31 marzo, 2010

La canción de Nunca Digas, Nunca Jamás

Nunca Digas, Nunca Jamás es la película de James Bond que no pertenece a la serie oficial y que, sin duda, debería tener un post dedicado plenamente a ella. Los que conocen la historia saben que es un remake de Operación Trueno, la única novela que quedó libre de los derechos de Saltzman y Broccoli y, por tanto, la única a la que se le pudo hincar el diente fuera del entramado Bond. Pero no me meto en esa historia.

El caso es que el productor le pidió al gran Michel Legrand (por ahí he llegado yo a esta historia) que compusiera la banda sonora de la película. Y al mismo tiempo, le pidió a Stephen Forsyth que hiciera una canción de éxito para llegar al número uno de las listas musicales (como siempre con el agente secreto).

Una vez completada la composición de la canción, Forsyth se puso en contacto con la cantante Phyllis Hyman. Esta cantante, tristemente desaparecida en 1.995 tras una escueta nota de suicidio unas pocas horas antes de una actuación musical ("Estoy cansada. Estoy cansada. Aquellos de vosotros que amo, sabéis quienes sois. Que Dios os bendiga") recibió al compositor mientras desayunaba. Él cantó la canción para ella y Hyman, sin más, aceptó grabarla. Al día siguiente, ella se presentó en el estudio, le dieron un papel con la letra y en una sola toma, la grabó (una memoria musical prodigiosa).

Todos contentos hasta que Michel Legrand se entera de la existencia de esta canción y le lee la letra pequeña de su contrato a los productores. Por lo visto, el mayor interés de Legrand consiste en esa canción y amenaza con una demanda multimillonaria.

Los productores, que ven como su compositor no sólo les demanda sino que corren el peligro de quedarse sin banda sonora, aceptan su petición y es, a última hora, la canción de Legrand la que aparece en la película: el famoso soniquete de "Never, never, never say never again...". Pero la historia no termina aquí:



Con la muerte de Phyllis Hyman se editan algunos recopilatorios, y en uno de ellos, de los últimos, de hace solamente un par de años, esta canción finalmente ve la luz. Un clásico desconocido. Una sorpresa para todos. Y aquí la tienen en todo su esplendor:


28 marzo, 2010

Avatar II: Reloaded

En Internet, las risas sobre la calidad del guión de Avatar no han parado. Si a eso le sumamos que hay gente que realmente tiene talento, el resultado es este:


24 marzo, 2010

La última cena y el Oscar de Coppola

Hace años tenía un muy buen profesor de Historia del Cine que en plena explicación, decía "esto todavía no se ha estudiado, lo deberían apuntar como tema de tesis". Con el paso del tiempo, me di cuenta de que, ciertamente, hay muchos temas que no se han estudiado, son interesantes y sólo falta alguien con imaginación y mente científica.

Tener una buena idea a la hora de emprender un proyecto es básico. Y todavía me siguen emocionando algunos trabajos en los que, más que la elaboración, me gusta el tema. Como ejemplo, el tipo este (raro, raro) que ha hecho un documental hablando con todas sus ex-novias y tratando de analizar por qué le dejaron: "A complete history of my sexual failures". La verdad es que una vez visto, es bastante flojito, pero la idea es genial.

Y todo esto lo escribo después de leer un artículo que me ha dejado conmocionado: un tipo investiga los cambios en las porciones de comida a lo largo del tiempo. Y para corroborar su tesis ha estudiado más de cincuenta cuadros de La Última Cena. Y como el arte imita a la vida, pues se ha dado cuenta que las comidas ahora son muchos menos frugales que antes, exactamente un 69%.

No sé si el estudio es bueno, serio, malo o entrañable, pero lo que sí sé es que la idea es magnífica. Si cada pintor hace una representación de una época, la cantidad de comida que ha puesto en el plato es un dato, cuanto menos, significativo.

El artículo, aquí.

Otro cosa. Aunque tenía pensado hacer un post sobre Coppola, que llevo retrasando meses porque me gustaría contar demasiadas cosas (y ya saben por aquí que puedo tener post buenos y otros bastante malos, pero ninguno destaca por mi capacidad de síntesis), es el momento de una pequeña anécdota que me ha encantado:

Un periodista se acerca a Francis Coppola y le pregunta cuál de todos sus Oscar le enorgullece más (sólo con la trilogía de El Padrino tiene unos cuantos). El director se queda pensativo y contesta: "Sin duda, el de mi hija Sofía por el guión de Lost in Translation".

Me siento orgulloso de que mis ídolos se comporten como ídolos y no como atontaos.

17 marzo, 2010

MINI PELÍCULAS

Estoy de acuerdo con que la imagen que acompaña el post es bastante cursi. Pero el contenido, amigos míos, es sorprendente.

Acostumbrados a que Internet nos abra el mundo a la publicidad, a los cortos, al cine alternativo, a los Doramas de Elphaba, hoy descubro Vía Menéame una auténtica maravilla: el tipo que hace películas de cinco segundos.

No. No son versiones de clásicos del cine protagonizados con un conejito ni nada de eso. Son auténticos dramas condensados en cinco miserables segundos (las reglas son estrictas: 2 segundos de créditos principales, cinco segundos de trama y un segundo final de créditos finales).

Puede parecer una tontería, pero llevo todo el día pensando en enviar algo y es muy, muy complicado sacar una idea original, buena, divertida... algo que se pueda contar en ese tiempo. Tiene su miga.

Os dejo dos vídeos, para los impacientes, el primero (que es mi favorito y desde hoy, un clásico: toda una declaración de lo que es un día normal para un servidor) y para los que tengan más tiempo, un segundo vídeo, una recopilación de 20 películas que se tarda tres minutos en ver.


Lo de siempre, hay gente con verdadero talento.

Late for work:



Recopilación de 20 películas:


11 marzo, 2010

La música de LOVE NEVER DIES


Ayer, casi de casualidad y hablando con un buen amigo, tuve conocimiento de que Love Never Dies (la segunda parte de El fantasma de la ópera), ya ha salido al mercado en forma de doble CD. Y como buen enfermo que soy, no sólo lo compré en Amazon (con su libreto y un DVD con extras) sino que lo descargué y lo oí un par de veces. Y esta mañana lo he vuelto a oír otro par de veces. Y ya me he hecho una idea.

Cuentan las paginas de Internet que el musical no es muy bueno. Algunos feroces seguidores del Fantasma, incluso, empiezan a detestar a Webber por haber cometido tremendo pecado. De hecho, el compositor se ha puesto tan nervioso, que ha hecho unas declaraciones un poco absurdas (sobretodo si vives del teatro musical): "Nunca se debe ir a un musical en el mes del estreno".

Lo que dice Webber, entre líneas, es que el trabajo continúa hasta que el musical termina funcionando como un reloj. La verdad sea dicha, los montajes de Webber siempre, siempre, siempre, han sido tocados y retocados hasta alcanzar el producto final. De hecho, el Sunset Boulevard que yo vi a la semana del estreno en Londres es muy lejano del producto que finalmente dio la vuelta al mundo.

O dicho de otra manera, comparen el disco de Londres con el disco de Nueva York: las orquestaciones, la letra e incluso el orden de algunas cosas cambia notablemente. Unas canciones entran y otras se van.


Ni Cats es igual en Londres que en Nueva York, no porque sean dos públicos diferentes, sino que la diferencia de tiempo entre ambos estrenos dejó desfasado el disco de Londres. La maquinaria tarda más en engrasarse que el disco en salir al mercado.

Otro problema latente es el de la canción Love Never Dies, que ya comentamos en su momento: la compuso a principios de los 90 para esta secuela pero cuando Lloyd Webber creyó que finalmente no lo iba a estrenar nunca, la utilizó en The Beautiful Game. En realidad, esta canción ya ha conocido tres versiones.

Las críticas del recién estrenado musical, de las que no debemos fiarnos, mezclan el "aburrimiento soberano" con "una obra maestra de Lloyd Webber".

Yo, adelanto ya, y no soy imparcial (ya que parto de mi profundo amor por Webber, sólo superado por el amigo Sondheim), creo que la música es magnífica. Poderosa. Con líneas melódicas muy potentes y unas cuantas melodías que son arrasadoras.


Curiosamente, hay una canción con un tono completamente diferente al resto de la obra (en realidad, como en
El fantasma... en donde la canción que da nombre al musical no tiene nada que ver con el resto) que me recuerda demasiado a una de las nuevas canciones de Tell me on a Sunday. Hay otras partes que me recuerdan a Aspects of Love y hay muchas, muchas partes, que me recuerdan a The woman in white (que posiblemente, sea la obra de Webber más cercana a Love Never Dies).

Pero esto no es un caso Horner, hablo de estilo, igual que identifico un coro cuando es de Verdi o una melodía de Danny Elfman (tan identificable aunque no haya notas, si quiera, parecidas a su obra anterior).


Sinceramente, su punto débil es la historia. Además, creo que Love Never Dies es más una segunda parte de la película musical que del propio musical, porque de otra manera, no se comprende la actitud de Madame Giry o Meg. Y ahora, debajo de esta foto, voy a comentar un spoiler gigante, o sea, no sigas leyendo si te interesa descubrir por ti mismo la historia:


Aviso de nuevo: Súper Spoiler

Uno de los problemas de la historia es que es hace un par de años la vimos en el cine bajo el nombre de
Superman Returns, más o menos, así: tras un montón de años sin verse, la pareja protagonista se reencuentra. Y aunque ella esté casada y tenga un niño, el personaje principal (tanto el que vuela como el deforme), poco a poco, se va dando cuenta de que el niño, en realidad, es hijo suyo.

En Superman, el niño es especialmente fuerte y en Love Never Dies, está dotado para la música de forma especial.
Y este momento, musicalmente, es absolutamente maravilloso.

Lloyd Webber ha cambiado bastante a lo largo de los años. Yo creo que su música se ha ido complicando. Esto no es bueno ni malo, simplemente es diferente. Por poner un ejemplo, es igual que John Williams, de líneas melódicas muy identificables en los 70 pero que hoy día tiene orquestaciones y sonoridades muy complejas (la magnífica, pero difícil, banda sonora de Minority Report, por ejemplo).

Con
The Woman in white y Love Never Dies, desde luego, Webber no se gana al espectador con la primera escucha. En ese sentido, el Webber de Jesucristo o Evita era más agradecido. Por otra parte, se cambian elementos importantes: del romántico final del sg. XIX en París al comienzo del sg. XX en EE.UU.

Y por eso, posiblemente todo sea más seco, más moderno y menos idílico.


En cuanto a la debilidad de la historia, que les voy a decir: adoro musicales que no cuentan absolutamente nada y que tienen una sinopsis bastante más simple. No será porque
A chorus line tenga una complejidad especial en el entramado de sus personajes (aunque si "con" sus personajes)... o Starlight Express (lo peor, con diferencia, de Webber) o Los paraguas de Cherburgo...

Historias simples, a veces, dan grandes musicales.


Love Never Dies es lo que es: un nuevo musical de Lloyd Webber con una partitura magnífica, que no llega a la altura de su primera parte, pero que tiene entidad en sí mismo. Y repito... maravillosas esas melodías... He cortado estos 30 segundos como ejemplo... ¿no es una melodía sublime? Espero comentarios (y espero con miedo los comentarios de Anónimo Tranquilo).


08 marzo, 2010

Crónica de los Oscars 2010: pin, pan, pun

Pero lejos de ser exhaustivo, voy a ir directamente al grano con algunos detalles:

1.- La Gala:

Soy un defensor de la gala de los Oscars. No sólo se hace un balance sobre el estado de la moda (como hoy todas las mujeres en mi oficina), sino también se aprecian las nuevas técnicas de realización en televisión, los montajes de imágenes, los números musicales, los premios. Y este año, con la sana intención de que la gala fuera a velocidad pin, pan, pun, pues... ¿qué quieren que les diga? Aburrida, soporífera, la peor gala que yo recuerde. Por supuesto, aún así, vale la pena verla en directo (aunque llevo todo el día como un zombie).


2.- Montaje sobre los desaparecidos:

La realización televisiva impidió que se leyeran los dos primeros nombres del vídeo. Mal, muy mal. Lo curioso es que no fue ni emotivo ni especialmente bien montado. Ya empiezan a sonar críticas de faltas sonadas: entre las faltas graves, Farrath Fawceth y la chica de oro, Bea Arthur, que aunque famosas por la televisión, hicieron una significativa carrera en el cine que bien vale el plano.


3.- Canciones nominadas:

Pin, pan, pun. No había tiempo para cantar. No hubo números musicales cantados. De hecho, fue uno de los primeros premios en entregarse, ¿raro, no?

4.- Oscar honorífico:

Este año se los daban sobre tres pesos pesados: Roger Corman, Gordon Willis y Lauren Bacall... pero el evento se había celebrado unos días antes y sólo se mostró un pequeño montaje. El detalle no llamaría demasiado la atención sino fuera porque justo después de ese montaje, se dijo que dos de ellos estaban en la sala y la gente comenzó a aplaudir. Bacall y Corman se levantaron y la sala en pleno se puso de pie. Y cuando parecía que la cosa iba a ser emotiva, la orquesta comenzó a sonar y apareció sobre el escenario el siguiente presentador. Pin, pan, pun.

5.- Los premios:

Inesperados. Quizá lo mejor de la noche sea la selección de premiados, que es incluso superior a mis expectativas. Mis augurios sobre Christoph Waltz y la música de Michael Giacchino (mis únicas certezas) eran correctos. Y ver a Bigelow en escena, sin creerse demasiado lo que pasaba y temblando como una niña es mejor que ver a Cameron, que ya ha recogido su cosecha personal en forma de billetes de dólar.

6.- La falta de los peces gordos:

Los organizadores decían que querían ganar audiencia con gente joven: estaban los de Crepúsculo, Miley Cirus y una serie de jovencitos con granos muy curiosos. De ahí a que no estuvieran presentes Scorsese, Spielberg, Coppola, Lucas, Eastwood... no sé, no parecía la gala de siempre sino una de la MTV. Raro, raro, raro. Hum... las viejas glorias a casa.

7.- Lo que sí me gustó:

Por lo menos, el montaje musical de las bandas sonoras estuvo bien. Y me quedo con tres ganadores que, afortunadamente, dieron los tres momentos cumbres de la gala: el emotivo discurso de Jeff Bridges, el absolutamente maravilloso mensaje de Giacchino ("cuando era niño nunca me dijeron que ser creativo era una pérdida de tiempo. Be creative. It is not a waste of time") y la rapidez cómica de Sandra Bullock en escena. Por esos pequeños detalles vale la pena ver estas cosas.

8.- Dos cotilleos de mal gusto:

Si bien es cierto que Cameron estuvo muy deportivo toda la noche (y parece que, incluso, cree que Bigelow se merece todo lo que le está pasando), se pudo ver que en los premios al sonido y montaje de sonido, que recayeron en "En tierra hostil", no le molaron nada. Yo creo que, aún sabiendo que la batalla ya no era suya, Cameron creía que Avatar era merecedora de todos los premios técnicos. Estos dos se le escaparon y realmente su cara no era "all peace, be my friend, man".

Y este detalle me duele más todavía, porque yo suelo ser muy respetuoso con la gente y con la edad (ya se sabe, todos, con suerte, seremos viejecillos), pero... ¿de verdad, esa tipa era Barbra Streisand? Por favor, llamen a un peluquero y a un maquillador profesional porque alguien está estafando a la Streisand. Y encima, le dio el premio a la Bigelow, que es una mujer alta y guapa (bastante, bastante guapa). Juntas eran como... no sé... una especie de 10 caminando o una famosa novela de caballería española en la que la Bigelow era el hidalgo y Barbra...

En definitiva, si los montajes no eran buenos, no se cantaban las canciones, si no dejaban a la gente hablar... ¿qué es lo que queda? Pues dos minutejos de gracias de Steve Martin, que sí, que estuvo bien y Alec Baldwin, que encajaba los golpes de su compañero.

Poco más.

9.- El premio a El secreto de sus ojos

Sin comentarios. Lo mejor de la noche. Dicen que Campanella se mueve en Hollywood como pez en el agua. Y cuando uno es el rey de las relaciones públicas y su película es una obra maestra... es lo que hay.

10.- Los mejores trajes de la noche

¿Realmente pensaban que iba a hablar de esto? ¡Venga, a darse una vuelta por otro blog, que tengo sueño y no estoy para tonterías!

06 marzo, 2010

Suspense, Frances y mi tipo de cine

Mi aburrimiento soberano con las películas que he estado viendo en las últimas semanas ha provocado una cierta vuelta a los orígenes (es un fenómeno que ya me ha ocurrido en varias ocasiones). La aparición del e-mule y todos los mecanismos actuales para ver mucho más cine que hace unos años da como resultado que veo demasiada basura. Y mi limpieza personal se basa en dejarlo todo y recuperar ciertas películas de esas en las que he estado pensando en los últimos meses: "un día de estos tengo que volver a verla".

No hablo de clásicos ni de películas especialmente buenas, sino aquellas que conozco y me apetecía volver a ver, bien porque no las recuerdo o bien porque simplemente recuerdo que me gustaron.

Y así, a lo tonto, he visto bastantes en esta última semana: desde Suspense de Jack Clayton, hasta Amanecer de los muertos o Frances (la inspiradora Frances Farmer original en la foto de este post), entre otras.

De Frances ya hablé en un deprimente post hace unos años.

Esta vuelta a los orígenes demuestra que mi clasificación del cine, estrictamente personal, se basa en dos únicos conceptos: las películas que están bien contadas y las que cuentan cosas interesantes. Son los dos únicos conceptos que me interesan de verdad y cuando los dos puntos son interesantes, el resultado es una obra maestra. Pero cuando sólo uno de ellos me gusta, ya doy por válida la película.

Frances parece una película para televisión y es narrativamente un poco torpe (pero el guión, la magnífica Jessica Lange - ¿dónde diablos esta una de las mejores actrices del mundo?- y el increíble Sam Sheppard, hacen de esta película una pequeña joya). Me interesa lo que cuenta, pero no cómo lo cuenta.

Suspense, de Jack Clayton, es una de las mejores películas de la historia del cine. La narrativa, la forma de utilizar el Cinemascope en una película intimista, Debora Kerr y ese guionazo, convierten la experiencia en sublime.

Y Amanecer de los muertos, que para mi sigue siendo la mejor película de zombies de la historia, tiene un comienzo tan vertiginoso, tan absolutamente bizarro, que desde sus primeros fotogramas me tiene cautivado.

Y cuando hablo de estas cosas, pienso en los directores que me gustan y pienso en mi forma de criticar las películas. Y algunos me dicen que si la película no cuenta algo interesante, es una mala película:

"Cuando me lo contaron, sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas..."

Y este poema de Becquer, que todo el mundo adora, habla de un simple desengaño. En realidad, no cuenta nada nuevo sino que la forma de contarlo le cautiva al lector. Y eso es lo que me pasa con el cine: el comienzo de Indiana Jones en el templo maldito, en donde una simple y pequeña aventura ("el antídoto y el diamante") se convierte en una auténtica clase magistral de cine, o en Amanecer de los muertos en donde lo que cuenta es lo de siempre (zombies Vs. Vivos), lo que pasa es que Snyder lo cuenta bien.

Aclaro una cosa en español clarito: el CinemaScope, pantalla ancha, empleado normalmente en superproducciones para meter tantos caballos y batallas como fuera posible, de repente, algún tipo con mentalidad preclara se dio cuenta de que era el mecanismo perfecto para narrar dramas intimistas. Y a mi me apasiona. Los encuadres de pocos personajes en pantalla muy ancha, dan como resultado genialidades. Esta escena de Suspense (The Innocents, 1961), obra maestra, habla por si sola (y sí, esta peli da miedo):



Mañana por la noche: los Oscars. Reconozco que el único premio que tengo claro es el de actor secundario, Christoph Waltz por Malditos Bastardos. Creo que Up tiene la banda sonora con Giacchino... y poco más. Qué cosas más raras.

02 marzo, 2010

Que sí, que sí... que a veces la realidad supera a la ficción

El de la foto es el gran cantante Paul Williams. Lo adoro, pero este post no va sobre él... pero, ¿verdad que es majete?

No. El post de hoy tiene una historia realmente brillante. La hemos visto mil veces en las películas. Trata sobre un tipo que trabaja en la policía, aquí en las Islas Canarias (es una historia que he leído en el periódico de hoy). De familia humilde, no se puede permitir el lujo de dedicarse a la música, que es lo que realmente le apetece y, entre multa y multa, se paga sus clases.

Pero todo el mundo sabe que cantando es bueno, muy bueno (hasta aquí podría ser una película de esas malas de tenores en el mundo del cine). Y va consiguiendo papelitos por aquí y por allí, e incluso ganando algún que otro concurso. Y un día lo contratan como sustituto en una función de la ópera Andrea Chenier en el Teatro Real de Madrid.

Y resulta que el tenor protagonista de Andrea Chenier, que es una ópera exquisita y jodidamente complicada, es un cantante que, de repente, se pone enfermo y se queda sin voz. Pero esto no pasa un par de días antes, sino que pasa 20 minutos antes de empezar la función, con el público acomodándose en sus butacas.

- Rápido, Jorge, que tienes que sustituir y haces el protagonista.

A Jorge no le da ni tiempo de ponerse nervioso. La función tiene que salir adelante sea como sea. Como dice él "no tuve tiempo ni de que temblaran las piernas". Y con todos los nervios del mundo, sale a escena y canta.

Cuentan las crónicas en El País, en El Mundo, en el ABC, que a los pocos minutos de salir a escena, la gente ya estaba rendida a sus pies. Cuenta el propio cantante que bien adelantada la ópera, en un respiro de su personaje, le dio tiempo de pensar, por primera vez: "joer, estoy debutando en el Real".

El siempre exigente público del Real (que es duro, muy duro) no estaba agradecido por la magnífica sustitución, simplemente estaban de pie aplaudiendo durante minutos y minutos a la nueva estrella de la lírica: el tenor Jorge de León. Y la otra mitad se susurraba al oído "¿Quién diablos es este tío?"

Al final, tuvo que salir a saludar tropecientas veces y ahora le llueven contratos de todos los teatros del mundo y los periodistas se pelean por una entrevista con él. Y Jorge de León, en media de esta vorágine le comenta al periodista "que realmente no sabe que hacer con su excedencia de la policía" y, amigos, es el propio periodista el que le abre los ojos: "Amigo, creo que va siendo hora de que te olvides de tu vida anterior".

No sé. Es casi como Eva al desnudo. Me ha encantado leer algo así, con tanto terremoto, con tanta crisis, con tanto vendaval que hace que mi enano de jardín parezca un atleta, de vez en cuando vale la pena abrir el periódico.

PD: Sobre la foto: Paul Williams me ha aceptado como amigo en Facebook y hemos intercambiado unas frases. Yo no estaba tan ilusionado desde, por lo menos, que Nuria Fergó me aceptó en su círculo de amistades. Sólo somos 10.000 amiguetes (de la Fergó, de mi amigo Paul Williams sólo somos 300... mi amigo Paul Williams... mi amigo Paul... Paul... Polito. Polito Willie... ¿te puedo llamar así?

Y por aguantar hasta aquí, este regalo (que ya lo puse alguna vez, pero es para los nuevos y las jovencitas preciosas):