19 marzo, 2012

Sherlock y Lang Lang


Terminada la segunda temporada de Sherlock (que se puede hacer en un día ya que son sólo tres episodios de hora y media) sólo me queda decir una cosa: obra maestra de la televisión. Impresiona el nivel de los actores, de los guiones, el refinamiento de los personajes y, sobre todas las cosas, el acabado formal... la realización... el producto final.

No se trata de comparar, pero teniendo en cuenta que la primera temporada de Sherlock coincide en el tiempo con el primer Sherlock Holmes de Robert Downey Jr., y la segunda temporada con la segunda parte de la película... se presta a este tipo de juego. Y es que son dos visiones completamente enfrentadas: donde la BBC actualiza el género jugando la baza del clasicismo actualizado (y metiendo la tecnología como uno de los temas principales), los americanos conservan a Holmes en su época, intentando darle un toque clásico que, según mi punto de vista, no acaban de conseguir por una puesta en escena completamente inadecuada.

De hecho, creo que el gran problema de las películas es la elección de su director, grande en otras ligas. Quiero decir, no puedes pedirle a Guy Ritchie que sea un director de cine artesanal porque se ha labrado una carrera con una forma muy particular de dirigir cine. Es como pedirle a Tarantino que dirija un guión que no es suyo o a Hitchcock que haga un musical.

La serie de la BBC cuenta los flashbacks con verdadero ingenio, la forma de mirar de Holmes te mantiene pegado a la butaca y, cada vez que hace muestra de su ingenio, lo admiras como si fuera real. Y la música, amigos míos, esa música de David Arnold que es una auténtica obra maestra...

Y si te gusta Londres, este es el Londres mágico. La serie Sherlock recupera al héroe inglés en una temporada superior a la primera (y ya es difícil), y al mismo tiempo, recupera un Londres de ensueño. Más clásico imposible.


Por otra parte, sigo completamente enganchado a la banda sonora de My Week with Marilyn. He intentado con todas mis fuerzas ignorarla porque no me gusta nada cuando un compositor hace la melodía principal y es otro el que hace el resto de la banda sonora. Son técnicas que han existido en el cine desde siempre pero que se han vuelto a poner de moda en la época Zimmer.

Sin embargo, adoro a las dos personas que firman el disco: melodía de Alexandre Desplat; música de Conrad Pope (para los menos fanáticos de la música de cine: según mi punto de vista -ya que sobre esto hay diferentes visiones- Pope es el gran orquestador de John Williams y el que mejor ha captado su esencia).

El disco me acompaña trabajando, en el coche... y se ha convertido en música de cabecera durante las últimas semanas. Y buscando cosas sobre esta preciosidad, me he encontrado con la presentación de la película a los medios. Y el productor (mítico Harvey Weintein) presenta al pianista Lang Lang, que también toca la pieza principal en el disco, para deleitar a los oyentes con el tema de Marilyn (que es el compuesto por Desplat).

Lang Lang, acostumbrado a tocar tropecientas mil teclas por minuto, se enfrenta a una pieza sencillita y melancólica. El que es considerado mejor pianista del mundo tocando a Desplat. Y yo veo el cielo con estas imágenes:

3 comentarios:

  1. Pues resultaría curioso ver un musical de Tarantino; sería de lo más curisoso.

    Por cierto; son imaginaciones mías pero el actor de Sherlock no os recuerda al actor de Merlín??? encuentro un parecido bastante razonable.

    Saludos.

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    Respuestas
    1. Pues seguramente le saldría bien. Empiezo a pensar que Tarantino es, hoy por hoy, el número 1... Que me perdone Polanski por este agravio ( y Cronenberg, Scorsese y Spielberg)

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  2. Qué belleza de pieza al piano. Qué más da quién componga quien para disfrutarla.
    MI pena es no haber podido ver la de Marilyn, que duró 6 días en cartel por aquí...

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