28 febrero, 2011

Oscars 2011

¿Ligeramente enfadado? ¿Frustrado? No.

Sí. Es cierto. La gala ha sido sosa. No ha habido grandes montajes, ni grandes números musicales... y los presentadores han estado simplemente correctos (muy lejos de los grandes momentos de los cómicos de años anteriores y por supuesto, muy lejos del poderío escénico de Hugh Jackman).

Pero son los Oscars:
realización televisiva prodigiosa, escenario espectacular, mensajes de agradecimiento cortos, estrellas por todas partes y en el escenario, Kirk Douglas.

Noto ciertos síntomas que me preocupan. Tienen más que ver con el paso del tiempo y con la falta de respeto a la historia. Mis comentarios son un poco de abuelo Cebolleta, pero cuando yo empecé con esto de las galas, allá por el año 83, había un respeto religioso por el pasado. O sea, en la gala se celebraba el presente con la mirada puesta en la Historia.


Los tiempos han cambiado y la generación que empezó con el cine en Hollywood ya no está entre nosotros. Posiblemente el 95% de la sala en donde se celebran los Oscars no sepa quien es Howard Hawks ni Spencer Tracy (por no hablar de personajes menos conocidos como Joseph H. Lewis o Dimitri Tiomkin). No es importante, no tienen por qué saberlo. Pero la falta de referencias al pasado, la falta de montajes de cine clásico, la falta de estrellas de antaño (que haberlas, todavía las hay) convierten el gran acontecimiento del año en una simple ceremonia de premios.

Y antes no era así.


Por otra parte, la gala tiene demasiados elementos mágicos como para negar su encanto. Para empezar, es un acto íntimo que se celebra de madrugada. Yo, a solas con mi café (mis cafés) y el posterior sacrificio laboral (trabajar sin apenas dormir es una tortura en toda regla) forman parte del ritual. Y esos premios, tan mal entregados y que provoca discusiones acaloradas entre cinéfilos con diferencias insalvables...

Y es que los premios siempre están mal entregados (y este año, con el despropósito de la banda sonora: cualquiera de las otras cuatro nominadas era mejor). Pero al mismo tiempo ¿cuando se han entregado los premios a los cuatro actores de forma tan brillante?
Y sí, cuando le dieron el Oscar a la canción de Toy Story se oyó un grito en toda Canarias con origen en el salón de mi casa.

Ni Alan Menken, ni David Fincher, ni John Powell se merecerían esto. Mucho menos, los hermanos Coen.

Y diciendo esto, con el corazón en la mano... ¡Que ganas tengo de que lleguen los Oscars del año que viene!


PD
: He visto muy viejuno a Spielberg. Por otra parte, es tranquilizador saber que estaba en la sala: él si sabe quien es Tiomkin, H. Lewis, Tracy y Hawks.

Y para los que han comentado la falta de Berlanga en el In memoriam, creo que es evidente que este vídeo está hecho con gente que ha hecho una mínima carrera en Hollywood. Si pusieran dentro de ese vídeo a todos los personajes ilustres del cine de cada país... tendríamos vídeo para horas.


¡Una última cosa! ¿No es guapísima Natalie Portman? Está embarazada, pero me pica en la nariz que el bebé no es mío.

25 febrero, 2011

Muy, muy friki

La segunda parte que todos estábamos esperando. Y no sólo están metidos los actores más comerciales del momento sino que cuentan con todos los de la primera parte (pero treinta años más mayores). Una genialidad colgada por mi amigo Luis en Facebook:



21 febrero, 2011

Balada triste de trompeta

Con toda la prensa que ha tenido Alex de la Iglesia en estos días, hablar sobre Balada triste de trompeta es casi anecdótico. Debería ser así... sino fuera porque la película es, con diferencia, el mejor trabajo del director. Sigue teniendo un pequeño bache de ritmo, como en todo su cine, pero está lleno de magia, de imágenes potentes y sobre todo, para los de mi generación, de muchas referencias reconocibles: desde mi adorada Gwendy Stacy hasta el inclasificable Fernando Chinarro.

El diseño de producción, el vestuario, el maquillaje, los actores, la potente-potentísima (y arriesgada) partitura de Roque Baños, el guión y, sobre todo, la impresionante dirección del director español, convierten a Balada en una película magnífica. Me da la sensación de que, al contrario de lo que suele pasar con demasiadas películas actuales, Balada te impregna y no te abandona, como el buen desodorante.

Hay planos que ponen la piel de gallina y no dejo de pensar en Balada como una especie de segunda parte de Muertos de Risa, que hasta hace pocos días era mi película favorita de De la Iglesia.

La figura de Carlos Areces con el vestuario que pongo en la foto de este post es, desde ya y por derecho propio, una de las imágenes icónicas del cine español. ¡Ah! Y yo soy de los que pensaba que Carlos Areces era bastante mediocre. Los que supieron ver que dentro de este tipo hay un actorazo como la copa de un pino, se merecen todos mis elogios. Me ha dejado sorprendido.

Tanto hablar sobre la piratería y me muero de ganas por tener este DVD en mi mano... con sus extras, con sus reportajes, con su making... A lo mejor, la forma adecuada de combatir todo esto es con productos de calidad. Yo, en serio, ya deseo invertir.

No se pierdan, ni por asomo, los títulos de crédito iniciales de la película. El montaje y la música de Roque son espectaculares y, en pocos segundos, te ponen en "modo Balada". Y no escribo sobre Fofito, ni del payaso tonto luchando en la guerra civil, ni del atentado a Carrero Blanco, ni del Valle de los Caídos, que tiene ese nosequé cinematográfico que tira de espaldas... pequeños detalles que necesitarían un post independiente.

Con ustedes, los créditos iniciales:



15 febrero, 2011

En Hair no se fuma...


Recuerdo escribir en este blog, a modo de defensa, que yo sólo hablaba de cosas que me gustaban. Los tiempos han cambiado, como yo y, cada vez más, hablo de cosas que no me gustan. A modo de queja. A modo de viejo cascarrabias.

Parece que, si suelto las cosas que me indignan, me quedo un poquito más tranquilo. ¿Y saben que es lo que me indigna? Leire Pajín. Porque si alguna vez hemos tenido un tonto entre nuestros dirigentes, ella es la muestra más clara y evidente.

Es triste que el párrafo anterior lo haya escrito yo, socialista de toda la vida y fumador con ínfulas de ex-fumador. ¿Me parece mal dejar de fumar en bares y restaurantes? No (me lo hace más difícil, pero comprendo que la gente no tiene que aguantar mis pecados).
Lo que me molesta de verdad es que cada vez que Pajín abre la boca suelta una tontería de tamaño dantesta.

Ahora, resulta que los actores que representan
Hair no pueden fumar sobre el escenario. De golpe y porrazo, nos cargamos a los hippies de finales de los 60 y principios de los 70. Ahora quedarán representados por una hermosa peluca y ropas de colores, pero no fumarán. Serán políticamente correctos. Serán hippies de los 70 con hábitos del nuevo siglo.

Y Pajín, en su discurso tranquilizador, dice eso de "igual que en el teatro y en el cine se simulan los asesinatos, también hay formas de simular que fuman". Claro. Vamos a poner a estos actores, supuestos hippies de los 70, un cigarrito electrónico, de esos que venden en las farmacias. De hecho, le recomiendo a la Pajín que los compren con olores diversos porque así, además, la experiencia teatral será más enriquecedora.


A lo mejor soy el único que se da cuenta, pero de aquí a prohibir las películas en las que la gente fuma, sólo existe un minúsculo paso. En realidad, con el cine actual casi no hay problemas, pero si queremos ver alguna de Bogart, de Edward G. Robinson, de Bette Davis... entonces, amigos míos, estamos jodidos... porque esas películas estarán vetadas por gente del talante de la Pajín. Esa que ponía caras raras cuando Alex de la Iglesia estaba sobre el escenario de los Goya.

¿Y saben qué? Que no puedo olvidar que la primera vez que vi a la Pajín como Ministra de Sanidad tenía una pulsera Power Balance en su muñeca (arriba, en la foto).


Soy socialista, pero no tonto. Soy socialista de cuando los socialistas eran normales. Ahora veo esos vídeos de la persona que se encarga de negociar nuestras pensiones (de verdad, no puede ser cierto) y veo las formas de la Pajín y de la Sinde... y lo único que deseo es irme a dormir y despertar en una sociedad diferente.

14 febrero, 2011

Sobre los Goya 2011

Por primera vez le voy a dar la razón a los que critican las galas de premios: ha sido aburrida. Y lo que es más raro: mal hecha.

Os voy a dar mis razones para pensar así:

1.- En una gala de premios, por muy graciosa que sea, hay que respetar ciertas cosas y no se pueden permitir otras. Por ejemplo, no pueden estar pronunciando mal toda la noche Buried. Si lo hacen los actores, pues vale. Pero no lo comprendo en el tipo que hace la voz en off. Y, por Dios, si existen dudas, digan Enterrado...

2.- No puedo comprender como en una gala de premios, en vez de presentar un clip con las películas nominadas, lo que hacen son falsos trailers que desvirtúan la esencia de esas películas. Se trata de vender el cine antes que reírse de él. Si pones algo gracioso de la película, ten la dignidad de poner después un clip con la esencia de la película.


3.- Vale. Siempre me he colado en la gala y he sido espectador en directo un montón de años... de ahí a dejar que se cuele un espontáneo sobre el escenario es demasiado. Este tipo, multa millonaria YA. Se pasa demasiado y, de verdad, no tiene puñetera gracia dinamitar el trabajo de los demás.


4.- Goya honorífico a Mario Camus. Precioso. Eso sí, cuando sale al escenario y la gente se pone en pie, la voz en off dice: "Con ustedes, Federico Luppi". Hay ciertos errores que no se pueden perdonar.

5.- No se puede dar las gracias a TODA la familia. Creemos que en Hollywood son demasiado estrictos con eso de no permitir que los premiados hablen más de 30 segundos, pero oír a Karra Elejalde repasando su pasado (y eso que lo adoro, pero...) y el ganador al corto de animación hablando más de cinco minutos es insufrible.


6.- ¡Dios mío! Todos los años pasa lo mismo. ¡¿Es tan difícil ponernos el vídeo de los que han muerto este año?! Empieza el vídeo y el realizador de televisión empieza con sus panorámicas sobre el escenario y pasa soberanamente de mostrarnos a los desaparecidos. Es, sin duda, lo peor de la noche. El realizador de la gala es, con todos mis respetos, un inútil.


7.- Los niños son buenos actores por naturaleza, pero debemos ser el único país que los premia sin parar. En realidad, siempre me ha parecido un poco injusto con el oficio de actor que premien a alguien sin experiencia y que no desarrolla su papel con inteligencia, sino con naturalidad. Este año premiamos a dos niños, que supongo que están francamente bien, pero...


En el lado positivo: el magnífico número musical de los actores, los primeros planos de González Sinde como bruja malvada, el magnífico texto que tenía (muy bien preparado) Alex de la Iglesia, el premio al maquillador Pepe Quetglas (la primera persona que, por medio de mi amiga Susana, nos invitó a una noche de rodaje en Madrid:
El día de la bestia. Una experiencia maravillosa, aunque lo único que recuerdo bien es el frío demoledor de Plaza de Castilla a la una de la madrugada), la promoción de Torrente 4 por parte de Santiago Segura, ver las (siempre excelentes) piernas de Laura Pamplona (que siempre me ha parecido extraordinariamente guapa) y poco más.

La gala en Televisión Española, sin publicidad de ningún tipo, ha durado más de tres horas. Una pasada.
Y Buenfuente bien, como siempre. Natural. Desenfadado. A nadie se le escapa que es un presentador excelente, pero este año ha codirigido la gala, por lo que en parte es responsable de no cortar las largas listas de agradecimientos y de todos esos detalles que hacen que la gala sea la más olvidable en años. Por eso he escrito el post rápido... ya la estoy olvidando.

PD: ¿Era el realizador muy amigo de Emilio Aragón y su preciosa mujer, Aruca? Lo digo porque no han parado de enfocarle en toda la noche, como si fueran los únicos espectadores con enjundia...

12 febrero, 2011

Desmitificando a Los Payasos de la Tele

Estaba sentado delante del ordenador mientras mis hijos, tapados con su mantita, estaban en la tele viendo los DVDs de Gaby, Fofó, Miliki y Fofito. Los compré hace algún tiempo y, de vez en cuando, les entra la vena de verlo (aunque no los recomiendo porque la edición en DVD es penosa. Y sólo con tres o cuatro aventuras, que eran lo mejor).

Y de repente, escuché un gag antológico (ya en un capítulo sin Fofó) que yo resumiré sin gracia:

Gaby: Adivinen, ¿quién va vestido de rojo, viene una vez al año, deja regalos y no vuelve a aparecer hasta el año que viene?
Miliki: No lo sé.
Fofito: Yo tampoco.
Gaby: ¡Pero que tontos sois! ¡Papá Noel!
Miliki: Claro, claro. (Mirando a Fofito) Pero mira que eres tonto... ¡Papá Noel!
Gaby: Otra adivinanza... ¿Qué animal va por el desierto, tiene dos jorobas y el cuello largo?
Miliki: Este lo sé...
Fofito: Pues yo no...
Miliki: (Mirando a Gaby) Pero mira que Fofito es tonto... No saber esto... ¡Papá Noel!

Vale. Es una tontería, pero me ha hecho tanta gracia que me he sentado con mis hijos a ver un rato la tele. Y se me ha caído el cielo encima. No digo yo que los payasos sean malos... pero nosotros, espectadores, hemos cambiado demasiado para que no se te ponga la piel de gallina viendo esto.

Las formas que tiene Miliki de tratar a los niños cuando no está actuando sino, por ejemplo, presentando un concurso, me han dejado impresionado:

- El ganador es el niño... porque tú, niña, te dijimos que sólo se podía coger la tarta con una mano y las has cogido con las dos. Y así no es el juego. Siéntate.

No digo yo que Miliki se aprenda dos nombres y deje lo de "niño" y "niña", pero hay que ver la cara de decepción de los infantes. Pero como este, aprecio mil pequeños detalles: Fofito se acerca con un micrófono de mano para dárselo a Miliki y de malas maneras, en directo, Miliki le suelta: "No. ¿No ves que aquí tengo el micrófono largo? (refiriéndose a la jirafa)".

Ya sé que los tiempos han cambiado. Pero estas cosas me recuerdan demasiadas cosas malas... es que yo soy de la teoría de que la vida, hasta que llegas a la Universidad, es básicamente una mierda. Y ser niño, una putada.

Pero hay dos cosas que me han noqueado más que el humor (y la falta de humor) de Miliki: los premios que le dan a los niños. Uno se llevó una tele y otro una motocicleta. No dejo de preguntarme que haría una niña de ocho o nueve años con el mamotetro de la tele (en los tiempos que las conexiones a la antena comunitaria no se encontraban exactamente en todas las habitaciones de la casa) y el niñaco, de diez o once años, con la moto.

Pero por supuesto, no habría escrito este post sin un gran final.

Miliki presenta a un invitado especial: Don Cicuta (el gran personaje del Un, Dos, Tres) que se encuentra entre los niños del público. Todo normal hasta que se acercan a hablar con él. En realidad, todos hablan mientras él tiene la mirada perdida en el infinito. Logra subir una mano para saludar a los payasos pero, supongo que con los nervios del directo, estos no se dan cuenta y no se la dan hasta pasados unos segundos larguísimos. El plano se abre y Don Cicuta, que sigue sin hablar y con la mirada perdida, se encuentra en una silla de ruedas (o lo que consideraban en los 70 que era una silla de ruedas. A mí me pareció un cúmulo de hierros con ruedas).


Algo pasa. No puede ser que Don Cicuta no se mueva. Que no hable. Que tenga la mirada perdida. ¿Esto forma parte de su papel? Es que verán, yo soy más de la época en la que los malos del 1,2,3 eran Juan Tamariz y sus colegas... Don Cicuta me pilla con dos y tres años de edad...

Y entonces me voy a Google a buscar imágenes de su personaje... y no, Valentín Tornos era un actor con bastante gracia y con muy mala suerte, pero se movía. De hecho, aprovechó su fama y gloria para hacer cosas tan variopintas como grabar un disco vestido de Don Cicuta con canciones tan jugosas como "Si yo fuera Kiko..."


Y sigo leyendo: "A Valentín Tornos le dio una trombosis a mediados de los 70 que le dejó paralizado toda la parte izquierda de su cuerpo. Perdió muchas facultades y tuvo que retirarse del mundo del espectáculo hasta que murió en 1.976."

Atónito, me acerco al DVD y leo el copyright de los episodios: ¡1.976!

Y mientras Miliki, que está fantástico cuando está de Miliki pero bastante faltón cuando está de Emilio Aragón... Fofito, que se esfuerza en ser gracioso y sus tíos le tratan como un "atontao que no lo está haciendo bien"... cuando veo que sacan en antena a un señor que no se puede ni mover, ni hablar ni enfocar la mirada (pero alguien lo ha vestido y maquillado como Don Cicuta) no consigo comprender porque mis hijos se parten de risa en el sofá.

Fríamente, es un espectáculo lamentable.

Los que leen este blog saben que yo me llevo muy mal con lo políticamente correcto. De hecho no tiene nada que ver con eso... Es que llevo muy mal la falta de educación en televisión y, sobre todo, que entrevisten a personas que no pueden hablar. Yo, de momento, escondo los DVDs de Los Payasos y les pongo a la vista los de Bob Esponja, que son mucho más sanos e igual de graciosos.

PD: Por cierto, no sé si a todo el mundo le pasa, pero es nombrar a Juan Tamariz e, inmediatamente, ponerme de buen humor. Este sí es un genio y la tele todavía no le ha sacado el partido que se merece. Si algún pez gordo lee esto, que no lo deje pasar: "Tamariz como presentador de un Late Show". Se come a la audiencia con su violín imaginario.

Con ustedes... Don Cicuta cantando Si yo fuera Kiko (oigo los chistes justo antes de la canción y el que me diga que cualquier tiempo pasado fue mejor le obligo a ver Mariana Pineda, serie dirigida por un profesor mío de la Facultad que se negaba a ver lo evidente: su serie era mala):


03 febrero, 2011

Una semana movidita - entre amantes, internetes y Miserables

Definitivamente, es una semana rara. La empecé con un ataque de risa por todo el asunto de David Bisbal y su magnífica frase sobre las revueltas de Egipto y ahora, emprendiendo la recta final, leo con entusiasmo sobre la pistola de células madre que regenera la piel en tres o cuatro días (sí, como en las pelis de ciencia-ficción). Eso sin contar que hoy he leído que han pillado a un tipo cruzando la frontera de Ceuta con Marruecos, pero esta vez, estaba escapando de España. Cierto como la vida misma.

Y he visto dos películas que me han llamado la atención: The Social Network y Two Lovers. Sobre la famosa película de Facebook hay poco que contar. Es una película que está muy bien. Es entretenida y a todos nos gustan estas historias de "tipo muy inteligente al que nadie comprende y se come el mundo". El guión está bien y está bien dirigida. No es, ni de lejos, una de las mejores películas del año. El propio Fincher se asombra del éxito que está teniendo, ya que es una película claramente inferior a TODAS las que ha hecho hasta ahora. En realidad, The Social Network es como esperaba. Y además, ya sabemos que ganará un montón de premios.

Two Lovers es arena de otro costal. Es densa, tiene una historia magnífica y deja ese poso que dejan las buenas películas. Joaquin Phoenix está inmenso y es una buena oportunidad para ver a la siempre magnífica Isabella Rosellini, hija de su padre y de su madre. Lo que ha pasado con Two Lovers es una de esas cosas que, a veces, pasa con las buenas películas: cuando la estrenaron fueron a verla cuatro gatos, pero esos pocos levantaron la voz y, de repente, se empezó a leer en revistas de cine y en webs especializadas eso de "es de lo mejorcito del año"... Y ahora, cual gacela, me uno a esa corriente: Two Lovers es una película brillante.

En otro orden de cosas: ya he visto unas cuantas veces el BluRay de Les Miserables (el del 25 aniversario). Es un espectáculo magnífico pero sigo pensando que el 10 aniversario es mucho mejor. Eso sí, cuanto estoy en pleno viaje alucinógeno de Les Miserables (y es que una vez que te pones a escucharlo de nuevo, sigues y sigues durante unas cuantas semanas), siempre pienso en lo decepcionante que es la versión original francesa (esa que vio D. Cameron, compró y transformó).

Porque si bien Schönberg es un creador de melodías como no hay otro, el musical original tiene unos arreglos espantosos.
Todos sabemos que Les Miserables es una obra que se ha curtido con el tiempo, perfeccionando, cambiando... y en este largo proceso, que prácticamente culmina con el estreno en el Barbican en el año 85, ha dejado muchos cadáveres en forma de canciones.

Y hay dos cadáveres que me encantan: uno del musical francés original, una canción que nunca he comprendido la razón de que se eliminara; y otra que sale en el disco del 85, ese con el que empezamos todos a amar este musical, y que forma parte del montaje de amor: I saw him once. ¿Alguien sabe por qué el disco del musical de Londres tenía esta canción pero finalmente se estrenó sin ella?


I saw him once. Tan conocida y tan fuera del musical:



Eponine en L´un Versautre, que empieza con una melodía conocida por todos y, de repente, se va por otros derroteros. Una magnífica canción que desapareció en el proceso de convertir Les Miserables en una obra maestra: