Dirigida y protagonizada por Tommy Lee Jones, Los tres entierros de Melquiades Estrada es una de esas películas con cierto renombre (a base de acumular premios) que se me pasó en su momento y que, para más inri, no tenía intención de ver. Pero un amigo salvador me la recomendó encarecidamente.
Ya adelanto que no es una peli fácil de ver. A lo mejor, es algo personal, pero se juntan temas que me tienen un poco cansado (como lo de la frontera mejicana) y, para colmo, juega con los saltos temporales que puso de moda (que no inventó) Quentin Tarantino. El guión de Arriaga se mueve hacía adelante y hacía atrás (como lo hacían sus guiones para Babel, 21 gramos o Amores Perros) en el tiempo dotándole de cierta gracia a la narración y, sobre todo, pidiendo una implicación por parte del espectador en el relato ("ah, esto pasó antes, no... espera, esto pasa después").
Pero yo ví la película en el momento adecuado. Y me ha impactado.
Cuenta David Mamet en su libro Bambi contra Godzilla (magnífico libro que comentaré un día de estos, cuando lo termine) que si el cine de los 80 y principios de los 90 estaba totalmente influido por el vídeo clip, o sea, lo que era la nueva narrativa del momento, ahora estamos totalmente influidos por el cine pornográfico. Esto, que tiene cierta gracia, lo explica de la siguiente manera: el cine actual se basa en cuatro o cinco secuencias (que realmente son las que van a vender la película) y el resto es una simple e indisimulada unión entre ellas.
Esta teoría, que me ha tenido pensando algunos días, es el punto de partida para un magnífico análisis del cine que se ha hecho en los últimos años. Sin embargo, sólo hay que ser un productor aventajado o un tipo que se dedique a examinar qué es exactamente lo que funciona en Hollywood para saber que, para romper la taquilla, debes tener personajes y no simples (o complejas, según se mire) secuencias de acción.
Las secuencias espectaculares, una tras otra, ya no son rentables. Y aprovechando el título del libro de Mamet, hay un ejemplo maravilloso de cómo el cine vuelve a cambiar en los últimos años: Godzilla de Roland Emmerich, un fracaso de taquilla que cuenta cómo un bicho enorme se dedica a destruir Nueva York, en comparación con Monstruoso, en donde un bicho enorme destruye Nueva York y hay unos personajes que, te interesen más o menos, están bien definidos.
Los grandes éxitos de taquilla de los últimos años, desde Titanic hasta Spiderman, han conseguido dosificar unas magníficas secuencias de acción con personajes tridimensionales. En el segundo caso, Peter Parker ya estaba escrito y diseñado con anterioridad; más curioso es el primer ejemplo, en el que Cameron se inventa a dos jóvenes y los inserta en un relato que todos conocemos. Así, a través de los ojos de Rose y Jack, podemos sentir lo que sintieron los tipos que vivieron la odiasea del Titanic. Quiero decir, James Cameron se da cuenta de que por muy espectacular que sea la historia, sin personajes, no tiene nada.
Volvemos a Melquiades Estrada. La película, magníficamente dirigida por Tommy Lee Jones (en su debut para la sala grande, a mi juicio, mucho más interesante que el de Kevin Costner o Mel Gibson como directores) es muy arriesgada y se sustenta por el gran poder que tienen sus personajes (los actores están magníficos en un reparto coral como hacía años que no veía).
Desde la muerte de Melquiades hasta sus posteriores entierros, la película es un viaje curiosísimo por la ruta fronteriza entre Méjico y Estados Unidos pero al revés. No seguimos a los mejicanos tratando de llegar a USA sino a un cowboy que intenta llegar a Méjico saltándose la frontera. Por el camino se encontrará a diversas personas y pueblos que parecen sacados de una película de hace 100 años y sin embargo, el director se encarga de repetirnos en diversas ocasiones que lo que está contando ha sucedido hoy día ("te voy a comprar una Nintendo").
Y en ese ir y venir de personajes, la película avanza rápidamente para terminar quedándose en tu retina y en tu mente para el resto de tus días. Los tres entierros de Melquiades Estrada no es una película para todos los gustos, pero a mi parecer, es una obra maestra del cine.
Como curiosidad, leo en IMDB que gran parte de la película se ha rodado en el rancho de Tommy Lee Jones. Guau!
ResponderEliminarLa hemos tenido en ls manos en el videoclub varias veces, pero siempre la hemos dejado. a veces desconfio de esos actores que deciden cambiarse de sitio en al camara... aun asi, esperare a que la pongan en la tele, que sera en un par de semanas...
ResponderEliminarPor cierto el sabado vimos en la tele The Counterfaiters (Die Falscher). Me parecio sublime.
Pues menudo rancho árido e inhóspito que se compró el colega.
ResponderEliminarMe gustó mucho la película, y estoy totalmente de acuerdo en que no es fácil de ver, y como lo hagas en un momento que no sea el adecuado de tu estado de ánimo puedes salir echando pestes. Es una película de detalles y de sutilezas, y creo que pocas veces se ha retratado la soledad de los distintos personajes una forma tan lúcida y sensible. Es de las que me dejaron durante días reflexionando.
El público siempre necesitaremos gente con la que identificarnos o con la que soñar que queremos ser.
A mi me gustó. Los actores están muy bien además de definidos, y la fotografía no está nada mal.
ResponderEliminarEs cierto lo que comentas, que entre Méjico y Estados Unidos hay una diferencia de cine años.
Eso me recuerda dos cosas:
En Traición sin Limite de Walter Hill con Nick Nolte, también existe esa diferencia brutal entre los dos paises.
Y en Los Siete Magníficos, los "pageses" mejicanos salen todos con la camisa superblanca, ya que la censura mejicana prohibio en su momento mostrar a su pueblo como tontos y sucios. Aquí recomiendo ver (si lo teneis) los extras de esta película, son muy interesantes.
Buena película. Se nota la mano de Arriaga en el libreto.
ResponderEliminarAunque Victor ha nombrado un buen plantel de películas fronterizas, si he de quedarme con una esa siempre será, invariablemente, Grupo salvaje.
No llegué a verla en su momento aunque espero que no tarde en caer, más temprano que tarde. La verdad es que en su momento un amigo nos hizo una sinopsis breve del argumento. Lo único que recuerdo eran sus muecas y los momentos en los que no dejaba en suspenso cuando tenía que atender a algún cliente. Sí, se trataba de un bar.
ResponderEliminarLo del libro de Mamet me lo apunto también. El comentario que posteas me recuerda aquella ocasión en la que fui a ver el proceso de derribo de escenarios en la que convirtieron "La liga de los hombres extraordinarios".
Un saludo cinéfilo.
P.D.: Bandini, nuevamente certero. Yo añadiría "Quiero la cabeza de Alfredo García".
Si Warren Oates viviera, Tarantino tendría protagonista para todas sus películas ;-)
ResponderEliminarGran puntualización, amigo Dexter.