Cuando se muere alguien como Berlanga, hacer un post es sencillo: los medio de comunicación están llenos de datos y palabras amables con su obra.
Y sí, Berlanga era un genio, pero sus últimas películas son infumables. El Berlanga que a mi me gusta dejó de hacer cine hace más de 25 años con La Vaquilla. Y no soy original si digo que adoro, por encima de cualquier Bienvenido Mr. Marshall, la gran obra maestra del cine español: El verdugo.
Lo de Todos a la cárcel, Moros y Cristianos, París-Tombuctú... esas mejor olvidarlas. Yo creo que el momento en el que Berlanga quiere hacer cine berlanguiano es el final de su carrera. Cuando las cosas no salen de forma natural, con su espíritu genuino... cuando el mismo director trata de poner en práctica lo que dicen que sabe hacer muy bien, es cuando las cosas se tuercen.
Pero les voy a contar algo que siempre he pensado y nunca he contado, una de las características de Berlanga que más me gustan y de las que nadie habla:
Imagínense una secuencia de seis personas hablando al mismo tiempo. Un buen director de cine haría que esa secuencia fuera comprensible. Un director magistral de cine, incluso, podría hacer que se comprendiera y además, tuviera el timing adecuado. Un mal director intentaría conseguir todo eso y simplemente, no se comprendería y quedaría una chapuza. Pero ahí es donde aparece Berlanga. El director español conseguiría que todos hablaran al mismo tiempo y ni a un sólo de ellos se le comprendiera. A ni uno. Sólo quedaría en el aire el mensaje global, ese tan español y tan Berlanguiano de "calla, calla y escucha, que yo tengo razón".
Y es que Berlanga es cañí, es Isbert, es folclore, es mus, cigarros y puro, es Ciudad de la Imagen, una siesta en pijama, es sado y sexo de postal barata, es un chiste de Forges, un toro de carretera, zarzuela, Sazatornil, copla y peineta.
PD: Y yo, que me acerqué a hablar con él mientras degustaba un platito de paella en una ceremonia de los Goya, tuve el honor de recibir directamente de su boca un granito de arroz en la solapa de mi chaqueta. Fue tal el honor, que apunto estuve de guardarlo para toda la vida.
Y sí, Berlanga era un genio, pero sus últimas películas son infumables. El Berlanga que a mi me gusta dejó de hacer cine hace más de 25 años con La Vaquilla. Y no soy original si digo que adoro, por encima de cualquier Bienvenido Mr. Marshall, la gran obra maestra del cine español: El verdugo.
Lo de Todos a la cárcel, Moros y Cristianos, París-Tombuctú... esas mejor olvidarlas. Yo creo que el momento en el que Berlanga quiere hacer cine berlanguiano es el final de su carrera. Cuando las cosas no salen de forma natural, con su espíritu genuino... cuando el mismo director trata de poner en práctica lo que dicen que sabe hacer muy bien, es cuando las cosas se tuercen.
Pero les voy a contar algo que siempre he pensado y nunca he contado, una de las características de Berlanga que más me gustan y de las que nadie habla:
Imagínense una secuencia de seis personas hablando al mismo tiempo. Un buen director de cine haría que esa secuencia fuera comprensible. Un director magistral de cine, incluso, podría hacer que se comprendiera y además, tuviera el timing adecuado. Un mal director intentaría conseguir todo eso y simplemente, no se comprendería y quedaría una chapuza. Pero ahí es donde aparece Berlanga. El director español conseguiría que todos hablaran al mismo tiempo y ni a un sólo de ellos se le comprendiera. A ni uno. Sólo quedaría en el aire el mensaje global, ese tan español y tan Berlanguiano de "calla, calla y escucha, que yo tengo razón".
Y es que Berlanga es cañí, es Isbert, es folclore, es mus, cigarros y puro, es Ciudad de la Imagen, una siesta en pijama, es sado y sexo de postal barata, es un chiste de Forges, un toro de carretera, zarzuela, Sazatornil, copla y peineta.
PD: Y yo, que me acerqué a hablar con él mientras degustaba un platito de paella en una ceremonia de los Goya, tuve el honor de recibir directamente de su boca un granito de arroz en la solapa de mi chaqueta. Fue tal el honor, que apunto estuve de guardarlo para toda la vida.
la grandeza de este hombre se resume en unos pocos planos.
ResponderEliminar-El verdugo que debe ejecutar la sentencia siendo arrastrado al patibulo como si fuera el reo.
-Villar del rio convertido en pueblo andaluz cantando las coplillas de las divisas con una estupenda lolita sevilla y con una letra antologica de rafael de leon si no me equivoco.
-luis ciges preguntando al taquillero de un cine porno si con la pelicula se empalma uno bien en uno de los nacionales, creo que patrimonio nacional.
-pepe isbert subido a un arbol haciendo de aparecido en los jueves milagro.
-la eterna espera a carmen sevilla en placido.
y hasta en lo peor de su cine sigue habiendo rastros de genialidad.
Como decia lorca, "pasara mucho tiempo en nacer si es que nace" un director como el.
Mis respesto señor berlanga.
Bonito y personal homenaje y el comentario de el anonimo tranquilo también me ha gustado.
ResponderEliminarUn saludo a los dos.
No podía estar más de acuerdo. A mí también me parecen infumables las últiams pelis de su carrera, pero no queda bien decirlo. Y a pesar de ello era un genio, desde luego.
ResponderEliminarA medida que iba leyendo tu post pensaba "anda, pero si a este le cayó un granito de arroz!" XDDDDD. Guardar eso no lo hubiera podido superar siquiera la piedra de Grusin.
Cuando terminé de leerlo iba a poner algo sobre la piedra de Grusin traido por el grano de arroz.
ResponderEliminarY va la gaditana y se me adelanta...
me acuerdo de que contaste la anécdota del grano de arroz, fué hace la torta un pan, no????
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