Un día debemos hablar sobre la cantidad de bandas sonoras que superan visiblemente la calidad de la película a la que acompañan.
Una de las bandas sonoras que más me han cautivado en los últimos años es la de Sabrina, dirigida por Sydney Pollack que, además, es un remake absolutamente innecesario y nefasto de la película original de Wilder.
El caso es que el maestro John Williams, lejos de las galaxias y superhéroes que tanta fama le han dado, es capaz de hacer bandas sonoras sugerentes y sugestivas en películas intimistas del tipo El Turista Accidental o Quédate a mi lado.
La música de Sabrina es excelente, barroca, compleja y de melodía extensa (y yo que siempre pensé que se había grabado con dos pianos). Ahora viene este señor que no conozco, la toca en un escenario y me deja absolutamente perplejo.
¿Contamos las notas por segundo?
Una de las bandas sonoras que más me han cautivado en los últimos años es la de Sabrina, dirigida por Sydney Pollack que, además, es un remake absolutamente innecesario y nefasto de la película original de Wilder.
El caso es que el maestro John Williams, lejos de las galaxias y superhéroes que tanta fama le han dado, es capaz de hacer bandas sonoras sugerentes y sugestivas en películas intimistas del tipo El Turista Accidental o Quédate a mi lado.
La música de Sabrina es excelente, barroca, compleja y de melodía extensa (y yo que siempre pensé que se había grabado con dos pianos). Ahora viene este señor que no conozco, la toca en un escenario y me deja absolutamente perplejo.
¿Contamos las notas por segundo?
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