Finalmente pude ver el revolucionario documental de Joaquin Phoenix. Bueno, revolucionario para él, que según sus palabras "trata de la búsqueda de identidad del artista".
Y aunque tiene ratos divertidos, este documental es una memez. La mejor parte, la que corresponde a la labor de engaño continuado a sus colegas (que incluye una escena magnífica con Ben Stiller) está amañada, o sea, Ben Stiller actúa y sabe la verdad de toda la historia.
Y su supuesta transgresión es insípida. No. No me ha gustado. Otra cosa (y son palabras mayores) es como el fenómeno periodístico se puso en marcha cuando Phoenix decidió dejar de actuar y comenzar a rapear. Sus apariciones en televisión son mejores que el documental en sí (y aquí, en este blog, ya escribí sobre su entrevista en David Letterman).
Pero cuando descubrimos que la historia no tiene nada que ver con la realidad, que simplemente Phoenix está encarnando otro papel, el documental se diluye entre las manos como una estupidez sin límites.
Y yo, que creo que este tipo tiene realmente talento para la actuación, he sonreído cuando he encontrado en Youtube su vuelta al show de Letterman , esta vez, disculpándose y con una entrevista como Dios manda. Eso sí, se nota que al presentador no le ha gustado que Phoenix le utilizara para todo este montaje... y aunque lo diga de broma, algo siempre queda.
Pero lo mejor de todo es que, en alguna de las entrevistas que vi de Phoenix se le compara con Corey Feldman. Mi generación no ha olvidado a Corey, que desde Los Goonies hasta Gremlins, tan buenos ratos nos hizo pasar.
Pero... ¡atención! No se comparaba a Corey Feldman con Phoenix por el hecho de ser un actor que, de repente, en un extraño giro de la vida, decida ponerse a cantar (de hecho, Corey creció y no le llamaron más para hacer películas), sino por lo mal que cantan los dos. Y claro, Corey lo intentó en serio. No he visto vídeo en Internet que me despierte más vergüenza ajena que este. Hasta me cuesta ver las imágenes, ver como intenta ser tan cool y...
¿Cuanta coca ha debido ingerir Corey Feldman a lo largo de su vida?
ResponderEliminarLa respuesta válida irá en toneladas.
P.D-. El otro día, aprovechando una promo de ECI, me compré los Blurays de Excalibur y Los Goonies, película esta última que ni tenía ni había visto nunca. Como se nota la mano de Spielberg en todo el metraje, es tremendo.
¿No habías visto Los Goonies? Que raro. Esa es de nuestra generación.
ResponderEliminarYa teníamos 14 años, pollo. Yo a los 14 ya andaba viendo Blue velvet y marcianadas así ;-)
ResponderEliminarNo había oido nada tan malo desde que Jesulín decidiera sacar un disco. Y esto incluso es anterior, pero no habia llegado a mis delicados oidos hasta ahora. Creo que tendré pesadillas el resto de la semana por lo menos. Vaya tela. Sin desperdicio los calcetines blancos.
ResponderEliminarcosas peores han triunfado asi que habra que achacarlo a la mala suerte y a que entonces no se habia descubierto el autotune y aun no estaban de moda la canciones que no lo son (los dos ultimos discos de black eyed peas por ejemplo)
ResponderEliminarel traje y los estilismos son de mear y no echar gota
Sí, había espacio vital para Blue Velvet y para Los Goonies.
ResponderEliminarSólo hay dos películas en el mundo que he visto dos veces seguidas y pagando. O sea, salir, hacer cola y volver a entrar: Blue Velvet y Europa, la de Lars Von Trier, que en su época me fascinó.
A mi lo que mas me gusta es su esmero a la hora de bailar. Le pone ganas el jodío.
ResponderEliminarviste dos veces europa? a mi hoy dia casi me da verguenza decir que me gusta o gustaba, por que hace años que no la he vuelto a ver. aunque bueno fue europa la que inicio toda la idolatria a von trier.
ResponderEliminarLa madre que parió a Corey... voy a tener que verme tres o cuatro pelis suyas para compensar un poco.
ResponderEliminar