Confessions (2010) |
El cine japonés no para de sorprenderme y eso es que no he tenido la oportunidad de disfrutarlo de lleno (aunque con las nuevas tecnologías no tengo excusa). Pero las sorpresas con el cine fantástico japonés de la última década, unido a mi curiosidad por el cine de Ozu o Kurosawa... son datos que hacen que realmente me plantee una inmersión total.
Pero algunas películas japonesas sueltas no me dan una visión global de un movimiento cinematográfico que debe ser absolutamente bestial y, por tanto, como suele ser habitual, hablo con más descaro que conocimiento.
Había oído hablar muy bien sobre Confessions (2010) que, desde ya, digo que es algo más que una buena película.
La trama es absolutamente deslumbrante. Un juego maquiavélico que, desde el primer minuto, te agarra para no soltarte. Las tres frases siguientes os van a cautivar de tal manera que os sentiréis obligados a ver Confessions: una profesora se despide de sus jóvenes alumnos ya que su vida se ha vuelto demasiado oscura desde que su pequeña hija murió ahogada. Pero la profesora sabe que no fue un accidente, sino que dos de sus alumnos, presentes en la clase, han sido los asesinos. Ahora quiere venganza.
Y aunque la historia es muy buena, lo deslumbrante es la forma en la que está contada..
El auténtico genio actual de la estructura fílmica es, sin duda alguna, Tarantino. Ya no sólo por manejar el tiempo como lo maneja, sino por su forma de alargar y acortar secuencias con un talento narrativo que, en la actualidad, no tiene competencia. Puede contarte mil cosas en diez segundos y, de repente, contarte algo de diez segundos en una hora. Libertad absoluta con un estricto control del relato.
Y cuento lo de Tarantino porque muchos directores se han empeñado en imitarlo. Y yo creo que eso es tan complicado como conseguir el toque Lubitsch o el toque Hitchcock (que aunque los críticos se empeñen, no hay muchas películas hitchconianas. No vale, repito, no vale, que a todo lo que sea de misterio lo llamen hitchconiano).
El director de Confessions, Nakashima, muestra su talento en la estructura del relato poco a poco, con un dominio que asusta. Primero te cuenta una historia, y poco a poco, como en La Condesa Descalza, cada personaje aporta algo a ese relato, a veces, un poquito del principio, a veces un poquito del final. Detalles que se van incorporando y que forman el conjunto y puntos de vista que finalmente dan un relato sobrecogedor. Es como una muñeca rusa pero al revés, primero tienes la figurita pequeña y después tienes la misma figurita pero más grande, y más grande...
No es una obra maestra de esas que te dejan noqueado, pero deja ese poso de los buenos relatos. Películas que vuelven, sin que te des cuenta, a tu cabecita en los momentos más raros.
En el desierto actual, un auténtico oásis.
Vaya. No sé cómo estará la peli. Pero las tres líneas enganchan, sí.
ResponderEliminarPor cierto, me hizo gracia la última cosa de la entrada anterior.
Un saludo.
Si quieres reírte mucho descarga una serie de 10 capítulos que se llama MY hero my boss. Es divertidísima y mi hijo Javier la ha visto 3 veces ya.
ResponderEliminarVaya, hoy mismo he comido con Julio y me contó que habías escrito post sobre esta peli, y me alegro mucho de que pensemos lo mismo, jejeje. A mí me pareció fascinante.
ResponderEliminarY en otro género y estilo completamente opuesto, yo también me revuelco de risa con My boss my hero XDDDD.
Ah, y el video no se ve, sólamente el código.
ResponderEliminarNo sé, la peli me ha parecido bastante impactante vista por primera vez pero creo que no pasa de interesante. Mucho me temo que vista por segunda vez resultará un poco cargante (esas voces en off omnipresentes, esos personajes tan bobalicones y con motivaciones psicológicas tan planas, tantas imágenes repetidas tantas veces, ese final a cámara lenta tan preciosista como poco emocionante...)
ResponderEliminarGracias, Elphaba. Corregido el vídeo.
ResponderEliminarHombre, sólo las obras maestras mantienen un perfecto segundo visionado.
Esta es una gran película que, seguramente, no volveré a ver en mi vida.