29 diciembre, 2006

Algo personal - a modo de venganza.

A mi hermanita Inma, que me dijo que no contaba nada personal...

Tengo el manuscrito original de una novela famosísima.

Hace años, pues más o menos a principios de los noventa, estuve saliendo con una señorita que trabajaba de relaciones públicas en un sitio en el que se celebraban conferencias. Gracias a ella estuve tomando una cerveza con Alejandro Amenabar y Ana Torrent cuando presentaron Tesis (yo, que no veo las cosas a la primera, pensaba que los dos estaban liados), hice cola en el cine con Santiago Segura y le dí la mano al mismísimo Wim Wenders (nada de esto, en realidad, me sirvió de nada).

La señorita, evidentemente, me gustaba (por eso salía con ella). Pero era rara de cojones. Pero rara, rara. El caso es que un día, después de haber decidido que iba a hacer mil cosas extrañas con su vida, finalmente me dijo que quería ponerse a escribir, que ella tenía un don natural para hacerlo, que escribía de corrido y no tenía que hacer correcciones ni nada... Yo me reí como se ríen las personas cuando alguien tiene una ocurrencia rara...

Y al cabo de unos días, me entregó un mamotreto que te cagas. Una carpeta llena de folios y folios sacados de una impresora y que, curiosamente, estaban trabajados. Con trabajados me refiero a que en todas las páginas había acotaciones en los márgenes, párrafos tachados, flechas indicando cambios de posición...

-Dime que piensas...

Me lo llevé. Yo, que soy bastante vago y que seguramente estaba leyendo algo de cine, pasé siquiera de abrir la carpeta. Yo era el novio malo de las películas y ella la tipa rara, pero el caso es que me daba pereza.

Y llegó la separación (no por no leer el libro, en realidad, ni siquiera recuerdo exactamente por qué se rompió la relación aunque recuerdo el enfado por alguna tontería). No la volví a ver nunca más. En Madrid eso era posible, porque si rompes con alguien en Canarias, te la encuentras todos los días...

Unos nueve o diez años más tarde, ya afincado en mi islita, pasé por la Feria del Libro de Las Palmas y allí, en una de las casetas, estaba el libro más vendido del año. Su escritora, premio Planeta del año en aquel momento, estaba firmando ejemplares a una larga cola de seguidoras. Yo no sabía que hacer, así que timidamente me quedé en un segundo plano hasta que ella levantó la mirada y me vio allí, mirándola fijamente. Como no habíamos terminado demasiado bien, yo no esperaba algo tipo película, ni un abrazo, ni siquiera esperaba irme a tomar algo para recordar viejos tiempos... pero tampoco esperaba que me gritara:

-¡¡¡ Devuélveme el manuscrito!!!

Sigo sin leerlo, pero como ella escribe sobre sus vivencias, siempre pienso que en alguna novela debe haber un personaje de novio simplón que no lee lo que la protagonista escribe... Si existe ese personaje, soy yo.

PD: Hace un año, ella formaba parte del jurado del Festival de Cine de Las Palmas, me acerqué a saludar (joer, ya tengo canas y dos hijos en el mundo) y ella debe tener hijos, por lo menos, parecía embarazada (jeje) y me miró con cara de no conocerme. La carita esa de "me suenas, pero espera un momento que te tengo que ubicar...". Así que me dí media vuelta y me alejé verdaderamente triste mientras pensaba el valor en Ebay del manuscrito de un Premio Planeta.

3 comentarios:

  1. La virgen santa,ya se quién es.Tiene su cosilla la chica esta...

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  2. No estaba muy seguro, pero cuando dijiste lo del grito ya lo tuve claro: es Boris Izaguirre!

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