11 noviembre, 2010

Algo personal: Salas de proyección privadas

En este tiempo en el que no he escrito nada, he visto varias cosas que prometían ser interesantes desde un punto de vista estrictamente friki. Desde Fanboys hasta Mi nombre es Bruce. Y la verdad es que salvo Kick Ass y Scott Pilgrim, que me han gustado bastante, y el primer episodio de The Walking Dead, que es realmente bueno, sobre pocas cosas tengo que escribir.

El caso es que dentro de un día viajo a Madrid para ir a una cena con viejos amigos de la Facultad. Celebramos 20 años (increíble, lo sé) desde que nos conocimos y así nos vemos las caras. A algunos de ellos, llevo más de 15 años sin verlos. Está bien. Pero esto tiene su punto nostálgico y llevo una semana pensando en cosas raras (que las mezclo con un posible desastre en el avión, pero bueno, uno es así).

Y me ha dado por acordarme de tres momentos históricos en mi vida de cinéfilo: tres salas de proyección de trabajo.

La primera vez corresponde a la sala de proyección de Filmoteca Española, que no tiene nada que ver con el cine Doré. La primera vez que aparecí por allí fue justo el día que me dieron el trabajo. Llegué tarde, con las luces ya apagadas, y me senté en la última fila. Cuando mis ojos se acostumbraron a la poca luz, pude ver las seis o siete filas de butacas. La pantalla era bastante grande para ser una sala pequeña y las butacas tenían la misma distancia entre fila y fila que en un cine normal. O sea, casi nada.

La gran diferencia es que entre la primera fila y la pantalla si había bastante distancia, de forma que las pelís se veían bien desde cualquier punto. Ese hueco era el sitio principal para las reuniones de Navidad y esas cosas.

Lo primero que me llamó la atención es que esas salas de proyección son lugares de trabajo. Si para un cinéfilo hablar en la sala es una especie de pecado mortal, aquí no paraban de gritar frases comentando las imágenes. En pantalla se estaban pasando unas secuencias de Currito de la Cruz, que se iba a proyectar restaurada en la Expo de Sevilla con música del genial José Nieto.

Entre las personas que estaban dispersas en la sala: el compositor, el equipo de restauración (Juan Mariné, futuro jefe mío; y Cecilio Vega, compañero de trabajo), Chema Prado (que sigue siendo director de Filmoteca y a la postre, pareja de Marisa Paredes) y dos o tres personas más, incluido Pepe, proyeccionista de la Filmo.

Y allí, cada loco con su tema: Mariné hablaba sobre la imagen, José Nieto de que le faltaban fotogramas a una secuencia y por tanto, su música se desincronizaba, Chema, como buen director, sobre los pocos días que faltaban para tener la película terminada y... yo callaba soñando con entrar a trabajar en ese sitio.

A los tres años de estar en la Filmo, ya soñaba con salir.

La Segunda sala de Proyección

Al empezar el rodaje de Malena es un nombre de tango, el equipo se trasladó una semana a Murcia a rodar algunas imágenes de la juventud de Malena. Era mi primer rodaje y yo me quedé en Madrid preparando las escenas que se iban a rodar al cabo de esos días. El regidor, el gran Iñaki Bruña (persona que fue el comienzo de todo y al que nunca le he agradecido lo suficiente esos años) se fue a Murcia y me dejó con algunas tareas pendientes.

Ese primer día en Madrid rodábamos el supuesto estreno de la película Demonios en el jardín. Y entre trabajos más rutinarios, tuve que llamar a Manuel Gutiérrez Aragón para que alguien de su productora me dejara carteles y fotos para ambientar la escena. Fue una llamada de apenas cinco minutos. El quedó encantado con qué en Malena saliera una secuencia así y puso a mi disposición todo lo que quisiera.

Pero en esa semana que el equipo estaba en Murcia, yo acompañaba a Belén Bernuy, ayudante de producción de la peli (y que hace pocos meses la vi recogiendo el Goya por ser productora de Garbo) a recoger los rollos revelados de lo rodado en Murcia y los veíamos junto a Carmen Frías, montadora de la película.

La primera vez que me senté en la sala de proyección de los laboratorios y vi un poco del metraje de Malena, el plano que iluminó la pantalla fue un primerísimo primer plano de Ariadna Gil.

Ese momento, no lo olvidaré en la vida.


La última sala de proyección

Airbag fue un problema desde el primer día. El equipo se contrataba tan rápido como se despedía al cabo de una semana. No había quien aguantase las decisiones de última hora de Bajo Ulloa. Él salía en la prensa y decía eso de "me gusta trabajar al límite".

Hoy día se sigue hablando de Airbag y parece que a la gente le gusta. A mí, no. No me hace ni puñetera gracia y por supuesto, no la veo nunca. Pero si en televisión deja caer un plano o veo un trailer, se me ponen los pelos como escarpias. Cada plano, un problema. Cada objeto, una discusión.

El rodaje fue tan horroroso que, para subir la moral del equipo, se montó un espléndido trailer de cuatro minutos (muy parecido al que después saldría al mercado, aunque más largo) y se invitó a todo el mundo a unas copas en una sala de proyección. Se trataba de tomar contacto por primera vez con lo que estábamos haciendo y relajarnos.

Las imágenes, sin duda, eran muy buenas. Bajo Ulloa, como director de cine, irradia talento por todas partes. Pero yo no podía disfrutar de esas imágenes y lo único que deseaba era alejarme de esa sala de proyección (a la que asistieron muy poquitos).

No sé cuanta gente se quedó a tomar algo. Yo cogí mi pequeña moto y salí pitando hacía ambientes más sanos. Esa fue mi última sala de proyección. Creo que aquel día empecé a rumiar esa frase que me gusta tanto repetir: "el cine, mejor como espectador".

7 comentarios:

  1. Batallitas, que se te caen las lágrimas por ver a tus excompañeros ;-)

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  2. Cuando te de el bajón recuerda que aquí hay alguien envidiando tus batallas, perro.

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  3. Tengo airbag en VHS y me encanta (a ver si la pillo en dvd), porque cada vez que veo a la Sardá con el caliz dando golpes, me acuerdo de tí, XDDD.

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  4. Enhorabuena.

    En todo este tiempo que llevo molestando por estos pagos he ledio muchos post, algunos de ellos magnificos (otros mas flojillos que todo hay que decirlo) pero con este y como diria el anuncio de ferrero roche:

    Realmente nos ha encantado.

    PD: Es curioso que trabajaras en dos de las peliculas a las que mas mania le tengo.

    Airbag por que jamas me ha hecho gracia y por que fui incapaz de reconocer en esa estupidez a la persona que me emociono con alas de mariposa y sobre todo con la madre muerta.

    Malena por que cuando la vi, y solo la vi una vez, lo unico que podia pensar es quien ha hecho esta porqueria con el libro y lo segundo, quien le ha dicho a ariadna gil que ella es malena...

    A parte de eso me reitero: Magnifico.

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  5. Pues de Airbargrecuerdo la famosa tortilla de Arguiñano.

    Posiblemente lo mejor del film.

    Saludos

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  6. A pesar de todo... te envidio.

    Y sin gustarme Airbag que nunca he llegado a ver ni la mitad.

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