Me parece que nunca he escrito sobre esta historia y es, posiblemente, una de las más negras de Hollywood. Ocurre en 1.924, en un pequeño crucero en el acojonante barco de William R. Hearts.
Mega multimillonario y poderoso, Hearts es propietario del gran imperio de los medios de comunicación del momento. Sobre él y sobre su amante, la dudosa actriz Marion Davies, Orson Welles rodaría, unos años más tarde, su primera obra maestra Ciudadano Kane.
Además de Marion Davies, entre los invitados ilustres del barco se encuentra Charlie Chaplin, Thomas H. Ince y Louella Parsons, una de las periodistas más cotillas y con más poder en Hollywood, aunque en 1.924 todavía era una simple periodista del montón bajo la nómina de Hearts.
Thomas H. Ince es una de las personalidades más importantes de la historia del cine. Creador de los estudios cinematográficos en general (vamos, que fue el primero en poner diez producciones al mismo tiempo) y fundador junto a Griffith de la Triangle, era uno de los directores y productores más famosos de Hollywood. Eso sí, cuando llegó al famoso crucero, ya estaba de capa caída y, en realidad, buscaba trabajo. La idea era: si Hearts quiere promocionar y darle películas a Marion Davies, alguien debe guiar su carrera...
Y aunque Chaplin era muy, muy famoso, en 1.924 acababa de dirigir La Mujer de París, la primera peli en la que no aparecía Charlot y que habían sido un fracaso estrepitoso. Además, en ese rodaje había dejado embarazada a su joven actriz de 16 años, Lita Grey, y por tanto, su fama de acostarse con jovencitas había empezado a ser la comidilla de Hollywood.
Con esto quiero decir que más que triunfantes, el barco llevaba a unas cuantas personas desesperadas.
Y es aquí donde la historia se convierte en un drama shakespeariano. Todos saben que Hearts es muy celoso en su relación con Marion (que es infinitamente más joven que él) y está bastante ofendido por un artículo de prensa en el que se deja caer que Chaplin está tonteando con Marion.
Aunque Marion y Chaplin niegan esta noticia, todos los invitados en el barco se dan cuenta de que, cuando Hearts no está presente, los dos se las ingenian para estar juntos. La realidad de esa relación nunca la sabremos, lo que si sabemos es que Thomas H. Ince, para ganarse la amistad de Hearts y demostrarle que es una persona de confianza sobre la que se puede depositar la carrera de Marion, le va contando personalmente todo lo que la pareja hace cuando Hearts no está presente. Más que la voz de la conciencia, es una especie de Iago poniendo fuego sobre Otelo.
Hearts va perdiendo la compostura y una noche en la que descubre que Marion no está en su camarote, saca una pequeña pistola y busca a la pareja por todo el barco. En una esquina, se encuentra a Marion, hablando con alguien en la oscuridad. Sin mediar palabra, Hearts dispara, hiriendo mortalmente en la frente al director Thomas H. Ince que en aquel momento estaba hablando con Marion Davies.
El crucero terminó al día siguiente. Recogieron a Thomas H. Ince para llevárselo a su casa donde murió tres días más tarde. Chaplin, que salvó su vida por esta extraña confusión, abandonó el barco y no volvió a ver a Marion Davies. Y por supuesto, la que salió ganando en esta historia silenciada por la prensa de la época (prensa propiedad de Hearts) fue Louella Parsons, que pasó de ser una periodista del montón a tener su propia columna y un contrato vitalicio con el magnate de la comunicación.
Nadie habló sobre lo sucedido durante años... por lo menos, hasta que murió Hearts. En ese momento, el pacto de silencio se rompió y empezaron a salir detalles escabrosos, de esos que en aquella época y en Hollywood eran tan habituales.
PD: Estas historias de Hollywood, que en principio parecen rumores y leyendas hasta que alguien se sienta a investigar, está plasmada en una de esas películas condenadas a no ser vistas por nadie y que, sin embargo, es bastante curiosa: The cat`s meow (El maullido del gato, 2.001) del nunca bien ponderado e ídolo de un servidor, Peter Bogdanovich. No es una obra maestra, pero creo que vale la pena verla. Ah... y aquí está el trailer.
Mega multimillonario y poderoso, Hearts es propietario del gran imperio de los medios de comunicación del momento. Sobre él y sobre su amante, la dudosa actriz Marion Davies, Orson Welles rodaría, unos años más tarde, su primera obra maestra Ciudadano Kane.
Además de Marion Davies, entre los invitados ilustres del barco se encuentra Charlie Chaplin, Thomas H. Ince y Louella Parsons, una de las periodistas más cotillas y con más poder en Hollywood, aunque en 1.924 todavía era una simple periodista del montón bajo la nómina de Hearts.
Thomas H. Ince es una de las personalidades más importantes de la historia del cine. Creador de los estudios cinematográficos en general (vamos, que fue el primero en poner diez producciones al mismo tiempo) y fundador junto a Griffith de la Triangle, era uno de los directores y productores más famosos de Hollywood. Eso sí, cuando llegó al famoso crucero, ya estaba de capa caída y, en realidad, buscaba trabajo. La idea era: si Hearts quiere promocionar y darle películas a Marion Davies, alguien debe guiar su carrera...
Y aunque Chaplin era muy, muy famoso, en 1.924 acababa de dirigir La Mujer de París, la primera peli en la que no aparecía Charlot y que habían sido un fracaso estrepitoso. Además, en ese rodaje había dejado embarazada a su joven actriz de 16 años, Lita Grey, y por tanto, su fama de acostarse con jovencitas había empezado a ser la comidilla de Hollywood.
Con esto quiero decir que más que triunfantes, el barco llevaba a unas cuantas personas desesperadas.
Y es aquí donde la historia se convierte en un drama shakespeariano. Todos saben que Hearts es muy celoso en su relación con Marion (que es infinitamente más joven que él) y está bastante ofendido por un artículo de prensa en el que se deja caer que Chaplin está tonteando con Marion.
Aunque Marion y Chaplin niegan esta noticia, todos los invitados en el barco se dan cuenta de que, cuando Hearts no está presente, los dos se las ingenian para estar juntos. La realidad de esa relación nunca la sabremos, lo que si sabemos es que Thomas H. Ince, para ganarse la amistad de Hearts y demostrarle que es una persona de confianza sobre la que se puede depositar la carrera de Marion, le va contando personalmente todo lo que la pareja hace cuando Hearts no está presente. Más que la voz de la conciencia, es una especie de Iago poniendo fuego sobre Otelo.
Hearts va perdiendo la compostura y una noche en la que descubre que Marion no está en su camarote, saca una pequeña pistola y busca a la pareja por todo el barco. En una esquina, se encuentra a Marion, hablando con alguien en la oscuridad. Sin mediar palabra, Hearts dispara, hiriendo mortalmente en la frente al director Thomas H. Ince que en aquel momento estaba hablando con Marion Davies.
El crucero terminó al día siguiente. Recogieron a Thomas H. Ince para llevárselo a su casa donde murió tres días más tarde. Chaplin, que salvó su vida por esta extraña confusión, abandonó el barco y no volvió a ver a Marion Davies. Y por supuesto, la que salió ganando en esta historia silenciada por la prensa de la época (prensa propiedad de Hearts) fue Louella Parsons, que pasó de ser una periodista del montón a tener su propia columna y un contrato vitalicio con el magnate de la comunicación.
Nadie habló sobre lo sucedido durante años... por lo menos, hasta que murió Hearts. En ese momento, el pacto de silencio se rompió y empezaron a salir detalles escabrosos, de esos que en aquella época y en Hollywood eran tan habituales.
PD: Estas historias de Hollywood, que en principio parecen rumores y leyendas hasta que alguien se sienta a investigar, está plasmada en una de esas películas condenadas a no ser vistas por nadie y que, sin embargo, es bastante curiosa: The cat`s meow (El maullido del gato, 2.001) del nunca bien ponderado e ídolo de un servidor, Peter Bogdanovich. No es una obra maestra, pero creo que vale la pena verla. Ah... y aquí está el trailer.
Si es que el tomate no ha inventado nada, solo continua una larga cadena de despropósitos...
ResponderEliminarLa primera vez que supe de esa historia fue a través del monumento al cotilleo morboso que es el libro "Hollywood Babilonia" , Jorge Javier debería leerlo para aprender algo.
Besitos y abrazos para Bodganovich de mi parte también.
A la familia Hearst le ocurrían cosas curiosas. A la nieta de Hearst, Patricia, la secuestró en los años 70 un grupo extravagante de ultraizquierda, el Ejército Simbiótico de Liberación, que la mantuvo retenida y le lavó el cerebro. Llegó a ser uno de los casos mas extraordinarios de síndrome de Estocolmo, pues la rica heredera Patricia se enamoró de uno de sus secuestradores, y llegó a colaborar en los atracos a bancos y los golpes. De víctima pasó a ser cómplice y estuvo detenida, aunque después fué indultada. Se enamoró del guardián de la prisión donde estaba y lo convirtió en su marido, consiguiendo que papá le montara una empresa de seguridad. Recuperó su vida de niña bien, tras su breve etapa de "guerrillera urbana".
ResponderEliminarSaludos
Menos mal que esa señora de la que hablas se enamoraba de lo primero que le dijera Hola, ya fuera secuestrador, policia o el tendero de la calle.
ResponderEliminarAl fin y al cabo para enamorarse hace falta poco, uno solo ya se enamora de lo que sea...
Patricia Hearst era como la Paris Hilton de hoy.
ResponderEliminarYo, personalmente me quedo con Patricia,era mucho mas bestia.
¿Qué debe hacer en una cabeza saber q hagas lo q hagas siempre tendrás dinero y medios para hacer lo q te de la gana?
Esa pregunta de inma me recuerda a la que hacian en quiz show, si te ofrencen la posibilidad de ganar dinero, ser famoso, y de camino ayudar a que la gente aprenda algo de ti, aunque tengas que venderte... ¿Lo harias?
ResponderEliminarPara ser honestos, yo conteste como el personaje de Ralph Fiennes. (Por cierto que bien estaba en esa peli y que le gusta hacer mohines en otras)