24 febrero, 2012

El concepto King Kong (1976)


Mucho antes de la existencia de Internet y de que la Aldea Global fuera lo que es ahora, los productores de cine independientes se volvían locos para vender sus producciones. La premisa era que, para poner en marcha un rodaje, tenía que haber ventas por anticipado.

Hablo de una época en la que existían los productores piratas independientes, seres aparentemente despiadados que centraban sus rutinas bancarias en hacer películas, pidiendo préstamos y avales. Piratas en el sentido más cariñoso y que demostraban un amor por el cine fuera de toda duda. Gente como los Salkind o el malogrado Dino de Laurentiis.

Para poner en marcha una película, lo que hacían era vender un concepto: una imagen o una idea que provocara el entusiasmo generalizado.

Cuentan que los Salkind, mucho antes de tener un guión (y eso es no tener absolutamente nada), se pasaron cuatro o cinco años en una conocida terraza de Cannes (en época de Festival) con un póster de Superman (1978), que eran unas nubes con el nombre en primer plano. A cierta hora, todos los días pasaba por delante de la terraza un avión arrastrando el cartel de la película. Y así, pasaron unos cuantos años hasta que una gran distribuidora confió en el proyecto.

Pero un caso que me tiene fascinado desde que leí la noticia es el de la película King Kong, la versión de John Guillermin (1976). Es una versión bastante mala pero a la que tengo un cariño especial (en su estreno, la vi en el cine tantas veces que perdí la cuenta)... pero tiene una música de John Barry espectacular y su rodaje fue tan problemático que despierta mi curiosidad cinéfila como pocos.

El rodaje de King Kong fue terrible. Se gastaron un auténtico dineral en un King-Kong robótico diseñado por el italiano Carlo Rambaldi (que después haría un trabajo fantástico con E.T.) que apenas sale en la película. No sólo no funcionaba correctamente sino que además, era lamentable. De hecho, la mano mecánica que coge a Jessica Lange era tan penosa que un día casi mata a la actriz por un problema hidráulico. Cuando la Universal puso la mano robótica de King Kong entre sus atracciones, tuvieron que reconstruirla casi en su totalidad.

Y aunque De Laurentiis había vendido el concepto de un robot articulado que haría que King-Kong fuera una verdadera bestia, la realidad es que el maquillador Rick Baker fue el que sacó las castañas del fuego adaptando el diseño de Rambaldi a un traje de King-Kong que se ponía un especialista. Si vemos la película, en plano no hay un robot sino un "man on suit" (o sea, un tipo vestido de mono). Sólo algunos primeros planos del mono gigante y una mano que se mueve a trompicones son robóticos.

También existía un muñeco gigante no articulado para cuando Kong cae de las Torres Gemelas, un trozo de trapo gigante que se situó en el suelo entre la multitud de figurantes -por cierto, los trabajadores del Empire State Building montaron en cólera cuando se enteraron de que el final de la película se trasladaba a las Torres Gemelas y no al edificio original. Llegaron a hacer una pequeña manifestación que, al contrario que en España, no terminó con la policía dando leches.

Pero lo verdaderamente mágico es la fórmula para vender King-Kong. 

Mucho antes de que fuera una película, mucho antes de tener una sola palabra escrita en el guión, lo único que el productor tenía en sus manos eran una serie de dibujos que había encargado a John Berkey (dibujante de ciencia-ficción que años más tarde se haría muy famoso por su trabajo en Star Wars y Star Trek).

Los dibujos son espectaculares, pero el que se lleva la palma es el que pongo en este post: el primero de una serie de carteles que eran muy parecidos pero que tenían pequeñas diferencias (hay más de diez versiones del dibujo, demostrando el trabajo arduo que se generó para intentar vender la película). Y aunque este cartel se convirtió en el póster oficial, en realidad, tiene poco que ver con el resultado final de King-Kong.

Funciona a la perfección como dibujo pero las dimensiones del mono son exageradísimas. En su mano tiene una "rubia genérica" (una vez elegida la actriz, esa rubia se rehizo al estilo de Jessica Lange) y sin embargo, tiene un pie en cada una de las Torres Gemelas, lo que le daría una dimensión de mono Extra Gigante. Y por si nadie se ha dado cuenta, en la película, Kong es atacado por helicópteros, no por aviones de guerra. 

Y por si fuera poco, la escena ocurre de noche y no de día.

Y aunque el dibujo no tiene nada que ver con la película, fue la herramienta perfecta para su venta. Dino de Laurentiis hizo una tirada de 10.000 ejemplares, los repartió a todos los medios de comunicación y los regalaba a quién se lo pedía.

y hoy día, aunque conozca la verdad de cómo se gestó King-Kong, cada vez que veo ese póster en un disco o en un DVD, me dan ganas de cogerlo y llevármelo a casa. Es la magia del marketing, de la publicidad y la de vender un concepto que directamente entra por los ojos.

El cartel final de la película quedó más o menos así (con menos aviones, un par de helicópteros y un amasijo inconcreto de hierros en su mano):


5 comentarios:

  1. Mi relación con esta película es de amor absoluto e incondicional. De hecho fue de las primeras que miré si era descargable con mi primera conexión a internet.

    ResponderEliminar
  2. hace varios años me encontré con un antiguo compañero de clase y me dijo algo que yo no recordaba en absoluto: tío, te pasaste el curso entero dibujando a king kong detrás de una montaña.día tras día, siempre el mismo dibujo.
    Yo amo esta peli, no por la peli en sí, sino por lo que significa de una época y, como tu dices, de una forma maravillosa de vender proyectos y crear expectación. Y de paso, amo a Lange que en esta película es un espectáculo en si misma.
    Arán, cada vez te veo más alma gemela.

    ResponderEliminar
  3. y por cierto, quien es el tipo de la barba que esta debajo de la foto del comandante Adama y Starbuck? (llevo meses preguntándomelo y siempre se me olvida,leñe...)

    ResponderEliminar
  4. El gran Stephen Sondheim: personalmente, el mejor compositor de musicales que existe, además de hacer la letra de West Side Story y hacer las canciones de Dick Tracy.
    Entre sus trabajos, Sweeny Todd, Passion, o Follies, actualmente en Madrid y todo el mundo me dice que "absolutamente espectacular"

    ResponderEliminar