En la última semana he escrito un sólo post. Es puro cansancio físico. Mi cuerpo está llegando a límites extraordinarios de falta de sueño y el pluriempleo me tiene escribiendo de todo menos de cine. Me centro: en algún otro post he dejado caer partes de esta historia. Hoy va completa y primero voy a presentar a los personajes:
Alejandro Amenábar: Siempre he tenido problemas con Alejandro Amenábar. Supongo que a él le da igual, pero yo tengo que vivir con una espina (llena de envidia) cada vez que estrena una película.
Una vez, una chica con la que salí (que deseaba ser escritora: lo consiguió y ahora tiene premios y demandas por plagio a partes iguales) y yo salimos con Amenábar y Ana Torrent a tomar un café. En ese momento yo no había visto Tesis, que se estrenaba al cabo de unos días.
Cuando terminamos el café, yo tenía claras tres cosas: que Amenábar no llegaría muy lejos, que estaba liado con la Torrent y que era un engreído subnormal profundo. Y les aseguro una cosa: el tiempo me ha demostrado que no estaba liado con la Torrent (su portada en la revista Zero me dejó las cosas claritas) y desde luego, ha llegado lejísimos, ayudando al cine español a salir de su mercado habitual: el interno.
Pero es que a Amenábar no lo trago. Cada vez que habla de cine, suelta estupideces del tipo: "el final de Vértigo es erróneo". Y su prepotencia me asusta. Es personal, no pretendo que le caiga mal a nadie, simplemente es un director con demasiado talento como para perder los papeles y decir tonterías desde su cúpula.
¿Le tengo envidia? Muchísima. Estudiamos la misma carrera prácticamente al mismo tiempo, y no gané un premio de guiones para cortos de la Facultad porque lo ganó él (nunca dijeron que corto era el segundo clasificado pero quedo como un rey diciendo que perdí y que ganó Amenábar).
Antonio Castro: Profesor de Narrativa Cinematográfica de la Facultad de Ciencias de la Información y escritor de varios libros buenísimos sobre cine, además de ser el mejor analista de la revista "Dirigido por". Es el rey de los conocimientos sobre cine: a su lado, todos somos unos toletes. No sólo lo ha visto todo sino que, además, lo recuerda todo. Y como buen profesor, no te restriega en la cara que no hayas visto algo, sino que intenta hacerte ver lo que te estás perdiendo.
Castro, como todo el mundo sabe en la Facultad, tiene ciertos problemas de higiene personal. Con todo el cariño del mundo (porque ha sido una de esas personas que han marcado mi recorrido en los estudios e incluso, con posterioridad, me ha demostrado su aprecio, además de ponerme una nota fantástica en Narrativa), lleva la misma chaqueta de cuero hoy que hace quince años. El otro día me compré un Dirigido de principios de los 80 donde sale una foto suya entrevistando a alguien y viste su chaqueta de cuero. No es que le guste mucho y tenga dos parecidas: es la misma de siempre. Y hace un par de años me lo encontré en la inauguración del Festival de Cine de aquí y llevaba pantalones oscuros, en plan elegante, y su chaqueta de cuero. Otro día hablo del olor que desprende esa chaqueta...
Pero si algún día alguien lo ve por ahí (es fácil de identificar si tienes buena nariz), no sólo es accesible sino que terminarás la conversación sabiendo mucho más sobre cine que antes.
Mi momento histórico:
Cuando se estrenó Tesis, en la Universidad hubo una especie de revolución: un estudiante como nosotros había rodado en verano en las instalaciones de la Facultad e iba a estrenar su peli en la sala grande. Sabíamos que era de misterio, totalmente alejada del cine que se hacía en ese momento en España, donde con todos mis respetos, Vicente Aranda seguía siendo el modelo a seguir.
Y sabíamos otra cosa más: el malo era un profesor de Narrativa Fílmica que se llamaba Castro. Y cuando digo el malo, quiero decir el asesino psicópata.
Amenábar ya había realizado algunas declaraciones en plan "es un chiste interno" y "he suspendido Narrativa en varias ocasiones". La cosa era más grave que un simple chiste. Castro veía mancillado su nombre por dos motivos: por la aparente similitud entre el personaje y él (nombre, profesión y lugar de trabajo es demasiada casualidad) y en segundo lugar, ya se oían ecos de que era una obra maestra (aunque todavía no se había estrenado oficialmente) y dejaba en mal lugar a un profesor de narrativa que, según Amenábar, le había suspendido en varias ocasiones cuando quedaba patente que de Narrativa sabía un huevo y algo del otro (y aunque todos sabemos que la teoría y el oficio son diferentes mundos, estaba claro que ser director de cine y suspender narrativa fílmica era buen material para los periodistas).
El preestreno se hizo en el cine Alphaville y fue la crítica cinematográfica española al completo, ya que la expectación por Tésis era espectacular. Y como mi amigo José Antonio (que curiosamente, ahora da clases en el mismo departamento que Castro en la Facultad) y yo siempre íbamos a esos preestrenos con Castro, allí estábamos para presenciar el mortal combate.
Cuando terminó la peli, yo estaba entusiasmado y hoy día sigo pensando que es la mejor obra del director. A José Antonio directamente no le gustó (y ahora tampoco le gusta ninguna de Aménabar) y de Castro nunca sabremos su opinión porque empezó su ataque de preguntas en la rueda de prensa posterior.
Amenábar no sabía donde esconderse, sus tímidas risitas se convirtieron en palabras entrecortadas porque Castro no dejaba a nadie preguntar sin que le aclararan por qué era él el asesino. El ambiente, lejos de ser divertido, estaba muy tenso. Y al cabo de unos cuantos farfulleos de Amenábar en plan "es una anécdota casual" y "es sólo un divertimento", Castro sacó del bolsillo de su chaqueta de cuero unos folios arrugados con las listas de alumnos y sus notas en los últimos años.
Castro: Usted ha repetido en diversas ocasiones que le he suspendido Narrativa...
Amenábar: Efectivamente, por eso es un pequeño juego que hago con el nombre. Pero no se ofenda porque...
Castro: Es que por más que repaso mis listas, veo que usted ha estado matriculado en mi asignatura en dos ocasiones, pero no he leído ninguno de sus exámenes porque, directamente, no se ha presentado.
(La situación es absurda. Lo sé. Le están acusando a un director de cine de no haberse presentado en un examen)
Amenábar: ¿Pero eso que tiene ahí...? ¿Son las listas?
Castro: Sí.
Amenábar: Es que no estoy de acuerdo con la forma en la que da su clase. Si me hubiera presentado, habría suspendido.
Castro: ... usted no se ha presentado a mis exámenes...
Amenábar: No, pero si hubiera...
Castro: Es todo lo que quería oír. (Y dirigiéndose al resto de periodistas, mientras se levantaba y hacía mutis, espetó:) Ya pueden preguntar.
José y yo habíamos presenciado la mejor escena de juicios que se puede dar en el mundo del cine y además, habíamos salido victoriosos. Yo estaba sentado al lado de Castro y cuando Amenábar le contestaba a él, yo bajaba la cabeza con un poquito de vergüenza: una semana antes me había tomado un café con él.
Hoy día, desde Canarias, sigo la carrera de Alejandro Amenábar con bastante interés, aunque todo se revuelve dentro de mí cuando pienso en su forma de hablar, de pensar y en su prepotencia. Pero es un director de cine con un talento innato (debe ser innato, porque no ha aprobado Narrativa. Vale, es broma).
Y aunque la victoria de Castro en aquel momento parecía evidente, lo cierto es que trascendió muy poco a la prensa. Hoy día, Tesis se sigue viendo en las televisiones con la leyenda casi urbana de "el malo está basado en un profesor real de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense" y nadie sabe con certeza que pasó.
En el rodaje de Airbag, en un descanso, oí como Fernando Guillén Cuervo hablaba con Alberto San Juan sobre Antonio Castro: "es un fuera de serie, de cine sabe más que nadie en este mundo. Pero, ¿sabías que el malo de Tesis está basado en él? Por lo visto, Castro suspendía a Amenábar en Narrativa. ¿Te lo imaginas? ¡Suspendía a Amenábar en Narrativa!"
Alejandro Amenábar: Siempre he tenido problemas con Alejandro Amenábar. Supongo que a él le da igual, pero yo tengo que vivir con una espina (llena de envidia) cada vez que estrena una película.
Una vez, una chica con la que salí (que deseaba ser escritora: lo consiguió y ahora tiene premios y demandas por plagio a partes iguales) y yo salimos con Amenábar y Ana Torrent a tomar un café. En ese momento yo no había visto Tesis, que se estrenaba al cabo de unos días.
Cuando terminamos el café, yo tenía claras tres cosas: que Amenábar no llegaría muy lejos, que estaba liado con la Torrent y que era un engreído subnormal profundo. Y les aseguro una cosa: el tiempo me ha demostrado que no estaba liado con la Torrent (su portada en la revista Zero me dejó las cosas claritas) y desde luego, ha llegado lejísimos, ayudando al cine español a salir de su mercado habitual: el interno.
Pero es que a Amenábar no lo trago. Cada vez que habla de cine, suelta estupideces del tipo: "el final de Vértigo es erróneo". Y su prepotencia me asusta. Es personal, no pretendo que le caiga mal a nadie, simplemente es un director con demasiado talento como para perder los papeles y decir tonterías desde su cúpula.
¿Le tengo envidia? Muchísima. Estudiamos la misma carrera prácticamente al mismo tiempo, y no gané un premio de guiones para cortos de la Facultad porque lo ganó él (nunca dijeron que corto era el segundo clasificado pero quedo como un rey diciendo que perdí y que ganó Amenábar).
Antonio Castro: Profesor de Narrativa Cinematográfica de la Facultad de Ciencias de la Información y escritor de varios libros buenísimos sobre cine, además de ser el mejor analista de la revista "Dirigido por". Es el rey de los conocimientos sobre cine: a su lado, todos somos unos toletes. No sólo lo ha visto todo sino que, además, lo recuerda todo. Y como buen profesor, no te restriega en la cara que no hayas visto algo, sino que intenta hacerte ver lo que te estás perdiendo.
Castro, como todo el mundo sabe en la Facultad, tiene ciertos problemas de higiene personal. Con todo el cariño del mundo (porque ha sido una de esas personas que han marcado mi recorrido en los estudios e incluso, con posterioridad, me ha demostrado su aprecio, además de ponerme una nota fantástica en Narrativa), lleva la misma chaqueta de cuero hoy que hace quince años. El otro día me compré un Dirigido de principios de los 80 donde sale una foto suya entrevistando a alguien y viste su chaqueta de cuero. No es que le guste mucho y tenga dos parecidas: es la misma de siempre. Y hace un par de años me lo encontré en la inauguración del Festival de Cine de aquí y llevaba pantalones oscuros, en plan elegante, y su chaqueta de cuero. Otro día hablo del olor que desprende esa chaqueta...
Pero si algún día alguien lo ve por ahí (es fácil de identificar si tienes buena nariz), no sólo es accesible sino que terminarás la conversación sabiendo mucho más sobre cine que antes.
Mi momento histórico:
Cuando se estrenó Tesis, en la Universidad hubo una especie de revolución: un estudiante como nosotros había rodado en verano en las instalaciones de la Facultad e iba a estrenar su peli en la sala grande. Sabíamos que era de misterio, totalmente alejada del cine que se hacía en ese momento en España, donde con todos mis respetos, Vicente Aranda seguía siendo el modelo a seguir.
Y sabíamos otra cosa más: el malo era un profesor de Narrativa Fílmica que se llamaba Castro. Y cuando digo el malo, quiero decir el asesino psicópata.
Amenábar ya había realizado algunas declaraciones en plan "es un chiste interno" y "he suspendido Narrativa en varias ocasiones". La cosa era más grave que un simple chiste. Castro veía mancillado su nombre por dos motivos: por la aparente similitud entre el personaje y él (nombre, profesión y lugar de trabajo es demasiada casualidad) y en segundo lugar, ya se oían ecos de que era una obra maestra (aunque todavía no se había estrenado oficialmente) y dejaba en mal lugar a un profesor de narrativa que, según Amenábar, le había suspendido en varias ocasiones cuando quedaba patente que de Narrativa sabía un huevo y algo del otro (y aunque todos sabemos que la teoría y el oficio son diferentes mundos, estaba claro que ser director de cine y suspender narrativa fílmica era buen material para los periodistas).
El preestreno se hizo en el cine Alphaville y fue la crítica cinematográfica española al completo, ya que la expectación por Tésis era espectacular. Y como mi amigo José Antonio (que curiosamente, ahora da clases en el mismo departamento que Castro en la Facultad) y yo siempre íbamos a esos preestrenos con Castro, allí estábamos para presenciar el mortal combate.
Cuando terminó la peli, yo estaba entusiasmado y hoy día sigo pensando que es la mejor obra del director. A José Antonio directamente no le gustó (y ahora tampoco le gusta ninguna de Aménabar) y de Castro nunca sabremos su opinión porque empezó su ataque de preguntas en la rueda de prensa posterior.
Amenábar no sabía donde esconderse, sus tímidas risitas se convirtieron en palabras entrecortadas porque Castro no dejaba a nadie preguntar sin que le aclararan por qué era él el asesino. El ambiente, lejos de ser divertido, estaba muy tenso. Y al cabo de unos cuantos farfulleos de Amenábar en plan "es una anécdota casual" y "es sólo un divertimento", Castro sacó del bolsillo de su chaqueta de cuero unos folios arrugados con las listas de alumnos y sus notas en los últimos años.
Castro: Usted ha repetido en diversas ocasiones que le he suspendido Narrativa...
Amenábar: Efectivamente, por eso es un pequeño juego que hago con el nombre. Pero no se ofenda porque...
Castro: Es que por más que repaso mis listas, veo que usted ha estado matriculado en mi asignatura en dos ocasiones, pero no he leído ninguno de sus exámenes porque, directamente, no se ha presentado.
(La situación es absurda. Lo sé. Le están acusando a un director de cine de no haberse presentado en un examen)
Amenábar: ¿Pero eso que tiene ahí...? ¿Son las listas?
Castro: Sí.
Amenábar: Es que no estoy de acuerdo con la forma en la que da su clase. Si me hubiera presentado, habría suspendido.
Castro: ... usted no se ha presentado a mis exámenes...
Amenábar: No, pero si hubiera...
Castro: Es todo lo que quería oír. (Y dirigiéndose al resto de periodistas, mientras se levantaba y hacía mutis, espetó:) Ya pueden preguntar.
José y yo habíamos presenciado la mejor escena de juicios que se puede dar en el mundo del cine y además, habíamos salido victoriosos. Yo estaba sentado al lado de Castro y cuando Amenábar le contestaba a él, yo bajaba la cabeza con un poquito de vergüenza: una semana antes me había tomado un café con él.
Hoy día, desde Canarias, sigo la carrera de Alejandro Amenábar con bastante interés, aunque todo se revuelve dentro de mí cuando pienso en su forma de hablar, de pensar y en su prepotencia. Pero es un director de cine con un talento innato (debe ser innato, porque no ha aprobado Narrativa. Vale, es broma).
Y aunque la victoria de Castro en aquel momento parecía evidente, lo cierto es que trascendió muy poco a la prensa. Hoy día, Tesis se sigue viendo en las televisiones con la leyenda casi urbana de "el malo está basado en un profesor real de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense" y nadie sabe con certeza que pasó.
En el rodaje de Airbag, en un descanso, oí como Fernando Guillén Cuervo hablaba con Alberto San Juan sobre Antonio Castro: "es un fuera de serie, de cine sabe más que nadie en este mundo. Pero, ¿sabías que el malo de Tesis está basado en él? Por lo visto, Castro suspendía a Amenábar en Narrativa. ¿Te lo imaginas? ¡Suspendía a Amenábar en Narrativa!"
Hola.
ResponderEliminarNo lo puedo evitar, el tema de Castro y Amenábar es patético (patético a causa de la maniobra de Amenábar, no entiendo como se atrevió a semejante patraña). Aparte de eso, sus pelis no me gustan, les veo demasiado la trampa del cine, me resulta todo muy evidente (aunque no a la primera), desde los recursos que utiliza desde el mismo guión hasta la propia realización. Además me parece un edulcorado cinematográfico. Sus méritos tendrá, no obstante, para estar en donde está, al César lo que es del César.
Si me he de quedar con alguna película suya, me quedaré con "Tesis", sobre todo porque el cámara era uno de mis maestros, el excelente Julio Madurga, y el fotógrafo fue Hans Burmann, un gran fotógrafo cinematográfico y hombre apacible, que cuando le conocí me dio la impresión de ser de esos que comparten gustosamente su experiencia. Ambos han trabajado codo a codo en muchas producciones y creo que son parte importante en el éxito de "Tesis".
Pero que no se diga que soy un envidioso: iré a ver la próxima película de este director, y con el ánimo de siempre cuando entro en una sala, sin prejuicios y pretendiendo ver una buena peli.
David Delgado
No podía acabar el día sin volver a pasar por aquí y decirte lo mucho que me ha gustado el post (oye, a veces una ración semanal va de perlas).
ResponderEliminarCoincido con David en lo triste y burdo que es poner de malo al profe de turno (será corporativismo, o no).
También en lo mucho que me molesta el uso de Amenábar del susto fácil. Yo que me lo cruzo bastante por el barrio, más de una vez (sobre todo después de ver Los Otros) pensé en pasar junto a él y pegarle un grito: "aaaargggh!... qué ¿¡a que asusta!?, pues eso".
En otro foro, te contaré cómo fue la última vez que le vi en un acto público. Hará dos meses... lo cierto es que flipé con el ego y la actitud que se gasta el tipo.
Por desgracia, el talento no siempre cae en las personas que más nos gustan y nos tenemos que aguantar...
Yo me lo cruzé varias veces por la calle en mi época laboral en Madrid en 2004. Mi zona de trabajo era en Chueca y Malasaña. Aunque algo había oído o léido de la inspiración del profesor Castro, no sabía que se trataba de una especie de venganza, más cuando en los medios de comunicaión nos lo han vendido como el niño mimado y alumno predilecto de la escuela de cine,
ResponderEliminarSergio, te pido permiso para poner tu historia personal en mi blog en breve, con su correspondiente acreditación y autoría. Debe ser que a mí este tipo tampoco me ha terminado nunca de convencer. Un saludo.
Te superas en cada post...q pasada!!!!
ResponderEliminarUy... como me gusta que guste el post. Gracias a todos y, por supuesto, Alberto, el post es tuyo para lo que quieras.
ResponderEliminarInteresantisimo post. No solo por lo que cuentas, sino por como lo cuentas.
ResponderEliminarMe lo he leido dos veces para disfrutarlo mas (^^)
Me ha encantado el post, estoy seguro que tu no suspendiste en narrativa, y me apunto a lo que comenta Enrique, un post semanal estaría muy bien.
ResponderEliminarGracias.
Muy bueno el post.
ResponderEliminarSólo conozco a Amenábar por sus películas y es verdad que me da la sensación de prepotente, pero hay que reconocer que es bueno como director, pero si tengo que quedarme con una de sus películas. sería con Tesis, y con ello no quiero decir que las otras no sean buenas ni mucho menos.
Ostras, qué GRANDE. Cada vez que cuentas una historia alucinante de éstas, me enfado mucho contigo por no habértela oído antes. Muy mal, muy mal...
ResponderEliminarYo Tesis me la dormí entera, pero no porque me aburriera, sino porque era tardísimo y la tercera película del día. Habrá que verla xDDD
Aunque llegue tarde yo aporto mi granito a este post. Dicen que Amenabar tiene talento, no lo se, la verdad, para mi es un plagiador, simple y llamanamente. SI Tesis es lo mejor que ha hecho y aun asi intentad ver tesis por segunda vez, no hay manera te aburre soberanamente y sobre todo esa parte final donde juega a despistar con el malo, media hora de sopor asegurado.
ResponderEliminarAun asi ana torrent estaba muy bien y fele martinez tambien y noriega salia guapo.
Luego viene abre los ojos, "abre los ojos bien que esto es desafio total otra vez pero mal hecha" ese era el nombre original pero resultaba poco comercial y lo acortaron. ya no es que copiara punto por punto muchos de los aspectos de la peli de verhoeven , es que ademas copio planos enteros y eso ya es poca verguenza.
Luego vienen "los otros" que tambien se llamaba en principio "henry james esta muerto y hoy en dia nadie le lee asi que vamos a hacer otra vuelta de tuerca y de camino copio plano a plano suspense de jack clayton que total pa cuatro que la han visto..."
y lo malo no es que la copie, es que la copia mal, es que elimina toda la sutileza, todas las referencias sexuales, toda la represion, y toda la grandeza del original para meter esos pateticos espiritus sirvientes que no hay por donde cogerlos.
y llegamos a su culminacion en "pa lo hondo" mal llamada "mar adentro". Aqui debo admitir que partia de una animadversion personal contra el personaje real que siempre me cayo gordo. Aun asi la pelicula no me emociono en ningun momento, me parecio todo de un facilon, de un masticado, y de un falso que echaba para atras del hedor. Por otro lado frases en la promocion de la peli de parte del director como "no tenia tiempo de hacer mi propia aria de opera asi que tome a puccini que me parecia que estaba a la altura" manda huevos. (por cierto que mira que es dificil hacer algo feo con el nessum dorma pues este hombre lo hizo con esa patetica escena donde el paraplejico salta por la ventana cogiendo carrerilla para mas inri)
Sí, a mi tampoco me gusta mucho Amenábar... ;)
ResponderEliminarHola: que post más interesante, aunque llego algo tarde. ¿Es verdad lo de incomodidad de Amenábar y que la historia este básicamente falsa? Porque entonces la prensa has sido cómplice de la fabricación de Amenábar durante todos estos años?
ResponderEliminarNo sé a qué te refieres con falsa. Pero en realidad, lo de Castro es simplemente una anécdota. Amenabar siempre ha reconocido que no ha terminado la carrera y que llamar Castro al asesino no era más que un juego.
ResponderEliminarEs una historia real, pero simplemente graciosa. La prensa no ocultó nada en su momento, lo que pasa es que los periódicos se publican un día y las películas quedan para siempre.
Amigo mío, es el poder del cine.
Hola, han enlazado este post en el focoforo y quería darte las gracias por hacerme recordad tan magno momento. Yo estaba allí (eran los Renoir de Cuatro Caminos, creo, no el Alphaville): también fui alumna de Antonio y también tengo grandes recuerdos de él y de cuánto me hizo trabajar.
ResponderEliminarRecuerdo que sí nos dijo que, a pesar de no haber terminado, sí era un tipo con buenas notas. Por eso se ha esparcido que la historia del alumno brillante suspendido es, más que falsa, muy exagerada.
Saludos.
Pues seguramente tienes toda la razón. Recuerdo los Alphaville, pero bien podrían ser "los de al lado".
ResponderEliminarY sí, fue un momento memorable. Lo más lamentable de todo es que, todavía hoy, no sé que pensar sobre Amenábar. Que es un buen director de cine yo creo que ya nadie lo discute (de hecho, con sólo aguantar y vivir de esta profesión en España, ya tiene mérito), pero me cae tan mal y es tan prepotente...
Hace dos o tres días dijo eso de "ya no me quedan géneros por hacer"... El debe considerar que Mar Adentro es un musical y Los Otros una comedia... no lo comprendo...
Llego tarde también. Quería decirle a "Haz Nueva York" que "Mar adentro" es también una copia, de "Condenado a vivir", de Javier Maqua. http://www.imdb.com/title/tt0293046/
ResponderEliminarEa.
Verdades como puñales.
ResponderEliminar¡Bravo!
Muy bueno... Castro fue mi profesor de Realización en 5º, allá hacia mediados de los 80; lo recuerdo como uno de los mejores de la facultad -junto con Porto en Guión y Lozano & cía en Comunicación-. Un señor encantador e inteligente, a la par que humilde, con un peculiar sentido del humor, además de su conocimiento, criterio y amor inconmensurables para y por el cine... Siempre le agradeceré que creyera en mí tan fervientemente. A Amenábar lo conocí en una fiesta gay -un chico tímido y discreto, básicamente porque estaba también Almodóvar-. Como realizador posee un talento indiscutible, es un gran artesano. Como autor no tiene universo propio (y no lo digo por sus películas "tuneadas") y ése es su verdadero drama; de ahí el devaneo entre diversos géneros que no acaban de convencerle ni convencernos... Lo malo de los universos personales es que no se etudian, esos sí que son innatos.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar en este blog, que no actualizo desde hace tres años. Se agradece.
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