27 mayo, 2008

Sydney Pollack: el actor

Cuando hablamos de violencia en el cine, siempre recordamos títulos como Pulp Fiction, Deliverance o Perros de Paja. Vemos violencia a raudales y pasamos un ratito de sufrimiento. Pero hay películas que, sin tener que disparar ni torturar a nadie, se sufren mucho más (en el buen sentido). Yo siempre que puedo (y me dejan) hablo de las dos películas que me violentan más: El rey de la comedia, ácida y corrosiva película de 1.982, dirigida por Martin Scorsese; y Maridos y Mujeres (1.992) de Woody Allen.

El caso de Maridos y Mujeres es especial. Woody Allen jamás, ni en su trágica y para muchos mejor película Delitos y Faltas, fue tan cruel con el género humano. La realidad es que, en pleno rodaje, Mia Farrow encontró las famosas fotos de Allen con Soon Yi. Y la ex-pareja tuvo que seguir rodando un par de semanas juntos.

No sé si por esta situación tan límite o porque simplemente lo marcaba el guión, en un momento dado hay una pelea de pareja entre un señor entradito en años y su joven nueva amante que me obligó, literalmente, a bajar la cabeza avergonzado. Violencia en estado puro.

Mi sentimiento de vergüenza y asco ante lo que pasaba en pantalla era, en realidad, la magia del cine. Era la magia de Woody Allen y era la magia de un actor como la copa de un pino: Sydney Pollack.


Hoy, de madrugada, moría ese gran actor y mejor director. Desde aquí, ya le echamos de menos...

6 comentarios:

  1. Curioso, yo también le dedique un post. Cierto, un grande que nos deja.

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  2. Lo ultimo que vi de pollack no fue gracias a dios la interprete si no su documental sobre el arquitecto ghery, al final del documental me quede con las ganas de que hubiera mandado al ghery a la mierda, ya que me di cuenta que era un tipo de lo mas anodino, y se hubiera puesto a hablar el a la camara sobre su vida, sus pelis y su forma de ver las cosas. Ojala hubiera tenido mas ego, se podia haber hecho un autodocu el solito. Un tipo grande...(y al proximo que diga que memorias de africa es una coleccion de estampitas y tal como eramos una ñoñez juro que lo asesino)

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  3. Yo creo que Pollack no créia o pretendía hacer una película tan magistral como Memorias de Africa. Lo que en un principio sería, en efecto, una colección de estampitas, postales, guiños, gestos, poses y miradas para un Robert Redford algo devaluado y desfasado por esos años, en los cuales lo que vendía era el cine de acción y nuevos efectos especiales de la época (Rambo, Rocky IV,Cazafantasmas, Gremlins Karate Kid, Top Gun, Beverlly Hill Cop, etc). Si se equivocó, desde luego, bendita equivocación.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. De acuerdo al ciento por ciento con el comentario sobre “Memorias de África”. Pero no hay que olvidar que los mimbres eran excelentes. Por cierto que hoy mismo Babelia incluye un artículo acerca de Karen Blixen y su segunda granja.

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  6. Saludos Sergio
    Yo también he lamentado la pérdida de Pollack, ante todo porque se ha ido el director de "Danzad, danzad, malditos".
    Pero tu comentario contiene una referencia a la violencia en el cine y me ha venido de golpe una escena que quisiera comentar. Mis disculpas por dispersarme un poco.
    Si pienso en escenas crueles en cine, de esas que afectan el ánimo y estás semanas dándole vueltas en la cabeza, hay una que me afecta infinitamente. Y no porque sea más cruel, en sí misma, que otras, caso de la violación y asesinato de la hija del policía en "Perros callejeros II", el volver los hombres invisibles y encontrarse su poblado arrasado en "La selva esmeralda" o Laía Marrull chillando en "El viaje de Arián".
    De hecho en ella no muere nadie. Hablo de "Léolo" cuando el hermano mayor del protagonista tras toda la vida haciendo culturismo para no volver a ser maltratado, se tropieza con el macarra que le pegó de niño y se bloquea ante él, recibiendo una paliza mucho peor, cuando fisicamente podría haberle destrozado.
    Adivino muecas de desprecio. Pero es que a mí me produce un efecto devastador. Toda una vida de prepararte para algo para descubrir, del modo más humillante (con tu hermano pequeño mirando impotente), que no ha servido para nada. Y Léolo suplicando "ya vale". Y el macarra disfrutando, sabiéndose superior, por el miedo del contrario. Aquí nadie saca fuerzas cuando ya está moribundo o viene el héroe al rescate. Ni puedes alegar que el otro sea más fuerte.
    Es mi opinión personal pero me fastidió aquel crítico que se extasiaba con el tomate cargado de semen o el niño tirándose las vísceras del almuerzo del hermano y, en cambio, ni citó lo anterior.
    Un abrazo.

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