Comprendo perfectamente que a mucha gente no le guste nada el humor de Jerry Lewis. Y es que este señor conecta directamente con el humor absurdo de los niños. Quiero decir, si yo conociera las películas de Lewis a la edad que tengo hoy, seguramente no me gustarían tanto como me gustan.
En contra de lo que pudiera parecer, Jerry Lewis es una persona encantadora. Su plató, cuando dirigía y actuaba, estaba abierto al público. Se desvivía por los niños y siempre estaba en el sitio adecuado cuando un amigo lo necesitaba.
Sus relaciones con Dean Martin fueron mucho más que profesionales. Trabajaron juntos durante algo más de diez años y cosecharon un éxito inigualable. Por eso, a Lewis se le partió el corazón cuando en una discusión con Dean Martin este le confesó que para él, Lewis era simplemente una máquina de hacer dinero.
Lewis lo adoraba y aún hoy, lo idolatra. Siempre le gusta recordar sus conversaciones, sus improvisaciones sobre el escenario, sus aventuras... Unos cuantos años después de que la pareja se separara, Frank Sinatra se presentó en uno de esos maratones para conseguir dinero que Lewis hace todos los años en EE.UU. y le trajo a Dean Martin en persona. No se veían desde su sonada separación. Se fundieron en un cariñoso abrazo y Jerry se puso a llorar como un niño. Enseguida, Martin quiso cantar y le dió indicaciones a Sinatra para que se llevara a Lewis del escenario.
Está claro que Lewis ha tenido sus manías de gran estrella, como eso de ordenar que pusieran altavoces y música a todo volumen en el plató para que cuando él llegara por las mañanas, la gente supiera que "la estrella ya está allí".
Hace pocos años, cuando Frank Sinatra estaba a punto de morir, sólo se levantaba de la cama para contestar a la llamada telefónica semanal que, estuviera donde estuviera, hacía Jerry Lewis. Su amistad se remonta a la gran época de actuaciones en Las Vegas. El caso es que Sinatra, contra todo pronóstico, casi se mea de risa y se muere de un ataque de tos repentino cuando recibió una carta del gran Jerry con un cheque dentro. La carta decía:
"Sé que pasas por un mal momento. Te envío este dinero para que tu mujer y tú os permitáis un capricho".
El cheque era de 25,50 dólares. La mujer de Sinatra lo quería cobrar (?) pero el cantante lo enmarcó y lo puso en su habitación.
Uno de mis recuerdos de mi infancia: la genial escena musical de El Ceniciento, que no es ni de lejos su mejor película, pero es la primera que vi:
En contra de lo que pudiera parecer, Jerry Lewis es una persona encantadora. Su plató, cuando dirigía y actuaba, estaba abierto al público. Se desvivía por los niños y siempre estaba en el sitio adecuado cuando un amigo lo necesitaba.
Sus relaciones con Dean Martin fueron mucho más que profesionales. Trabajaron juntos durante algo más de diez años y cosecharon un éxito inigualable. Por eso, a Lewis se le partió el corazón cuando en una discusión con Dean Martin este le confesó que para él, Lewis era simplemente una máquina de hacer dinero.
Lewis lo adoraba y aún hoy, lo idolatra. Siempre le gusta recordar sus conversaciones, sus improvisaciones sobre el escenario, sus aventuras... Unos cuantos años después de que la pareja se separara, Frank Sinatra se presentó en uno de esos maratones para conseguir dinero que Lewis hace todos los años en EE.UU. y le trajo a Dean Martin en persona. No se veían desde su sonada separación. Se fundieron en un cariñoso abrazo y Jerry se puso a llorar como un niño. Enseguida, Martin quiso cantar y le dió indicaciones a Sinatra para que se llevara a Lewis del escenario.
Está claro que Lewis ha tenido sus manías de gran estrella, como eso de ordenar que pusieran altavoces y música a todo volumen en el plató para que cuando él llegara por las mañanas, la gente supiera que "la estrella ya está allí".
Hace pocos años, cuando Frank Sinatra estaba a punto de morir, sólo se levantaba de la cama para contestar a la llamada telefónica semanal que, estuviera donde estuviera, hacía Jerry Lewis. Su amistad se remonta a la gran época de actuaciones en Las Vegas. El caso es que Sinatra, contra todo pronóstico, casi se mea de risa y se muere de un ataque de tos repentino cuando recibió una carta del gran Jerry con un cheque dentro. La carta decía:
"Sé que pasas por un mal momento. Te envío este dinero para que tu mujer y tú os permitáis un capricho".
El cheque era de 25,50 dólares. La mujer de Sinatra lo quería cobrar (?) pero el cantante lo enmarcó y lo puso en su habitación.
Uno de mis recuerdos de mi infancia: la genial escena musical de El Ceniciento, que no es ni de lejos su mejor película, pero es la primera que vi:
Me voy a comentar yo a mi mismo porque me parece una falta de respeto tremenda no recalcar en el post que la historia del cheque la he leído en uno de esos libros de Bogdanovich que leo y releo...
ResponderEliminarEl caso es que de un tiempo a esta parte, la página no me deja hacer correcciones. O sea, que los artículos están hechos del tirón. A ver si lo arreglan porque ultimamente ni siquiera se ven la mitad de las fotos que pongo.
Voy a arrear a la mula con el tema Lewis.Acabo de darme cuenta que mis hijos no saben quien es. Ya es tarde para dos pero el pequeño esta a tiempo todavia.
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