El señor de la foto es Truffaut y no fue crítico de cine antes que director, sino que ejerció de crítico de cine toda su vida. Amaba el cine sobre todas las cosas y desde todos los ángulos.
Siempre me han interesado los críticos de cine. Pero no los de ahora, los que han visto muchas películas y tienen en su mente una especie de IMDB, ni tampoco los que como yo, en este blog, que simplemente cuentan cosas. No me interesan los que dicen si es buena o mala... me interesan los que aportan algo a la película, los que me dan motivos para ir o no ir a verla, los que descubren el truco.
En España, desde la época de la revista Nuestro Cine, hemos tenido muy buenos críticos. Incluso el magnífico Ivan Tubau los clasificó en un libro estupendo. Pero ahora la cosa no tiene ni pies ni cabeza, son incatalogables. Hay síntomas claros: Carlos Boyero es el crítico de El País (sí, ese que José Antonio y yo nos encontramos en el cine viendo Chaplin y se durmió toda la película... para al día siguiente publicar su crítica).
Críticas buenas, incluso antológicas, se las he leído al desaparecido José Luis Guarner y a Vicente Molina Foix en la revista Fotogramas, a Antonio Castro y José María Latorre en Dirigido, a Juan Lluis Goas en Antena 3 Radio... pero ahora no veo comentarios que me hagan sentir que el señor que ha visto la película puede aportarme algo más que lo que hicieron los actores con anterioridad.
Ahora todo se reduce al perfil de los personajes, al ritmo, a si la foto es bonita... si la película entra en otros derroteros que no sean los personajes, la película se les cae por su propio peso: no vale el lenguaje, la caligrafía, la aportación...
Y eso me recuerda que cuando Hitchcock estrenó El hombre que sabía demasiado (la segunda versión, la de James Stewart y la Doris Day cantarina), Chabrol y Truffaut le preguntaron por qué había hecho otra película con la misma historia. El director contestó: "Digamos que la primera la hizo un amateur talentoso y la segunda la ha hecho un profesional".
Poco después salió la crítica de Truffaut que, más o menos, terminaba así: "Lo que hizo Hitchcock con la primera versión es darnos una película magnífica, transparente, emocionante. Lo que ha hecho con la segunda versión es presentarnos el andamiaje, el arte de la construcción, mostrarnos su capacidad para contarnos cosas".
¿Mostrarnos el andamiaje? ¿No es genial?
Siempre me han interesado los críticos de cine. Pero no los de ahora, los que han visto muchas películas y tienen en su mente una especie de IMDB, ni tampoco los que como yo, en este blog, que simplemente cuentan cosas. No me interesan los que dicen si es buena o mala... me interesan los que aportan algo a la película, los que me dan motivos para ir o no ir a verla, los que descubren el truco.
En España, desde la época de la revista Nuestro Cine, hemos tenido muy buenos críticos. Incluso el magnífico Ivan Tubau los clasificó en un libro estupendo. Pero ahora la cosa no tiene ni pies ni cabeza, son incatalogables. Hay síntomas claros: Carlos Boyero es el crítico de El País (sí, ese que José Antonio y yo nos encontramos en el cine viendo Chaplin y se durmió toda la película... para al día siguiente publicar su crítica).
Críticas buenas, incluso antológicas, se las he leído al desaparecido José Luis Guarner y a Vicente Molina Foix en la revista Fotogramas, a Antonio Castro y José María Latorre en Dirigido, a Juan Lluis Goas en Antena 3 Radio... pero ahora no veo comentarios que me hagan sentir que el señor que ha visto la película puede aportarme algo más que lo que hicieron los actores con anterioridad.
Ahora todo se reduce al perfil de los personajes, al ritmo, a si la foto es bonita... si la película entra en otros derroteros que no sean los personajes, la película se les cae por su propio peso: no vale el lenguaje, la caligrafía, la aportación...
Y eso me recuerda que cuando Hitchcock estrenó El hombre que sabía demasiado (la segunda versión, la de James Stewart y la Doris Day cantarina), Chabrol y Truffaut le preguntaron por qué había hecho otra película con la misma historia. El director contestó: "Digamos que la primera la hizo un amateur talentoso y la segunda la ha hecho un profesional".
Poco después salió la crítica de Truffaut que, más o menos, terminaba así: "Lo que hizo Hitchcock con la primera versión es darnos una película magnífica, transparente, emocionante. Lo que ha hecho con la segunda versión es presentarnos el andamiaje, el arte de la construcción, mostrarnos su capacidad para contarnos cosas".
¿Mostrarnos el andamiaje? ¿No es genial?
Creo que ahora lo que ocurre es que no hay pasion. Un critico ahora es un señor que se levanta por la mañana mirando el reloj a ver cuando termina su jornada laboral.
ResponderEliminarYo hace tiempo que deje de fiarme de los @criticos@. Peliculas que no fui a ver porque @no valian la pena@, me necantaron, y otras que @eran obras maestras@, me aburrieron hasta la saciedad...
Además se ha puesto de moda la crueldad. No ahce falta ser hiriente para calificar el trabajo de mucha gente. No lo soporto.
ResponderEliminarA Boyero le he leido en alguna ocasión jactarse de haber visto solo los diez primeros minutos de peli para acto seguido ponerla a parir. Hay que tener poca verguenza.
ResponderEliminarComo espectadora me puedo permitir no ver una peli porque crea que es una mierda, o aburrirme en la primera media hora y pasar, pero creo que es un lujo que un crítico profesional no puede permitirse.
Aunque sólo sea por la profesionalidad que se les "supone" deberían mostrar al menos algo de respeto y no dejarse llevar por su ego. Pero claro, Sergio, tú hablas de gentes que tenían un oficio, no de "especialistas" en la materia...
ResponderEliminarUn saludo cinéfilo.
P.D.: y ahora que lo pienso, os acordáis de aquella sección de crítica de un programa televisivo (que se llamaba..., ¡cómo era?) en la que Monzón y Guarner hacían una crítica de la misma película..., pudiendo asistir al lujazo de un análisis comparado...
Mi definición de una mala crítica...:
ResponderEliminarhttp://www.septimovicio.com/criticon/inland-empire-por-david-lpez/
...con frases como:
"En su arquitectura de texturas, “INLAND EMPIRE” no se guía por el cripticismo ingenuo, sino por un juego hermenéutico que el director propone al espectador, mediado siempre por el propio film, y que no sólo formula incógnitas sobre la fragmentación de nuestro yo y sus redes psicológicas..."
"Arquitectura de texturas" es un concepto absurdo, cacofónico y retórico, y además no se corresponde con la realidad de la que habla.
A continuación, y también referente al último (esperemos) trabajo (sic) de Lynch, mi ejemplo de crítica perfecta:
http://spauld.blogspot.com/2007/02/al-mismo-nivel.html
"En definitiva, Inland Empire, es la barñofla en plastrullo. No llega a plastruflete, pero casi."
ResponderEliminarToma andamiaje ;-)
Que crack.
Tenemos al crítico de cine, que opina sobre la peli. Y luego también tenemos al analista, que hace balance de todo lo que se dio cuenta y si alguien lo había hecho ya.
ResponderEliminarEs absolutamente brillante la crítica de Spaulding para Inland:
ResponderEliminar"David Lynch, en Inland Empire, cromaña la escrofolla. Y la tropoña. Su sirlesio es frunoso, pero no incrote. Ñepa la paña de la ñeña ñuñote; ñapa: ñapote. Para ello, se mocretulla de la truqueña Laura Dern. Y se cropicuta la cropa de la proca, breticulando el crupote, la pacrasia y, en ocasiones, la llandriga. Mocre de napra de la mocrosa furfella. Pero éste, dobluga la cruña del ñopro y se merofutre la corprulla, con la ayuda del percutafle, el alsina y el bisofre."
Y sigue, y sigue... el enlace: en el comentario de Bandini
Mmuuuuy grande la crítica esta. Todavía me estoy riendo.
ResponderEliminarXDDDDDDDDDDDD Genial.
ResponderEliminarSaludos.
ResponderEliminarYa que hablamos de críticos de cine me gustaría plantear un par de cuestiones:
_ ¿Qué opinión te merece el libro "No disparen contra el crítico. O apunten entre los ojos"? de Javier Cortijo.
_ ¿Qué te parecen las opiniones en "Fotogramas" de Mr. Belvedere y El Sobrino?
Un abrazo.
Pues mira, el libro tiene algún momento divertido, pero también tiene demasiada mala baba.
ResponderEliminarEn cuanto a lo del Fotogramas, aunque no te lo creas, tiene truco. Me gusta Mr. Belvedere, tanto en persona como sus libros y verlo en televisión... pero el sobrino ha dependido de la época... porque ha ido cambiando. Cuando era Daniel Monzón (que también hacía Dias de cine y ahora es director de cine) me encantaba porque era muy bueno (además de ser, como corresponde al papel, algo descarado), pero el actual es demasiado gamberro. Es divertido, pero no comparto sus opiniones.
Pero lo leo, eh? Quiero decir, ¡algo tendrá que lo leo!
Saludos.
ResponderEliminarGracias por tus opiniones. La de cosas que me sugiere este tema siendo mis conocimientos mínimos.
Con el libro me lo he pasado muy bien, pero coincido contigo en que ese humor suyo (también visible pero menos en su biografía sobre Bela Lugosi) acaba siendo muy molesto. Y además te deja con ganas de mas. Lo que más me gustó es la clasificación de los críticos según los animales.
Y de los críticos del Fotogramas, yo también he notado el cambio de estilo. El Sobrino de hace unos años tenía un estilo de auténtico perdonavidas: "Yo no perdía el tiempo con fulanita porque estaba muy ocupado viendo los títulos de sotanito". "Deje ya de enviarnos sus pajas mentales".
Un crítico, desde mi punto de vista, está para asesorar no para restregar por la cara su supuesta erudición. O sea llamar ignorante a quien escribe de buena fe.
Prefiero a quien argumenta que uno de los fallos de "West Side History" era que Natalie Wood no sabía imitar correctamente el acento hispano. Lo que no invalida la película para nada.
Claro que hasta los clásicos se columpian. O eso creo recordar en un caso preciso, cito de memoria así que puedo meter la pata. Guillermo Cabrera Infante dice en "Cine o sardina" que "Monsieur Verdoux" "es la última película de Chaplin que vale la pena pasar a formato vídeo". ¿Quiere decir que las rodadas a continuación se pueden dejar perder? el momento maravilloso que me supuso ver por primera vez "Candilejas" en vídeo me habría sido negado de hacerle caso.
También tiene su gracia el breve espacio que le dedica al tema Juan Carlos Palma en "Sopa de cine". Eso de crítico galopante, crítico llorón y demás. Superficial pero divertido.
Un abrazo.