Que vida más triste me hace un poquito más llevadero los lunes por la mañana.
Lo que empezó siendo un videoblog sobre un tipo llamado Borja que no tiene nada que contar, ha terminado siendo un auténtico Falcon Crest de engaños, novias, grúas, embarazos no deseados, embarazos falsos, PlayStation, manos autónomas...
Empezó simpático, sin más, pero poco a poco fue cogiendo fuerza y el final de la primera temporada (ya van por la segunda) es apoteósico. Todo el cotarro, evidentemente ficticio, está creado por un director de cine, Rubén Ontiveros, al que debemos seguirle la pista. Un genio de la comedia en potencia.
El enlace a los pequeños vídeos de Que vida más triste.
Lo que empezó siendo un videoblog sobre un tipo llamado Borja que no tiene nada que contar, ha terminado siendo un auténtico Falcon Crest de engaños, novias, grúas, embarazos no deseados, embarazos falsos, PlayStation, manos autónomas...
Empezó simpático, sin más, pero poco a poco fue cogiendo fuerza y el final de la primera temporada (ya van por la segunda) es apoteósico. Todo el cotarro, evidentemente ficticio, está creado por un director de cine, Rubén Ontiveros, al que debemos seguirle la pista. Un genio de la comedia en potencia.
El enlace a los pequeños vídeos de Que vida más triste.
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