Me da pena interrumpir una serie de post sobre un compositor poco serio (al que le he dedicado demasiado tiempo) y escribir sobre la triste noticia del fallecimiento de un músico serio al que le he dedicado muy pocas líneas. Es curioso que haya escrito tan poco sobre Maurice Jarre. Para las personas de mi generación, era uno de los músicos más escuchados en sala grande. No ya por sus clásicos con David Lean, de los que estos días oiremos bastantes piezas, sino por su abultada filmografía de los 80.
Cuenta la leyenda que Lean no le quiso confiar la banda sonora de Lawrence de Arabia a este joven músico, con fama de guapo, y por tanto dividió los temas entre dos músicos (algo, por otra parte, habitual en las superproducciones). Pero al oír la pieza que había compuesto Maurice Jarre para la película, se quedó con el joven compositor y eliminó todo lo demás. De hecho, se lo quedó para siempre.
Jarre pasó a la historia de las anécdotas de los Oscars al recoger su premio por Pasaje a la India en 1.984 (el tercero que tenía y todos gracias a Lean) en un año que todas las estatuillas iban para Amadeus: "Me alegro de que Mozart no pueda ser nominado este año".
En el pasado Festival de Úbeda, me contaba un crítico de bandas sonoras llamado Joan Padrol, que había entrevistado a Maurice Jarre en varias ocasiones (últimamente más conocido por ser padre de Jean-Michel Jarre), que siempre estaba de buen humor, que era muy simpático y que... siempre estaba moreno.
Y es que con su última mujer se fue a vivir a una de esas islas paradisiacas en plan Hawai. No sé exactamente dónde, pero el caso es que, aunque hiciera algunas obras hasta el año 2001, lo cierto es que vivía absolutamente retirado del ambiente de Hollywood.
Con Jarre se va un compositor grande. No sólo el de Dr. Zhivago, como se empeñan en la televisión, sino el de La Prometida y Único Testigo (para un servidor, sus dos mejores obras), el de Gorilas en la Niebla, el de Pasaje a la India, el de El Club de los Poetas muertos, el de Ghost y Atracción Fatal, el de Topaz (la peor, o mejor, la única película mala de Hitchcock)...
Su carrera tiene dos etapas claramente diferenciadas: la de finales de los 60 y principios de los 70 y la de mediados de los 80, que fue prolífica, muy comercial y que yo adoro.
Cuando le dieron el premio a toda una vida hace pocas semanas, en el Festival de Berlín, lo recogió envejecido, en silla de ruedas. Muchos nos temíamos lo peor y aunque yo soñaba (y preguntaba a un gran amigo suyo) sobre su vuelta, parece que la edad no perdona. En Días de cine, con motivo de su premio, le preguntaron sobre su banda sonora favorita (de las compuestas por él) y se mojó: "Creo que Lawrence de Arabia, aunque guardo especial cariño por Único Testigo".
Yo creo que Único Testigo es su gran obra (¿a quién se le podría ocurrir retratar a los Amish con música electrónica? Hasta a ellos les habría dado un patatús...) y la melodía de La Prometida, su gran hallazgo. Y aunque he recopilado una decena de cortes para homenajear a Jarre, es absurdo. Todos tenéis la información a mano, pero si me gustaría poner un par de minutos que muestran por qué creo que La Prometida es su gran momento de inspiración. Es absolutamente imposible que no se me caigan las lágrimas ante estas notas. Lástima que la película fuera tan mala.
En su honor, Sr. Jarre, desde frikiperopoco:
Cuenta la leyenda que Lean no le quiso confiar la banda sonora de Lawrence de Arabia a este joven músico, con fama de guapo, y por tanto dividió los temas entre dos músicos (algo, por otra parte, habitual en las superproducciones). Pero al oír la pieza que había compuesto Maurice Jarre para la película, se quedó con el joven compositor y eliminó todo lo demás. De hecho, se lo quedó para siempre.
Jarre pasó a la historia de las anécdotas de los Oscars al recoger su premio por Pasaje a la India en 1.984 (el tercero que tenía y todos gracias a Lean) en un año que todas las estatuillas iban para Amadeus: "Me alegro de que Mozart no pueda ser nominado este año".
En el pasado Festival de Úbeda, me contaba un crítico de bandas sonoras llamado Joan Padrol, que había entrevistado a Maurice Jarre en varias ocasiones (últimamente más conocido por ser padre de Jean-Michel Jarre), que siempre estaba de buen humor, que era muy simpático y que... siempre estaba moreno.
Y es que con su última mujer se fue a vivir a una de esas islas paradisiacas en plan Hawai. No sé exactamente dónde, pero el caso es que, aunque hiciera algunas obras hasta el año 2001, lo cierto es que vivía absolutamente retirado del ambiente de Hollywood.
Con Jarre se va un compositor grande. No sólo el de Dr. Zhivago, como se empeñan en la televisión, sino el de La Prometida y Único Testigo (para un servidor, sus dos mejores obras), el de Gorilas en la Niebla, el de Pasaje a la India, el de El Club de los Poetas muertos, el de Ghost y Atracción Fatal, el de Topaz (la peor, o mejor, la única película mala de Hitchcock)...
Su carrera tiene dos etapas claramente diferenciadas: la de finales de los 60 y principios de los 70 y la de mediados de los 80, que fue prolífica, muy comercial y que yo adoro.
Cuando le dieron el premio a toda una vida hace pocas semanas, en el Festival de Berlín, lo recogió envejecido, en silla de ruedas. Muchos nos temíamos lo peor y aunque yo soñaba (y preguntaba a un gran amigo suyo) sobre su vuelta, parece que la edad no perdona. En Días de cine, con motivo de su premio, le preguntaron sobre su banda sonora favorita (de las compuestas por él) y se mojó: "Creo que Lawrence de Arabia, aunque guardo especial cariño por Único Testigo".
Yo creo que Único Testigo es su gran obra (¿a quién se le podría ocurrir retratar a los Amish con música electrónica? Hasta a ellos les habría dado un patatús...) y la melodía de La Prometida, su gran hallazgo. Y aunque he recopilado una decena de cortes para homenajear a Jarre, es absurdo. Todos tenéis la información a mano, pero si me gustaría poner un par de minutos que muestran por qué creo que La Prometida es su gran momento de inspiración. Es absolutamente imposible que no se me caigan las lágrimas ante estas notas. Lástima que la película fuera tan mala.
En su honor, Sr. Jarre, desde frikiperopoco:
Se nos van todos los grandes... es que ya tienen cierta edad, pero la musica siempre sera inmortal, es el unico consuelo que me queda.
ResponderEliminarMe quedo con el recuerdo de Gorilas en la niebla y Único testigo.
ResponderEliminarDescanse en Paz.
ResponderEliminarA mí también me gustaba mucho la de "Un Paseo por las Nubes", muy en su estilo romántico.
Yo calificaría a Jarre de "Grande Silencioso", perteneciente por méritos propios a esa Vieja Guardia que son los compositores del pasado siglo XX (North, Williams, Rozsa, Herrmann, Goldsmith...). Con un talento enorme, tanto, que al final el público recuerda la música pero no al autor.
No es, por ejemplo, como John Williams, que todo hijo de vecino identifica inmediatamente (o casi) con "Superman" o "Star Wars".
Jarre se va sin hacer ruido, pero nos ha dejado un sonido inolvidable.
Abrazos.
Sentido y bello homenaje, Sergio, si me permites el tuteo.
ResponderEliminarUn saludo cinéfilo.
Siempre nos quedará su música para recordarle; .... igual que Horner!!!!
ResponderEliminarA la hoguera con Horner!!!!
En serio; hay que recordar todas aquellas personas que nos dejan, tal como eran, en este caso Maurice Jarre con la batuta en la mano.
Esa frase de los oscars fue genial, como su música. Incluso si Mozart hubiera sido nominable, tendría que echarse a temblar.
ResponderEliminarNunca fue de mis compositores favoritos, sin embargo es indiscutible que pertenece a una casta casi extinta de grandes compositores de cine a la que muchos aspiran y pocos llegan. Buen homenaje
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