30 octubre, 2009

Cotilleos sobre John Ford

No soy el único. Muchas personas han estado fascinadas por las películas y la personalidad de John Ford: desde Qué verde era mi valle, pasando por El hombre tranquilo, La diligencia, Las uvas de la ira, La legión invencible, Pasión de los Fuertes y mi favorita, Centauros del Desierto.

Demasiadas películas buenas. Hablamos de un director con cuatro Oscars y uno de los mayores creadores del cinematógrafo. Pero también hablamos de una persona arisca, indiferente con los que le llamaban artista, cruel hasta límites extraordinarios con los actores:

John Ford (A James Stewart): ¿Hay algo que no te guste en esta escena?
Jimmy:
No, todo perfecto.

John Ford:
¿No hay nada que te disguste?

Jimmy:
Pues no.

John Ford:
Fíjate bien... ¿no hay nada que no te guste?

Jimmy: Bueno, no sé, la camisa esa de ahí, la azul, no me acaba de convencer... John Ford: ¡A ver! Todos aquí.

John Ford reúne a todo el equipo. Paran de trabajar, bajan de escaleras, vienen maquilladores y eléctricos... todos, todos, se reúnen en torno al director:


John Ford:
Estamos todos trabajando pero parece ser que a nuestra estrella hay cosas que no le gustan en la escena. Nuestro "artista" tiene algunas quejas...

Ese es John Ford. Dicen que hacía estas cosas a propósito, para crear cierto ambiente y a Duke (John Wayne) lo tenía frito con enfrentamientos continuos. Sin embargo, desde James Stewart hasta Henry Fonda y por supuesto, Duke, se morían por trabajar con él.

Detrás de ese hombre arisco, al que Peter Bogdanovich solo consiguió sacar, en su famoso documental sobre el director, simples "si" o "no" por respuesta a sus preguntas, era mucho más.

Después de muchos años intentando poner una película de amor en marcha, termina haciendo El hombre tranquilo. Duke hace el papel de Sean, que en realidad, es el segundo nombre de Ford. Y ella, representada por la bella Mauren O´Hara, se llama Mary Kate (Mary por su mujer, Kate por su gran amor: Katherine Hepburn). La relación de Kate y John Ford no duró mucho, pero en esa época de felicidad (del 39 al 41), Ford hizo un número importante de obras maestras (incluidas Qué verde era mi valle, Las uvas de la ira, El joven Mr. Lincoln y La diligencia).

En el año 1.973, unas semanas antes de morir el director de cine, su nieto Dan Ford reunió a la Hepburn y a Ford para grabar una conversación en un magnetófono (que también se puede oír en el documental de Bogdanovich. Posiblemente, el mejor documental de cine de la historia. Se llama "Directed by John Ford"). Hablan de trivialidades y "qué alegría volver a verte". Cuando se da la sesión por terminada, Dan sale a su coche para preparar la vuelta de Kate... pero la cinta sigue grabando. En ella, Ford le dice a Kate un directo "Te quiero". Y Kate dice: "es mutuo, es mutuo". Después Ford se dirige a la compañera fiel de Kate (¿Elizabeta?) y le dice: "Cuídala, es muy especial, cuida de ella".

Por supuesto, no quiero omitir el famoso carácter de la Hepburn. Lo primero que dice cuando se encuentran a solas es "¡Oh, estás lleno de ceniza. Se te está cayendo..."

Un joven Steven Spielberg, que ya era director de algunas cosillas en televisión, se acercó a conocer a Ford en su despacho (ya se había colado en el set de Hitchcock y el director le había echado a gritos). Al cabo de un largo rato de espera, la secretaria de Fod le hizo pasar y Steven se encontró a su ídolo fumando un gran puro y con los pies sobre la mesa, recostado:

Ford: Así que, jovencito, usted quiere ser cineasta...
Steven: ...sí...
Ford: Acérquese a ese cuadro y márqueme la línea del horizonte.
Steven: (señalando) Está aquí abajo.
Ford: Acérquese a ese otro cuadro y márqueme la línea del horizonte.
Steven: Está aquí arriba.
Ford: Esa es la lección. La línea del horizonte se pone abajo o se pone arriba, pero nunca en el centro del encuadre. Adiós.

Dios mío. ¡Esta es la mejor lección de cine que he oído! -Como dijo Orson Welles cuando le preguntaron sobre sus directores de cine favoritos, éste contestó: "Me gustan los clásicos. Me gusta John Ford, John Ford y John Ford".

Y este plano de un minuto (empieza en el 0:14) sigue siendo uno de mis momentos favoritos en la Historia del Cine. Pertenece a Centauros del Desierto y cuando Wayne se queda solo, con la mano recogida en su otro brazo, es probable que me caiga alguna lagrimita:



Todos los datos pertenecen al documental Directed by John Ford, de Bogdanovich. Existe una segunda edición de 2.006 con nuevas entrevistas y, por supuesto, las clásicas a Fonda, Duke, Stewart... Una maravilla.

27 octubre, 2009

Puesta al día con la Cienciología

Yo tengo mis cruzadas personales, pero la más gorda es contra la Cienciología. Y de refilón, tengo mis problemas con Tom Cruise, al que no trago. Y es una pena, porque es un actorazo como la copa de un pino.

Creo saber bastante sobre la Cienciología gracias a la biografía no autorizada de Tom Cruise. En ella, prácticamente dos tercios del libro, de lo único que se habla es de "purificación" y de "niveles". Y como todas las cosas que me perturban, odio tanto la Cienciología que me paso el día leyendo sobre ella. Así somos.

Y hoy leo en la prensa que el cineasta Paul Haggis deja la Cienciología con una carta en donde cuenta barbaridades. Hay un dato que siempre me llama la atención: cuando alguien de tu familia no pertenece a esta secta, no puedes volver a verlos ni hablarles. El gran problema de Nicole Kidman, por ejemplo, era que tenía expresamente prohibido viajar a Australia para ver a sus padres.

Pero lo más espectacular es la personalidad atrayente, magnética y poderosa de David Miscavige, el gran jefe e íntimo amigo de Tom. Ese, de verdad, se merece un post aparte con sus barbaridades, su perro (al que hay que saludar cuadrándose y pobre de tí si te ladra) y su violencia verbal... ¡y física!.

Y mirando cosas en Internet, me he encontrado con un documental muy cortito sobre una periodista española que, con cámara oculta, se mete en el centro madrileño de la secta (¡tan cerca lo tenemos!) y vive una aventura digna de una película de aventuras.

Las imágenes son espectaculares: toda la parte de la niña es para meter en la cárcel a la madre. Pero amigos míos, el último trocito de vídeo bien vale todo el visionado, porque cuando la periodista despierta sospechas y la acorralan, he sentido auténtico pánico.

Bravo por la periodista y bravo por la televisión que lo emitió (que no sé cuál es), pero me da esperanza sobre el periodismo en España. Eso sí, si sufres del corazón, no veas el reportaje:








22 octubre, 2009

Ya se conoce al asesino de Saw VI

Tras seis películas de Saw (que salvo la primera, que era fantástica, el resto era basura) ya se conoce al verdadero asesino de la serie: Ángeles González Sinde, Ministra de Cultura de nuestro país.

El mundo de los internautas se ha revolucionado. Desde hace un par de días, se sabe que el estreno de Saw VI, previsto para este viernes, va a ser cancelado debido a que el Ministerio de Cultura español ha decidido que la película, por su alto contenido gore y poco apto para nuestra idiosincrasia, sea clasificada X.

En otras palabras, no se estrena, salvo en aquella ciudad que todavía tenga un cine X. Reconozco que nunca he entrado en ninguna sala X, pero por culpa de mi imaginación, no podría entrar y sentarme en una de esas butacas.

Hasta ayer, que me enteré de esta noticia, no tenía puñeteras ganas de ver esta película. Hoy sí. El Ministerio de Cultura, haciendo su labor de forma impagable, me ha abierto el apetito por Saw VI (eso sí, con su permiso, la descargaré ya que en mi ciudad no hay salas porno).

Pero hay una cosa que no acabo de comprender...

Esta calificación X a una película comercial de terror es de época franquista, absurda, terrible, derechona, censora... repito: ¿es sólo para Saw VI? Quiero decir, en los últimos años hemos visto Rambos que mataban en primer plano a tropecientas personas en pantalla, asesinos que disfrutaban comiéndose a sus víctimas a la sombra de los corderos, ricachones que pagaban por torturar a sus víctimas en viajes de placer organizados (en Hostel)... en definitiva, hemos visto tantas burradas, que si ahora califican a Saw VI como Saw X, en realidad, quiero saber la razón.

No dudo que en la película matarán a mucha gente... pero mira, Ángeles, hay que tener mucho morro. Puestos a decir verdades como puños, te diré que la sangre de las pelis es una mezcla de siropes, y los brazos cortados suelen ser una mezcla de escayola y plástico... ¿No tiene más delito lo que haces tú?

En uno de tus últimos guiones, aquella mierda de Mentiras y Gordas, te dedicaste a desnudar a cada uno de los actores jóvenes de este país: todas, absolutamente todas las actrices jovencitas que han pasado por televisión, salen en "tetas y culos al aire" en tu guioncito de marras... ¡pero si desnudaste hasta a la hija de Aida!... ¿Qué te parece si le ponemos una X? Al fin y al cabo, la sangre es sirope, pero una actriz desnuda enseña las tetas de verdad...

¡Ah! Pero esto es guay. Es moderno. ¡Eres cool, tía! ¡Gimme five, all right!

Ángeles, abrir la página del Ministerio y ver las calificación a esta película me molesta. Me irrita ver Saw VI junto a los títulos como Profesoras Maduritas.

Angelines (¿me dejas llamarte Angelines? Es que me gusta más y además, así te enseño que todos podemos ser arbitrarios), se hace camino al andar. Y el camino que has recorrido lo has dejado lleno de mierda. Formas parte del peor Ministerio de Cultura que me pueda imaginar, y sin duda, el peor de los que he conocido. La jugada puede ser perfecta: persigues las descargas de Internet y nos quitas las películas de las salas.

Amiga, vas a conseguir que no veamos cine... ¿no es genial?

20 octubre, 2009

Errol Flynn y la conversación de al lado

Ando liado como un piano. La carga de trabajo es desmesurada y para relajarme, intento cambiar la rutina un poco y descansar de películas y ordenador. Y por eso, me he quedado sin material para el blog.

En realidad, ando leyendo un libro BUENISIMO que es la autobiografía fanfarrona y maravillosa, que acaban de reeditar, de Errol Flynn. Su morro y su descaro al hablar me recuerda a épocas más políticamente incorrectas y mucho más divertidas... y no, nunca violó a nadie (aunque no he llegado a esa parte, se comprobó después de su muerte que todo era un gran invento para sacarle dinero a un actor completamente arruinado).

Sus aventuras en Nueva Guinea y la forma de hablar de sus compañeros bien vale la compra. Y no se corta: "las tetas de tal actriz..." "Jack Warner era un hijo de puta", "me encanta la poesía del marica tal"... Pero bonachón. Y te ríes muchísimo porque siempre, sin que él se de cuenta al escribir, uno puede ver perfectamente porqué se metía en tantos problemas: sus elecciones son totalmente incorrectas (no desde mi punto de vista, sino desde el sentido común).

Estoy disfrutando como un canalla del libro de un auténtico canalla. Cuando termine el libro, cuento algunas cosas.

Y el resto del tiempo, cuando los niños se duermen, me dedico a un enorme puzzle de tropecientas piezas que tengo sobre la mesa del salón. De alguna forma, en esta semana chunga, me relaja, me tranquiliza y me despierta de mejor humor.

No pensaba escribir nada de esto y quería dejar el blog en "pausa" hasta terminar el libro en dos o tres días... sino fuera porque acabo de tomarme un café en el bar que está al lado de la oficina y he oído una conversación que merece ser transcrita:

- ¡Han descubierto 30 planetas nuevos!
- Sí, lo leí esta mañana.
- Ahora si que sí... seguro que hay vida en otros planetas.
- No se yo...
- ¡Seguro! Ahora puede que el espacio hayaaaa... por lo menos... 200 planetas. Y cada uno tiene sus lunas... porque la Tierra tiene su luna, pero hay planetas con dos o tres lunas.
- ???
- Y me parece que además del espacio de la Tierra, hay más espacios: el espacio lácteo es el nuestro, que es donde están los 200 planetas. Y luego no se sabe, hay más espacios que, seguramente, tienen más planetas. A lo mejor hay hasta 400 planetas... mira tú, seguro que hay vida.

Y digo yo: ¿no puede ser la vida genial y surrealista? Adoro estas conversaciones.

13 octubre, 2009

Y me quedé pensando...

No sé muy bien la razón pero la semana pasada cambié de peluquero. Bueno, si sé la razón: un puñetero nuevo carril para el transporte público hace imposible aparcar en mi peluquería de siempre. Y ya se sabe: los peluqueros desconocidos hablan en un idioma muy extraño y son incapaces de comprender el extraordinario concepto de “no me lo dejes muy corto”.


En fin, que con el pelo tan corto han surgido, de repente, nuevas ideas en mi cabeza. Y mi hija, en un ataque de sinceridad que sólo se puede tener con seis años y mucha cara, me confesó, mirándome a los ojos (que es como duelen más las cosas), “tienes más pelitos blancos que negros”.


Y llevo pensando un par de días en esto.


El tiempo es raro. Cuando uno ve una película es capaz de comprender las elipsis de tiempo. Eso lo hago bien. Pero no comprendo el espacio lineal continuo. Quiero decir, si yo el otro día era el hijo pequeño… y no han existido elipsis temporales, debería seguir siendo el hijo pequeño. Pero resulta que no. Que aunque parezca mentira, la vida se ha abierto paso (como diría Jeff Goldblum en Parque Jurásico) y tengo dos hijos y una magnífica hipoteca.


Y en contra de todo pronóstico (y aunque me siga gustando el cine de superhéroes), estoy envejeciendo. A la velocidad del rayo, dicho sea de paso.


Y he seguido pensando...


...que aunque me guste recordar los años 80, no puedo negar que mi época, la que se marca en la memoria, que muchos cifran en los 8 o 9 primeros años de vida, son los 70. Y de tanto recordar a Sonia Martínez y a Mazinger Z, me he olvidado que soy de la generación que un día no fue al colegio, a ese maldito San Luis de la verja verde a la que me agarraba como un poseso para no entrar, porque Franco había muerto.


De una generación que, con sólo siete u ocho años, iba con corbata al colegio. Afortunadamente, no era una corbata de nudo, sino con un pequeño botoncito detrás del cuello que la dejaba perfectamente colocada. Y de una época en la que, aunque tuviera el pelo rizado, siempre se encontraba la forma para llevar la raya a un lado.


Y, en realidad, todo esto me parece que fue ayer. Cuando hacía el chorra y me reía de los demás con mi grabadora de casette. Me colgaba un magnetófono (que hoy sería frioleramente grande) en el hombro y grababa mi parte de futuras conversaciones. Algo en plan: “Hola, ¿cómo estás?” y tras una pequeña pausa, decía: “Yo bien, gracias por preguntar”.


Cogía el magnetófono y me acercaba a mi padre y ponía la cinta en marcha: “Hola, ¿cómo estás?” y mi padre respondía “Bien, ¿y tú cómo estás?” y mi casette, que seguía rodando, contestaba “Yo bien, gracias por preguntar”. Esta broma, que era siempre graciosa y efectiva, tenía sus problemillas de vez en cuando: “Hola, ¿cómo estás?” “Ya estás haciendo el tonto otra vez”Yo bien, gracias por preguntar”.


Pero mi hija no me engaña y aunque en el espejo veo unos destellitos en mi pelo, siempre he pensado que era por mi brillo natural. O por mis sospechas fundadas de que soy fluorescente.


Recuerdo los grandes televisores de antaño, que en vez de botoncitos tenían una gran rueda para cambiar de canal, y alguna voz adulta me decía: “No toques la pantalla de la televisión, que pueden salir rayos”. Y encima de la mesa del cuarto de estar no faltaba la página del periódico o un pequeño Teleprograma para tener clara la programación televisiva de la semana (la programación de un solo canal).


Pero mi recuerdo más nostálogico siempre será para el cine. Sobre todo, en mis veranos setenteros en Barcelona, cuando con sólo seis o siete años, mi tía Fina, cinéfila de profesión, me llevaba dos y tres veces por semana al cine. Y allí pude ver las películas de Disney que se iban estrenando, desde “Se nos ha perdido un dinosaurio” hasta “Mi amigo, el fantasma”.


Pero lo mejor, amigos míos, no era la película. Era el ritual. Porque ahora, con los multicines, nadie se acuerda del espectáculo que era ir al cine. No olía a palomitas, olía a teatro, a humedad, a madera... posiblemente, olía a un gran telón polvoriento que, justo antes de apagarse las luces (y no lo hacían de sopetón, sino paulatinamente, poquito a poco) se abría lentamente para enseñar la gran pantalla. Después venían los anuncios, con unas panorámicas que en aquel momento ya me parecían cutres, de los restaurantes que estaban al lado del cine y en los que casi siempre aparecía un camarero cortando una pata de jamón. Y el NO-DO, con sus reportajes de cerámicas de Cuenca y alguna escena en el aeropuerto de Barajas, con algún famoso llegando y saludando, con el pelo al viento, desde la misma puerta del avión.


Y he seguido pensando…


… en cosas más cotidianas. En casas con moquetas de colores y en lámparas de cristal naranjas (casi como la de la foto). En el tocadiscos y en la colección de Lilys, que todos leíamos cuando mi hermana no estaba en su habitación. Y en la guitarra que nadie, nunca, supo tocar. En el salón del “Prohibido Pasar” y que mirábamos con asombro, cómo si fuera una parte especial de la casa, cuando se abría para la cena navideña. He pensado en el pueblo de Castilla y en los tres globos. En la gracia de Fofo y en la poca gracia de Fofito. En que Gaby, aunque fuera el serio, me caía mejor que el payaso pintado de blanco con la ceja negra.


He pensado en las Navidades infinitas que he pasado y en la cantidad de cumpleaños vividos: los primeros, con muchas ganas de crecer, y los últimos, sin apenas acordarme de la edad que tengo. No he cumplido cuarenta años aunque poco me queda. Y no creo que se trate de una crisis (que ya la tendré, ¡vaya si la tendré!), sino de enfrentarme con la verdad.


Los destellos, amigos míos, no son lucecitas en la cabeza, que además, suelo destacar por no tener… sino canas bien pintadas.


PD: El otro día, visité el colegio de mi infancia, que está a menos de un kilómetro de mi casa. Me llevé a toda la familia. Y paseando por allí, me di cuenta de dos cosas: que era espectacularmente feo y, sobre todo, mucho más pequeño de lo que pensaba. Aquellos grandes jardines eran un matojo de plantas mal diseñado y aquellas clases infinitas son cuatro paredes diminutas de color cemento.


-“¿Este es tu colegio?” – preguntó mi hija.

-Sí, pero cuando yo era pequeño era mucho más bonito.

- Menos mal, porque ahora es feo, feo…


Y, de verdad, ahora ni siquiera sé si un día fue bonito.

08 octubre, 2009

La rueda de prensa de Love Never Dies (Actualizado)

Acaba de terminar la rueda de prensa (que gracias a Internet he seguido casi en directo).

La segunda parte de El Fantasma de la Ópera, Love Never Dies, se estrena oficialmente en marzo del año que viene (por supuesto, habrá muchos previos antes). El disco sale al día siguiente del estreno y se ha confirmado lo que era un secreto a voces: el Fantasma es Ramin Karimloo, que es la voz perfecta personificada y actual Fantasma en Londres (tiene un magnífico vídeo blog que graba en el camerino del teatro, justo antes de que le maquillen como fantasma). Christine es Sierra Boggess, que no sólo es la mejor Christine posible, sino que es una persona simpatiquísima.

¿Se acuerdan a aquello de tenerle miedo a esta segunda parte? Olvídense de todo. En la rueda de prensa ha sonado parte de la obertura y han cantado una canción, Till I hear you sing. En la obertura no han sonado piezas conocidas, aunque durante unos segundos la melodía parece el corte de la película en donde el fantasma de pequeño está encerrado en una jaula. En cuanto a la canción, es posiblemente uno de los mejores trabajos de Lloyd Webber: absolutamente espectacular.

En dos palabras: lo que hemos oído de la obra es absolutamente delicioso.

Para empezar, no se pierdan a Sierra Boggess cantando Think of me en directo (en el famoso Rincón de Seth). Atención a su voz y su simpatía (esta canción, que es especialmente difícil, hay pocas personas que logren salvar la ruptura entre la voz melódica y la operística).



Y aquí, a los pocos segundos de rememorar El fantasma original, suena unos breves segundos del Waltz de Conney Island, que es donde se encuentra el protagonista en la segunda parte:



En esta página pueden ver la rueda de prensa, pero si quieren oír sólo la canción, acabo de subirla. Es adictiva:


06 octubre, 2009

Nueva crítica a El Laberinto del Fauno ( y 2)

Y espero, amigo lector, que si llegas a esto por casualidad, antes te leas esto... si no, me vas a matar...


"El orondo Guillermo del Toro ha presentado la película El Laberinto del Fauno, protagonizada por Sergi López y Maribel Verdú, actriz que se encuentra en su mejor momento después del giro que ha dado a su carrera.


Con una fotografía y una música espléndidas, Guillermo del Toro demuestra con El Laberinto del Fauno unas extraordinarias dotes de artesano, ordenando su complejo relato hitchconiano en un entretenimiento en el que, en ningún momento, se nota la duración de la película. Sus personajes, bien dibujados, se mezclan y comparten plano de forma berlanguiana. Por estos comentarios, puede parecer una película sólo para cinéfilos, pero no es así. Para saborear el relato es importante dejar los prejuicios en la puerta, ya que la película está lejos de ser una comedia ligera. Y aunque no es redonda, se deja ver con relativa facilidad.


Los efectos especiales están a la altura, y la sofisticada técnica de Guillermo Del Toro se acerca magistralmente a los juegos pirotécnicos de Brian de Palma, director que al contrario que George Lucas, sigue haciendo obras maestras como puños.


Es recomendable acercarse a cualquier sala para ver esta pequeña obra (al igual que debemos acercarnos a ver la última película de Spielberg, seguramente su mejor trabajo), aunque sea para apreciar la labor de Alex Angulo, un secundario de lujo.


El gran despliegue publicitario de la película llamará la atención de muchos espectadores, pero no estamos ante una españolada o una americanada, sino ante una película muy europea y muy entretenida, aunque parezcan calificativos enfrentados.


Guillermo del Toro demuestra que tiene una visión muy particular y podemos calificar su obra como cine de autor. El vestuario cumple con creces su cometido y la obra rebosa un romanticismo digno de la mejor obra setentera José Luis Garci.


La película está dando tan buenos resultados que en Estados Unidos ya planean un remake con Meryl Streep (que esperemos no haga sus mojines de primer plano) y con Harrison Ford (en la que, desgraciadamente, salvo que se realicen muchos cambios, no podrá mostrar su media sonrisa) y en España, se planea una segunda parte que, aunque se sabe que nunca fueron buenas (por supuesto, a excepción de El Padrino), puede ser que esté dirigida por Alejandro Amenábar (si su ego se lo permite).


El joven director chileno, que cree que con esta segunda parte puede superar los avances de Orson Welles en Ciudadano Kane (desgraciadamente, ya nadie menciona los avances de Cukor o del nonagenario Oliveira), está escribiendo el guión y ha comenzado a silbar una melodía en una grabadora de mano para poder pasársela a un músico profesional para que la orqueste.


Con esta película, Amenábar puede conseguir la mejor película de una filmografía notable."

05 octubre, 2009

Especial Traducción: Crítico de cine - Persona normal

Llevo 25 años leyendo críticas de cine y empiezo a conocer el sistema. Por eso, para aclarar dudas, he creado un pequeño diccionario explicativo en donde traduzco para ustedes una serie de conceptos que pueden ser interesantes y que, además, nos ayudarán a saber si al crítico de cine le ha gustado la película o no.

Este diccionario puede ser ampliado por ustedes en los comentarios. Creo que podemos hacer un trabajo encomiable:

1.- "La fotografía es maravillosa" o "la espléndida fotografía de...": la película es un completo coñazo, aburrida e intragable.

2.- "La magnífica banda sonora...": la música de la película se basa en canciones. Nunca se habla de Goldsmith o Herrmann, sino que se aplica a películas como Pretty Woman o Ghost.

3.- "La actriz se encuentra en su mejor momento": la actriz sale guapa, guapa, guapa.

4.- "Meryl Streep está fantástica": Meryl Streep tuerce la boca, cierra los ojos y hace gestos extraños en los primeros planos.

5.- "El director es un artesano": la película es normalita y pueden olvidarse del nombre del director.

6.- "En absoluto se nota su duración": ¡Cuidado! ¡La película es larga de cojones!


7.- "El guión es complejo": Ni el guionista sabe quién es quién. El director, menos... por no hablar del crítico que escribe sobre la película, que no se ha enterado de nada.

8.- "Relato Hichcockniano": La peli es de suspense.

9.- "Un día tuvo talento, pero ahora...": Sin duda alguna, están hablando de George Lucas.

10.- "Hay que dejar los prejuicios en la puerta": Es un truño que gusta a todo el mundo y nadie quiere reconocerlo. Como las películas de Leslie Nielsen.

11.- "Comedia ligera": una simplonada.

12.- "La película no es redonda": Empieza bien y termina con el espectador roncando en la sala.

13.- "Se deja ver": Truño

14.- "Los efectos especiales no están a la altura": No son efectos especiales, son dibujitos hechos por ordenador, sin gracia, sin dinero y sin talento.

15.- "Juegos pirotécnicos de Brian dePalma": Cuando un director de cine mueve la cámara, no pasa nada. Cuando lo hace dePalma, los críticos se ponen las manos en la cabeza, se ríen y miran despectivamente la pantalla.

16.- "Es una de las mejores películas de Spielberg": Se aplica a todas las películas estrenadas por Spielberg salvo para Hook y Amistad.

17.- "Secundarios de lujo": Actor de la época dorada de Hollywood que hace un papelito. Ahora se aplica mucho a Lauren Bacall. Importante: nunca se aplica a Mickey Rooney, porque es gordo, feo y todo el mundo le tiene manía.

18.- "Un gran despliegue publicitario": Al crítico le ha llegado un buen regalo de la distribuidora. Yo tengo un libro de El Planeta de los Simios espectacular, con portadas de piedra.

19.- "Españolada": "¿sabes? ¡Coño! ¡Joder!" Actrices con las tetas al aire. Pezón y jamón, jamón.

20.- "Americanada": Sale la bandera americana con un soniquete de trompeta. "¡Soy americano. Dios mío, soy ciudadano de los Estados Unidos". Puede ser una peli de universidades con gamberrillos de poca monta y nombres griegos en plan "Alfa". Son super. No salen pezones. Cuando la película tiene algo de calidad, ponen a John Cusak.

21.- "Una película muy europea": Película en la que, básicamente, no pasa absolutamente nada.

22.- "Es muy entretenida": La película debe ser malísima, pero el crítico se lo ha pasado como un enano. Para las personas normales, una gran película.

23.- "El director tiene una visión muy particular": Esto es un saco sin fondo. Si salen enanos es una de Fellini (pero si salen bailando, es de David Lynch). Personajes con el pelo de Tim Burton. No se entiende nada y al director se la ha ido la cabeza. Una mujer aparece muerta en la cama y se le ve una teta (en Estados Unidos es arte, aquí, una españolada, ¿nos vamos entendiendo?). En otro ámbito, la mirada de Fernando Trueba.

24.- "Es cine de autor": Una sola frase cargándose la célula primigenia del cine.

25.- "El vestuario es magnífico": La película es de época. La ropa, por supuesto, en contra de la realidad histórica, está limpita e impecablemente planchada. Y cada personaje tiene varios modelos. Aquí se salva El perfume, en donde van todos como guarros, pero claro, nadie alabó el vestuario.

26.- "Maribel Verdú da un giro a su carrera": Oh, en esta no sale desnuda.

27.- "El orondo director": Antes se aplicaba a Hitchcock, ahora es una forma amable de llamar gordo a Guillermo del Toro.

28.- "El guión lo podría haber escrito Garci": Es cursilón. Los personajes recuerdan muchas cosas del pasado.

29.- "Película berlanguiana": Muchos personajes en plano cruzándose. En America se aplica a Robert Altman.

30.- Remake: Que la han vuelto a hacer. Siempre es peor que la original, aunque el remake se base en un truño como Viernes 13.

31.- "Segundas partes nunca fueron buenas": Aquí, el crítico siempre, siempre, siempre, apunta: "menos El Padrino".

32.- "Los avances de Ciudadano Kane": Esto es de libro. Saben decir eso de "por fin se muestran los techos". En realidad, pocos saben que tipo de avances fueron, aunque se les podría explicar que las lentes que utilizó Welles procedían del cine mudo y fueron muy difíciles de localizar.

Apunte: La Iglesia dio, recientemente, los nombres de unas películas con altos valores cristianos. Una de ellas era El nacimiento de una nación, en la que, en una vuelta de tuerca absolutamente racista, los negros que persiguen para matar, son actores blancos pintados de negro. Es una gran película, sí, pero me gustaría saber cuáles exactamente son los valores cristianos.

33.- "Harrison Ford está bien": Harrison Ford tuerce su sonrisa y derrite a la sala de cine.

34.- "La película de Amenábar está muy bien": El atontao de Amenábar ha vuelto a hacer una película de éxito. ¡A ver si se estrella ya!.

Hay muchos más, pero estos se me han ocurrido del tirón. ¿Esperaban un post más sesudo un lunes?