23 enero, 2008

Sobre bandas sonoras, Patrick Doyle y Enrique V

Cada vez hay menos compositores que me llaman la atención. En la actualidad, sigo de cerca la carrera de cinco o seis, pero desde la muerte de Jerry Goldsmith y Elmer Bernstein hace pocos años, no ha surgido nadie que ocupe su puesto.

Danny Elfman, desde que se ha casado con Bridget Fonda, ya no es el mismo. Bien por él, que seguramente es más feliz, pero mal para sus seguidores. Zimmer no me gusta. Horner plagia. John Williams se ha retirado y solo hace las películas de Spielberg (espero ansioso su Indiana Jones de este año). Parece que en España las cosas están algo mejor (por cierto, gran nominación para Alberto Iglesias), pero no es para tirar cohetes. Y el resto, Brian Tyler, Beltrami y toda esa cuadrilla, no me gusta nada.

Sigo de cerca a Alexandre Desplat, a Kaczmarek, a Pascal Gaigne, a Howard Shore... y aunque tienen muchísimo talento, parece que hacen una buena banda sonora al año y el resto del tiempo cumplen con su trabajo decentemente. No es un problema de ellos, supongo que dar en el clavo tres o cuatro veces al año, era cosa de privilegiados como Goldsmith y Williams.

Otro tema diferente es Patrick Doyle, un músico que jamás pensó en escribir una banda sonora hasta que Kenneth Branagh lo llamó para ponerle música a Henry V. El resultado: una de las mayores obras musicales de la historia del cine.

Atención a esta escena que no debes perderte. Es un magnífico plano secuencia que debió costar sangre, sudor y lágrimas. El rey Henry, después de una batalla terrible en la que, contra todo pronóstico, ha resultado vencedor, recorre el campo de batalla con el cadáver de un niño a cuestas (el joven Christian Bale muchos años antes de ser Batman). El plano comienza con un soldado que canta (encarnado por el mismo compositor Patrick Doyle, que también es actor). Tras la primera estrofa, su voz se convierte en un coro, en la siguiente llegan los instrumentos, la orquestación crece hasta llegar a un éxtasis musical sin coro que pone la piel de gallina. Plano y música se convierten, sin duda alguna, en una de esas secuencias de película que se encuentra en la memoria colectiva cinematográfica.



¿No es increíble? Por el camino se han ido viendo los principales protagonistas de la obra y así el espectador identifica quienes han sobrevivido a tan cruenta batalla. Y al final, el personaje de azul, el mensajero de los rivales, mira con respeto a Henry V. Curiosamente, Shakespeare ponía acotaciones en sus obras para dar respiro a los espectadores y aquí escribió algo así como "los actores cantan el Non Nobis Domine". Si levantara la cabeza y pudiera oír lo que hizo Patrick Doyle se le caería la melena.

Patrick Doyle está vivo de milagro: una leucemia le apartó del cine por bastante tiempo, pero ha vuelto al trabajo totalmente recuperado. Sus melodías para Mucho ruido y pocas nueces, Frankenstein, Sentido y Sensibilidad y su Harry in Winter de Harry Potter and the Goblet of fire (uy... ¿se puede escribir algo tan bonito?) demuestran que Patrick Doyle es uno de los grandes. De los grandes, grandes.

Este año, Doyle estará en Úbeda para una conferencia y un concierto. Yo estaré allí, Patrick estará allí y mi cámara de fotos, también.

PD: Hace unos meses hizo una gala contra la leucemia con la presencia de muchísimos actores y directores relacionados con su carrera y tuvo la amabilidad y la decencia de dar las gracias a Kenneth Branagh en publico por regalarle su magnífica carrera. Sus seguidores, también se lo agradecemos.


8 comentarios:

  1. Por la parte que me toca soy más de Danny Elfman en Oingo Boingo que el haciendo bandas sonoras sin más.

    ResponderEliminar
  2. Qué bien, por fin alguien a quien no le gusta Zimmer xDDD Aunque bien pensado, tú no me vales, porque entiendes de verdad de música de cine. Lo que yo necesito es alguien a quien no le guste sin saber, de manera instintiva, porque sí, porque no me convence. Si sabes de alguien, mándamelo %D

    ResponderEliminar
  3. Te han quitado el vídeo de Henry V, me lo perdí ;(

    ResponderEliminar
  4. Otro lúdico post, como casi todos los tuyos. Creo que yo soy de esos que "alasse" dice "instintivos" aunque mis reducidos gustos musicales pasaran por una academia para aprender solfeo, pero creo que fue en vano. Para su información, alasse, el señor Zimmer tampoco me gusta, pero voy más allá y declaro que tampoco me gustan las películas en las que ha trabajado, exceptuando algún título.
    Y para Sergio, recuerdo vagamente la secuencia que nombras de Henry V, y sí, es de las cosas que me impactaron en aquellos todavía "dulces años de juventud".
    Por otro lado ya quisiera yo eso que tú llamas "hacer una sola banda sonora buena al año". Desde ahora firmaría eso de un buen trabajo al año, y al menos disfrazar algo esta s ahogadas y tristes jornadas audiovisuales que me han tocado vivir. Te adelanto que este "santo año" estoy intentando sacar adelante dos proyectos personales con muy muy poca ayuda económica (para los que no sepan de mi, no soy músico, ya dejé claro mi falta de formación y conocimiento) y en ellos intentaré tener muy en cuenta el aspecto musical (que si me interesa) aunque nuestra banda sonora no entrará en los anales. A escala y salvando las distancias, nuestros proyectos son, al menos para mi, tan importantes como es "Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull," para el señor Spielberg o "Sweeney Todd" para Tim Burton.
    ¡Salud!
    David Delgado

    ResponderEliminar
  5. Tienes razón respecto al fallecimiento de Jerry Goldsmith y Elmer Bernstein. Eran los últimos grandes. Tuve la suerte de ver a Bernstein en su última actuación en Barcelona, pero no de Goldsmith que no pudo actuar por su estado de salud y al poco tiempo falleció.

    ResponderEliminar
  6. Lo acabo de ver y tengo los pelos como escarpias...

    ResponderEliminar
  7. Me alegro de que impresione de esa manera. Cuando vi esta escena en el cine me quedé totalmente petrificado. Es una de esas cosas que no ocurren muy a menudo, pero gracias a Dios, ocurren.

    ResponderEliminar