Todos los cinéfilos pasamos una fiebre Hitchcock cada tres o cuatro años y yo estoy metido de lleno en el asunto. Ahora le ha tocado el turno a Encadenados.
Hay algo en Encadenados que siempre he dado por hecho y que sin embargo, es digno de análisis. Tiene que ver, directamente, con la genialidad del director inglés y con la honestidad del relato.
Claude Rains es un ex-agente que intenta montar en Brasil un movimiento nazi. O sea, es claramente el malo de la película, la persona a combatir. Cary Grant es un tipo bueno que manda a la mujer que ama a los brazos del malo (para poder espiarle). Las cosas van tan lejos que esta mujer, Ingrid Bergman, se casa con Rains (y acostándose con él, como le gustaría recalcar a Hitchcock) para seguir espiándole a sus anchas.
El caso es que ayer me di cuenta de una cosa: Grant es despreciable: manda a los brazos de otro a la mujer que ama. Sin embargo, Rains, independientemente de que sepamos que ha sido nazi, es un tipo educado, hace buenas fiestas, la gente lo adora y además, su anciana madre vive con él. Para más inri: ama profunda y honestamente a Ingrid Bergman. La quiere sobre todas las cosas, sobre las sospechas de su madre, sobre los comentarios inoportunos de sus colegas... Amor incondicional hasta los últimos minutos.
¿No habría sido más fácil poner como malo de la peli a un tipo bigotón con un cuchillo en el cinturón y despreciable? Sí. Aquí está la honestidad del relato: el bueno es un cabronazo y el malo es un caballero de tomo y lomo al que le terminas por coger cariño. Al fin y al cabo, es el único que demuestra su verdadero amor por la Bergman.
Hay algo en Encadenados que siempre he dado por hecho y que sin embargo, es digno de análisis. Tiene que ver, directamente, con la genialidad del director inglés y con la honestidad del relato.
Claude Rains es un ex-agente que intenta montar en Brasil un movimiento nazi. O sea, es claramente el malo de la película, la persona a combatir. Cary Grant es un tipo bueno que manda a la mujer que ama a los brazos del malo (para poder espiarle). Las cosas van tan lejos que esta mujer, Ingrid Bergman, se casa con Rains (y acostándose con él, como le gustaría recalcar a Hitchcock) para seguir espiándole a sus anchas.
El caso es que ayer me di cuenta de una cosa: Grant es despreciable: manda a los brazos de otro a la mujer que ama. Sin embargo, Rains, independientemente de que sepamos que ha sido nazi, es un tipo educado, hace buenas fiestas, la gente lo adora y además, su anciana madre vive con él. Para más inri: ama profunda y honestamente a Ingrid Bergman. La quiere sobre todas las cosas, sobre las sospechas de su madre, sobre los comentarios inoportunos de sus colegas... Amor incondicional hasta los últimos minutos.
¿No habría sido más fácil poner como malo de la peli a un tipo bigotón con un cuchillo en el cinturón y despreciable? Sí. Aquí está la honestidad del relato: el bueno es un cabronazo y el malo es un caballero de tomo y lomo al que le terminas por coger cariño. Al fin y al cabo, es el único que demuestra su verdadero amor por la Bergman.
Creo que en cuanto acabe los exámenes me va a dar a mí por la fiebre Hitchcock... por cierto, me has recordado las ganas que tengo de volver a ver Encadenados.
ResponderEliminarSaludos
Se te olvida q Cary Grant es guapo y Rains es feo.Hablamos de cine y de imagenes.¿Te lo imaginas al contrario? Jamas nos lo creeríamos.
ResponderEliminar¡Qué gran pelicula!
Uy... que Rains es feo es discutible. Ha hecho de héroe en muchas pelis. Por otra parte, no me digas que la primera vez que viste Sospecha no pensaste que Cary Grant era malo...
ResponderEliminarRains es feo.
ResponderEliminarSí, pensé q era el malo pero siempré esperé-deseé q no lo fuera porque es...guapo.
Digo es y no era...q raro!