20 diciembre, 2007

La historia más grande jamás contada

Mi sobrina Alasse, que es muy inteligente y muy friki, dice en su blog que no le gustan los post personales que alimentan el ego del bloguero.

Yo tengo algo personal que contar:

Mi hija mayor tiene cuatro años y medio y habla por los codos. Desde que se despierta, con los ojos recién abiertos, empieza a abrir la boca y no para, no para, no para. Normalmente me hace gracia y no me importa que siempre tenga algo que contar (aunque empiezo a notar que cada día desconecto un ratito mientras asiento con la cabeza).

Pero no estaba preparado en absoluto para la batalla de preguntas sobre Papá Noel y los Reyes Magos. Hace un mes, aproximadamente, debería haberme sentado con mi mujer y organizar una historia mínimamente coherente. Ahora, la historia se nos ha ido de las manos y parece un culebrón de los malos.

Todo empezó con su preocupación por la chimenea ya que nosotros no tenemos de esas cosas. Literalmente me preguntó si se quedaría en el tejado buscando un hueco inexistente por donde entrar. Le dije que no se preocupara, que le dejaríamos una ventana abierta y algo de comida, que aunque tenga mucha prisa para ir por todas las casas del mundo, algo comería.

Eso no le bastó.

Y empecé a contarle algo ininteligible que espero que el año que viene olvide, porque ni siquiera podría contarlo ahora: que visita las jugueterías escogiendo los regalos adecuados, que tiene una llave mágica, que en realidad si se cambia de ropa pero todos sus trajes son iguales... bueno, un auténtico caos de historia.

Y de repente, me preguntó por Rudolph, y yo, que ya me estaba imaginando a Papá Noel viniendo acompañado de un bailarín, recordé el reno del hocico rojo (gracias Gomaespuma). Me dijo que teníamos que dejar algo de comida para los renos, sobre todo para Rudolph...

-Con un poco de hierba bastará...dije yo.
-Mejor les dejamos aparcar en el jardín y que se tomen toda la hierba que quieran- dijo ella.

Y hoy me ha hecho imprimir en el ordenador un cartel que dice: "Papá Noel, puedes aparcar los renos en el jardín".

Yo notaba que la cosa se iba liando. Pero no me di cuenta de lo lejos que estábamos llegando hasta que me metí en la ducha y oí la siguiente conversación entre mi hija y mi mujer (que al no ser española, solo llamar Papa Noel a Santa Claus ya le cuesta y no está muy puesta en tradiciones navideñas. El año pasado se enfadó porque el 5 de enero puse "unos zapatos sueltos por el salón"):

Hija: ¿Y Papá Noel que regalo me va a traer?
Madre: Supongo que algún juguete de los que has pedido en la carta a los Reyes Magos.
Yo en la ducha, pensando: Se vaaaa a liar...

Hija: ¿Y cómo sabe Papá Noel los regalos que le he pedido a los Reyes Magos?
Madre: ...
Yo, en la ducha, pensando: ¡Tate! ¡Te ha pillado!
Madre: (mirándome con cara de "he ganado"): Pues antiguamente no lo sé, pero ahora Papá Noel les llama por el móvil y se entera en un momento.

Casi resbalo por tamaño comentario pero la cosa, por lo visto cuajó, ya que mi hija dijo:

-Ah, seguramente debe ser un móvil mágico. Y rojo.

2 comentarios:

  1. ABSOLUTAMENTE GENIAL!!!

    Qué verguenza recordar q yo era experta en hacer la lista de la compra mienmtras los miraba a los ojos y asentía con firmeza.

    Me pillaron pocas veces.

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  2. Confirmado, absolutamente genial :DDD Ah, y esto no cuenta como post personal. Cuando se es Padrazo&Friki (tm), las batallitas sobre Papá Noel son oficialmente cosas de la profesión. De hecho, no sé si el resbalón te lo habrían contado como accidente de trabajo...

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