿se acuerdan de la magia de los póster de cine, los affiches y los trailers antes de la llegada de Internet? Cuando entrar en un cine era mágico...